Etiqueta: Troya



12 Dic 09

Archivo:Troas-es.svg

La extensión de la base histórica de la Ilíada es objeto de un constante debate y descubrimientos recientes han alimentado más discusión a través de varias disciplinas. Los sucesos descritos en la Ilíada de Homero, incluso si están basados en sucesos históricos, nunca serán identificables completamente con hechos históricos o arqueológicos aun si hubo una ciudad en la edad del bronce en el lugar hoy llamado Troya y aun si esa ciudad fue destruida por el fuego o la guerra alrededor de la misma época postulada para la Guerra de Troya.

Diadema del Troya,Museo Puskhin,Moscú

Ningún texto ha sido encontrado en el lugar mismo que claramente identifica el sitio de la Edad del bronce. Esto probablemente es debido al allanamiento de la anterior acrópolis durante la ampliación de la Ilión helenística (Troya VIII), destruyendo las partes que más probablemente contenían los archivos de la ciudad. Un solo sello de un escriba luvita fue encontrado en 1995 en una de las casas del estrato denominado Troya VII-B, probando la presencia de correspondencia escrita en la ciudad.[1]

http://sobregrecia.com/wp-content/uploads/la-armadura-de-dendra.jpg

La creciente comprensión de la geografía del imperio hitita hace muy probable que el sitio corresponda a la ciudad de Wilusa. Para la mayoría de los investigadores, la identidad de la Ilios homérica con Wilusa ha sido comprobada, aunque algunos arqueólogos aún son contrarios a esta identificación.[2]

Troya III,reconstrucción

(Fuente: Dossiers d´Archeologie. Neolithique. M. Korfmann. Éditions Faton, 2.003).


Un nombre Wilios o Troya no aparece en ninguno de los registros escritos de sitios micénicos. Los griegos micénicos del siglo XIII a. C. habían colonizado la Grecia continental y Creta, mientras que en Asia Menor habían establecido solamente una cabeza de puente en Mileto (Millawanda). La Wilusa histórica era una de las tierras de Arzawa, en alianza con el Imperio Hitita.

Fases de Troya.

(Fuente: ARQUEO, nº 8. RBA Revistas, Barcelona 2.002)

www.sofiaoriginals.com/ener64troya3.htm

Los elementos arquitectónicos, así como la mayoría de la cerámica encontrada, los usos funerarios y el culto a las piedras son similares a los de otras ciudades anatolias de su época. Por tanto las referencias escritas a la ciudad se buscan en la correspondencia hitita más que en los archivos palaciales micénicos.[3


http://helmutcaspar.de/aktuelles/mythen/sophia.jpg

Sophia Schliemann con las joyas que fueron llamadas "de Helena"

Aunque se consideraba que Homero había vivido varios siglos después de la guerra de Troya, durante la Antigüedad se consideraba que a historia contada en la Ilíada era histórica, pero ya desde fines de la Antigüedad hasta el siglo XIX la opinión predominante era de que esa historia era pura ficción.

La Ilíada es un relato de la psicología, la cólera, venganza y muerte de héroes individuales que supone un conocimiento general de la guerra de Troya para crear el decorado. También da informaciones sobre las instituciones políticas, la sociedad, la cultura material, la geografía, mitos y costumbres de cronología y procedencias diversas.[4]

La Ilíada como esencialmente histórica

Algunos investigadores, como Forrer en 1924, Page (1959), Huxley (1960) y Wood (1985), indican que las fuentes hititas muestran una serie de coincidencias entre nombres hititas y nombres micénicos que son un indicio de que los hititas estuvieron interrelacionados tanto con Troya como con los aqueos.

Sostienen además que la arqueología señala que la destrucción de Troya VII-a o de Troya VIh podrían coincidir, en parte, con el conflicto bélico cantado por Homero en la Ilíada. Creen que la tradición oral puede haber conservado una cierta memoria, con alteraciones, de acontecimientos históricos.[5]

La Ilíada como esencialmente legendaria [editar

Otros autores, como Sommer, en 1932, argumentan, en cambio, que la aparente coincidencia entre los nombre hititas y los homéricos es simplemente casual y que la fiabilidad de la Ilíada como fuente histórica es sumamente escasa.[6]

También es importante comparar los detalles de la historia de la Ilíada con los de la literatura mesopotámica anterior - muy notablemente, la Epopeya de Gilgamesh. Nombres, escenas, e incluso principales partes de la historia, son llamativamente similares.[7]

La Ilíada como parcialmente histórica

En la Ilíada, Homero describe una ciudad y su entorno, presumiblemente en la edad del bronce. Esta ciudad estaba cerca del Monte Ida, en el noroeste de Turquía. Tal ciudad existió de hecho, en el promontorio de Hissarlik. Homero describe numerosos aspectos geográficos que coinciden con las ruinas descubiertas por Schliemann, de manera que el escenario descrito por Homero es un escenario real, aunque este hecho no prueba en sí mismo que hubiera una guerra entre aqueos y troyanos, como describe la Ilíada.[8]

Del mismo modo, en las tablillas de Lineal B, aparecen algunos nombres homéricos, incluyendo Hector y Tros. Estos nombres de los poemas homéricos presumiblemente rememoran, si no necesariamente personas específicas, al menos un tiempo anterior cuando los nombres de la gente no eran los mismos de cuando la épica de Homero fue escrita.[9]

No hay nada inherentemente improbable acerca de una gran batalla o incluso una guerra sobre la ciudad de Troya. Esta área ha sido siempre extremadamente valiosa y fuertemente disputada, ya que está en la boca de los Dardanelos. Estambul, la ciudad al otro extremo de los estrechos que conectan el Mar Egeo y el Mar Negro, ha sido el sitio de muchas confrontaciones por exactamente la misma razón. Sin embargo, no hay una gran cantidad de evidencia positiva en los distintos estratos de Troya, en la colina de Hissarlik, de una destrucción por guerra. Los niveles cronológicamente apropiados, Troya VIh y Troya VII-a, parecen ambos haber sido destruidos por incendios, el primero más probablemente a causa de un terremoto o desastre natural, pero es difícil identificar lo que destruyó al último. Es posible que Troya VIIa fuera destruida en batalla, pero no es seguro.[10]

La Carta de Manapa-Tarhunda menciona luchas en Wilusa, presumiblemente Troya. Los hititólogos deducen del documento que Wilusa fue tomada por un contingente de tropas dirigidas por un tal Pijamaradu, apoyado por los ahhiyawa, y que los hititas tuvieron que intervenir en la lucha. Por el contexto del documento se cree que estas luchas pueden ser datadas en torno al año 1300 a. C., y por ello es difícil hacerlo corresponder con una particular destrucción de un particular nivel de los estratos de Troya.[11]

Elementos micénicos en la Ilíada

Al margen de la posible historicidad de la guerra de Troya, se ha debatido acerca de las raíces micénicas de la Ilíada. Entre los autores que niegan casi en su totalidad la existencia de elementos del mundo micénico en ella, se encuentra Finley, que defiende que la sociedad descrita por Homero es la que corresponde a los siglos de la Edad Oscura. Otros autores como Morris y De Wees incluso señalan que esta sociedad sería aún de una época posterior, el siglo VIII o el VII a. C. Estos especialistas, además de contrastar las realidades que se conocen por medios arqueológicos del mundo micénico con la Ilíada, se apoyan en argumentos de tipo filológico.

Sin embargo, otros investigadores, como Page y Durante han señalado que existen elementos de raíces micénicas. Entre ellos se encontrarían el escudo como una torre de Áyax, que tiene sentido en el contexto de los escudos representados en el arte de la edad del bronce, el casco de colmillos de jabalí, las grebas metálicas, la espada de bronce tachonada con clavos de plata, la armadura de bronce y el carro de guerra.

Otros autores como Joachim Latacz sostienen que también es de procedencia micénica la realidad geográfica que se encuentra en el catálogo de naves. Éste menciona una gran variedad de ciudades, algunas de las cuales, incluyendo Atenas, estaban habitadas tanto en la edad del bronce como en tiempo de Homero, y algunas de las cuales, como Pilos, no fueron reconstruidas tras la edad del bronce. Esto sugiere que muchos de los nombres de las ciudades eran recordados de un tiempo antiguo, ya que es improbable que Homero hubiera logrado nombrar con éxito una diversa lista de importantes ciudades de la edad del bronce que eran, en su tiempo, sólo unos pocos bloques de escombros sobre la superficie, frecuentemente sin siquiera nombres. Alguna evidencia es discutible, sin embargo: hallar el palacio de Esparta de la edad del bronce, el hogar tradicional de Menelao, ha sido el reto. Como apoyo a esta historicidad del catálogo de naves se encuentra el hallazgo en 1993 de tablillas micénicas en Tebas. En una de las tablillas se encontraron tres nombres de lugares del entorno de Tebas que aparecen también en el catálogo de naves pero que eran desconocidas por los geógrafos griegos de época clásica.

También se ha señalado que algunos personajes aparecen con una caracterización individualizadora, como los casos de Príamo y Aquiles, que son los únicos que utilizan la espada denominada melié y armas de madera de fresno. Además, los epítetos con los que se caracterizan muchos personajes no se intercambian. Estas particularidades han llevado a algunos autores como Page a sostener que probablemente algunos de los personajes del poema son históricos.[12] [13] [14]

Así, los detalles registrados en la épica homérica parecen ser una mezcla de elementos procedentes de distintas épocas, y separarlos es probable que sea el reto de muchas generaciones futuras de arqueólogos, como ha sido la de muchas otras precedentes

Armadura micénica

Archivo:Homeric greece.png

  1. Joachim Latacz. Troya y Homero, página 80. Barcelona, Destino, 2003. ISBN 84-233-3487-2
  2. Carlos Moreu. La guerra de Troya, página 102. Madrid, Oberón, 2005. ISBN 84-96052-91-5. Como muestra significativa de una postura excéptica está Dieter Hertel . Troya, página 60. Madrid, Acento, 2003. ISBN 84-483-0737-2.
  3. Joachim Latacz. Troya y Homero, páginas 66-70.
  4. E. Crespo. Introducción a la Ilíada. Madrid, Gredos, 2006. ISBN 84-473-4624-2.
  5. Alberto Bernabé y Juan Antonio Álvarez Pedrosa. Historia y leyes de los hititas II, página 198. Madrid, Akal, 2004. ISBN 84-460-2253-2
  6. Alberto Bernabé y Juan Antonio Álvarez Pedrosa. Historia y leyes de los hititas II, página 199.
  7. Martin West, The East Face of Helicon (Oxford 1999), pp. 336-338; T.B.L. Webster, From Mycenae to Homer (London 1958) pp. 82, 119ff.
  8. Michael Siebler. La guerra de Troya, página 66. Barcelona, Ariel, 2005. ISBN 84-344-6773-9
  9. John Chadwick. El mundo micénico, página 94. Madrid, Alianza 1977. 84-206-7920-8
  10. Dieter Hertel. Troya, página 86. Madrid, Acento, 2003. ISBN 84-483-0737-2.
  11. Carlos Moreu. La guerra de Troya, página 104.
  12. Luis García Iglesias. Los orígenes del pueblo griego, páginas 239-243. Madrid, Síntesis, 2000. ISBN 84-7738-520-3
  13. Michael Siebler. La guerra de Troya, páginas 130-138.
  14. Joachim Latacz. Troya y Homero, páginas 300-336

Schiliemann , el descubridor de Troya en la colina de Hirsalick, en Turquía, jamás contó con la aprobación de la comunidad científica de su época. Fue acusado de falsificador, expoliador y de usar métodos agresivos de excavación que destruyeron definitivamente información valiosísima sobre el yacimiento, además de verse envuelto en pleitos internacionales como consecuencia de su hallazgo.

Muchos de los tesoros encontrados desaparecieron, parece ser que vendidos a particulares y no se ha vuelto a tener noticias de los mismos, con lo que eso supuso en cuanto a pérdida de patrimonio.

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas soviéticas ocuparon Berlín, el llamado “Tesoro de Príamo” desapareció hasta que en 1993 fue mostrado en el Museo de Pushkin al que se transportó como botín de guerra en 1.945

Actualmente, la grandeza de su descubrimiento ha dejado en segundo plano la ética y la metodología que empleó, considerando que en aquel momento la Arqueología era disciplina que iniciaba su andadura por el camino de la Ciencia.
Un saludo.

Archivado en: ACTUALIDAD, ARTÍCULOS, Arqueologia, Arte Antiguo, Europa, General, H. Grecia, HISTORIA ANTIGUA

Trackback Uri






12 Dic 09

Homero, por Philippe-Laurent Roland, Museo del Louvre.

Datos biográficos recogidos por la tradición(Wikipedia)

El Himno homérico a Apolo delio menciona «que es un ciego que reside en Quíos, la rocosa».[1] El poeta lírico Simónides de Amorgos atribuye al «hombre de Quíos el siguiente verso de la ‘Iliada, «¿Por qué me preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy», convertido en proverbio en la época clásica.[2] Luciano de Samósata dice que fue un babilonio enviado a Grecia como rehén, (griego antiguo ὅμηρος, homêros), y de ahí su nombre.[3]

Pausanias transmite una tradición de los chipriotas, quienes también reclamaban para sí a Homero:

Dicen que Temisto, una mujer del lugar, era su madre, y que Euclo profetizó el nacimiento de Homero en estos versos:
Y entonces en la costera Chipre existirá un gran cantor,
al que dará a luz Temisto en el campo,[4] divina entre las mujeres,
un cantor muy ilustre lejos de la muy rica Salamina.[5]
Dejando Chipre mojado y llevado por las olas,
Cantando él solo el primero las glorias de la espaciosa Hélade
Será inmortal por siempre y no conocerá la vejez

Pausanias, Descripción de Grecia x.24.3.

Sin embargo, también se conserva el siguiente epigrama, atribuido al poeta helenístico Alceo de Mesene, en el que Homero protesta sobre su origen salaminio, y niega que se erigiera una estatua suya en esta ciudad y que su padre fuera un tal Demágoras:

Ni aunque el martillo surgir como Homero de oro me hiciera entre rayos flameantes de Zeus, soy ni seré salaminio ni el hijo de Meles lo será de Demágoras; ¡tal la Hélade lo vea! Con otro poeta probad; y mis versos vosotros a los Helenos, Musas y Quíos, cantadlos.[6]

Acerca del lugar donde murió, existe una tradición atestiguada al menos desde el siglo V a. C. de que se produjo en la isla de Íos.

Pausanias recoge esta tradición y habla sobre una estatua de Homero que vio y un oráculo que leyó, en el Templo de Apolo en Delfos:

Puedes ver también [en el pronaos del Templo de Apolo de Delfos] una estatua de bronce de Homero sobre una estela y en ella leerás el oráculo que dicen que tuvo Homero:
Dichoso e infortunado, pues naciste para cambiar cosas,
Buscas una patria. Tienes una tierra natal, pero no una patria.
La isla de Íos es la patria de tu madre, que cuando mueras te recibirá. Pero vigila el enigma de :los jóvenes muchachos.

Pausanias, op. cit.. x. 24.

Además señala que:

Los de Íos enseñan también un sepulcro de Homero en la isla y en otro lugar uno de Clímene, y dicen que Clímene era la madre de Homero.[7]
Hécuba,reina de Troya,esposa de Príamo

Y por último, el geógrafo lidio revela que no le agrada escribir sobre la época en que vivieron Homero y Hesíodo:

Sobre la época de Hesíodo y de Homero he indagado cuidadosamente y no me es agradable escribir sobre ello, porque conozco el afán de censura de otros, sobre todo de los que en mi tiempo se ocupan sobre la composición de poemas épicos.

Pausanias, op. cit. ix.30.3.

Aunque ya en la época de la Grecia clásica no se conocía nada concreto y seguro acerca de Homero, a partir del periodo helenístico empezaron a surgir una serie de biografías acerca de él que recogían tradiciones muy diversas y a menudo datos de contenido fabuloso. En estos relatos se mencionaba que antes de llamarse Homero se había llamado Meles, Melesígenes, Altes o Meón, así como datos muy diversos y con numerosas variantes acerca de su ascendencia.

Casandra,princesa de Troya

Existe una tradición en la que se dice que la Pitia dio una respuesta al emperador Adriano acerca de la procedencia de Homero y su ascendencia:

Me preguntas por la ascendencia y la tierra patria de una inmortal sirena. Por su residencia es itacense; Telémaco es su padre y la nestórea Epicasta su madre, la que le alumbró con mucho al varón más sabio de los mortales.[8

La cuestión homérica

Moneda griega de 50 dracmas con una nave en el anverso y la efigie de Homero en el reverso (1986).

Se denomina cuestión homérica a una serie de incógnitas planteadas en torno a los poemas homéricos. Entre los interrogantes más debatidos se encuentran quién o quiénes fueron sus autores y de qué modo fueron elaborados.

Los investigadores están generalmente de acuerdo en que la Ilíada y la Odisea sufrieron un proceso de estandarización y refinamiento a partir de material más antiguo en el siglo VIII a. C. Un papel importante en esta estandarización parece que correspondió al tirano ateniense Hiparco, quien reformó la recitación de la poesía homérica en la festividad Panatenea. Muchos clasicistas sostienen que esta reforma implicó la confección de una versión canónica escrita.

Controversia en torno a la unidad de los poemas

TEORIA ANALISTA

La escuela de los Anales ha tratado de demostrar la falta de unidad existente en los poemas homéricos. Fue iniciada por el abad François Hédelin d'Aubignac en su obra póstuma Conjeturas académicas, en 1715 y sobre todo a partir de la obra Prolegomena ad Homerum de Friedrich August Wolf en 1795.

Los analistas defienden la intervención de varias manos distintas en la elaboración de cada uno de los poemas homéricos, que además serían producto de la recopilación de pequeñas composiciones populares preexistentes.

TEORÍA NEOANALISTA

Posteriormente, una escuela denominada neoanalítica ha interpretado los poemas homéricos como resultado de la obra de un poeta a la vez recopilador y creador.

TEORIA UNITARIA

Frente a ellos se halla un punto de vista unitario que sostiene que cada uno de los poemas homéricos tiene una concepción global y una inspiración creativa que impide que puedan ser resultado de una compilación de poemas menores.

Algunos de los defensores del punto de vista unitario, sin embargo, señalan que las diferencias existentes entre ambos poemas sugieren la presencia de un autor distinto para cada uno de los dos poemas. El investigador clásico Richmond Lattimore escribió un ensayo titulado Homero: ¿Quién era ella? (Homer: Who Was She?). Samuel Butler era más específico, teorizando que una joven mujer siciliana habría sido la autora de la Odisea (pero no de la Ilíada), una idea sobre la que especuló Robert Graves en su novela La hija de Homero.

No obstante, prevalece la postura que defiende que un único poeta genial fue el autor tanto de la Ilíada como de la Odisea.

http://www.profesorenlinea.cl/ImagenBiblioteca/IliadaaquilesPriamo.jpg

Príamo suplicando a Aquiles

Modo en que fueron elaborados los poemas

Es objeto de debate el modo en el que los poemas homéricos fueron elaborados y cuándo podrían haber tomado una forma escrita fija.

PRODUCTO DE UNA TRADICIÓN ORAL

La mayoría de los clasicistas están de acuerdo en que independientemente de que hubiera un Homero individual o no, los poemas homéricos son el producto de una tradición oral transmitida a través de varias generaciones, que era la herencia colectiva de muchos cantantes-poetas, aoidoi.

Un análisis de la estructura y el vocabulario de ambas obras muestra que los poemas contienen frases repetidas regularmente, incluyendo la repetición de versos completos. Milman Parry y Albert Lord señalaron que una tradición oral tan elaborada, ajena a las culturas literarias actuales, es típica de la poesía épica en una cultura exclusivamente oral. Parry afirmó que los trozos de lenguaje repetitivo fueron heredados por el cantante-poeta de sus predecesores y eran útiles para el poeta al componer. Parry llamó «fórmulas» a estos trozos de lenguaje repetitivo.

REDACTADOS POR ESCRITO

Sin embargo existe una serie de investigadores (Wolfgang Schadewaldt, Vicenzo di Benedetto, Keith Stanley, Wolfgang Kullmann) que defiende que los poemas homéricos fueron originalmente redactados por escrito. Como argumentos a favor de esta postura señalan la complejidad de la estructura de estos poemas, los reenvíos internos a pasajes que se encuentran situados a considerable distancia o la creatividad en el uso de las fórmulas.

DICTADOS A UN ESCRIBA

La solución propuesta por algunos autores como Albert Lord y posteriormente por Minna Skafte Jensen es la «hipótesis de la transcripción», en la que un «Homero» iletrado dicta su poema a un escriba en el siglo VI a. C. o antes.

HOMERISTAS RADICALES

Homeristas más radicales, como Gregory Nagy, objetan que un texto canónico de los poemas homéricos como «escritura» no existió hasta el período helenístico.

Geografía homérica

Homero concebía un mundo que estaba completamente rodeado por Océano, el cual era considerado padre de todos los ríos, mares, fuentes y pozos.[18]

El estudio de las menciones geográficas en la Ilíada desvela que el autor conocía detalles muy precisos de la actual costa turca y, en particular, Samotracia y el río Caístro, cerca de Éfeso. En cambio las referencias a la península griega, con excepción de la pormenorizada enumeración de lugares del catálogo de naves, son escasas y ambiguas. Todo esto indicaría que, de haber sido Homero una persona concreta, se trataría de un autor griego natural de la zona occidental de Asia Menor o de alguna de las islas próximas a ella.

El mencionado Catálogo de naves, que es la enumeración de los ejércitos de la coalición aquea, recoge un total de 178 nombres de lugar agrupados en 29 contingentes distintos. Se trata de un catálogo en el que muchos de los lugares geográficos mencionados ya no podían ser reconocidos por los geógrafos griegos posteriores a Homero, pero en el que no se ha podido demostrar ninguna localización errónea.

El catálogo de naves es una sección que se encuentra en el canto II de la Ilíada de Homero, que consiste en una enumeración de los contingentes de naves de la coalición de los aqueos que componían la expedición militar contra Troya.

El esquema de cada uno de los 29 contingentes de atacantes es bastante similar en todos los casos, y consta de:

  • Nombre de la región y de las ciudades principales que envían tropas.
  • Nombres de los caudillos de cada región.
  • Número de naves enviadas.

El total de las naves suma una cantidad de 1186.

Región Caudillos Ciudades Número de naves
Beocia Peneleo, Leito, Arcesilao, Protoénor, Clonio Hiria, Áulide, Esceno, Escolo, Eteono, Tespea, Grea, Micaleso, Harma, Ilesio, Eritras, Eleone, Hila, Peteón, Ocálea, Medeón, Copas, Eutresis, Tisba, Coronea, Haliarto, Platea, Glisante, Hipotebas, Onquesto, Arne, Midea, Nisa, Antedón 50
Beocia Ascálafo, Yálmeno Aspledón, Orcómeno 30
Fócide Esquedio, Epístrofo Cipariso, Pitón, Crisa, Dáulide, Panopeo, Anemorea, Yámpolis, Lilea 40
Lócrida Áyax el Menor Cino, Opunte, Calíaro, Besa, Escarfa, Augías, Tarfa, Tronio 40
Eubea Elefénor Calcis, Eretria, Histiea, Cerinto, Dío, Caristo, Estira 40
Ática Menesteo Atenas 50
Golfo Sarónico Áyax el Grande Salamina 12
Argólida Diomedes, Esténelo, Euríalo Argos, Tirinto, Hermíone, Ásina, Trecén, Éyones, Epidauro, Egina, Masete 80
Argólida Agamenón Micenas, Corinto, Cleonas, Ornías, Aretírea, Sición, Hiperesía, Gonoesa, Pelene, Egio, Egíalo, Hélica 100
Lacedemonia Menelao Faris, Esparta, Mesa, Brisías, Augías, Amiclas, Helos, Laa, Étilo 60
Mesenia Néstor Pilos, Arena, Trío, Épi, Ciparesente, Anfigenía, Pteleo, Helos, Dorio 90
Arcadia Agapénor Féneo, Orcómeno, Ripa, Estratia, Enispa, Tegea, Mantinea, Estínfalo, Parrasia 60
Élide Anfímaco, Talpio, Diores, Polixino Buprasio, Hirmina, Mírsino, Alesio 40
Mar Jónico Meges Duliquio, islas Equinas 40
Mar Jónico Odiseo Ítaca, Crocilea, Egílipe, Zacinto, Samo 12
Etolia Toante Pleurón, Oleno, Pilene, Cálcide, Calidón 40
Creta Idomeneo, Meríones Cnosos, Gortina, Licto, Mileto, Licasto, Festo, Ritio 80
Rodas Tlepólemo Lindo, Yáliso, Camiro 9
Dodecaneso Nireo Sime 3
Dodecaneso Fidipo, Ántifo Nísiros, Crápatos, Casos, Cos, islas Calidnas 30
Ftía Aquiles Alo, Álope, Trequine 50
Tesalia Protesilao, Podarces Fílace, Píraso 40
Tesalia Eumelo Feras, Beba, Gláfiras, Yolco 11
Tesalia Filoctetes, Medonte Metona, Taumacia, Melibea, Olizón 7
Tesalia Podalirio, Macaón Trica, Itome, Ecalia 30
Tesalia Eurípilo Ormenio, Asterio 40
Tesalia Polipetes, Leonteo Argisa, Girtona, Orta, Elona, Olosón 40
Tesalia Guneo Cifo, Dodona 22
Tesalia Prótoo Magnetes (rivera del Peneo y cercanías del monte Pelión) 40

En la Odisea, Homero menciona una serie de lugares en la parte que trata de las aventuras marinas de Odiseo de los que la mayoría de los historiadores sostiene que se trata de lugares puramente fabulosos, a pesar de que la tradición posterior trató de encontrar una localización precisa de ellos. En la Biblioteca mitológica de Apolodoro se señala que:

Odiseo, según dicen algunos, vagó errante por Libia, según otros por Sicilia y, según el resto, por el Océano o por el mar Tirreno.

Otro aspecto controvertido de la geografía homérica ha sido la localización de la isla de Ítaca, patria de Odiseo, puesto que algunas de las descripciones de ella que aparecen en la Odisea no parecen corresponderse con la isla de Ítaca actual.

Aspectos históricos de los poemas homéricos


Rasgos de la sociedad descritos por Homero

Homero describe una sociedad basada en el caudillaje; se trata de una sociedad guerrera en la que cada región tenía una autoridad suprema que habitualmente es hereditaria. Cada caudillo tenía un séquito personal formado por personas que guardaban un alto grado de lealtad. Disfrutaban de una serie de privilegios: las mejores partes en la distribución de botines y la propiedad de un dominio. Tenían una única esposa, pero podían tener numerosas concubinas, aunque hay un caso en el que Homero menciona una situación de poligamia: la del rey troyano Príamo. Las decisiones políticas eran discutidas en un consejo formado por el caudillo y los jefes locales y luego eran explicadas en la asamblea del pueblo. Los caudillos también tenían la función de presidir los sacrificios ofrecidos a los dioses.

Homero describe un tribunal de justicia que juzgaba los delitos, aunque a veces las familias de los implicados podían llegar a un acuerdo privado que sirviera como compensación por el delito cometido, incluso en caso de asesinato.

En las relaciones exteriores era importante la hospitalidad, que era una relación en la que los caudillos o embajadores estaban obligados a ofrecerse mutuamente alojamiento y ayuda cuando uno viajara al territorio del otro.

Entre los hombres libres citados se encuentran los thètes o siervos, que eran trabajadores libres cuya supervivencia dependía de un escaso salario. También se mencionan los demiurgos, que eran profesionales que tenían una función pública, tales como artesanos, heraldos, adivinos o aedos.

La esclavitud también era práctica aceptada en la sociedad descrita por Homero. Los esclavos solían tomarse entre prisioneros de guerra, o bien en expediciones de pillaje. Se citan ejemplos de compraventa de esclavos y de personas que ya habían nacido siendo esclavos. Los amos a veces recompensaban a sus esclavos concediéndoles tierras o una casa. Se cita la posibilidad de que una esclava pueda acabar convirtiéndose en la legítima esposa de su señor.

En cuanto a los valores éticos descritos, se incluyen el honrar debidamente a los dioses; respetar a mujeres, ancianos, mendigos y suplicantes extranjeros y no deshonrar el cadáver de un enemigo muerto. La incineración es el uso funerario que aparece en los poemas homéricos.

La religión era politeísta. Los dioses tenían características antropomórficas y decidían el destino de los mortales. Se realizaban numerosos ritos tales como sacrificios y plegarias para tratar de conseguir su ayuda y protección.

Aunque se conocía el hierro, la mayor parte de las armas eran de bronce. Homero describe también el uso del carro de guerra como medio de transporte empleado por los caudillos durante las batallas.

Controversia sobre los aspectoshistóricos descritos

Desde el siglo VI a. C., Hecateo de Mileto y otros pensadores debatieron acerca del trasfondo histórico de los poemas cantados por Homero. Los comentarios escritos sobre ellos en el período helenístico exploraron las inconsistencias textuales de los poemas.

Las excavaciones realizadas por Heinrich Schliemann a finales del siglo XIX, así como el estudio de documentos de los archivos reales del Imperio Hitita comenzaron a convencer a los investigadores de que podía haber un fundamento histórico en la Guerra de Troya. Sin embargo, aunque la identidad de Troya como escenario histórico cuenta con el acuerdo de la mayoría de los investigadores, no se ha podido demostrar que haya existido una expedición de guerra contra la ciudad comandada por atacantes micénicos.

La investigación (encabezada por los antes mencionados Parry y Lord) de las épicas orales en serbocroata y en lenguas turcas demostraron que largos poemas podían ser preservados con consistencia por culturas orales hasta que alguien se tomase la molestia de ponerlos por escrito. El desciframiento del lineal B en los años 1950 por Michael Ventris y otros constató una continuidad lingüística entre la lengua notada por la escritura micénica del siglo XIII a. C. y la lengua de los poemas atribuidos a Homero.

OPINION DE CHADWICK:NO REFLEJA LA ÉPOCA DE HOMERO NI LA ANTERIOR

Por otra parte, la cuestión de saber a qué época histórica se pueden referir los testimonios de Homero y en qué medida pueden ser usados como fuentes históricas ha constituido el objeto de un largo debate, que se encuentra lejos de haber concluido. Algunos estudiosos como John Chadwick sostenían que la Grecia descrita por Homero no se parecía ni a la de su época ni a la de los cuatro siglos anteriores.

OPINIONES CONTRARIA A LA DE CHADWICK

a) Al contrario, Luigia Achillea Stella destaca que hay un importante legado micénico en los poemas homéricos.

b) Joachim Latacz insiste en que el catálogo de naves del canto II de la Ilíada recoge la situación de la época del siglo XIII a. C., es decir, de la civilización micénica.

TEORIA DE FINLEY:REFLEJA LA EDAD OSCURA

En cambio, Moses I. Finley arguye que lo descrito por Homero no era ni el mundo micénico ni su propia época, sino la Edad Oscura de los siglos X y IX a. C., en todo caso una época anterior al desarrollo de las poleis en el siglo VIII a. C.

Los descubrimientos arqueológicos han aportado ciertos elementos desaparecidos con la caída de dicha civilización, pero cuyo recuerdo (topónimos, objetos, costumbres, etc.) guardó Homero. De gran insignificancia, comparado con lo que Homero olvida decir del mundo micénico en el ámbito de las instituciones y de los acontecimientos, aunque los poemas homéricos pretendan ser una descripción de ese mundo desaparecido.

Por otro lado, en base a los datos aportados por las tablillas micénicas en lineal B, se da concordancia entre muchas de las armas mencionadas en los poemas homéricos y armas de la época micénica. El desciframiento de dichas tabillas ha puesto de manifiesto la diferencia entre el mundo micénico y la sociedad homérica. Los palacios micénicos, con su minuciosa burocracia, eran muy diferentes de los de los reyes homéricos, que tenían una organización mucho menos compleja y en los que no existe la escritura, según Vidal-Naquet, Pierre, “Homére et le monde mycénien, á propos d’un livre et d’une polémique ancienne”, Annales 18, París, 1963, p . 703-719.

Homero sólo alude en una ocasión a los dorios y no nombra la migración griega a Asia Menor durante la Edad Oscura.

LOS TRES NIVELES HISTÓRICOS DE LA OBRA HOMÉRICA

Lo anterior, ha sido esquematizado por Michel Austin y Pierre Vidal-Naquet, afirmando que: «existen tres niveles históricos en Homero: el mundo micénico que el poeta trata de evocar, la Edad Oscura y la época en la que vivió; y no siempre resultará fácil distinguir con claridad lo que pertenece a uno otro nivel».[


  1. « En griego antiguo: «τυφλὸς ἀνήρ, οἰκεῖ δὲ Χίῳ ἔνι παιπαλοέσσῃ», verso 172. El himno está datado entre mediados del siglo VII y principios del VI a. C.
  2. IliadaVI, 146; citado por Simónides, Kirk, p. 2.
  3. Luciano de Samósata, Historia verdadera o Sobre la muerte de Peregrino II, 20.
  4. Clímene y Temisto son ejemplos de la utilización de nombres de mujeres en tiempos míticos e históricos.
  5. Se sobrentiende que hace referencia a la ciudad de Salamina de Chipre.
  6. Alceo de Mesene, Epigrama 555, recogido en Antología Palatina
  7. Es presumible que dicha estatua es la que reprodujo en el relieve de la Apoteosis de Homero, obra del escultor Arquelao de Priene. Cf.Hitzig-Blümner, III.2, pág. 749.
  8. Certamen de Homero y Hesíodo, 37, según la traducción de Aurelio Pérez Jiménez y Alfonso Martínez Díez. Madrid: Gredos, 2000. ISBN 84-249-2462-2.
  9. Joachim Latacz. Troya y Homero, página 212.

BIBLIOGRAFIA

Austin, Michel y Vidal-Naquet-Pierre (1986 [1ª ed.]). Economía y sociedad en la antigua Grecia. Buenos Aires: Ediciones Paidós Ibérica, pp. 47.

  • Alsina, José (1991). Teoría literaria griega. Madrid: Gredos. ISBN 84-249-1457-0.
  • Carlier, Pierre (2005). Homero. Madrid: Ediciones Akal S.A. ISBN 978-84-460-2151-3.
  • Dalby, Andrew (2008). Ls reinvención de Homero. Madrid: Gredos. ISBN 978-84-249-3574-0.
  • Latacz, Joachim (2003). Troya y Homero. Barcelona: Ediciones Destino.
  • Pomeroy, Sarah B. & Stanley M. Burstein, Walter Donlan y Jennifer Tolbert Roberts (2001). La Antigua Grecia. Barcelona: Crítica. ISBN 84-8432-302-1.
  • Rodríguez Adrados, Francisco & Fernández-Galiano, Manuel & Gil, Luis & Lasso de la Vega, J. S. (1984). Introducción a Homero. Madrid: Labor Editorial.
  • Signes Codoñer, Juan (2004). Escritura y literatura en la Grecia arcaica. Madrid: Ediciones Akal. ISBN 84-460-1748-2.
  • Wernher, Gretel & Páramo, Jorge (1995). Micenas y Homero (A propósito de Ilíada XV 187-193). Santafé de Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
  • Juan Signes Codoñer. Escritura y literatura en la Grecia arcaica, páginas 165-166.
  • Homero, Ilíada xiv, 200; xviii, 606; xxi, 196.
  • Joachim Latacz. Troya y Homero, página 303. Barcelona, 2003; E. Visser. Homers Katalog der Schiffe. Sttutgart/Leipzig 1997.
  • Finley, Moses I. (1980). El mundo de Odiseo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, pp. 46. ISBN 84-7509-395-7.
  • Austin, Michel y Vidal-Naquet-Pierre (1986 [1ª ed.]). Economía y sociedad en la antigua Grecia. Buenos Aires: Ediciones Paidós Ibérica, pp. p . 46. ISBN 84-7509-395-7.
  • Vidal-Naquet, Pierre, Homére et le monde mycénien, á propos d’un livre et d’une polémique ancienne, Annales 18, París, 1963, p . 703-719.
  • Austin, Michel y Vidal-Naquet-Pierre (1986 [1ª ed.]). Economía y sociedad en la antigua Grecia. Buenos Aires: Ediciones Paidós Ibérica, pp. 47. ISBN 84-7509-395-7.

Archivado en: ARTÍCULOS, Arqueologia, Arte Antiguo, Europa, General, H. Grecia, HISTORIA ANTIGUA, Hombres de la Historia, MITOLOGÍA, Mujeres de la Historia, PERSONAJES

Trackback Uri






10 Dic 09

Helena de Troya o la belleza trágica

Helena y Paris

Helena ( Ἑλένη en griego antiguo), a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es un personaje de la mitología griega; su leyenda es aludida por casi todos los mitógrafos clásicos. Era considerada hija de Zeus y, pretendida por muchos héroes debido a su gran belleza, fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que originó una guerra.

Schopenhauer dijo que la belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones. Pero además, ésta puede acarrear desgracias y calamidades. En la cuna de la civilización occidental, nació una de las mujeres más famosas de los mitos, las leyendas y la cultura universal. Su nombre es sinónimo de belleza inigualable como también de guerra. Envidia de las diosas más poderosas y deseos de los reyes más ambiciosos; por a su gran belleza, fue raptada por el príncipe troyano Paris, dándole origen a la Guerra de Troya. La figura de Helena se ha convertido es el arcano del deseo y la desgracia. Desde su concepción, Helena fue un personaje mitológico salpicado de erotismo. Sus padres fueron Leda y el dios Zeus. Ella, una reina mortal; él, amo y señor del Olimpo. Bajo el disfraz de un delicado y hermoso cisne, Zeus sedujo a Leda para yacer junto a ella, cuya pasión luego sería reclamada por su esposo Tindáreo, rey de Esparta. Como resultado de esa misma noche de deseo, Leda puso dos huevos: de uno nacieron Helena y Pólux, ambos inmortales y supuestos hijos de Zeus, y del otro, Clitemnestra y Cástor, mortales considerados hijos de Tindáreo. Cástor y Pólux fueron considerados gemelos y se los conocía como Dioscuros.Schopenhauer dijo que la belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones. Pero además, ésta puede acarrear desgracias y calamidades. En la cuna de la civilización occidental, nació una de las mujeres más famosas de los mitos, las leyendas y la cultura universal. Su nombre es sinónimo de belleza inigualable como también de guerra. Envidia de las diosas más poderosas y deseos de los reyes más ambiciosos; por a su gran belleza, fue raptada por el príncipe troyano Paris, dándole origen a la Guerra de Troya. La figura de Helena se ha convertido es el arcano del deseo y la desgracia. Desde su concepción, Helena fue un personaje mitológico salpicado de erotismo. Sus padres fueron Leda y el dios Zeus. Ella, una reina mortal; él, amo y señor del Olimpo. Bajo el disfraz de un delicado y hermoso cisne, Zeus sedujo a Leda para yacer junto a ella, cuya pasión luego sería reclamada por su esposo Tindáreo, rey de Esparta. Como resultado de esa misma noche de deseo, Leda puso dos huevos: de uno nacieron Helena y Pólux, ambos inmortales y supuestos hijos de Zeus, y del otro, Clitemnestra y Cástor, mortales considerados hijos de Tindáreo. Cástor y Pólux fueron considerados gemelos y se los conocía como Dioscuros.

¿Estuvo Helena en Troya?

Aunque Helena fue raptada por el joven Paris, casi todos piensan que la esposa de Menelao amaba a su raptor. Helena de Troya es el símbolo de la pasión y el sexo, frente a las virtudes de la castidad y la fidelidad de Penélope, quien esperó a su esposo Ulises durante veinte años en Ítaca resistiendo el acoso de sus pretendientes.

También se decía que, durante el sitio de Troya, Aquiles había logrado pasar una noche con ella. Por si esto fuera poco, cuando murió Paris, Helena se casó con otro de los hijos del rey de Troya: Deífobo, con el que vivió hasta que los griegos conquistaron la ciudad. A ello hay que añadir los amores que tuvo, cuando era casi una niña, con su primer raptor, Teseo.

A pesar de que muchos caudillos griegos exigieron un escarmiento a la voluble Helena, Menelao perdonó a su esposa y se la llevó con él en su regreso a Esparta.

Helena y Menelao

Helena huye del victorioso Menelao y parece implorar ayuda a un arbusto sagrado (¿un olivo de Atenea?). Pero la intención de Menelao no parece ser matar a Helena, pues ya ha dejado caer la espada. Tal vez, al verla de nuevo, olvidó sus deseos de venganza. Este dibujo parece confirmar una versión que recoge Robert Graves: “Algunos dicen que Helena misma le hundió una daga en la espalda a Deífobo , y que esta acción, y la vista de sus pechos desnudos, debilitó de tal modo la resolución de Menelao, quien había jurado: «¡Ella morirá!», que arrojó su espada y la condujo a salvo a las naves.” (Los mitos griegos)

Sin embargo, los rumores acerca del comportamiento de Helena en Troya eran atronadores. Afortunadamente, alguien (hay que imaginar que el ingenioso Ulises) ideó una solución que actualmente se emplea mucho para combatir los rumores: propagar un rumor contrario: Helena nunca había estado en Troya.

La cosa resultaba difícil de creer porque la guerra había durado diez años y cientos de troyanos y aqueos habían visto a Helena en la ciudad sitiada. Pero la imaginación griega no se detenía ante detalles tan nimios. Según el rumor hábilmente propagado, Paris no había raptado a Helena, sino a una réplica exacta, hecha de nubes.

“Hay un antiguo medio de purificación para aquellos que se han equivocado hablando de los dioses. Homero no lo conoció, pero Estesícoro se sirvió de él. Privado de la vista por haber hablado mal de Helena, no despreció, como Homero, la causa de su desgracia, sino que, hombre inspirado por las Musas, apenas se dio cuenta de lo que ocurría, cantó:

He hablado con mentira, Helena pura
Decir de ti cual dije fue tramoya
pues de embarcar te libró la cordura
¿Cómo pudiste, pues, nunca ir a Troya?

(Platón, Fedro)

Imaginemos que la gente llegara a creerse esa historia, pero, si Paris se había llevado una falsa Helena a Troya, todavía queda una pregunta: ¿dónde estaba la verdadera Helena?

La respuesta es: en el país del misterio para los antiguos griegos, Egipto. Cuando la falsa Helena fue raptada, aseguraban los rumorólogos, la diosa Hera ordenó a Hermes que llevara a la verdadera Helena a la corte del rey egipcio Proteo.

En conclusión: Helena pasó los diez años que duró la guerra de Troya en Egipto, resistiendo el acoso del hijo del rey Proteo, Teoclímeno, a semejanza de lo que hacía la fiel y admirada esposa de Ulises, Penélope, en Ítaca.

Cuando Menelao regresó de Troya con la falsa Helena, se detuvo en el reino de Proteo, justo a tiempo de salvar a la verdadera Helena del último acoso de Teoclímeno. Los dos esposos se reconocieron y la falsa Helena se disolvió para siempre.

Al menos esta es la versión que he encontrado en este blog:

mitologiacomparada.wordpress.com/…

Archivado en: ARTÍCULOS, Arte Antiguo, Europa, H. Grecia, HISTORIA ANTIGUA, MITOLOGÍA, Mujeres de la Historia, PERSONAJES

Trackback Uri