Etiqueta: jordania



9 Mar 10

El origen de los Sasanidas

www.imperiobizantino.com/sasanidas.htm

El imperio Sasánida

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA:

Irán e Iraq

TERRITORIO:

Tribus de origen persa, clanes tribales

LENGUAJE:

Lengua persa, indoeuropeos

EL IMPERIO SASANIDA

El Imperio sasánida (en persa medio Eranshahr.svg, Erānshahr o Iranshæhr, “Dominios de los iranios” en español ) es el nombre que recibe el Segundo Imperio persa durante su cuarta dinastía irania (226-651). La dinastía Sasánida fue fundada por Ardachir I tras derrocar al último rey arsácida, Artabán IV de Partia,

Artabán IV (163 - 227) fue el último rey de los partos, de la dinastía arsácida, titulado, como se hacía tradicionalmente en Persia, como Rey de reyes.

Era hijo de Volageso V, a quien sucedió en 213 tras luchar contra su propio hermano, Volageso VI. Su madre, Kujisuni era una princesa de la Iberia del Cáucaso.

Se enfrentó al Imperio romano, logrando vencer a las tropas de los emperadores Caracalla y Macrino. Pero en 224 Ardachir I, un gobernador de Fars (actual Irán), se rebeló contra el poderío parto y logró derrotarle en la batalla de Hormizdagán, poniendo punto final al imperio que había reinado en la zona durante más de cuatrocientos años, e instaurando el nuevo Imperio sasánida. Un usurpador, Artavasdes, intentó continuar el reinado de los partos, pero apenas sobrevivió un año más.

La tradición cuenta que una hija suya, Ziyanak, se casó con Ardacher, dando legitimidad a la nueva dinastía sasánida.

El fin de este Imperio ocurrio cuando el último Shahanshah (Rey de reyes) sasánida Yazdgerd III (632-651) perdió una prolongada guerra de 14 años contra el primero de los califatos islámicos.

Archivo:Ardaschiri.jpg

Ardachir I

EL TERRITORIO DEL IMPERIO SASANIDA

El territorio del Imperio persa sasánida comprendía los actuales países de Irán, Iraq, Armenia, Afganistán y partes del este de Turquía y Siria, además de parte de Pakistán, el Cáucaso, Asia Central y Arabia. Además, durante el gobierno de Cosroes II (590-628), se anexionaron al imperio los territorios de los actuales Egipto, Israel, Jordania, Líbano y los Territorios Palestinos, llegando a ejercer un “protectorado” sobre territorios actualmente correspondientes a Omán y Yemen.

El periodo Sasánida, que comprende todo el periodo final de la antigüedad clásica e incluso le sobrevive unos siglos, se considera uno de los periodos históricos más importantes e influyentes de la historia de Irán. En muchos aspectos, el periodo Sasánida alcanzó los mayores logros de la cultura persa, y constituyó el último gran imperio iranio antes de la conquista islámica de Persia y la adopción del Islam como religión en todo el territorio. Persia tuvo una importante influencia sobre la civilización romana. Esta influencia cultural se extendió mucho más allá de los territorios fronterizos de ambos imperios, llegando hasta la Europa occidental,[3] África, China e India, y jugó un papel fundamental en la formación del arte medieval europeo y asiático. Esta influencia llegó también hasta el incipiente mundo islámico. La cultura aristocrática y exclusiva de la dinastía sasánida transformó la conquista islámica de Irán en un ‘renacimiento’ persa. Gran parte de lo que posteriormente sería conocido como ‘cultura islámica’ (arquitectura, escritura y otras habilidades) fueron adoptadas por el amplio mundo islámico a partir de los persas sasánidas.

EL ORIGEN DE LOS SASANIDAS

Las informaciones acerca del origen de esta dinastía, tal y como sucede con los relatos sobre los primeros movimientos de los Aqueménidas y de los Partos Arsácidas, están entrelazadas con leyendas. La versión más famosa la narra el gran poeta persa Firdusi: Sasán era el nombre de un humilde pastor que cuidaba los rebaños de Papak, soberano de la ciudad de Istakhr, en la provincia de Fars –la antigua Persia-. Sasán descendía en línea directa de los Aqueménidas, que habían mostrado el poder de los persas a todo el mundo conocido hasta entonces. Un día, Papak tuvo un sueño profético: sería justamente un hijo de Sasán, su pastor, quien restauraría el antiguo poder de los reyes persas. Confiando ciegamente en su sueño, ciertamente fruto de la voluntad divina, Papak dio a su propia hija como esposa a Sasán, y de esta pareja precisamente nació Ardashir, el restaurador del Imperio.

Otra versión, narrada por historiadores árabes y griegos, relata que Sasán fue un pequeño señor de Fars, que Papak era su hijo y Ardashir su nieto. Lo cierto es que los vínculos de parentesco y de descendencia entre estas tres figuras siguen siendo bastante oscuros; generalmente Sasán es designado en las inscripciones como señor, Papak como rey y Ardashir como rey de reyes (shah-an-shah).

Arco del Palacio de Cosroes I en Ctesifonte, al sur de Bagdad,Iraq

Ardahir

Sa sabe que después de su ascensión al trono de Persia (Fars), hacia el año 209 d.C., Ardashir conquistó Kerman, Isfahan y, finalmente, el reino de Elymais. Para entonces había amasado suficientes riquezas como para fundar una ciudad en Gur, la actual Firuzabad, en donde construyó una recia fortaleza en lo alto de una montaña y un magnifico palacio.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/87/Firuz_abad_iwan.jpg

Iwan del palacio de Ardachir en Firuzabad


Pero, aunque la batalla de Hormizdegan tuvo como resultado la derrota y muerte del rey de Partia, no acabó con la resistencia de los antiguos territorios partos. Algunas grandes familias feudales se sometieron, pero otras no. Finalmente, Ardashir consiguió derrotar a todos sus oponentes, excepto al rey arsácida de Armenia. No conocemos el alcance completo de las conquistas de Ardashir, pero ciertamente en el este controló el oasis de Merv, nombrando gobernador a un miembro de su familia, y también pudo haber conquistado a los kushanas. Según fuentes romanas, el propósito de Ardashir era establecer de nuevo el imperio aqueménida: “alardeaba de que reconquistaría todo lo que habían tenido los antiguos persas, llegando hasta el mar de Grecia, proclamando que tenía derecho a ello como herencia de sus antepasados” (Dion Casio). Este deseo, mantenido durante los 400 años de gobierno sasánida, no solo fue causa frecuente de guerras sino que, cuando finamente se consiguió en el siglo VII, produjo una extensión excesiva y la rápida caída del imperio.

Primero Ardashir desafió a los romanos, hacia finales de la década de 220, y salió inicialmente victorioso. Dion lo vio así: “El peligro no está en las consecuencias que él pueda acarrear, sino en que el estado de nuestros ejércitos es tal, que parte de las tropas se pasan a su lado y otros soldados no quieren defenderse. Están sumergidos en tal desenfreno, libertinaje y falta de disciplina, que los de Mesopotamia incluso se atrevieron a matar a su comandante”.

En el año 230 Ardashir sitió Nisibis (Nusaybin) y sus fuerzas hicieron incursiones penetrando profundamente en la provincia de Siria. Una iniciativa romana de paz no llegó a buen fin y los romanos contraatacaron en 232, con un éxito suficiente como para celebrar un triunfo en Roma. Ardashir volvió al frente de Mesopotamia a finales de la década de 230 y consiguió tomar Carras y Nisibis hacia el 238. También tomó y saqueó Hatra, que había resistido los asedios de Trajano, Septimio Severo y uno suyo anterior.

Después del saqueo, Hatra fue abandonada y el papel de los príncipes de Hatrene como “señores del desierto” pasó a la dinastía Lakhmida de Hira, vasalla de los Sasánidas.

————

La dinastía sasánida fue establecida por Ardacher I (226-241), descendiente de una línea de sacerdotes de la diosa Anahita en Istakhr, en la provincia persa de Fars, quienes a principios del siglo III habían accedido al gobierno de la provincia. El padre de Ardacher, de nombre Papag (también conocido como ‘Papak’ o ‘Babak’) era en principio el gobernante de un pequeño pueblo llamado Kheir, pero en el año 205 depuso al último rey de los Bazrangi, Gocihr (gobernante local que actuaba como cliente de los arsácidas), proclamándose como nuevo gobernante. Su madre, Rodhagh, era la hija del gobernador provincial de Peris. El fundador epónimo de la línea dinástica fue el abuelo paterno de Ardacher I, llamado Sasán, gran sacerdote del templo de Anahita.

Moneda de Ardachir I.

Los esfuerzos de Pabag en conseguir el poder de la provincia escaparon a la atención del emperador arsácida Artabán IV de Partia, que en aquellos días se encontraba envuelto en una confrontación dinástica con su hermano Vologases VI en Mesopotamia. Aprovechando la oportunidad que estas circunstancias le ofrecían, Pabag y su primogénito Sapor trataron de expandir su poder sobre toda Persia. Los acontecimientos que siguieron a esto son de dudoso origen, debido a lo incompleto de las fuentes, pero se cree que tras la muerte de Pabhag sobre el año 220, Ardacher, que era entonces gobernador de Darabgird, se vio envuelto en una disputa por el poder con su hermano mayor Sapor. Las fuentes nos dicen que en el 222 Sapor murió al derrumbarse el edificio donde iba a reunirse con su hermano.[8]

En ese momento, Ardacher trasladó su capital aún más al sur de Persis, fundando una ciudad en Ardashir-Khwarrah (antiguamente conocida como Gur y actualmente Firuzabad). La ciudad, ubicada entre altas montañas, era fácilmente defendible gracias a sus estrechos accesos, y se convirtió en el centro del poder sasánida. Esta ciudad estaba además rodeada por una alta muralla circular, copiada probablemente de la de Darabgid. Al norte de la ciudad se construyó un gran palacio del cual aún se conservan algunos restos.

Tras establecer su dominio sobre Persis, Ardachir I extendió rápidamente su territorio, exigiendo la lealtad de los príncipes locales de Fars y obteniendo el control sobre las provincias vecinas de Kermán, Isfahán, Susiana y Menese (la actual Kuwait). Esta rápida expansión llamó la atención de Artabán IV (216-224), del cual Ardachir era vasallo.

Inicialmente, Artabán ordenó al gobernador del Juzestán marchar contra Ardacher en el año 224, pero el enfrentamiento concluyó con una importante victoria de Ardachir. Posteriormente fue el mismo Artabán quien organizó una segunda campaña contra Ardachir, y ambos ejércitos se enfrentaron en Hormizdeghan, donde Artabán IV resultó muerto.

Ardacher marchó entonces para invadir las provincias occidentales del difunto Imperio Arsácida. En el año 226 era coronado en Ctesifonte como único gobernante de Persia y comenzó a utilizar el título de Shahanshah (Rey de reyes), terminando con cuatro siglos de imperio parto y dando inicio a otros cuatro siglos de gobierno sasánida.

Durante los años siguientes, y tras algunas rebeliones locales a lo largo del Imperio, Ardacher I trató de expandir aún más su nuevo Imperio hacia el este y noroeste, conquistando las provincias de Sistán, Gorgon, Jorasán, Margiana (en la actual Turkmenistán), Balj y Corasmia. Además, anexionó Bahrain y Mosul a las posesiones sasánidas. Posteriores inscripciones sasánidas afirman también la sumisión de los reinos de Kushan, Turán y Mekrán a Ardacher, aunque basándose en las pruebas numismáticas es más probable que estos reinos fueran sometidos por el hijo de Ardacher, Sapor I. al oeste, los asaltos contra Hatra, Armenia y Adiabene tuvieron un menor éxito.

El hijo de Ardachir, Sapor I (241-272), continuó la expansión iniciada por su padre, conquistando Bactria y Kushan, al tiempo que lideraba numerosas campañas contra Roma.

La leyenda que le hace hijo de una princesa arsacida (Ziyanak Arhakuni) no es histórica.

Sapor I en una moneda

Penetrando profundamente en territorio romano, Sapor I conquistó Antioquía, en Siria (253 ó 256), y derrotó finalmente a los emperadores romanos Gordiano III (238-244), a Filipo el Árabe (244-249) y a Valeriano (253-260). Este último fue hecho prisionero en el 259 tras la Batalla de Edesa, una tremenda hecatombe sin parangón en la historia romana.[9] Sapor I conmemoró su victoria encargando la talla de los impresionantes relieves de Nakhsh-i-Rostam o Naqsh-e Rostam, así como una monumental inscripción en persa y griego en las proximidades de Persépolis. Entre 260 y 263, Sapor perdió algunos de los territorios recientemente conquistados a manos de Odenato, aliado de Roma.

Moneda de Sapor I.

Sapor I tenía un intensivo plan de desarrollo. Fundó un importante número de ciudades, habitadas algunas de ellas por emigrantes procedentes de territorio romano. Entre estos inmigrantes se incluían cristianos y judaístas, que podían ejercer su fe libremente bajo el gobierno sasánida. En el aspecto religioso Sapor favoreció particularmente el maniqueísmo; protegió a Mani y envió misioneros maniqueístas por doquier. Así mismo, Sapor trabó amistad con un rabino judaísta babilonio llamado Shmuel, una amistad que fue ventajosa para la comunidad judaísta, ya que les dio un respiro frente a las opresivas leyes dictadas hasta entonces contra ella.

Posteriores reyes invirtieron la política de tolerancia religiosa de Sapor. Su propio sucesor, Bahram I (273-276), persigió a Mani y sus seguidores. Mani fue encarcelado y Bahram I ordenó su ejecución, aunque según la leyenda, murió en prisión mientras esperaba ser ejecutado.

Bahram II (276-293) continuó la política religiosa de su padre. Fue un gobernante débil que perdió numerosas provincias occidentales a manos del emperador romano Caro (282-283). Durante su reinado, la mayor parte de Armenia, que había permanecido en manos persas durante medio siglo pasaron a control de Diocleciano (284-305).

Tras el breve reinado de Bahram III en 293, Narsés (293-302) se embarcó en una nueva guerra contra Roma. Tras el éxito inicial obtenido contra el futuro emperador romano Galerio (305-311) cerca de Callinicum, sobre el Éufrates en 296, Narsés fue derrotado en una emboscada mientras se encontraba con su harén en Armenia el año 297. En el tratado que concluyó esta guerra, los sasánidas cedieron todas las tierras al oeste del Tigris y acordaron no interferir en los asuntos de Armenia y Georgia.

Después de esta aplastante derrota, Narsés abdicó en 301, muriendo un año más tarde. El hijo de Narsés, Ormuz II (302-309), asumió entonces el trono. Aunque suprimió las revueltas en Sistán y Kushan, Ormuz II fue otro monarca débil e incapaz de controlar a los nobles. Hormizd fue asesinado el año 309 por unos beduinos mientras cazaba.

La primera edad de oro (309-379) [editar]

Árbol genealógico de los reyes sasánidas de Persia. Los nombres están en grafía persa en lugar de la griega habitual. Así, Hormizd corresponde a Ormuz, Shapur a Sapor y Khosrau a Cosroes. Algunos reyes no están representados, bien porque no pertenecían a la dinastía sasánida, bien porque se desconoce su filiación.

La muerte de Ormuz II dio inicio a una serie de incursiones de los árabes desde el sur, atacando algunas de las ciudades meridionales del Imperio e incluso entrando en la provincia de Fars, cuna de los reyes sasánidas. Mientras tanto, los nobles persas asesinaron al primogénito de Ormuz II, cegaron a su segundo hijo y encarcelaron al tercero (quien posteriormente huyó a territorio romano). El trono fue reservado para el hijo no nacido de una de las viudas de Ormuz II.

Se dice que Sapor II (309-379) podría haber sido el único rey de la historia coronado antes de nacer. De hecho, colocaron la corona sobre el vientre de su madre. este niño, llamado Sapor, nació por lo tanto siendo ya rey. Durante su juventud, el Imperio estuvo controlado por su madre y los nobles. Al alcanzar Sapor II la edad adulta, asumió el poder y demostró con rapidez que era un gobernante activo y capaz.

En primer lugar, Sapor II llevó a su pequeño aunque disciplinado ejército a luchar contra los árabes, derrotándoles y asegurando las áreas meridionales del Imperio. Tras esto comenzó su primera campaña contra los romanos en el oeste, donde obtuvo algunos éxitos iniciales. Tras el asedio de Singara, sin embargo, tuvo que detener sus conquistas por culpa de las incursiones nómadas a lo largo de las fronteras orientales del Imperio. Estas incursiones pusieron en peligro Transoxiana, una zona estretégica y vital para el control de la Ruta de la seda. Además, las fuerzas de Sapor II eran insuficientes para conservar todo el territorio conquistado en el oeste; por lo tanto, Sapor firmó un tratado de paz con Constantino II (353-361) por el que ambas partes se comprometían a no atacar el territorio del otro durante un periodo limitado de tiempo.

Hecho esto, Sapor II marchó al este hacia Transoxiana, al encuentro de los nómadas orientales. Aplastó a las tribus de Asia Central y anexionó el área como una nueva provincia. tras la victoria siguió la expansión cultural, y el arte sasánida penetró en Turquestán, llegando incluso hasta China. Sapor II, junto al rey nómada Grumbates, inició una nueva campaña contra los romanos en el 359, y esta vez acompañado por todo su poderío militar y el apoyo de los nómadas. fue una campaña tremendamente exitosa en la que un total de cinco provincias romanas pasaron a manos persas.

Sapor II siguió una rígida política religiosa. Durante su reinado se completaron los Avesta, los textos sagrados del zoroastrismo, mientras se castigaba la herejía y la apostasía y se perseguía de nuevo a los cristianos y también a los judaístas (estas persecuciones anticristianas y también antijudaístas fueron parte de una reacción contra la cristianización y legalización del judaísmo dentro del imperio Romano efectuada por Constantino I el Grande (324-337). Pero sin embargo Sapor II (al igual que Sapor I) fue un monarca amistoso con los judíos étnicos (quienes vivieron en relativa libertad y obtuvieron muchas ventajas durante este período).

A la muerte de Sapor II, el Imperio persa era más fuerte que nunca, habiendo pacificado a sus enemigos del este y con Armenia bajo control persa.

Época intermedia [editar]

Desde la muerte de Sapor II y hasta la primera coronación de Kavad I, Persia disfrutó de una relativa estabilidad, con sólo algunas guerras contra el Imperio bizantino. A lo largo de esta época, la política religiosa del Imperio sasánida cambió radicalmente de un rey a otro. Con la excepción de una serie de monarcas débiles, el sistema administrativo establecido por Sapor II permaneció fuerte, y el Imperio siguió funcionando con normalidad.

Sapor II dejó a su muerte en 379 el poderoso Imperio persa a su hermanastro Ardacher II (379-383), hijo de Vahram de Kushan, y posteriormente heredaría su hijo Sapor III (383-388). Ninguno de ellos demostró tener el talento de su insigne predecesor.

Ardacher II, quien fue elevado al poder por ser hermanastro del emperador, fracasó al tratar de ocupar el hueco dejado por éste, siendo lo más célebre de su reinado la construcción de una nueva capital en Taq-I Bustán, y Sapor III tenía un carácter demasiado débil como para alcanzar grandes logros.

Bahram IV (388-399), aunque fue un monarca más activo que su padre, tampoco supo proporcionar al imperio logros de importancia. Durante este tiempo, Armenia fue dividida por un tratado entre los imperios romano y sasánida. Los sasánidas restablecieron su dominio sobre la mayor parte de Armenia, mientras los bizantinos obtuvieron una pequeña porción del occiedente de Armenia.

Al hijo de Barham IV, Yazdegerd I (399-421) se le compara con frecuencia con Constantino I. Como él, fue un personaje fuerte, tanto física como diplomáticamente. Como su contraparte romana, Yazdegerd I uso el poder de una forma oportunista. Al igual que Constantino el Grande, Yazdegerd practicó la tolerancia religiosa y dio libertad al auge de las religiones minoritarias. Detuvo la persecución contra los cristianos, castigando a los nobles y sacerdotes que les persiguieran. Su reino abarcó una época de relativa paz. Hizo la paz con los romanos e incluso tuvo al joven Teodosio II (408-450) bajo su custodia. También se casó con una princesa judía, quien le dio un hijo llamado Narsi.

A Yazdegerd I le sucedió su hijo Bahram V (421-428), que es uno de los reyes sasánidas mejor conocidos, y héroe de numerosos mitos. Estos mitos persistieron incluso después de la destrucción del Imperio sasánida por los árabes. Bahram V, obtuvo la corona tras la repentina muerte (o asesinato) de su padre Yazdegerd I, y ello con la oposición de la nobleza del reino, que contaba con la ayuda de Al-Mundhir, de la dinastía árabe (lajmida) de al-Hirah. La madre de Bahram V era Soshandukht, hija de exiliados judíos.

En el año 427, Bahram V aplastó la invasión de los nómadas heftalitas en el este, extendiendo su influencia por Asia Central, donde su retrato sobrevivió durante siglos en las monedas de Bujará (la actual Uzbekistán). Bahram V depuso también el reino vasallo de la Armenia persa, convirtiendo la región en otra provincia.

Plato decorado iraní donde se representa una escena de caza de Bahram-e Gur (siglo XII o principios del XIII)

Bahram V es un referente en la tradición persa, que relata muchas historias sobre su valor y belleza, de sus victorias sobre romanos, turcos, hindúes y etíopes axumitas, y sobre sus aventuras en la caza y el amor. Se le llamó Bahram-e Gur (Gur significa en persa onagro), por su amor a la caza y en particular a la caza del onagro. Bahram V es el paradigma de un rey en la cúspide de una edad de oro. Obtuvo su corona disputándola a su hermano, y aunque pasó bastante tiempo combatiendo a sus enemigos exteriores, prefería estar de caza y organizando fiestas en la corte con su famoso grupo de damas y cortesanas. Personalizaba la prosperidad real. Durante su reinado se escribieron las mejores obras de la literatura sasánida, se compusieron notables obras musicales y deportes como el polo se convirtieron en el pasatiempo real, una tradición que continúa todavía en muchos reinos.

Yazdegerd II (438-457), hijo de Bahram V, fue un gobernante justo y moderado, aunque en contraste con Yazdegerd I, practicó una política religiosa represiva con las minorías, especialmente con los cristianos.

Al inicio de su reinado, Yazdegerd II reunió un ejército integrado por varias naciones, incluyendo a sus aliados hindús, y atacó al Imperio romano de Oriente, que estaba construyendo fortificaciones en territorio persa, cerca de Carrae (una estratagema usada por los romanos para lanzar expediciones desde ellas). Los persas tomaron a los romanos por sorpresa, y de no haber sido por una fuerte inundación, Yazdegerd podría haberse internado mucho más en territorio romano. El emperador bizantino Teodosio II pidió la paz enviando a su comandante a negociar al campamento de Yazdegerd. En 441, ambos imperios se comprometían a no construir más fortificaciones en la frontera. Sin embargo, Yazdegerd II estaba en mejor situación que los bizantinos para negociar, y si no exigió más concesiones se debió a las incursiones de los kidaritas en Partia y Corasmia. Reunió sus fuerzas en Neishabur en 443, lanzando una prolongada campaña contra los kidaritas. Finalmente, y tras algunas batallas, aplastó a los kidaritas, expulsándoles más allá del río Oxus en 450.

Durante su campaña en el este, Yazdegerd II empezó a sospechar de los cristianos que componían su ejército, lo que hizo que fueran expulsados tanto del ejército como del gobierno. Entonces comenzó una persecución contra los cristianos y, en menor medida, también contra los judaístas. Para restablecer el zoroastrismo en Armenia, aplastó un levantamiento de cristianos armenios en la Batalla de Vartanantz, en 451. Sin embargo, los armenios siguieron siendo mayoritariamente cristianos. En sus últimos años, se enfrentaría de nuevo con los kidaritas, hasta que murió en 457.

Hormizd III (457-459), el hijo menor de Yazdegerd II, ascendió entonces al trono. Durante su corto reinado luchó continuamente contra su hermano mayor Peroz, que tenía el apoyo de la nobleza, y contra los heftalitas en Bactriana. Finalmente fue asesinado en 459 por su hermano.

A principios del siglo V, los heftalitas (hunos blancos), junto con otros grupos nómadas, atacaron Persia. Al principio, Bahram V y Yazdegerd II infligieron decisivas derrotas a estos grupos, haciéndoles retroceder hacia el este. Los hunos volvieron a finales del siglo V y derrotaron a Peroz I (457-484) en el año 483. Tras esta victoria, los hunos invadieron y saquearon partes del este de Persia durante dos años, e incluso recaudaron fuertes impuestos durante varios años más tras estos saqueos.

Los ataques hunos trajeron inestabilidad y caos al reino. Peroz I intentó de nuevo expulsar a los heptalitas, pero en el camino hacia Herat, él y su ejército fueron emboscados por los hunos en el desierto. Peroz I fue asesinado, y su ejército destruido. Tras esta victoria, los heftalitas avanzaron hacia la ciudad de Herat, convirtiendo el imperio persa en un caos.

Un noble persa de la antigua familia de Karen: Zarmihr (o Sokhra), restauró un poco el orden. Elevó a Balash, uno de los hermanos de Peroz I al trono, a pesar de que la amenaza de los hunos persistió hasta el reinado de Cosroes I Anusarvan.

Balash I (484-488) fue un monarca suave y generoso, que hizo concesiones a los cristianos, aunque no tomó medidas contra los enemigos del Imperio, en especial contra los hunos blancos. Tras un reinado de cuatro años, Balash fue cegado y depuesto, y su sobrino Kavadh I fue elevado al trono.

Kavadh I (488-531) fue un gobernante enérgico y reformista. Dio su apoyo a la secta comunista fundada por Mazdak, hijo de Bamdad, quien propugnaba que los ricos debían compartir sus mujeres y propiedades con los pobres.[10] La intención de Kavadh era, por supuesto. terminar con la influencia de los magnates y de la emergente aristocracia. Estas reformas llevaron a su derrocamiento y su encarcelación en el “Castillo del olvido”, en Susa, y su hermano menor, Djamasp fue elevado al trono en 496. Sin embargo, Kavadh escapó de prisión en 498 y encontró refugio junto al rey de los hunos blancos.

Djamasp (o Ŷamasp, 496-498) se instaló en el trono sasánida tras el derrocamiento de Kavadh I por miembros de la nobleza. Djamasp fue un buen rey que redujo los impuestos para favorecer a los campesinos y los pobres. También profesó cierta simpatía por la secta de los Mazdakitas, simpatías que a su hermano le habían costado el trono y la libertad. Su reinado duró poco, ya que su hermano Kavadh regresó al frente de un gran ejército cedido por el rey de los heftalitas. Los leales a Djamasp depusieron sus armas y restauraron en el trono sasánida a Kavadh I. No se vuelve a mencionar en las fuentes a Djamasp tras la restauración de su hermano, aunque se presume que fue bien tratado en la corte de Kavadh I.

La segunda edad de oro (498-622) [editar]

La segunda edad de oro comenzó tras el inicio del segundo reinado de Kavadh I. Con el apoyo de los heftalitas, Kavadh lanzó una campaña contra los romanos. En el año 502 tomó Teodosiópolis (Erzurum), en Armenia. En 503 tomó Amida (Diarbekir), junto al Tigris. En 505, una invasión de Armenia por parte de los hunos occidentales desde el Cáucaso dio lugar a un armisticio. Durante este armisticio, los romanos pagaron tributo a los persas por el mantenimiento de las fortificaciones en el Cáucaso. En el año 525, Kavadh acabó con las revueltas producidas en Lazica (al sudoeste de Georgia), y volvió a capturar Georgia. Su ejército, con ayuda de los árabes nestorianos lakhmidas , de Hira una reino vasallo de los sasánidas, derrotó al ejército bizantino comandado por el famoso general de Justiniano llamado Belisario en dos ocasiones: una en el año 530, en la Batalla de Nísibis, y otra en el 531, en la Batalla de Callinicum. aunque no podía librarse del yugo de los heftalitas, Kavadh consiguió restablecer el orden dentro del Imperio y llevar a cabo exitosas campañas contra los romanos, fundar muchas ciudades, algunas de las cuales adoptaron su nombre, y comenzó a regular los impuestos.

Tras Kavadh I, su hijo Cosroes I, también llamado Kusro I Anosharvan, (Alma inmortal),[11] que gobernó entre 531 y 579, ascendió al trono de Persia. Es el más famoso de los reyes sasánidas. Cosroes I se hizo famoso por sus reformas en el aparato de gobierno sasánida. En ellas introdujo un sistema racional de impuestos basado en la inspección de las posesiones en tierras, labor iniciada por su padre, y también trató por todos los medios de incrementar la beneficencia y los ingresos de su Imperio. Los anteriores grandes señores feudales equipaban sus propios ejércitos, a sus seguidores y criados. Cosroes I desarrolló una nueva fuerza de dekhans o “caballeros”, pagados y equipados por el gobierno central. Acercó al ejército y a la burocracia hacia el poder central, alejándolos de la influencia de los señores locales.

A pesar de que el emperador bizantino Justiniano I (527-565) había pagado la suma de 440.000 piezas de oro para mantener la paz, en 540 Cosroes I rompìó la “paz eterna” firmada en 532 e invadió Siria, donde capturó y saqueó la ciudad de Antioquía. Durante su camino de regreso, recaudó dinero de diferentes ciudades bizantinas.

En 565 murió Justiniano I, siendo sucedido en el trono bizantino por Justino II (656-578), quien decidió dejar de pagar a los cabecillas árabes para impedir que siguieran efectuando incursiones en territorio bizantino en Siria. Un año antes, el gobernador sasánida de Armenia, de la familia Suren, había construido un templo consagrado al fuego en Dvin, cerca de la moderna Yereván, matando además a un influyente miembro de la familia Mamikonia, lo que provocó una revuelta que condujo a la masacre del gobernador persa y toda su guardia en 571. Justino II se aprovechó de la revuelta en Armenia para terminar con los pagos anuales a Khosrau I por la defensa de los pasos del Cáucaso. Los armenios fueron recibidos como aliados y se envió un ejército al territorio persa que asedió Nísibis en 572. Sin embargo, las discrepancias entre los generales bizantinos no sólo llevó al abandono del asedio, sino que además el ejército bizantino fue asediado a su vez en la ciudad de Dara, que finalmente fue tomada por los persas.

Posteriormente el ejército persa saqueó Siria, provocando una nueva petición de paz por parte de Justino II. La rebeliíon armenia terminó con una amnistía general otorgada por Cosroes I, que devolvió a Armenia al control sasánida.

Sobre el 570, Ma al-Karib, hermanastro del rey de Yemen, pidió la intervención de Cosroes I en su país contra la intervención del reino cristiano de Etiopía, enviando Cosroes I una flota y un pequeño ejército bajo el mando de un comandante llamado Vahriz a las cercanías de la actual Adén que marchó contra la capital del país, Sanaa, la cual ocuparon. Saif, hijo de Mard-Karib, que había acompañado a la expedición, se convirtió en rey entre 575 y 577. Además, los sasánidas establecieron una base en el sur de Arabia para controlar el comercio marítimo con el este. Posteriormente, los reinos del sur de Arabia renunciaron al vasallaje que les ataba con los sasánidas, y hubo de enviarse una nueva expedición persa en el 598 que consiguió anexionarse el sur de Arabia como otra provincia del Imperio. Estas provincias se conservaron hasta la problemática época que siguió a la muerte de Cosroes II.

El reinado de Cosroes contempló el auge de los dighans (literalmente, “señores de las villas”), la pequeña nobleza terrateniente, que constituyeron el esqueleto de lo que luego se convirtió en la administración provincial sasánida y el sistema de recaudación de impuestos. Cosroes I fue un gran constructor que embelleció su capital, fundando nuevos barrios y construyendo nuevos edificios. Reconstruyó los canales y repuso las granjas destruidas en las guerras. También construyó poderosas fortificaciones en los pasos, y emplazó a ciertas tribus en pueblos cuidadosamente seleccionados de las fronteras para que hicieran de guardianes contra posibles invasiones. Fue un monarca tolerante con todas las religiones, a pesar de decretar la oficialidad del zoroastrismo para todo el estado. Tampoco pareció molestarse cuando uno de sus hijos se convirtió al cristianismo.

Tras Cosroes I, Ormuz IV (579-590) tomó el trono. Ormuz IV fue un gobernante enérgico que mantuvo la prosperidad iniciada por sus predecesores. Durante el reinado de su sucesor, Cosroes II (590-628), la revuelta del general Bahram Chobin (proclamado como Bahram VI en oposición al monarca oficial) provocó una breve crisis en el reino, aunque Cosroes II consiguió restablecer su control sobre el Imperio. Además, y aprovechando la guerra civil que sacudía al Imperio bizantino, lanzó una invasión a gran escala. El sueño sasánida de restablecer el dominio persa sobre Armenia estuvo cerca de cumplirse cuando cayeron Damasco y Jerusalén. Egipto cayó poco después. en 626, Cosroes II sitió Constantinopla con la ayuda de fuerzas eslavas y ávaras, sólo para contemplar, como otros antes y después también lo harían, las inexpugnables murallas de la capital bizantina.

Esta importante expansión vino acompañada de un período igualmente brillante del arte persa, de la música y de la arquitectura.

Decadencia y caída (622-651) [editar]

Artículo principal: Conquista musulmana de Persia

Aunque muy exitosa, la campaña de Cosroes II se realizó a costa de una importantísima presión fiscal. El emperador bizantino Heraclio (610-641) contraatacó con un movimiento táctico, abandonando su sitiada capital y navegando hasta el Mar Negro para atacar Persia desde la retaguardia. Mientras tanto, la mutua desconfianza entre Cosroes II y su general Shahrbaraz, agravadas por las cartas falsas que agentes bizantinos hicieron llegar hasta el general persa, y donde supuestamente Cosroes II planeaba su ejecución, hicieron que Shahbaraz permaneciera neutral durante este periodo crítico. Persia perdió el apoyo de uno de sus mayores ejércitos y de uno de sus mejores generales. Para mayor infortunio de Cosroes, Shanin, el otro gran sostén del ejército sasánida, que había conquistado el Cáucaso y Anatolia, murió de forma repentina, lo que acabó de desequilibrar la balanza en favor de los bizantinos.

Heraclio, con ayuda de los kázaros y otras tropas turcas, aprovechó la ausencia de Shanin y Shabaraz para obtener varias victorias devastadoras contra el estado sasánida, debilitado por quince años de guerras.

La campaña de Heraclio culminó el la Batalla de Nínive, donde los bizantinos (ya sin la ayuda de los kázaros, que habían abandonado a Heraclio) derrotaron al ejército persa comandado por Rhahzadh. Entonces Heraclio marchó hacia Mesopotamia y el oeste de Persia, saqueando Takht-e Soleiman y el palacio de Dastugerd, donde recibió noticias del asesinato de Cosroes II.

Tras el asesinato de Cosroes II en 628 se produjo el caos y la guerra civil. Durante un período de cuatro años (628-632) se sucedieron entre doce y catorce soberanos/as, incluyendo dos hijas de Cosroes II y el mismo general Shahbaraz. El Imperio sasánida se debilitó considerablemente. El poder central pasó a manos de los generales. Pasaron muchos años hasta la aparición de un rey fuerte, y desde entonces, el Imperio no volvió a recuperarse por completo.

En la primavera de 632, un nieto de Cosroes II, Yezdegard III, quien había vivido escondido, ascendió al trono y fue el último soberano sasánida. Aquel mismo año, los primeros escuadrones árabes efectuaron incursiones en territorio persa. Los años de guerra habían agotado tanto a los bizantinos como a los persas. Los sasánidas se encontraban aún más debilitados por el declive económico, los altos impuestos, los problemas religiosos, la rígida estratificación social, el creciente poder de los terratenientes y los sucesivos cambios de gobierno, factores todos ellos que facilitaron la invasión árabe.

En realidad, los sasánidas nunca opusieron una verdadera resistencia a la presión ejercida por los primeros ejércitos árabes. Yezdegard III era sólo un muchacho a merced de sus consejeros, e incapaz de unir a un vasto país reducido a un grupo de pequeños reinos feudales, a pesar de que los bizantinos, sometidos a similar presión por parte de los árabes, ya no constituían una amenaza. El primer encuentro entre los sasánidas y los musulmanes árabes se produjo en la Batalla del Puente de 634, que se saldó con una victoria persa que, sin embargo, no detuvo la conquista árabe. Estos reaparecieron poco después, comandados por el gran estratega Khalid ibn Walid, uno de los antiguos compañeros de Mahoma y líder del ejército árabe.[12]

Bajo el mando del califa Omar ibn al-Khattab, un ejército musulmán derrotó al más numeroso ejército persa liderado por el general Rostam Farrokhzad en las llanuras de al-Qadisiyyah en 637, asediando luego Ctesifonte, que terminó cayendo tras un prolongado sitio. Yazdegard huyó entonces hacia el este, dejando tras de sí la mayor parte del enorme tesoro del Imperio.

Es presumible que, de no haberse encontrado el Imperio sasánida exhausto, dividido y sin un gobierno eficiente en el momento de la invasión árabe, la caballería asawara persa habría podido derrotarles con toda seguridad. Sin embargo, las fuerzas persas nunca llegaron a unirse a tiempo, y se movían bajo el vacío de poder imperante. el resultado de esta debacle fue la conquista islámica. Cierto número de gobernadores sasánidas intentaron combinar sus fuerzas para hacer retroceder a los invasores, pero estos esfuerzos resultaron baldíos debido a la falta de una autoridad central, y los gobernadores fueron derrotados en la Batalla de Nihawand. A partir de entonces, el Imperio, con sus estructuras de mando militar inexistentes, sus tropas diezmadas, con sus recursos económicos destruidos y la casta de caballeros asawara desaparecida, se mostraba indefenso ante su invasor.

Al tener noticias de las derrotas en Nihawand y en Al-Qadisiyyah, Istijerdes tercero/Yezdegard III, con la mayor parte de la nobleza persa, huyó aún más hacia el noreste (huyendo de provincia en provincia de lo que quedaba de su antiguo imperio), a la provincia de Jorasán. Yezdegard fue asesinado por un molinero en Merv (Sogdiana), a finales del 651, mientras el resto de los nobles se asentaban en Asia Central (principalmente en Corasmia), donde contribuyeron en gran medida a la difusión de la cultura persa y su lengua en aquella región, estableciendo la primera dinastía nativa iraní: la dinastía samánida, que resucitó las tradiciones y la cultura sasánida tras la invasión del islam.

La abrupta caída del Imperio sasánida se completó en un periodo de cinco años, y la mayor parte de su territorio fue absorbido en el califato islámico de los omeyas. Sin embargo, muchas ciudades iraníes resistieron, luchando contra los invasores en multitud de ocasiones. La población aceptó el islam, una religión cuyo mensaje basado en la igualdad y la justicia, por lo que la población lo aceptó sin remordimiento al compararlo con el despotismo de del reyes que gobernaban Persia. Los árabes respetaron la cultura persa y tradujeron muchos de sus libros al árabe.

Gobierno [editar]

Los sasánidas establecieron su imperio cubriendo aproximadamente el mismo territorio de los aqueménidas, con capital en Ctesifonte, en la provincia de Khvarvaran. Los gobernantes sasánidas adoptaron el título de Shahanshah (rey de reyes), convirtiéndose a un tiempo en señores supremos y en guardianes del fuego sagrado, símbolo de la religión nacional. Esta simbología se muestra en las monedas sasánidas, donde el monarca reinante, con su corona y los atributos de su cargo, aparece en una de las caras mientras ocupa el reverso de la moneda la llama sagrada. Las reinas sasánidas tenían el título de Banebshenan barebshen (reina de reinas).

A menor escala, el territorio era gobernado por gobernadores pertenecientes a la familia real sasánida, conocidos como Shahrdar (شهردار), bajo la supervisión directa del Shahanshah. El gobierno sasánida se caracterizaba por una considerable centralización, por sus ambiciosos planes urbanísticos, el desarrollo de la agricultura y la investigación tecnológica. A las órdenes del rey, una poderosa burocracia se encargaba de la mayor parte de los asuntos del gobierno. La cabeza de esta burocracia y vice-canciller era el “Vuzorg (Bozorg) Farmadar” (بزرگ فرمادار). Dentro de este aparato burocrático, los sacerdotes zoroastrianos eran inmensamente poderosos. La cabeza de la clase sacerdotal era el Mobadan (موبدان), quien junto con el comandante en jefe, el Iran (Eran) Spahbod (ايران سپهد) y el jefe del sindicato de comerciantes, “Ho Tokhshan Bod” (هوتوخشان بد), que era también ministro de agricultura “Vastrioshansalar” (واستریوشانسالار) y jefe de los granjeros eran los hombres más poderosos del estado sasánida, sólo por debajo del emperador.

Los monarcas sasánidas actuaban frecuentemente como asesores de sus ministros, los cuales componían un consejo de estado. El historiador musulmán Masudi alababa la “excelente administración de los reyes sasánidas, su ordenada política, el cuidado de sus súbditos y la prosperidad de sus dominios”.

En tiempos normales, el cargo imperial era hereditario, aunque podía ser transmitido por el rey a un hijo menor. En dos momentos de su historia, el poder supremo estuvo en manos de sendas reinas. Cuando no existía un heredero directo disponible, los nobles y prelados elegían a un gobernante, aunque esta elección estaba restringida a los miembros de la familia real.

La nobleza sasánida era una mezcla de los antiguos clanes partos, las familias aristocráticas persas y las familias nobles de los territorios súbditos del Imperio. Tras la disolución de la dinastía parta surgieron muchas familias nobles, al tiempo que los que una vez fueron los siete clanes partos dominantes conservaban una gran improtancia social. En al corte de Ardacher I, las viejas familias arsácidas de Suen-Pahlav y Karen-Pahlav, junto con numerosas familias persas, los Varazes y Andiganos, ostentaban puestos de gran honor. El sucesor de Ardacher, Sapor I, utilizó como símbolo el blasón de Gondophar (un círculo rodeado por un creciente), que podría indicar la relación de este monarca a través de su madre con la casa de Suran-Pahlav.

Por regla general, las familias de clase más alta (Bozorgan), ostentaban los cargos de mayor poder en la administración imperial, incluyendo a los gobernadores de las provincias fronterizas (Marzban, مرزبان). La mayor parte de estos cargos eran patrimoniales, y en muchos casos eran heredados dentro de la misma familia durante generaciones. A los Marzban de más veteranía se les permitía tener un trono de plata, mientras a los de las provincias de mayor importancia estratégica como el Cáucaso se les permitía un trono de oro. Durante las campañas militares, los Marzban podían actuar como mariscales de campo, mientras los menos numerosos Spahbods podían comandar los ejércitos.

Culturalmente, los sasánidas implementaron un sistema de estratificación social. Este sistema tenía su base en el zoroastrismo, establecido como la religión oficial del estado. El resto de las religiones fueron tratadas con bastante tolerancia (aunque este punto es objeto de encendidas discusiones). Los emperadores sasánidas buscaron de forma consciente resucitar las tradiciones persas, tratando de borrar la influencia cultural griega.

El ejército sasánida [editar]

La columna vertebral del ejército persa (Spah) en la época sasánida estaba compuesta por la caballería pesada, evolucionada desde la época de los partos: los caballeros savaranos. Esta fuerza de caballería, compuesta por la élite de la nobleza, entrenada desde su juventud para el servicio militar, estaba apoyada por la caballería ligera, la infantería y los arqueros. Las tácticas sasánidas se centraban en la distracción y debilitamiento del enemigo mediante el uso de los arqueros, montados o a pie, para así permitir a los savaranos maximizar el poder de su carga.[13]

Al contrario que sus predecesores partos, los sasánidas desarrollaron técnicas avanzadas de asedio. Este desarrollo le proporcionó ventaja en sus conflictos con Roma; una ventaja basada en la capacidad de asediar ciudades y puestos fortificados. Inversamente, también desarrollaron técnicas para defender sus propias ciudades de un ataque. El ejército sasánida era famoso por su caballería pesada, heredada del anterior ejército parto, aunque mucho más avanzada y letal. El historiador griego Amiano Marcelino describió a la caballería de Sapor II, manifestando su alto nivel de equipamiento:

Todas las compañías estaban revestidas de hierro, y todas las partes de sus cuerpos estaban cubiertas por gruesas placas encajadas rígidamente y ajustadas a sus miembros, y llevaban formas de caras humanas encajadas en sus cabezas, de tal forma que todos sus cuerpos estaban cubiertos por entero de metal, y las flechas que cayeran sobre ellos sólo podrían clavarse por los orificios de la máscara por donde veían o por donde podían respirar. De ellos, algunso estaban armados con picas, tan firmemente sujetas que se podría pensar que las sostenían con abrazaderas de bronce.

Amiano Marcelino

La cantidad de dinero necesaria para mantener a un guerrero de la casta Asawara hacía necesario que estos dispusieran de tierras, y en efecto, los caballeros savaranos (asawara) las obtuvieron de la corona. A cambio, fueron los más notables defensores de la corona en tiempos de guerra.

Conflictos [editar]

Los sasánidas, al igual que los partos, mantuvieron una constante hostilidad contra el Imperio romano. Tras la división del Imperio romano en el 395, el Imperio romano de Oriente, con capital en Constantinopla, reemplazó al Imperio romano como principal enemigo de Persia. Las hostilidades entre ambos imperios se hicieron aún más frecuentes. Los sasánidas, al igual que los romanos, estaban en constante conflicto con los reinos vecinos y con las hordas nómadas. A pesar de que el peligro de las incursiones nómadas nunca llegó a ser completamente resuelto, los sasánidas tuvieron con éstas más éxito del que tuvieron en su lucha contra los romanos, ya que su política militar estuvo más centrada en la coordinación de las campañas contra el peligro nómada.

En el oeste, el territorio sasánida lindaba con el extenso y estable Imperio romano, pero en el este sus vecinos más cercanos eran el Imperio Kushān y tribus nómadas, como los hunos blancos. La construcción de fortificaciones como Tus Citadel o la ciudad de Nishapur, convertida posteriormente en centro de estudios y comercio, ayudaron a defender las provincias orientales de los ataques.

Al sur, en Arabia central, las tribus beduinas incursionaban de forma ocasional en el Imperio sasánida. El reino de Al-Hirah, vasallo del Imperio sasánida, fue establecido a modo de estado tapón entre el territorio del Imperio y las tribus beduinas. La disolución del reino de Al-Hirah por Cosroes II en 602 contribuyó en gran medida a la derrota sasánida frente a los beduinos árabes al final de ese mismo siglo. Estas derrotas resultaron en la anexión del Imperio sasánida por las tribus beduinas bajo la bandera del Islam.

Al norte, los jázaros y otras tribus turcas asaltaban con frecuencia las provincias septentrionales del imperio. Estas tribus saquearon el territorio de los medos en 634. Poco más tarde, el ejército persa les derrotó y expulsó. Los sasánidas construyeron numerosas fortificaciones en la región del Cáucaso para detener estos ataques.

Interacciones con Oriente

Relaciones con China

Como sus predecesores partos, el Imperio sasánida emprendió una relación exterior muy activa con China, y los embajadores persas viajaban con frecuencia a China. Los documentos chinos dan cuenta de trece embajadas sasánidas enviadas a China. Comercialmente, el comercio terrestre y marítimo con China fue importante tanto para los sasánidas como para los chinos. Al sur de China se ha encontrado una gran cantidad de monedas sasánidas, confirmando este comercio marítimo.

En diferentes ocasiones, los reyes sasánidas enviaron a sus más dotados músicos y bailarines a la corte imperial china. Ambos imperios se beneficiaron del comercio a lo largo de la ruta de la seda, compartiendo un interés común en preservar y proteger este comercio. Cooperaron en la custodia de las rutas comerciales a través de Asia Central, y ambos construyeron puestos avanzados en las áreas fronterizas para mantener a las caravanas a salvo de las tribus nómadas y los bandidos.

Políticamente, se conocen los esfuerzos de sasánidas y chinos por forjar alianzas contra sus enemigos comunes: los heptalitas. Dado el creciente control de Asia Central por parte de los nómadas de origen turco, también se produjo una colaboración entrre China y el Imperio sasánida para rechazar los avances turcos.

Tras la invasión del Imperio por los árabes musulmanes, Peroz, hijo de Yazdegard III, escapó junto con algunos nobles persas y se refugió en la corte imperial china. Piroz y su hijo Narseh obtuvieron títulos de nobleza en la corte china. Al menos en dos ocasiones, la última probablemente en 670, fueron enviadas tropas chinas al mando de Peroz para restaurarle en el trono sasánida, con resultados mediocres. Uno de estos intentos concluyó con un corto periodo de gobierno de Peroz en Sistán, del que se conserva un escaso registro numismático. Narseh alcanzó más tarde el cargo de comandante de la guardia imperial china, y sus descendientes vivieron en China como respetados príncipes.

Expansión a la India [editar]

Tras haber asegurado Irán y sus regiones vecinas bajo el gobierno de Ardacher I, el segundo emperador, Sapor I (240-270), extendió su autoridad más aún al este, dentro de lo que hoy es Pakistán y la parte noroccidental de la India. Los anteriormente autónomos Kushans se vieron obligados a aceptar su soberanía. A pesar de que el Imperio Kushan estaba en decadencia hacia el fin del siglo III para ser reemplazado por el Imperio Gupta en el siglo IV, está claro que la influencia sasánida siguió siendo relevante en la parte noroccidental de la India durante este periodo.

Persia y el noroeste indio entablaron un intercambio cultural y político durante este periodo, y ciertas prácticas sasánidas se extendieron dentro del territorio Kushan. En particular, la influencia sasánida se dejó notar en su concepto de realeza, sobre todo en el comercio de la plata y los textiles. Este intercambio cultural no incluyó sin embargo las prácticas religiosas sasánidas o su actitud hacia los kushan. Mientras los sasánidas siempre tuvieron un concepto religioso ligado a la política proselitista estatal, y esporádicamente perseguían o forzabanb la conversión de las minorías religiosas, los kushan eran más partidarios de la tolerancia religiosa.

También tuvieron lugar durante este periodo intercambios culturales de menor nivel entre la India y Persia. Por ejemplo, los persas importaron el juego del ajedrez, cambiando el nombre del juego de chaturanga a shatreng; a cambio, los persas introdujeron el Backgammon en la India.

Durante el reinado de Cosroes I se llevaron a Persia numerosos libros indios, siendo traducidos al Pahlevi, el idioma del Imperio sasánida. Algunos de estos volúmenes fueron luego incorporados a la literatura del mundo islámico. Un ejemplo notable de este tráfico literario fue la traducción del Panchatantra indio por uno de los ministros de Cosroes, Burzoe. Esta traducción, conocida como el Kelileh va Demmeh, llegó con posterioridad a Arabia y Europa. Los detalles del viaje legendario de Burzoe a la India y su atrevida adquisición del Panchatantra se describe con todo detalle en la obra de Ferdowsi Shahnameh.

La sociedad iraní bajo el gobierno sasánida

La sociedad y la civilización propiciada por los sasánidas fue de las más florecientes de su tiempo. En su ámbito geográfico sólo rivalizaba con la sociedad bizantina. La importancia de los intercambios científicos e intelectuales entre ambos imperios es un ejemplo de competición y cooperación de estas cunas de civilizaciones.

La diferencia fundamental entre la sociedad parta y la sasánida fue el énfasis que la última puso en conseguir un gobierno centralizado y carismático. En la teoría social sasánida, la sociedad ideal era aquella que podía mantener la estabilidad y la justicia, y el instrumento necesario para ello era una monarquía fuerte.

La sociedad sasánida era tremendamente compleja, con sistemas de organización separados gobernando numerosos grupos diferentes a lo largo del Imperio. Los historiadores consideran que la sociedad estaba dividida en cuatro clases: la sacerdotal (Atorbanan, en persa: آتروبانان), los guerreros (Arteshtaran, en persa: ارتشتاران), los escribas (Debiran, en persa: دبيران) y los plebeyos o campesinos (Vasteryoshan-Hootkheshan, en persa: هوتخشان-واستريوشان). Como centro del sistema de castas sasánida se encontraba el Shahansha, gobernando sobre todos los nobles. Las princesas reales, los pequeños mandatarios, los grandes terratenientes y los sacerdotes constituían un estamento privilegiado, y se les conocía como Bozorgan (بزرگان) o nobles. Al parecer, era un sistema social bastante rígido.

La pertenencia a una clase social se basaba en el nacimiento, si bien era posible de forma excepcional que una persona cambiara de clase al obtener ciertos méritos. La función del rey era asegurarse de que cada clase se mantuviera dentro de sus propios límites, es decir, que los fuertes no oprimieran a los débiles, y los débiles no derrocaran a los fuertes. Mantener este equilibrio social era la esencia de la justicia del rey, y de esta justicia dependía la glorificación de la figura del monarca sobre las otras clases.

A un nivel más bajo, la sociedad sasánida estaba dividida entre los Azatan u hombres libres (آزادان) y la masa de campesinado de origen no ario. Los azatan formaban una amplia aristocracia de administradores de bajo nivel que vivían principalmente en pequeñas propiedades, guardando celosamente su estatus de descendientres de los antiguos conquistadores arios. Militarmente, los azatan constituían la columna vertebral de la caballería sasánida.

Arte, ciencia y literatura [editar]

Los reyes sasánidas fueron mecenas de las letras y la filosofía. Cósroes I dispuso de los trabajos de Platón y Aristóteles traducidos al Pahlevi y que se enseñaban en Gundishapur, e incluso él mismo los leyó. Durante su reinado fueron compilados gran cantidad de anales históricos, de los cuales sólo se conserva el Karnamak-i Artaxshir-i Papakan (Los hechos de Ardacher), una mezcla de historia y romance que sirvió como base para la épica nacional iraní, el Shahnama. Cuando Justiniano I cerró las escuelas de Atenas, siete de sus profesores huyeron a Persia y encontraron refugio en la corte de Cósroes. Con el tiempo, sintieron nostalgia de su tierra, y en los tratados de 533 entre Justiniano y el rey sasánida se estipuló que se permitiera a los sabios griegos regresar a su tierra libres de cualquier persecución.

Bajo Cósroes I, el colegio de Gundishapur, fundado en el siglo IV, se convirtió en “el mayor centro intelectual del mundo”, acudiendo a él estudiantes y maestros de todas las partes del mundo. Incluso los cristianos nestorianistas fueron recibidos en Gundishapur, aportando las traducciones al sirio de los trabajos griegos sobre medicina y filosofía. También acudieron a Gundishapur los neoplatónicos, quienes plantaron la semilla del misticismo sufí, así como los eruditos de la India, Persia, Siria y Grecia, que se mezclaron para dar lugar al una floreciente escuela de medicina.

Artísticamente, el periodo sasánida fue testigo de los mayores avances de la civilización persa, gran parte de los cuales se fundieron con lo que se conoció como cultura islámica, incluyendo la arquitectura y la literatura. En su punto álgido, el Imperio sasánida se etandía desde Siria hasta el norte de la India, pero su influencia llegó mucho más allá de sus límites políticos. Se han hallado motivos sasánidas en el arte de Asia Central y China, en el Imperio bizantino, e incluso en la Francia merovingia. Sin embargo, el verdadero heredero del arte sasánida fue el arte islámico, que asimiló sus conceptos y al mismo tiempo, les insufló nueva vida y un vigor renovado. Como expresa el historiador americano Will Durant:

El arte sasánida exportó sus formas y motivos hacia el este, dentro de la India, Turkestán y China, y hacia el oeste dentro de Siria, Asia menor, Constantinopla, los balcanes, Egipto y España. Probablemente su influencia ayudó a cambiar el énfasis en el arte griego desde las representaciones clásicas al ornamento bizantino, y en el arte cristiano latino desde los techos de madera a las bóvedas y cúpulas de ladrillo o piedra y los muros apoyados en arbotantes

William James Durant

Relieves sasánidas de Naqsh-e Rustam.

Los relieves sasánidas de Taq-e Bostan y Naqsh-e Rustam fueron en su origen policromadas, al igual que gran parte de los palacios, aunque sólo se conservan trazas de aquellos colores. La literatura, en cambio, deja claro que la pintura fue un arfte floreciente en la época sasánida. Se sabe que el profeta Mani fundó una escuela de pintura; Firdowsi cuenta cómo los magnates persas adornaban sus mansiones con pinturas de los héroes iraníes, y el poeta al-Buhnturi describe los murales del palacio de Ctesiphon. A la muerte de los reyes sasánidas, los mejores pintores del momento eran convocados para pintar un retrato del difunto rey para la colección del tesoro real.

Pieza textil sasánida del siglo IV.

La pintura, escultura, alfarería y otras formas de decoración compartieron sus diseños con el arte textil sasánida. Sedas, bordados, brocados, damasquinados, tapices, tapicerías, doseles, techados y alfombras se tejían con paciencia servil por manos maestras, y eran introducidas en tintes calientes de amarillo, azul y verde. Casi cada persa, exceptuando los campesinos y los sacerdotes, aspiraban a vertir por encima de los de su clase. Los regalos se hacían frecuentemente en forma de suntuosas prendas de vestir, y las alfombras de vistosos colores eran señal de riqueza en el este desde los días de los asirios.

Las dos docenas de tejidos sasánidas que escaparon a la acción del tiempo están entre las fabricaciones humanas más valoradas. Incluso en su tiempo, el textil sasánida era admirado e imitado desde Egipto al lejano oriente, y durante las cruzadas, estos productos paganos eran apreciados para vestir las reliquias de los santos cristianos. Cuando Heraclio capturó el palacio de Khosru Parvez en Dastagird, los delicados bordados y las inmensas alfombras estaban entre sus más preciados despojos. Era famosa la “alfombra de invierno”, también conocida como “la primavera de Cósroes” (قالى بهارستان) o Khosru Anushirvan, diseñada para hacerle olvidar el invierno con sus escenas primaverales y veraniegas: flores y frutos hechos con rubíes y diamantes, además de caminos de plata y arroyos de perlas trazados sobre un fondo de oro. Harun al-Rashid se mostraba orgulloso sobre su espaciosa alfombra sasánida, intrincadamente labrada con joyas. Los persas incluso escibieron poemas de amor acerca de sus alfombras.

La influencia de los tejidos sasánidas, además de impregnar al arte textil del Imperio bizantino, se extendió tras la caída del Imperio a manos musulmanas por todos los dominios árabes, llegando hasta Al-Andalus, en el extremo oriental de estos dominios.[14]

Los estudios sobre los restos muestran que los reyes sasánidas utilizaron alrededor de cien tipos de coronas. Las diferentes coronas sasánidas muestran la situación cultural, económica, social e histórica de cada periodo. También muestran el carácter de cada rey. Los diferentes símbolos y signos sobre las coronas, la luna, las estrellas, el águila y la mano nos ilustran acerca de las creencias religiosas de sus propietarios.

La dinastía sasánida, al igual que la aqueménida, se originó en la provincia de Persis (Fars). Los sasánidas se veían a sí mismos como sucesores de los aqueménidas tras el interludio de dominio helenístico y parto, y estaban convencidos de que su destino último era restaurar la grandeza de Persia.

Al revivir las glorias del pasado aqueménida, los sasánidas no fueron unos meros imitadores. El arte de este periodo revela una asombrosa virilidad, anticipándose en ciertos aspectos a las aspectos claves del arte islámico. El arte sasánida combinaba elementos del arte tradicional persa con elementos e influencias helenísticas. La conquista de Persia por Alejandro el Grande inició la expansión del arte helenístico en asia occidental. Aunque el este aceptó estas influencias artísticas de forma externa, nunca asimiló realmente al espíritu de las mismas. Incluso en el periodo parto, el arte helenístico era interpretado libremente por los pueblos del cercano oriente. Así, el periodo sasánida fue una reacción contra estas formas artísticas. El arte sasánida resucitó formas y tradiciones nativas de Persia, y ya en el periodo islámico, estas formas alcanzaron las costas del Mediterráneo. Según Fergusson:

Con el auge de los sasánidas, Persia recuperó gran parte del poder y la estabilidad que durante largo tiempo le había sido extraña(…) Los avances de las artes en el terreno doméstico sin un indicativo del regreso a la prosperidad y a un grado de seguridad desconocido desde la caída de los aqueménidas.[15]

Los palacios supervivientes ilustran el esplendor en el que vivían los monarcas sasánidas. Sirvan como ejemplo los palacios de Firouzabad y Bishapur en Fars y en la capital del Imperio en Ctesiphon, en la provincia de Khvarvaran, en Iraq. Además de las tradiciones locales, la arquitectura parta ejerció también influencia sobre las características de la arquitectura sasánida. Ambas se caracterizan por las bóvedas de medio cañón, introducidas durante el periodo parto. En el periodo sasánida, éstas alcanzaron enormes proporciones, especialmente en Ctesiphon. Allí, el arco el gran salón abovedado, atribuido al reinado de Sapor I (241-272) tenía un ancho de más de 26 metros, alcanzando una altura de casi 40. Esta magnifica estructura fascinó a los arquitectos de los siguientes siglos, y está considerada como uno de los más importantes ejemplos de la arquitectura persa. Muchos de los palacios contenían un salón de audiencias interior consistente, como en el de Firuzabad, en una cámara cubierta por una cúpula. Los persas resolvieron el problema de construir una cúpula circular sobre un edificio cuadrado empleando arcos construidos en cada esquina del cuadrado, convirtiendo a éste de hecho en un octógono sobre el cual era más sencillo emplazar la cúpula. La cúpula de la cámara del palacio de Firouzabad es el ejemplo más antiguo que se conserva del uso de estos arcos, lo que sugiere que esta técnica arquitectónica es, probablemente, original de Persia.

La característica exclusiva de la arquitectura sasánida es el uso distintivo del espacio. Los arquitectos sasánidas concibieron sus edificios en términos de masas y superficies. Esto dio lugar al uso en abundancia de muros de ladrillo decorados con estuco moldeado o tallado. Las decoraciones sobre muros de estuco aparecen en Bishapur, aunque se dan mejores ejemplos de la misma en Chal Tarkhan, cerca de Rayy (del sasánida tardío o inicios de la época islámica), y en Ctesiphon y Kish, en Mesopotamia. Los paneles muestran figuras animales en corro, bustos humanos y motivos geométricos o florales.

En Bishapur, algunos de los suelos fueron decorados con mosaicos que muestran escenas de júbilo, como en un banquete. Aquí, la influencia romana aparece clara, y los mosaicos podrían haber sido creados por prisioneros romanos. Los edificios fueron decorados con pinturas murales, de las que se dan buenos ejemplos en las encontradas en Kuh-i-Khwaja, en Sistan.

Industria y Comercio [editar]

La industria persa bajo el gobierno sasánida se desarrolló desde el ámbito doméstico hasta el urbano. Se crearon numerosos gremios, y algunos pueblos contaron incluso con un proletariado revolucionario. Las vestiduras de seda fueron introducidas desde China, y las sedas sasánidas llegaron a todas partes, sirviendo como modelo para las artes textiles en Bizancio, China y Japón. La influencia de los productos textiles y la platería sasánida llegó a lugares tan lejanos como Hispania.[16] Los mercaderes chinos llegaban a Irán para vender seda en bruto y comprar alfombras, joyas, maquillajes… Armenios, sirios y judíos contactaron Persia con Bizancio y Roma en un lento intercambio. Las buenas carreteras y puentes, bien vigilados, permitían eñ establecimiento de postas y caravanas de mercancías que unían Ctesiphon con todas las provincias. Se construyeron puertos en el Golfo Pérsico para facilitar el comercio con la India. Los mercantes sasánidas llegaron lejos y a muchas partes, desplazando a los romanos de las lucrativas rutas comerciales oceánicas con la India. Recientes descubrimientos arqueológicos muestran un hecho interesante: los sasánidas usaban etiquetas especiales sobre sus mercancías como forma de promocionar sus marcas y distinguir entre diferentes calidades.

Cósroes I extendió aún más la ya vasta red comercial. El estado sasánida pretendió tomar el control monopolístico del comercio, con las mercancías lujosas asumiento un papel primordial en el mismo, y una gran actividad en construcción de puertos, puestos de caravanas, puentes, y donde el objetivo era unir el comercio con la urbanización. Los persas dominaron el comercio internacional, tanto con el Océano Índico como en Asia Central y el sur de Rusia en tiempos de Cósroes, a pesar de que la competencia con los bizantinos en aquel tiempo era intensa. os asentamientos sasánidas en Oman y Yemen dan fe de la importancia del comercio con la India, aunque el comercio de la seda con China estuvo principalmente en manos de los vasallos de los sasánidas y de los pueblos iranios como los Sogdianos.

Las principales productos exportados por los sasánidas fueron los tejidos de seda, lana y dorados, las alfombras y tapices, las pieles y cueros y las perlas del Golfo Pérsico. También hubo tráfico de mercancías procedentes de China (papel, seda) y la India (especias) sobre las que las aduanas sasánidas imponían arranceles y que eran reexportadas desde el Imperio a Europa.

Esta etapa suspuso también un incremento de la producción metalúrgica, de tal forma que Irán se ganó la reputación de ser la “armería de Asia”. Gran parte de los centros de minería sasánida se encontraban en la periferia del Imperio: en Armenia, en el Cáucaso, y sobre todo, en la Transoxiana. La extraordinaria riqueza mineral de las montañas de Pamir, en las fronteras orientales del Imperio, originó la leyenda sobre los Tajiks, el pueblo iranio que allí habitaba y cuya leyenda aún perdura. Se dice que cuando Dios creó el mundo, viajó sobre los montes Pamir, dejando caer su jarra de minerales que se esparcieron a lo largo de la región.

Religión [editar]

La religión del estado sasánida era el zoroastrismo, si bien el zoroastrismo sasánida tenía claras diferencias sobre las prácticas reflejadas en el Avesta, el libro sagrado del zoroastrismo. El clero zoroastrista sasánida modificó la religión de forma que satisficiera sus intereses, provocando una sustancial intranquilidad religiosa. Las políticas religiosas sasánidas contribuyeron al florecimiento de numerosos movimientos reformistas religiosos, los más importantes de los cuales fueron las religiones de Mani y Mazdak.

El extremado y pronunciado dualismo constituyeron la característica más reseñable del zoroastrismo. Ormazd y Ahriman, los principios del bien y del mal, eran considerados como gemelos, que vinieron en un principio para crear la vida y la muerte, y para establecer cómo sería el mundo. No había prioridad en la existencia de uno sobre el otro, y tampoco una decidida superioridad. Ambos, siendo contemporáneos, contendían desde el principio de los tiempos y seguirían haciéndolo por toda la eternidad, no siendo ninguno de ellos capaz de desbancar al otro.

Reverso de una moneda de Sapor I, donde aparece el altar del fuego, con la llama surgiendo del mismo.

Reverso de una moneda de Ormuz II, donde además de la llama sagrada, aparece una cabeza humana.

Estos dos principios eran representados como personas. Ormazd era el creador de vida, terrenal y espiritual, creador de los cuerpos celestiales, la tierra, el agua y los árboles. Ormazd era bueno, sagrado, puro, verdadero. Significaba la suprema felicidad, y estaba en posesión de todas las bendiciones: salud, riqueza, virtud, sabiduría e inmortalidad. De él procedían todos los dones de los que el hombre podía disfrutar. Al igual que recompensaba la bondad, también castigaba la maldad, si bien éste era un aspecto de su esencia raramente representado.

El culto zoroastrista estaba íntimamente conectado con los templos y altares dedicados al fuego. En todas las ciudades importantes del Imperio se mantenía un templo del fuego, y en cada uno de ellos se veneraba a una llama sagrada, de la que se creía que había sido encendida desde los cielos y se mantenía perpetuamente encendida por los sacerdotes. Se decía de esta llama que era “inextinguible”. Es probable que los altares del fuego también existieran de forma independiente de los templos. A lo largo de la historia de los sasánidas, el altar del fuego tuvo un lugar prominente en la numismática como la más frecuente impresión del reverso de las monedas. Se representaba este altar con la llama surgiendo del mismo, y en ocasiones con una cabeza en la llama. El pie de este altar solía ornamentarse con guirnaldas o cintas, y a cada lado, como protectores o devotos, se representaban dos figuras, en ocasiones mirando la llama, y en otras vueltos de espaldas a ésta, como guardándola de los enemigos externos.

Además del zoroastrismo, coexistían en la sociedad sasánida otras religiones, principalmente el judaísmo, el cristianismo y el budismo, las cuales fueron en muchos periodos libres de practicar sus cultos y de predicar sus creencias.

La idea cristiana de un Cristo Humano y divino pero separado en dos personas se conoce como nestorianismo .Cuando tras el Concilio de Éfeso (año 431) el nestorianismo fue considerado herejía, y por tanto fue desterrado del Imperio romano, la diáspora de los cristianos nestorianos encontró refugio en el Imperio sasánida. Gran parte de los habitantes del imperio persa (en especial en Iraq) y los Lajmidas abrazaron la denominación cristiana conocida en Occidente (incluyendo aquí a Siria y al Imperio bizantino como partes del Occidente) con el citado adjetivo de “nestorianismo”.

Bajo el gobierno sasánida floreció una populosa comunidad judía, cuyos centros más prósperos eran Isfahán, Babilonia y Jorasán, y con una autoridad religiosa semiautónoma establecida en Mesopotamia. Esta comunidad, de hecho, continuó siendo floreciente hasta la llegada del sionismo. Las comunidades judías sufrieron, sin embargo, persecuciones ocasionales, aunque en términos generales, disfrutaron de una relativa libertad religiosa, y gozaban de privilegios que se le negaban a otras comunidades religiosas minoritarias. Sapor I (Shabur Malka en arameo) fue particularmente amistoso con los judíos. Su amistad con Shmuel conllevó muchas ventajas para la comunidad judía. Incluso ofreció a los judíos del Imperio sasánida un magnífico caballo, por si llegara el Mesías, de quien se pensaba que llegaría a lomos de un burro o una mula.

Sapor II, cuya madre era judía, conservó una amistad parecida con el rabino babilonio Raba. La amistad con Raba aseguró a los judíos la relajación de las opresivas leyes dictadas contra los judíos en el Imperio persa. En esta coyuntura de tolerancia, en los territorios orientales del Imperio, varios lugares de adoración budista, especialmente Bamiyán experimentaron cierto áuge a medida que el budismo se hacía más popular en la región.

Cronología [editar]

  • 226. El rey Ardashir se subleva y destruye el Reino Parto, fundando en su lugar el Imperio sasánida.
  • 260. Batalla de Edesa. El rey Sapor I derrota al Emperador romano Valeriano tomándolo como prisionero. Los sasánidas se hacen con el control del Próximo Oriente, aunque pronto deberán disputarlo con el ascendiente poder de Zenobia de Palmira.
  • 296. El ejército invasor del rey Narsés es aniquilado por Maximino Daya provocando la pérdida de los territorios de Armenia, Asiria y Mesopotamia.
  • 310. Sapor II derrota en tres ocasiones a los romanos y los obliga a abandonar Armenia y Mesopotamia.
  • 390. Periodo de decadencia marcado por la mediocridad de los reyes Ardacher II, Sapor III, Bahram III y Peroz, durante el cual hubo luchas internas contra la aristocracia.
  • 590. Cosroes II el Grande declara la guerra al Imperio bizantino, y se enreda en una inacabable guerra contra Heraclio.
  • 622. A las continuas derrotas que el Imperio sasánida sufre a manos bizantinas, se suma una peste que origina una profunda crisis demográfica que provoca el asesinato de Cosroes II Parviz y la entronización de sus hijos Ardashir III y Kavad II con los cuales el poderoso imperio sasánida entra en una fase de descomposición y pérdida de territorios a manos de las incursiones árabes.
  • 651. El Imperio sasánida sucumbe a manos del Califato Omeya tras la muerte de su último rey, Yazdegerd III.

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Garthwaite, Gene R., The Persians, p. 2 ISBN 1-55786-860-3
  2. Bury, p. 109.
  3. a b Durant.
  4. Comparetti, Matteo “Los sasánidas en Africa“, en Transoxiana 4 (julio 2002). El artículo original en inglés posee sus citas correspondientes.
  5. Sarfaraz, pp. 329–330
  6. Iransaga: The art of Sassanians
  7. Zarinkoob, p. 305.
  8. Zarinkoob, p. 194-198.
  9. Rostovtzeff, M. “La crisis del Imperio romano en el siglo III d. C.“, en webhistoria (extracto de Roma. De los orígenes a la última crisis, ed. Eudeba)
  10. Mazdekismo : herejía y utopía en la Persia Sasánida (484-528), en Universidad Nacional de Cuyo
  11. Fernández, Gonzalo (Universitat de València), “La controversia historiográfica en torno al fin de la Edad Antigua” p.591, en Gerión Vol. 20 Núm. 2 (2002). ISSN 0213-0181
  12. Ivorra, Carlos, La Expansión Árabe. Universitat de València
  13. Wilcox, Peter, Rome’s enemies (3) - Parthian and Sassanid Persians, Osprey publishing, 2001. ISBN 0-85045-688-6
  14. Ángela Arteaga et al. TEJIDOS HISPANO MUSULMANES. ESTUDIO TÉCNICO Y ANALÍTICO. Ministerio de Cultura de España
  15. Fergusson, History of Architecture, vol. i, 3ra edición, pp. 381−3
  16. Blázquez Martínez, José MaríaEl mosaico de Dulcitius (Villa El Ramalete), Navarra, y las copas sasánidas“, en Antigua: Historia y Arqueología de las civilizaciones (página de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes). Publicado anteriormente en M.A. Ladero (ed.), Estudios en memoria del prof. D. Salvador de Moxó, vol. I, Madrid 1982

Bibliografía relacionada


Archivado en: ARTÍCULOS, Arqueologia, Arte Antiguo, General, H. Próximo Oriente, HISTORIA ANTIGUA, R. Próximo Oriente, RELIGIONES ANTIGUAS

Trackback Uri






9 Dic 09

La ciudad de Petra está orientada a la misma estrella que la Kaaba

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/17/Canopus.jpg

Agosto 13, 2009La estrella Canopo

Los principales monumentos de Petra, la legendaria ciudad de los nabateos en Jordania, están orientados hacia el solsticio y hacia Canopo, la estrella que guiaba a las caravanas por la Península arábiga, al igual que sucede con la Kaaba, en La Meca, según el astrónomo del IAC Juan Antonio Belmonte.

Canopus o Canopo es el nombre propio de la estrella Alfa Carinae (α Car / HD 45348 / HR 2326), la más brillante de la constelación de Carina («La Quilla») y la segunda más brillante del cielo, tras Sirio (α Canis Majoris), con una magnitud aparente de -0,72. Aunque se trata de una estrella del hemisferio celeste Sur profundo, puede observarse incluso desde la costa africana del Mar Mediterráneo. Es circumpolar al sur de latitud 38° S, en ciudades como Bahía Blanca (Argentina) y Valdivia (Chile).

El investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) explica que, tras realizar trabajos de campo en la ciudad nabatea, considera a Petra “como un maravilloso taller para los estudios arqueoastronómicos y arqueotopográficos”.

Imagen de la ciudad de Petra

El Monasterio,Petra,Jordania

Para su estudio midió los principales monumentos de la ciudad nabatea -El Tesoro, el Monasterio y las tumbas reales, entre otros- y tras analizar los datos halló, para su sorpresa, que la astronomía y la topografía “sagrada” eran muy importantes para orientar las tumbas y los templos.

Los nabateos eran una tribu árabe que habitó el sudeste de Palestina y Siria, en la frontera con el mundo helénico, un par de siglos antes de Cristo, y fundaron un imperio que se extendía desde el Mar Rojo hasta Damasco y desde Gaza hasta los desiertos de Arabia central.

El astrónomo encontró “sorpresas agradables” en Petra, como el que uno de sus monumentos más famosos, El Monasterio, está orientado a la puesta de Sol en el solsticio de invierno, un momento clave del ciclo anual.

El Monasterio,Petra.No podría estar orientado de otro modo,por la montaña que tiene detrás.

Imagen nocturna de Petra en Jordania

Pero el investigador halló además un dato “sugerente” sobre el emplazamiento de estos monumentos al detectar que tienen la misma orientación astronómica que la Kaaba antes de que fuera islamizada y convertida en el centro principal de peregrinación de los musulmanes, cuando era un santuario pagano en el que se creía que había unos 360 ídolos, destruidos por el profeta Mahoma tras conquistar la Meca.

“La Kaaba muestra los mismos alineamientos que Petra, ya que los nabateos al fin y al cabo eran una tribu árabe, y refuerza lo que los textos mencionan sobre otros monumentos pre-islámicos”, detalla Belmonte.

También otro templo principal, el de los Leones Alados, dedicado posiblemente a la diosa Al Uzza, está orientado hacia Canopo, la segunda estrella más brillante del cielo y que, al marcar el Sur con relativa precisión, era utilizada por las caravanas para orientarse desde Petra hacia La Meca y desde allí hacia los países del incienso y su destino final, Saba.

Otro dato “curioso” es que los dos grandes obeliscos de más de seis metros, excavados en la montaña en una muestra de la habilidad de los escultores nabateos, están orientados Este-Oeste de manera que al amanecer y al atardecer, y en el equinoccio, ambos están perfectamente alineados y su sombra “se toca, lo que seguramente implicaba algo en la mente de sus constructores”.

Mathematical Astronomy in Medieval Yemen

A Biobibliographical Survey

by David A. King
American Research Center in Egypt Catalogs - ARCEC 4

American Research Center in Egypt,

1983

00000000

Más información:

http://www.islamic-awareness.org/History/Islam/Dome_Of_The_Rock/qibla.html

Astronomical Orientation Of Ka`bah

It has recently become evident that astronomical alignments were widely used by Muslims over the centuries for finding the Qiblah and for orienting mosques towards the Ka`bah. The Qiblah of some of the early and medieval mosques were intended to be “parallel” to one of the walls of Ka`bah, this “parallelism” being achieved by facing the mosque towards the same astronomical horizon phenomena as one would be facing when standing in front of appropriate wall of the Ka`bah. The reason for the use of astronomical alignments, particularly cardinal and solstitial directions and the rising point of the star Canopus, can now be understood in the light of the astronomical alignment of Ka`bah itself. The use of astronomical alignments (and also directions associated with the winds, see Fig. 11) for Qiblah was actually favoured by the religious authorities over the Qiblah directions computed mathematically by the Muslim astronomers in medieval times.[9]

Figures 5 and 6 show the astronomical alignment of the Ka`bah as implied by the MS Milan Biblioteca Ambrosiana 73 Sup., a treatise authored by a Yemeni astronomer Muhammad ibn Abi Bakr al-Farisi (c. 1290).[10]

Figure 5: The alignments of the Kaabah implied by the first section of the text illustrated in MS Milan Biblioteca Ambrosiana 73 Sup.

Figure 6: The alignments of the Kaabah implied by the second section of the text illustrated in MS Milan Biblioteca Ambrosiana 73 Sup.

Studies by Hawkins and King using the modern tools of astronomy have shown that the actual alignment of the Ka`bah are the following:

Figure 7: Actual alignments of the Kaabah.

Figure 8: Astronomical alignments of the Kaabah drawn to scale.[11]

From the light of above knowledge we can see why the early mosques in Iraq were aligned towards the winter sunset. Aligning the mosques in Iraq towards the winter sunset would mean “facing” the northeast (or southwest) wall of Ka`bah (Figure 5 and 8). Similarly one can see that the mosque of `Amr bin al-`As in Fustat just outside Cairo faced the winter sunrise because this would mean “facing” the northwest (or southeast) wall of Ka`bah (Figure 6 and 8). The implication of this astronomical orientation had not been grasped by Crone and Cook and their likes most probably because of their lack of knowledge of astronomy in general and Islamic astronomy in particular. Like Crone and Cook, Suliman Bashear and Moshe Sharon have argued along the same lines using similar Islamic literary sources concerning the Qiblah of the early mosque in Fustat without bothered to inform the readers where exactly the correct direction of Qiblah lies. Bashear says:

… one must add the reports noted by some scholars concerning `Amr bin al-`As’s prayer in a church in Egypt, where he made only a slight diversion from its eastern qibla, as well as the fact that the mosque which bears his name had one “very much turned towards the east” (qibla musharriqa jidan) and that it remained so until turned south towards Mecca by al-Walid’s governor, Qurra b. Sharik, in 92 AH.[12]

The Qiblah of Cairo is 46° 20′ south of east not “south towards Mecca”. The amount of deviation is not indicated in the sources quoted by Crone and Cook,[13] Bashear and Sharon[14] but all of them suggested that `Amr bin al-`As prayed facing slighly south of east or slightly turned away from east. This would mean that he faced roughly the winter sunrise that is only a slight diversion from east; 27° south of east to be precise. In the light of above source quoted by Bashear we wonder what was there for Qurra bin Sharik to correct the Qiblah! We do not have know of any literary sources that say Qurra bin Sharik re-oriented the mosque accurately towards the Qibla. This is because the mosque of `Amr bin al-`As even today is oriented towards the winter sunrise.

Sharon, in fact, acknowledges the fact that the mosque of `Amr bin al-`As is oriented towards winter sunrise but this contradicts his own thesis that the Qiblah of mosques of early Muslims in Christian-dominated areas such as in Syria and Egypt was the Qiblah of Christians, due east! It makes us wonder how good is Sharon’s sense of direction when he mentions that the Qiblah in Syria is due east. He does not mention any sources to support his claim. What is clear is that he does not understand the finer points of astronomy; the difference between winter sunrise and equinoctial sunrise. He is also unaware of some of the recent literary sources that mention the use of astronomical alignments to direct the early as well as medieval mosques towards their Qiblahs.

From the above discussion we can infer that the early Muslims, though not very well versed in the aspects of astronomy, had a fair idea about the orientation of the sunrises, sunsets and rising of Canopus with respect to Ka`bah during various parts of the year. These astronomical phenomena were used to orient the mosques towards their respective Qiblahs. David King says:

Our sources state that, for example, the qibla in North West Africa is towards the rising of the sun at the equinoxes, due east; that the qibla in Egypt is towards the rising of the sun at midwinter; that the qibla in Yemen is towards the direction from which the north wind blows or is towards the Pole Star, which does not rise or set, but whose position defines north; that the qibla in Syria is towards the rising of the Canopus; that the qibla in Iraq is towards the setting of the sun at midwinter; and that the qibla in India is towards the setting of the sun at the equinoxes, due west.[15]

It can be deduced that the mosques oriented using astronomical phenomena were not often oriented accurately towards Qiblah.

4. Jacob Of Edessa On Qiblah Of Muslims

What now becomes almost unbelievable is that Crone and Cook as well as Smith quote Jacob of Edessa to support their argument that the Muslim Qiblah was not fixed towards Makkah (or Ka`bah) whereas Jacob of Edessa actually says:

The Jews who live in Egypt, as likewise Mahgraye there, as I saw with my own eyes and will now set out for you, prayed to the east, and still do, both people - the Jews towards Jerusalem, and the Mahgraye towards the Ka`bah (K`bt’). And those Jews who are in the south of Jerusalem pray to the north; and those in Babylonia and nhrt’ and bwst’ pray to the west. And also the Mahgraye who are there pray to the west, towards the Ka`ba; and those who are to the south of the Ka`ba pray to the north, towards the place. So from all this it is clear that it is not to the south that the Jews and Mahgraye here in the regions of Syria pray, but towards Jerusalem or Ka`bah, the patriarchial places of their races.[16]

This, in actuality, proves the opposite of Crone and Cook as well as Smith’s claim. The structure of the sentence clearly shows that there were two different places: Jerusalem and the Ka`bah (notice also the plural form of “place” and “race”). Any attempt to claim that there was more than one Ka`bah is merely clutching at straws. The word Ka`bah in Arabic means “cube” and the only Ka`bah is that found in Makkah.

In Egypt, the Muslims prayed towards “east” (i.e., the winter sunrise) as being almost correctly observed by Jacob of Edessa (see Figure 4). What is more interesting is that Jacob of Edessa asserts the Qiblah of Muslims by saying they always prayed towards Ka`bah no matter where they were. Crone and Cook as well as Smith base their hypothesis on what one may call outright quackery.

5. Early Mosques In Negev: How Were They Oriented?

Since Crone and Cook deduced from the Qiblah of the early mosques that there were aligned somewhere towards a mysterious sanctuary in northern Arabia, we would like to add remind that they conveniently forgot to mention the orientation of one of the the earliest mosque: al-Masjid al-Aqsa. This mosque is oriented due south, towards Makkah. Further we would also like to add a recent study to check the claims of Crone and Cook.

Recently, Avni studied 12 mosques (10 open and 2 closed) in the settlements in Negev highlands, Occupied Palestine, dating them to first two centuries of hijra.[17] He also provides the data for the mihrab azimuth (i.e., Qiblah) of various mosques.[18] Surprisingly, there is no mention of the possible astronomical alignment used to determine the Qiblah. Due to the closeness of these settlements to each other we would consider the Qiblah of a place called Sede Boqer as our principal reference.[19] The data provided by Avni can be plotted as follows:

Figure 9: The direction of Qiblah from Sede Boqer. The coloured arrows show the direction of the Qiblahs of 12 mosques studied by Avni. The mosque in Sede Boqer itself is oriented at 166° east of north, off by about 13° from the true Qiblah. The rising of Canopus is shown by a blue arrow-head in the bottom of the figure.

As one can see that maximum deviation from the actual Qiblah is about 29° for a mosque which has its Qiblah pointing due south. Rest are deviated between 5 to 19° from the actual Qiblah. The question now is: what was the method used to align these open mosques in the Negev highlands to such a high degree of accuracy? Certainly it was not the sunrise during summer, winter or equinox? Could it be the rising of one of the stars, e.g., Canopus, one of the brightest in the southern hemisphere? To confirm our doubts we ran the simulation of the night sky at Sede Boqer using Starry Night Backyard 3.1 software. The results were quite stunning.

Figure 10: A simulation of Canopus rising at Sede Boqer at an azimuth of 158°.

Canopus rises at Sede Boqer at an azimuth of 158° (east of north). The Qiblah at Sede Boqer is 153° 15′ east of north. The difference is mere 5°! The 11 mosques are oriented between 158 to 172° and only one a bit off to about 182° (Figure 9). Aligning the mosques using Canopus would mean “facing” the northwest (or southeast) wall of Ka`bah (Figure 8). Although we do not know of any Islamic literary sources to substantiate our claim, we are pretty certain that Canopus was used to align these open mosques towards the Qiblah. It is worth adding that none of these early mosques are oriented towards northern Arabia or Jerusalem.

Now that we have sorted out the main issues, let us now turn our attention to finding out Qiblah according to Islamic tradition. This would help us understand some of the issues surrounding the Qiblah being off by certain degrees. After this we will discuss various methods of Qiblah determination used by early Muslims before the advent of mathematical calculation-based Qiblahs.

6. The Qiblah Is Between The East & The West: Finding Qiblah According To Islamic Tradition

There are several traditions in the Islamic heritage showing that the determination of the Qiblah was accomodated with some flexibility except for Makkah owing to the little knowledge in the fields of geography and geometry in the early centuries of Islam. Such traditions can be found in several hadith collections like Sunan al-Tirmidhi, Sunan Ibn Majah and Muwatta’ Malik as stated below.

a. Muwatta’ Malik

Malik narrated to me on the authority of Nafi`that `Umar Ibn al-Khattab said: “[Anywhere] between the East and the West is taken as a Qiblah as long as one heads towards the House”

In Al-Muntaqa - the commentary on Muwatta’, we read the following about this hadith :

Concerning “[Anywhere] between the East and the West is a Qiblah”, Ahmad Ibn Hanbal said: “This applies to all countries except in Makkah at the House [i.e., the Sacred Mosque] where whoever shifts from it has missed the Qiblah.” Ahmad Ibn Khalid said: “This hadith applies to the inhabitants of Madinah and whoever is like them whose Qiblah is between East and West”, narrated by Muhammad Ibn Maslamah from Malik. Ahmad Ibn Khalid said: “As for those who are located to the East of Makkah or to the West, their Qiblah is between South and North and they have room in that [i.e., flexibility in the determination of the direction] as much as the inhabitants of Madinah and others have.” This opinion mentioned by Ahmad Ibn Khalid is clear and correct but it goes in pairs with the effort [ijtihad] for whoever is knowledgeable in this respect. This is due to the fact that in their facing the Qiblah the people are in two categories. First, those who can see the House must head towards it and it is not permissible for them to do otherwise because it is mandatory for those who see the Qiblah to follow it and whoever does not has shifted from it undoubtedly, which is not permissible and there is no disagreement about that. A similar opinion has been narrated from Muhammad Ibn Maslamah.

Secondly, those who cannot see the Qiblah are either people able of performing ijtihad or imitators. Those who are able of performing ijtihad are bound to do it in order to determine the direction of the Qiblah between East and West while heading towards the House. But, those who are not fit for ijtihad are bound to follow the latter if any. Otherwise, said Qadi Abu al-Walid, may Allah be pleased with him, he has the status of someone from whom the evidence pointing to the Qiblah is concealed. I’d rather prefer that he delays his prayers to the end of their alloted times hoping that he might find someone to imitate and this applies to every place except al-Madinah where it is not suitable to make an ijtihad leading to a Qiblah different than the Qiblah of the Mosque of the Prophet, peace be upon him, since it is the Prophet, peace be upon him, is the one who set its Qiblah and this constitutes an evidence from him in this regard. Ibn al-Qasim narrated from Malik that Jibril, peace be upon him, is the one who determined for the Prophet, peace be upon him, the Qiblahh of his mosque.

b. Sunan al-Tirmidhi

Muhammad Ibn Abi Ma`shar told us, my father told us on the authority of Muhammad Ibn `Amr from Abu Salamah from Abu Hurayrah that the Messenger of Allah, peace be upon him, said “[Anywhere] between the East and the West is a Qiblah.” Yahya Ibn Musa narrted to us on the authority of Muhammad Ibn Abi Ma`shar likewise. Abu `isa said: “The hadith of Abu Hurayrah has been narrated through other ways. Some scholars have spoken about Abu Ma`shar with regards of his [bad] memory, his name is Nujayh the freed slave of Banu Hashim.” Muhammad [al-Bukhari] said: “I don’t narrate anything from him while the people have narrated from him”. Muhammad said: “The hadith of `Abdullah Ibn Ja`far al-Makhrami from `Uthman Ibn Muhammad al-Akhnasi from Sa`id al-Maqbari from Abu Hurayrah is sounder and more authentic than the hadith of Abu Ma`shar”

Imam al-Ahwadhi comments on the aforementioned hadith in his Tuhfah saying :

With regards to the Messenger of Allah, peace be upon him, said “[Anywhere] between East and West is a Qiblah.”

Al-Suyuti said: “This is not a general statement about every country, it only applies to al-Madinah and its likes.” Al-Bayhaqi said in Al-Khilafiyyat [The Controversial Matters]: “Those who are meant [by this hadith], and Allah knows best, are the inhabitants of al-Madinah and whoever his Qiblah is the same as the people of al-Madinah.” Al-Shawkani said: “There has been a disagreement about the meaning of this hadith.” Al-`Iraqi said: “This is not a general statement about all countries, it is rather a applicable to Al-Madinah and any spot having the same Qiblah and this was the opinion of al-Bayhaqi in Al-Khilafiyyat and that of Ahmad Ibn Khaluweih al-Rahbi who said: the other countries have a similar room in determining the Qiblah between South and North.” Likewise, Ibn `Abd al-Barr said: “This is correct and cannot be refuted and there is no disagreement between the scholars about it.” Al-Athram said: “I asked Ahmad Ibn Hanbal about the meaning of this hadith, he said: “This is applicable to all countries except Makkah at the House, shifting from it slightly is no less than missing the Qiblah.” Then he said: “This is the East” and he pointed towards it, and “this is the West” and pointed towards it and between them is a Qiblah. I told him: “Whoever heads between them in his prayer, his prayer is valid. He said: “Yes, and he must seek the middle.” Ibn `Abd al-Barr commented on Ahmad’s statement “This is applicable to all countries” saying that he means all the countries who like al-Madinah head towards the South where the Ka`bah is located and so they head towards it and can go aside to the right and to the left between the East and the West putting the West on their righthand side and the East on their lefthand side. Similarly, the people of Yemen have the same flexibility in their Qiblah between the East and the West, when they head towards the Qiblah they out the East on their righthand side and the West on their lefthand side. Similarly, the people of Iraq and Khurasan have the same room in facing the Qiblah between the South and the North. The people at the opposite to Iraq face at the opposite of this. The Qiblahh is restricted only for the people in the Holy Mosque. It widens a little for the inhabitants of Makkah, and widens a little more for the people of the Haram [the precincts of the Holy Land] and then it is as wide as described earlier for the people of other locations”.

For the sake of completeness, we state the second occurence of this hadith in Sunan al-Tirmidhi from the way `Abdullah Ibn Ja`far al-Makhrami :

Al-Hasan Ibn Bakr al-Marwazi told us, al-Mu`alla Ibn Mansur narrated to us on the authority of `Abdullah Ibn Ja`far al-Makhrami from `Uthman Ibn Muhammad al-Akhnasi from Sa`id al-Maqbari from Abu Hurayrah that the Prophet, peace be upon him, said: “Between the East and the West is a Qiblah.” Abu `isa said: “This hadith is hasan sahih. The narrator was called `Abdullah Ibn Ja`far al-Makhrami because he is the son of al-Miswar Ibn Makhramah. Several people among the Companions of the Prophet, peace be upon him, narrated that between the East and the West is a Qiblah among them are `Umar Ibn al-Khattab, `Ali Ibn Abi Talib, Ibn `Abbas and Ibn `Umar said: “If you let the West on your right hand side and the East on the lefthand side, wherever in between is a Qiblah if you are seeking to head towards the Qiblah. Ibn al-Mubarak said: “Anywhere between the East and the West is a Qiblah this is for the people of the East.” And he chose for the people of Marw [a location in Persia] to head to the left.

Let us now summarize the discussion. All the material above shows that the early salaf accepted some flexibility in the determination of the Qiblah and that it was not determined with a compass precision as the early Muslims did not have the tools to find that precision. The use of prophetic saying to know the Qiblah is used even today. In the Hanafi, Maliki and Hanbali schools of Islamic Jurisprudence, the criterion of facing the direction of prayer (i.e., Qiblah) is merely that some portion of the person’s face to be directed towards the Ka`bah. This takes in 180°, from far left to far right, such that when the Ka`bah is anywhere between , one is considered facing the prayer. In the Shafi`i school, facing the direction of prayer is a necessary condition. If the direction is not known that the person asks someone who knows; if no such person is available he uses personal reasoning.[20]

7. Determination Of The Qiblah From Earliest Times[21]

Crone commenting on the strong “sense” of direction of early Muslims says:

It is, however, somewhat unlikely that recent conquerors [i.e., the Muslims] with a strong sense of where they came from should have adopted a simplistic Qiblah notion popular with `ulama in medieval Central Asia and Spain.[22]

The sense of direction of humans is not as strong as migratory birds. It might be argued that, if people have travelled, most people have at least a vague notion of the direction from which they have travelled, even over long distances. Of course, this is especially true in the advent of Islam when the tools for accurately determining the direction were not available at all. Crone constructs her line of reasoning upon rather flimsy grounds, from which she is either hiding information or which she cannot support with adequate information. Throwing around words like “strong sense”, “aiming at precision” etc. shows the desperation to arrive at a pre-conceived conclusion rather than dealing with the topic in an objective, methodical fashion. We have already seen one such example.

Closely following the footsteps of Crone we have Smith, according to whom, the early Arabs were sort of experts in determing the directions because their livelihood was dependent upon travelling in the desert and that they “certainly” knew how to “follow” the stars. He says:

Some Muslims argue that perhaps the early Muslims did not know the direction of Mecca. Yet these were desert traders, caravaneers! Their livelihood was dependant on travelling the desert, which has few landmarks, and, because of the sandstorms, no roads. They, above all, knew how to follow the stars. Their lives depended on it. Certainly they knew the difference between the north and the south.

The above paragraph is only illustrative of Smith’s ignorance in the basics of astronomy for determining the Qiblah. The Qiblah is most accurately determined only by using the latitude and longitudes not the stars.[23] The position of the stars change with the latitude, longitude and time of the night (and day!). Unlike the claims of Crone and Smith, David King, who has done exclusive studies on Qiblah determination in early and later times in Islam, says:

In the first two centuries of Islam, when mosques were being built from Andalusia to Central Asia, the Muslims had no truly scientific means of finding the Qiblah. Clearly they knew roughly the direction they had taken to reach wherever they were, and the direction of the road in which pilgrims left for Mecca could be, and in some cases actually was, used as a Qiblah. But they also followed two basic procedures, observing tradition and developing a simple expedient.[24]

So, in early Islam, the Qiblah was determined using the tradition of the Prophet(P) and using simple expedient. The tradition of the Prophet(P) was that:

the Qiblah is between the east and the west.

The practice of the Prophet(P) was imitated by the believers. When he was in Madinah, he prayed southwards towards Makkah; and there were those who were contend to follow his example and pray towards the south wherever they were, be it in Andalusia or Central Asia, an important point to which we will come later. Others followed the practice of the first generation of Muslims who laid out the first mosques in different parts of the Islamic World that were based on the Prophetic tradition and astronomical horizon phenomena.

The mosques that were converted from earlier religious edifices, the orientation of which was considered acceptable for the Qiblah; such was the case, for example, in Jerusalem and Damascus, where the Qiblah adopted was due south.

How were the early churches converted to mosques?

At Homs, for example, they took a fourth part of the church of St. John. How was a church converted into a mosque? One can easily guess. In Syria the Qiblah is due South, where as churches are turned towards the east. Under these circumstances it was only necessary to close the western entrance, pierce a new entrance in the north wall and pray across the aisles. This is exactly what happened as can be verified in the Great Mosque of Hama where the west front of the Kanisah al-`Uzma (Great Church) which was converted into a mosque in A.D. 636-7, now forms the west end in the sanctuary. Its three western doors have been converted into windows and is now entered from the north.[25]

Creswell also mentions about the mosques in Persia particularly at Istakhr and Qasvin which were perhaps converted from apadana, or hypostyle hall of Persian kings, with a flat roof resting on columns with double-headed capitals.[26]

Many early mosques were laid in the direction defined by astronomical horizon phenomena, such as the rising and settings of the sun at the equinoxes or solstices and of various prominent stars and star groups; such was the case, for example, in Egypt and Central Asia, where the earliest mosques were aligned towards winter sunrise and winter sunset, respectively. The directions known as Qibalat al-Sahabah, the “Qiblah of the Companions”, remained popular over the centuries. One such example is the mosque of `Amr bin al-`As in Fustat just outside Cairo, that we had discussed earlier, faces the winter sunrise.[27]

Astronomical alignments were used for the Qiblah because the fiirst generation of Muslims who were familiar with Ka`bah knew that when they stood in front of the edifice, they were facing a particular astronomical direction. In order to face the appropriate part of the Ka`ba which was associated with their ultimate geographical location, they used the same astronomically-defined direction for the Qiblah as they would have been standing directly in front of that particular segment of Ka`ba. This notion of Qiblah is, of course, quite different from that used by astronomers. Such simple methods for finding the Qiblah by astronomical horizon phenomena are outlined in the legal texts and in treatises dealing with folk astronomy. In medieval sources, we also find Qiblah directions expressed in terms of wind directions. Several wind schemes defined in terms of solar or steller risings and settings, were part of the folk astronomy and meteorology of pre-Islamic Arabia [as shown in the figure below]. The folk astronomy flourished along with the mathematical astronomy (from 3rd / 9th century onwards), but was far more widely known and practiced.

Figure 11: The orientation of rectangular base of the Kaaba towards the rising of Canopus and summer solstice, as recorded in various medieval sources, the earliest dating from the 7th century. The ‘cardinal’ winds are shown, each one striking a wall of Kaaba head-on. The rising point of Canopus is accurate to within 2°.[28,29]

The determination of Qiblah in the mosques converted from earlier religious edifices or the early mosques, as one can easily see, was only a rough guess and involved following the practice of the Prophet(P), his Companions or the first generation of Muslims.

Figure 12: A simple scheme of sacred geography in the published text of the Kitab al-Masalik of Ibn Khurradadhbih (3rd / 9th century).[30]

From 3rd / 9th century onwards, Muslim astronomers working in the tradition of classical astronomy devised methods to compute the Qiblah for any locality from the available geographical data. For them, the Qiblah was the direction of greater circle joining the locality to Makkah, measured as an angle to the local meridian. The determination of Qiblah according to this definition is a non-trivial problem of mathematical geography, whose solution involves the application of complicated trignometric formulae or geometrical considerations. Lists of Qiblah values for different localities and tables displaying the Qiblah for each degree of longitude and latitude difference from Makkah were available.

However, mathematical methods were not available to the Muslims before the late 2nd / 8th and early 3rd / 9th centuries, the Qiblah was not generally found by computation anyway even after the mathematical solutions were available. This is very well illustrated in the diagram below for Qiblahs in the cities of Cordova, Cairo and Samarqand.[31]

Figure 13: Different Qiblah directions that were used at different times for (1) Cordova, (2) Cairo, and (3) Samarqand, according to various medieval sources.

Below is the description of various Qiblahs in the above cities.

  1. Cordova, Spain: According to a 12th(?)-century treatise on the astrolabe, the following directions were used in Cordova: (a) the direction computed using the standard approximate formula; (b) the direction of winter sunrise; (c) southeast (this depends upon my interpretation of the garbled text); (d) the direction of the Grand Mosque (’perpendicular’ to the northwest wall of the Ka`ba); and (e) due south (not specifically mentioned in this text).
  2. Cairo, Egypt: According to the 15th-century Egyptian historian al-Maqrizi, the following directions were used in Cairo: (a) due east (not specifically mentioned); (b) the direction of winter sunrise (this is the Qiblah of the Companions of the Prophet; (c) the direction computed (by the astronomer Ibn Yunus) using an accurate formula; (d) the orientation of the Mosque of Ibn Tulun (variously explained); and (e) any direction between the rising and setting of Canopus.
  3. Samarqand, Uzbekistan: According to the 11th-century legal scholar al-Bazdawi, the following directions were used in Samarqand: (a) due west (Hanafi legal school) (corresponds to the direction in which the road to Makkah left Samarqand); (b) the direction of winter sunset (as used for the Grand Mosque); (c) southwest (underlies a table presented by al-Bazdawi and lifted from some earlier source); (d) the direction computed using mathematical formulae (not specifically mentioned); and (e) due south (Shafii legal school) (corresponds to the Qiblah used by the Prophet in Medina).

8. Conclusion

It was claimed by Crone, Cook and Smith that the early mosques pointed towards an unnamed sanctuary in northern Arabia or even close vicinity of Jerusalem. However, a closer analysis using the modern tools available to us show that the Qiblahs of early mosques were oriented towards astronomical alignments; winter sunrise of mosque in Egypt and winter sunsets for mosques in Iraq. It was shown conclusively that the early mosques do not point at northern Arabia or even close vicinity of Jerusalem. We also added the study of 12 early mosques in Negev highlands to support our conclusions.

In the early centuries of Islam, Muslim did not have tools to determine the Qiblah with precision. Only from third century onwards mathematical solutions for determining Qiblah were available; even then their use was not widespread. The folk astronomy retained its strength as suggested by various mosques in Cairo, Cordova and Samarqand. This gave rise to various directions of Qiblah, sometimes way off from the true direction.

And Allah knows best!

Appendix

Calculation Of Azimuth Of Sunrise & Sunset

Day:

Month:

Year:

Latitude:

°

Longitude:

°

Sunrise Azimuth:

°

Sunset Azimuth:

°

Compare the results with the ones obtained from US Naval Observatory.

Elementos y orientación de la Ka´aba

File:Kaaba-plan.svg

Attention:

  1. This calculation does not foresee sunrise and sunset in geographical places with permanent day or night, i.e., at the poles.
  2. The origin of the azimuth is the cardinal point North. A value of 242° would indicate 242° east of north (or 62° west of south).
  3. For locations West of Greenwich (i.e., negative geographical longitude), for example -10°10′10″, put negatives in the boxes all the variables -10°-10′-10″.The same holds true for the latitude.

File:Blackstone.JPG

La Piedra Negra,La Ka´ana,La Meca,Arabia

Definition Of Astronomical Terms

Azimuth: The horizontal angular distance from a fixed reference direction to a position, object, or object referent, as to a great circle intersecting a celestial body, usually measured clockwise in degrees along the horizon from a point due north.

Vernal Equinox: The Vernal Equinox is one of the two points where the Ecliptic crosses the Celestial Equator. At the Vernal Equinox the sun appears to be moving across the equator from the Southern Celestial Hemisphere to the Northern Celestial Hemisphere. The arrival of the sun at the Vernal Equinox on or about March 21 marks the beginning of Spring.

Autumnal Equinox: The Autumnal Equinox is one of the two points where the Ecliptic crosses the Celestial Equator. At the Autumnal Equinox the sun appears to be moving across the equator from the Northern Celestial Hemisphere to the Southern Celestial Hemisphere. The arrival of the sun at the Autumnal Equinox on or about September 23 marks the beginning of Autumn.

Summer Solstice: This is the time when the Sun reaches its most northerly point. It marks the beginning of Summer in the Northern Hemisphere, and the opposite in the Southern Hemisphere. This happens on June 21st.

Winter Solstice: This is the time when the Sun reaches its most southerly point. It marks the beginning of Winter in the Northern Hemisphere, and the opposite in the Southern Hemisphere. This happens on December 21st.


Left: Conceptual representation of the Kaaba, as built by Abraham; çRight: Representation of the Kaaba as it stands today

References & Notes

[1] P. Crone & M. Cook, Hagarism: The Making Of The Islamic World, 1977, Cambridge University Press, pp. 23-24.

[2] The latitude and longitude of Wasit and Kufa were obtained from Heavens-Above.

[3] P. Crone, Meccan Trade And The Rise Of Islam, 1987, Basil Blackwell: Oxford, p. 198. See footnote 131.

[4] P. Crone & M. Cook, Hagarism, op cit., pp. 23-24.

[5] P. Crone, “The First Century Concept Of Higra“, Arabica, 1994, Vol. XLI, pp. 386-387.

[6] Abi al-Abbas Ahmad b. Yahya b. Jabir al-Baladhuri (ed. M. J. De Goeje), Futuh al-Buldan, 1866, E. J. Brill: Leyden, p. 276. Al-Baladhuri did not supply any angle of deviation of the mosque. Not surprisingly Crone and Cook quoting al-Baladhuri say that “this is implied by the tradition about the first mosque at Kufa….), see Hagarism, op cit., pp. 173, footnote 27. Italics are ours. We calculated the Qiblah from the plan of the mosque provided in Encyclopaedia Of Islam, “Architecture”, 1960, Volume 1, E. J. Brill: Leiden, p. 611.

[7] D. A. King, “Science In The Service Of Religion: The Case Of Islam“, Astronomy In The Service Of Islam, 1993, Variorum: Hampshire (Great Britain), p. 260. See figure 12.

[8] D. A. King, “The Sacred Direction In Islam: A Study Of Interaction Of Religion & Science In The Middle Ages“, Interdisciplinary Science Reviews, 1985, Vol. 10, p. 319.

[9] For a general review on this topic see D. A. King’s, “Astronomical Alignments In The Medieval Islamic Architecture“, Annals Of The New York Academy Of Sciences, 1982, Vol. 385, pp. 303-312.

[10] G. S. Hawkins & D. A. King, “On The Orientation Of The Ka`bah“, Journal For The History Of Astronomy, 1982, Vol. 13, pp. 103-105. Hoyland considers Hawkins’ and King’s idea to be “insightful and revealing of medieval times” but rejects when the ideas are “retrojected to the first two centuries of Islam.” He thinks that the alignment of the early mosques such as the mosque of `Amr bin al-`As in Fustat facing towards winter sunrise as “conjectures”; see R. G. Hoyland, Seeing Islam As Others Saw It: A Survey And Evaluation Of Christian, Jewish And Zoroastrian Writing On Early Islam, 1997, The Darwin Press, Inc.: Princeton (New Jersey), p. 573. It has been clearly shown by us through calculations that the orientation of the early mosques in Egypt and Iraq were indeed oriented towards known astronomical phenomena. Nevertheless, Hoyland offers a good critique of Crone and Cook’s hypothesis about Qiblah of early mosques.

[11] G. S. Hawkins & D. A. King, “On The Orientation Of The Ka`bah“, op cit., p. 107 for the orientation of Ka`bah. The azimuths of sunrises and sunsets were computed using the formula in appendix. The azimuth for Canopus was found using Starry Night Backyard 3.1 software.

[12] S. Bashear, “Qibla Musharriqa And Early Muslim Prayer In Churches“, 1991, The Muslim World, Volume LXXXI, Nos. 3-4,, p. 268.

[13] P. Crone & M. Cook, Hagarism, op cit., p. 173, see footnote 29.

[14] M. Sharon, “The Birth of Islam In The Holy Land“, in M. Sharon (Ed.) The Holy Land In History And Thought: Papers Submitted To The International Conference On The Relations Between The Holy Land And The World Outside It, Johannesburg 1986, 1988, E. J. Brill: Leiden, p. 230.

[15] D. A. King, “The Sacred Direction In Islam: A Study Of Interaction Of Religion & Science In The Middle Ages“, op cit., p. 320.

[16] P. Crone & M. Cook, Hagarism, op cit., p. 173. See footnote 30. Also see W. Wright, Catalogue Of Syriac Manuscripts In The British Museum Acquired Since The Year 1838, Part II, 1871, British Museum: London, p. 604.

[17] G. Avni, “Early Mosques In The Negev Highlands: New Archaeological Evidence On Islamic Penetration Of Southern Palestine“, 1994, Bulletin Of The American Schools Of Oriental Research, Volume 294, pp. 83-100.

[18] Ibid., see p. 95 for all the table of type of the mosque and its orientation in various locations in Negev highlands.

[19] Due to the closeness of these settlements the deviation of the Qiblah from the reference Sede Boqer does not exceed more than ± 3°.

[20] Nuh Ha Mim Keller, The Reliance Of The Traveller: A Classic Manual Of Islamic Sacred Law, 1994, Amana Publications: Beltsville (Maryland, USA), pp. 123-125.

[21] Parts of discussion in this section are taken from ref. 7, pp. 245-262.

[22] See ref. 3.

[23] This is a very well-known fact. The early Muslim astronomers used it, the modern Qiblah calculating programmes as well as watches apply these principles. For details on Islamic astronomy see, D. A. King’s “Universal Solutions In Islamic Astronomy“, From Ancients Omens To Statistical Mechanics: Essays On The Exact Sciences Presented To Asger Aaboe, eds. J. L. Berggren & B. R. Goldstein, 1987, Copenhagen University Library: Copenhagen, pp. 121-132. Also see D. A. King’s “Universal Solutions To Problems Of Spherical Astronomy From Mamluk Egypt & Syria“, A Way Prepared: Essays On Islamic Culture In Honor Of Richard Bayly Winder, eds. F. Kazemi & R. D. McChesney, 1988, New York University Press: New York, pp. 153-184. For early Islamic mathematical methods for Qiblah computation see D. A. King’s “The Earliest Islamic Mathematical Methods & Tables For Finding The Direction Of Mecca“, Zeitschrift für Geschichte Der Arabisch-Islamischen Wissenschaften, 1986, Volume 3, Institut für Geschichte Der Arabisch-Islamischen Wissenschaften: Franfurt, pp. 82-149 (with corrections listed in ibid, 4, 1987/88, p. 270). For watches see, e.g., catalogue of Casio Qiblah calculating watch.

[24] David A. King, “Science In The Service Of Religion: The Case Of Islam“, op cit., p. 253.

[25] K. A. C. Creswell, A Short Account Of Early Muslim Architecture, 1968, Librairie Du Liban, Beirut, p. 7.

[26] Ibid., pp. 7-8.

[27] David A. King, “Science In The Service Of Religion: The Case Of Islam“, op cit., p. 260.

[28] Ibid., p. 254.

[29] D. A. King, “The Sacred Direction In Islam: A Study Of Interaction Of Religion & Science In The Middle Ages“, op cit., p. 327.

[30] C. E. Bosworth, E. Van Donzel, B. Lewis & Ch. Pellat (eds.), “Makka“, Encyclopaedia Of Islam, Volume VI, E. J. Brill: Leiden, p. 183.

[31] D. A. King, “The Sacred Direction In Islam: A Study Of Interaction Of Religion & Science In The Middle Ages“, op cit., p. 325.

Back To The Dome Of The Rock

Para los musulmanes, toda la tierra es una mezquita, pero la Kaaba es el lugar de referencia simbólico hacia donde dirigir tu “Nia” intención en el momento de realizar los cinco Salats (oraciones rituales).

La Kaaba se encuentra en el centro de un gran patio dentro de una mezquita construida en el siglo VIII, llamada Masjid al-Haram. El patio está rodeado de claustros y pórticos. Allí se pueden concentrar hasta 35.000 personas. El edificio cuenta además con siete minaretes y veinticuatro puertas. En la esquina sur se encuentra la Piedra Negra. En el recinto hay también un pozo sagrado llamado Zamzam (o Zemzem). Se dice que fue utilizado por Agar, madre de Ismael (Ismail).

La Piedra Negra es, según la tradición, un aerolito que el ángel Gabriel (Yibril) entregó a Abraham (Ibrahim). Se dice que descendió a la tierra más blanco que la leche, pero los pecados de los hijos de Adán le volvieron negro. Abraham y su hijo Ismael (Ismail) la colocaron en la esquina oriental cuando terminaron de construir la nueva Kaaba. Debe ser besada con unción, pero nunca con adoración, por todos los peregrinos que accedan a ella. Mahoma la besó y dijo: No me olvido que eres una piedra y no puedes hacerme ni bien ni mal. Está rodeada por un anillo de plata. También es conocida como la piedra de Alá.

Archivo:Kaaba.png

El exterior está construido con sillares de granito sin decoración y sin ventanas. Tiene una sola puerta. Se cubre con un manto negro de seda que tiene una franja de textos del Corán escritos en oro. Es lo que se llama kiswa; está suspendido en el techo y sujeto con cordones a unos anillos de bronce que se encuentran en la base.

Tiene además un canalón de oro macizo, que fue un regalo de un sultán de Turquía, construido concretamente por orden del sultán Ahmed I y de cuya elaboración se hizo cargo el padre de Eyliya Çelebi, el derviche Mehmet Zilli Efendi. Fue añadido en 1627, después de que una inundación produjera el año anterior grandes daños en la Kaaba, tantos que hubo de ser prácticamente reconstruida. Cada año se la lava y se renueva el manto. El interior es oscuro. El techo se sujeta sobre tres columnas de madera. Las paredes están revestidas de placas de mármol, igual que el suelo. En tiempo reciente le fue añadida una puerta de oro. En época preislámica, el interior guardaba imágenes de las divinidades de diferentes tribus árabes.

En tiempos de Mahoma, la tribu de Quraish era la encargada de guardar el santuario de la Kaaba. Mahoma era hijo de un mercader perteneciente a esta tribu.

Kaaba.png

  1. La Piedra Negra en la esquina sureste. En 684 la piedra estalló a causa del calor provocado por un incendio. En 930 la tomó como botín el movimiento de los Cármatas. Fue restituida en 950.
  2. Puerta de la Kaaba (muro este).
  3. Canalón de oro.
  4. El šādarwān, o refuerzo para facilitar la evacuación del agua de lluvia, se añadió al mismo tiempo que el canalón.
  5. La zona llamada hatīm está delimitada por la pared llamada Piedra de Ismael, parte de la Kaaba original bajo la cual estaría enterrada Agar.
  6. Al-Multazam es la parte del muro que une la puerta y la Piedra Negra.
  7. La Etapa o Estación de Abraham (مقام إبراهيم , Maqām Ibrāhīm), donde según la tradición Abraham dejó las huellas de sus pies.
  8. Esquina de la Piedra Negra (sureste).
  9. Esquina del Yemen (suroeste). Una gran piedra vertical forma esta esquina de la construcción. Es costumbre que los peregrinos pasen la mano sobre la piedra.
  10. Esquina de Siria (Sham) (noroeste).
  11. Esquina de Iraq (noreste).
  12. La Kiswa o tela que recubre la Kaaba.
  13. Banda de mármol que marca el inicio y el final de las circunvalaciones.
  14. A este lugar se le llama a veces Estación de Gabriel (مقام جبريل, Maqām Yibrīl).

Archivado en: ACTUALIDAD, ARTÍCULOS, Arqueologia, General, H. Próximo Oriente, HISTORIA ANTIGUA

Trackback Uri






15 Nov 09

El Creciente Fértil es una región histórica que se corresponde con parte de los territorios del Antiguo Egipto, el Levante mediterráneo y Mesopotamia. Se considera que fue el lugar donde se originó la revolución neolítica en Occidente.

El término fue acuñado por el arqueólogo James Henry Breasted (Universidad de Chicago) por la forma de Luna creciente del área geográfica referida. Por similitud histórica, también suele denominarse así a otros territorios donde surgió la agricultura y la ganadería: las altiplanicies mexicanas (cultura del maíz) o ciertas regiones de China (cultura del arroz) o del África subsahariana (cultura del sorgo).

http://www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA40%20Jul.06/creciente-fertil.jpg

Lo bañan los ríos Nilo, Jordán, Tigris y Éufrates y ocuparía unos quinientos mil kilómetros cuadrados. La región comprendería desde el valle del Nilo y la orilla oriental del Mediterráneo hasta el norte del Desierto de Siria, y desde el norte de Arabia, toda Mesopotamia hasta el Golfo Pérsico. Áreas que pertenecen a los actuales territorios de Egipto, Israel, Cisjordania, la Franja de Gaza, y Líbano; amén de partes del río Jordán, Siria, Iraq, el sudeste de Turquía y el sudoeste de Irán. Se estima que su población en la Antigüedad rondaría los 40 ó 50 millones de personas. En la actualidad, es una zona de gran inestabilidad política y tensiones estatales.

En el Creciente fértil se encuentran muchos restos de importante actividad humana de antiguas épocas. Han aparecido esqueletos de primitivos humanos modernos y premodernos (p. ej. en la Cueva de Kebara en Israel), y restos de culturas cazadoras-recolectoras nómadas del Pleistoceno, y semisedentarias del Epipaleolítico (natufienses); pero la zona se vincula principalmente a los orígenes de la agricultura y la ganadería.


El creciente fértil, la zona en la que, al final de la última glaciación, hace diez mil años, se inició la revolución neolítica.

La zona occidental de los alrededores del río Jordán y al norte del Éufrates (donde se incluyen lugares como Jericó) dio lugar a la primera cultura Neolítica, datada en torno al 9000 a. C. Esta región, junto con una Mesopotamia definida al este del Creciente, entre los ríos Tigris y Éufrates, aglomeró una compleja realidad de culturas a partir de la Edad de Bronce, por lo que la zona ha recibido el nombre de Cuna de la Civilización.

Archivo:Mapa del Creciente Fértil.png

Desde la Edad de Bronce, la zona de cultivo ha ido ampliándose gracias al regadío, del que aún depende una producción agrícola que se halla en condiciones de calor y salinidad edáfica. La aparición de la agricultura parece deberse no sólo a la irrigación de estos ríos, sino también a la facilidad climática para favorecer el crecimiento de plantas anuales y de semillas comestibles, con una mayor productividad a lo largo de las estaciones que las plantas perennes. En el Creciente se encuentran los antepasados de las plantas neolíticas más importantes (p. ej. del farro, el trigo escaña, la cebada, el lino, el garbanzo, el guisante, la lenteja o el yero) y las cinco especies de animales domesticados más importantes: la vaca, la cabra, la oveja, el cerdo y el caballo.

—-http://kalimochoweb.iespana.es/imagenes/oveja.jpg—---

Creciente Fértil como unión administrativa del siglo XX

El concepto de Creciente Fértil fue retomado en 1943 por el Primer Ministro iraquí, Nuri-al-Said, para intentar formalizar una unión administrativa entre cinco países o territorios (en realidad todos bajo régimen de protectorado): Transjordania, Iraq, Líbano, Palestina (las cuatro bajo protectorado británico) y Siria (bajo protectorado francés hasta 1946). El proyecto contó con el respaldo británico (que, inmerso en la Segunda Guerra Mundial, buscaba una salida airosa y rápida de Oriente Medio), pero tuvo el rechazo de Arabia y de Egipto, que veían peligrar su hegemonía en la zona, tanto por la posesión de hidrocarburos, como porque el nuevo estado comunicaría directamente el Golfo Pérsico con el Mediterráneo, haciendo innecesario el Canal de Suez en caso de construirse oleoductos por su territorio.

La autoproclamación del Estado de Israel, en 1948, acaba definitivamente con el proyecto, aunque el término se sigue empleando con cierta frecuencia.

Archivado en: ARTÍCULOS, Arqueologia, General, H. Egipto, H. Próximo Oriente, HISTORIA ANTIGUA

Trackback Uri