En castellano se suele decir “zapatero a tus zapatos” para poner en su lugar a alguien que trata de hacerse el competente en cuestiones que no son de su incumbencia.
http://artematopeya.files.wordpress.com/2009/04/zapatero-bebe.jpg
En el siglo IV a.C. un pintor llamado Apeles, que a juzgar por la opinión de sus contemporáneos, fue un gran maestro (de hecho, pintó para Alejandro Magno), aunque ninguna de sus pinturas haya llegado hasta nuestros días. Tenía Apeles la costumbre de exhibir sus pinturas en público, y esconderse estratégicamente para escuchar los comentarios de la gente, para así, escuchando y valorando las críticas y elogios recibidos, poder mejorar sus pinturas. Pasó por ahí un zapatero, que criticó el haber pintado pocas tiras en una sandalia. Apeles tomó nota de esto y lo corrigió. Al día siguiente, pasó otra vez el mismo zapatero, y al ver corregido aquello que él señaló como un error, empezó a criticar la pierna pintada. Apeles montó entonces en cólera, y le dijo ásperamente “el zapatero no debe juzgar más arriba de las sandalias” (“Ne supra crepidam sutor judicaret”).
http://blog.levante-emv.com/jserna/files/2008/03/zapatero.jpg
Con el tiempo se transformó, en el idioma español, en “zapatero a tus zapatos”. O “A lo tuyo…”
O como dijo Sacha Guitry :”Todo idiota puede opinar.El problema es que opina”
Sacha Guitry
(Alexandre Guitry, llamado Sacha Guitry; San Petersburgo, 1885 - París, 1957) Dramaturgo y actor francés. Hijo del célebre actor Lucien Guitry, heredó no su talento pero sí su capacidad para cautivar a los espectadores de los teatros parisinos, como eficaz intérprete de obras escritas casi siempre por él mismo. Empezó como autor teatral en 1902, y obtuvo su primer éxito en 1911 con El guardián nocturno. Fue el primero de una larga serie de éxitos que más tarde le llevaron también al cine.
Sus obras suelen ser comedias ligeras, que aceptan generalmente las convenciones del repertorio del “boulevard” (innumerables variaciones sobre el tema del adulterio, de la pareja y de la vida social), pero supo dotarlas de una hábil escenografía y agudeza verbal, y tuvo una especial capacidad para dibujar a los personajes con una auténtica y sutil concreción. Algunos títulos destacables son La toma de Berg-op-Zoom, Faisons un rêve (1916), L’illusionniste (1917), Mon père avait raison (1919), Le grand-duc (1921), Un sujet de roman (1923), Désiré (1927) y Un tour au Paradis (1933).
Escribió además algunos guiones novelados sobre la vida privada de personajes ilustres, como Jean de La Fontaine (1916), Deburau (1918), Mozart (1928)
Filed under: ACTUALIDAD,Arqueologia,ARTÍCULOS,CITAS,General
Trackback Uri