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12 oct 10

Estatuas de Herodoto, Artemisa y Mausolo de Caria, Halicarnaso.

Halicarnaso (del griego: Ἀλικαρνᾱσσός, Halikarnassos, latín Halicarnassus ; actual Bodrum, en Turquía), antigua ciudad griega, situada en la costa sudoccidental de Caria (Asia Menor) en el mar Egeo, en una posición privilegiada entre el golfo Cerámico y el golfo de Cos. Originalmente sólo ocupaba una pequeña isla cercana a la costa, donde actualmente se ubica el Castillo de San Pedro de Halicarnaso.

Halicarnaso (del griego: Ἀλικαρνᾱσσός, Halikarnassos, latín Halicarnassus ; actual Bodrum, en Turquía), antigua ciudad griega, situada en la costa sudoccidental de Caria (Asia Menor) en el mar Egeo, en una posición privilegiada entre el golfo Cerámico y el golfo de Cos. Originalmente sólo ocupaba una pequeña isla cercana a la costa, donde actualmente se ubica el Castillo de San Pedro de Halicarnaso.

Fue una colonia de la ciudad de Trecén ( en la Argólida) fundada hacia el 1000 a. C. fue una de las ciudades que constituyeron la Hexápolis dórica (las otras fueron Cnido, Cos, Ialis, Ialisos, Lindos y Camiros). Estaba en el istmo de Cefirión (latín Zephyrium) e inicialmente se llamó Cefiria (Zephyria). La ciudad tenía al menos dos o tres fortalezas casi imposibles de conquistar, siendo la principal Salmacis, en una roca en la parte norte de la ciudad: otra era Arconeso, supuestamente una isla en frente del puerto (hoy Orak Ada).

A causa de un conflicto religioso (un deportista se quedó con el trofeo que había ganado en lugar de dedicarlo al dios Apolo como era tradicional) y de sus afinidades jónicas fue excluida de la Liga Dórica hacia el siglo VII a. C., liga que pasó a llamarse Pentápolis dórica.

En el siglo VI a. C. fue sometida al reino de Lidia hasta su caída y pasó a Persia en el 546 a. C.
A comienzos del siglo V a. C., con la revuelta jonia, se independizó, pero hubo de someterse otra vez a Persia hacia el 494 a. C., si bien conservó su autonomía interna y su prosperidad y fuerza. En estos años dependía del sátrapa de Sardes o Lidia. Ligdamis o Lygdamis asumió la tiranía en le 494 a. C. su viuda (o hija) Artemisa I luchó al lado de Jerjes II en la batalla de Salamina. Ligdamis fue nombrado sátrapa de Caria (satrapía a veces independiente y otras subsatrapía de Lidia) y sus descendientes gobernaron toda Caria, con una cierta independencia de Persia hasta que en 386 a. C. los persas asumieron un dominio más directo. El sátrapa más conocido fue Mausolo que trasladó la capital de Milas a Halicarnaso, la mujer y hermana del cual, Artemisa II, le erigió un monumento funerario que ha dado nombre a estas edificaciones por su esplendidez (conocido como Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo).

La dinastía griega de Caria, pese a que impuso el helenismo y la lengua griega, permaneció fiel a los persas. Cuando Alejandro Magno llegó había una reina, de nombre Ada que resistía en Alinda al partido favorable a los persas que encabezaba su hermano Pixodoro que la había desposado un par de años después de la muerte de su marido Idreo (muerto hacia el 344 a. C.344 o 343 a. C.) y que continuaba en el poder bajo el sátrapa Orontobates, un noble persa yerno de Pixodoro. Ada acogió a Alejandro y le quiso adoptar como hijo. Los macedonios derrotaron a Orontobates y después a su sucesor Memnón de Rodas, un griego al servicio de Persia y restablecieron como reina a Ada (333 a. C.), hasta el 326 a. C. Halicarnaso fue asediada y destruida y los habitantes se refugiaron en la acrópolis de Salmacis que fue incendiada. La ciudad no se recuperó de esta destrucción. En adelante sólo fue mencionada en relación con el mausoleo.

Después de la muerte de Alejandro fue gobernada por Asandro, sátrapa de Caria hasta el 305 a. C., cuando pasó a Antígono I Monoftalmos. En el 301 a. C., derrotado y muerto Antígono, pasó a Plistarco hasta el 294 a. C., cuando se convirtió en base naval de los lágidas de Egipto. En el 272 a. C. pasó a los seléucidas y bajo su gobierno se sabe que permanecía dentro una liga que continuaba a la Liga Caria.

En el 189 a. C., por el tratado de Apamea, pasó a Roma, bajo soberanía de la cual fue ciudad libre y más tarde colonia romana. En el 88 a. C. fue ocupada brevemente por Mitrídates VI Eupator, rey del Ponto. Después siguió en manos de Roma y Bizancio hasta el 1071, cuando cayó en manos de los turcos selyúcidas. El sultán Mehmet permitió a los caballeros de Rodas ocupar la ciudad y un castillo fue construido (el castillo de San Pedro, que aún se conserva allí con sus torres es el símbolo de la moderna ciudad de Bodrum).

En 1522 cayó bajo soberanía otomana cuando Solimán el Magnífico conquistó la isla de Rodas. Parece que entonces era llamada Petrión (probablemente del nombre del castillo) y los otomanos la convirtieron en Bodrum.

Actualmente aún se conservan las antiguas murallas, unos restos del mausoleo (al este de Salmacis) y algunas fuentes. El templo de Afrodita, considerado uno de los más bellos de la antigüedad, no se ha conservado. Algunas estructuras encontradas en la ciudad turca actual de Bodrum, se supone que decoraban el mausoleo, y están hoy día en el Museo Británico.

Fue el lugar de nacimiento de Heródoto y de Dionisio de Halicarnaso.

Fue una colonia de la ciudad de Trecén ( en la Argólida) fundada hacia el 1000 a. C. fue una de las ciudades que constituyeron la Hexápolis dórica (las otras fueron Cnido, Cos, Ialis, Ialisos, Lindos y Camiros). Estaba en el istmo de Cefirión (latín Zephyrium) e inicialmente se llamó Cefiria (Zephyria). La ciudad tenía al menos dos o tres fortalezas casi imposibles de conquistar, siendo la principal Salmacis, en una roca en la parte norte de la ciudad: otra era Arconeso, supuestamente una isla en frente del puerto (hoy Orak Ada).

A causa de un conflicto religioso (un deportista se quedó con el trofeo que había ganado en lugar de dedicarlo al dios Apolo como era tradicional) y de sus afinidades jónicas fue excluida de la Liga Dórica hacia el siglo VII a. C., liga que pasó a llamarse Pentápolis dórica.

En el siglo VI a. C. fue sometida al reino de Lidia hasta su caída y pasó a Persia en el 546 a. C.
A comienzos del siglo V a. C., con la revuelta jonia, se independizó, pero hubo de someterse otra vez a Persia hacia el 494 a. C., si bien conservó su autonomía interna y su prosperidad y fuerza. En estos años dependía del sátrapa de Sardes o Lidia. Ligdamis o Lygdamis asumió la tiranía en le 494 a. C. su viuda (o hija) Artemisa I luchó al lado de Jerjes II en la batalla de Salamina. Ligdamis fue nombrado sátrapa de Caria (satrapía a veces independiente y otras subsatrapía de Lidia) y sus descendientes gobernaron toda Caria, con una cierta independencia de Persia hasta que en 386 a. C. los persas asumieron un dominio más directo. El sátrapa más conocido fue Mausolo que trasladó la capital de Milas a Halicarnaso, la mujer y hermana del cual, Artemisa II, le erigió un monumento funerario que ha dado nombre a estas edificaciones por su esplendidez (conocido como Mausoleo de Halicarnaso, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo).

La dinastía griega de Caria, pese a que impuso el helenismo y la lengua griega, permaneció fiel a los persas. Cuando Alejandro Magno llegó había una reina, de nombre Ada que resistía en Alinda al partido favorable a los persas que encabezaba su hermano Pixodoro que la había desposado un par de años después de la muerte de su marido Idreo (muerto hacia el 344 a. C.344 o 343 a. C.) y que continuaba en el poder bajo el sátrapa Orontobates, un noble persa yerno de Pixodoro. Ada acogió a Alejandro y le quiso adoptar como hijo. Los macedonios derrotaron a Orontobates y después a su sucesor Memnón de Rodas, un griego al servicio de Persia y restablecieron como reina a Ada (333 a. C.), hasta el 326 a. C. Halicarnaso fue asediada y destruida y los habitantes se refugiaron en la acrópolis de Salmacis que fue incendiada. La ciudad no se recuperó de esta destrucción. En adelante sólo fue mencionada en relación con el mausoleo.

Después de la muerte de Alejandro fue gobernada por Asandro, sátrapa de Caria hasta el 305 a. C., cuando pasó a Antígono I Monoftalmos. En el 301 a. C., derrotado y muerto Antígono, pasó a Plistarco hasta el 294 a. C., cuando se convirtió en base naval de los lágidas de Egipto. En el 272 a. C. pasó a los seléucidas y bajo su gobierno se sabe que permanecía dentro una liga que continuaba a la Liga Caria.

En el 189 a. C., por el tratado de Apamea, pasó a Roma, bajo soberanía de la cual fue ciudad libre y más tarde colonia romana. En el 88 a. C. fue ocupada brevemente por Mitrídates VI Eupator, rey del Ponto. Después siguió en manos de Roma y Bizancio hasta el 1071, cuando cayó en manos de los turcos selyúcidas. El sultán Mehmet permitió a los caballeros de Rodas ocupar la ciudad y un castillo fue construido (el castillo de San Pedro, que aún se conserva allí con sus torres es el símbolo de la moderna ciudad de Bodrum).

En 1522 cayó bajo soberanía otomana cuando Solimán el Magnífico conquistó la isla de Rodas. Parece que entonces era llamada Petrión (probablemente del nombre del castillo) y los otomanos la convirtieron en Bodrum.

Actualmente aún se conservan las antiguas murallas, unos restos del mausoleo (al este de Salmacis) y algunas fuentes. El templo de Afrodita, considerado uno de los más bellos de la antigüedad, no se ha conservado. Algunas estructuras encontradas en la ciudad turca actual de Bodrum, se supone que decoraban el mausoleo, y están hoy día en el Museo Británico.

Fue el lugar de nacimiento de Heródoto y de Dionisio de Halicarnaso.

Artemisia (¿-351 a. C.), sátrapa de Caria desde el 353 a. C. hasta el 351 a. C.

Contexto histórico

Artemisia era hija de Hecatomno, fundador de la Dinastía Hecatómnida, la cual había gobernado la satrapía de Caria desde principios del siglo IV a. C.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d6/Maussollos.JPG

Mausolo de Caria, Museo Británico

Se casó con su hermano Mausolo, sátrapa desde la muerte del padre de ambos. Mausolo se había beneficiado del hecho que su señor, el rey persa aqueménida Artajerjes II, estaba envuelto en una lucha contra la tribu de los cadusianos, y su sucesor , Artajerjes III , estaba más interesado en Egipto.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/66/Mausoleum_of_Halicarnassus.jpg

Así, Mausolo ganó una posición independiente considerable, habiendo tomado algunas ciudades griegas y pudiendo sellar tratos con otras como Cnosos como si de un verdadero soberano se tratara.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c5/Bodrummauzoleum.jpg

Lo que que queda del Mausoleo de Halicarnaso, Turquía.

Su gobierno

Cuando Mausolo falleció en el 353 a. C., Artemisia le sucedió. Siguió una política cuidadosa con respecto a Artajerjes III pero continuó con la misma que su marido en los asuntos griegos. Esto provocó un conflicto con la cercana Rodas, que decidió conquistar la capital de Caria, Halicarnaso, iniciando un sitio.

Retrato imaginario de Artemisia, atribuído a Francesco Furini, c. 1630, preparando su bebida con las cenizas de su m arido,Mausolo.

Sin embargo, los invasores incurrieron en un grave error táctico. Desde su palacio en la isla Real, Artemisia pudo ver como los rodios habían ocupado el puerto del este, desde donde no podían ver qué pasaba en el del oeste. En un ataque relámpago, Artemisia fue capaz de sorprender a los rodios , capturando su flota obligándoles a rendirse. Se dirigió entonces a Rodas con los navíos capturados y creyendo los rodios que los suyos volvían casa, no opusieron resistencia al atraque, por lo que Rodas fue de nuevo ocupada por los carios. El gobierno de Artemisia quedó libre de amenazas, pero murió a los dos años.

A Artemisia se la conoce más por el extraordinario dolor que provocó en ella la muerte de su marido. Se dice que mezclaba las cenizas de éste en sus bebidas diarias, y que se fue apagando gradualmente de duelo hasta su muerte. Indujo a los más eminentes retóricos griegos a proclamar en su oratoria alabanzas a Mausolo, e invitó a arquitectos y escultores de renombre a Halicarnaso para decorar el monumento sepulcral de su marido, el llamado Mausoleo, que fue reconocido como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y que fue probablemente también su lugar de reposo final.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d2/The_maussolleion_model_dsc02711-miniaturk_nevit.jpg

Reproducción del Mausoleo de Halicarnso, una de las Sieta Maravillas del Mundo Antiguo.

Halicarnaso en la época de Mausolo.

Le sucedieron sucesivamente su hermano Hidrieo y su hermana Ada, que también eran marido y mujer.

Teatro de Halicarnaso,Turquia.

http://commons.wikimedia.org/wiki/Bodrum_museum_of_underwater_archaeology

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12 dic 09

El Esagila, templo de Marduk en Babilonia

http://www.conservapedia.com/images/thumb/4/40/Etemenanki.jpg/200px-Etemenanki.jpg

Restos del Etemenanki, zigurat del templo de Marduk(Esagila) de Babilonia.

http://www.biblesearchers.com/temples/jeremiah5_files/image002.jpg

Reconstrucción ideal del Etemenanki de Marduk

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www.sevenfoldtruth.com/urantia-clues23.htm

Originalmente de siete pisos de altura, solo se conserva el lugar donde estaba en la actualidad. El Etemenanki fue después posiblemente identificado con la Torre de Babel ,.o tal vez el zigurat de la cercana Borsippa

http://wind.prohosting.com/mojoiq/pics_central/borsippa.jpg

Zigurat de Borsippa,Irak

Herodoto, en su primer libro de Historia, se refiere así al zigurat de Marduk en Babilonia,el Etemenanki:

“En medio de cada uno de los dos cuarteles en que la ciudad se divide hay levantados dos alcázares. En el uno está el palacio real, rodeado de un muro grande y de resistencia, y en el otro un templo de Júpiter Belo con sus puertas de bronce. Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de el se ve fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre ésta se levanta otra segunda, después otra tercera y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho… En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. No se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge el dios, según refieren los caldeos, que son sus sacerdotes”.
Y a tan esmerada descripción Herodoto añade: “Dicen también los caldeos (aunque yo no les doy crédito) que viene por la noche el dios y la pasa durmiendo en aquella cama, del mismo modo que sucede en Tebas de Egipto, como nos cuentan los egipcios, en donde duerme una mujer en el templo de Júpiter Tebano. En ambas partes aseguran que
aquellas mujeres no tienen allí comunicación con hombre alguno. También sucede lo mismo en Pátara da la Lycia, donde la sacerdotisa, todo el tiempo que reside allí el oráculo, queda por la noche encerrada en al templo”.

Los arqueólogos sostienen que la historia de la Torre de Babel hay que buscarla en Babilonia porque ella es la bíblica Babel, de la que dijo Yahvé (Génesis, 11,7,1: “Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros”. Y es que, afirma el mismo relato, el poder de la torre y de aquellos que la erigieron preocupaba a la divinidad: “toda la tierra tenía una sola dengue y las mismas palabras. Emigrando desde Oriente los hombres llegaron a una llanura en el país de Senaar y se instalaron. Se dijeron el uno al otro: `Venid, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego’. El ladrillo les sirvió de piedra y el betún de cemento. Luego dijeron: `Venid, construyamos una ciudad y una torre cuya cima toque el cielo, y démosle un nombre, para no perdernos sobre toda la tierra”‘.

En cuanto al nombre Babel, su etimología no deja de resultar curiosa: La Biblia lo relaciona con el hebreo balal (”confundió″), cuando en realidad procede del babilonio báb-ilani, que significa “Puerta del dios”.

La torre fue destruida por Jerjes en el año 479 y cuando Herodoto la visitó ya no pudo ver más que ruinas, pero mientras la construcción la altura de Etémenanki , “la casa donde de funden el cielo y la tierra”, “trace de unos 90 metros (los mismos que media su planta cuadrada): 33 metros el primero, al que todos tenían accesos 18 metros el segundos 6 metros los cuatro siguientes; y 15 metros el séptimo piso.

De ellos, el último era un templo reservado y secreto, al que, como dice Herodoto, solamente tenían acceso las personas que participaban en los ritos sagrados de la hierogámia. Asimismo, Herodoto describe cómo sobre esta torre se elevaba otra, y sobre ésta otra más, hasta alcanzar un total de ocho torres, ya que el historiador catalogaba como torres las siete plataformas que formaban la zigurat junto a su capilla en la cima. La altura de la torre de Babel, muy por encima de da media de otras zigurats, era debida a que el monumento pertenecía al poderoso dios Marduk, que había superado en importancia tanto a Anu como a Enil. Fue sin duda uno de los monumentos más destacados de la poderosa Babilonia ciudad sagrada donde confluían 53 templos a los grandes dioses, 55 capillas a Marduk, 300 capillas para divinidades terrestres, 600 para las celestes, y 400 altares.

La mítica Torre de Babel

LA FUNCIÓN DE LAS ZIGURATS

En líneas generales, se puede afirmar que la función de las ziqquratum se inscribe en la corriente de la tradición cultural mesopotámica
desde las épocas más antiguas: la de servir de soporte cósmico a las
“Bodas Sagradas”, la “hierogámia” o ceremonias de la unión de la divinidad, dios o diosa, con la humanidad, representada por la reina o el rey. Por eso el mobiliario habitual de los templos fue siempre el podio -que podía servir de tálamo- y la mesa de altar

¿Es la Torre de Babel del Antiguo Testamento?.

[Foto: Babilonia - ricostruzione]

http://plataformapro.files.wordpress.com/2007/08/torre-de-babel.jpg

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12 dic 09

Descripción de la ciudad de Babilonia según Herodoto y Plinio
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Con sus auges y caídas, la historia de la ciudad de Babilonia -literalmente «la Puerta del dios», en lengua acadia- está jalonada por los acontecimientos más importantes de la historia del Próximo Oriente Antiguo.

Su nombre aparece ya en los textos de Sargón de Akad (ca. 23340-2284 a.C.) y alcanzó su mayor gloria primero con Hammurabi (1792-1750 a.C.) y, siglos más tarde, con el caldeo Nabucodonosor II (604-562 a.C.). Conquistada por el rey persa Ciro el Grande en 538 a.C., Heródoto la describe tal como era un siglo más tarde, mientras que, todavía quinientos años después, Plinio evoca la grandeza de una capital eclipsada en su época por las vecinas capitales Seleucia del Tigris y Ctesifonte.

La primera dinastía de Babilonia terminó cuando los hititas saquearon la ciudad hacia el 1595 a. C. Aunque siguió siendo una ciudad santa de peregrinación para toda Mesopotamia, la inestabilidad de la zona y los asirios destruyeron la ciudad por completo hacia el año 689 a. C. Una nueva dinastía de reyes independientes logró deshacerse del yugo asirio y devolver a Babilonia su resplandor original e incluso crear un imperio comparable al de Asiria.

La nueva ciudad capital del imperio neobabilónico.

Nabucodonosor II ( 604-562 a. C.) fue quien más empeño puso en crear una urbe bellísima. Tal fue el resultado que entre las listas que los griegos elaboraban sobre las Maravillas del Mundo Antiguo, llegaron a estar incluidas en ellas los Jardines Colgantes y las murallas de la ciudad. Herodoto, que se cree que la visitó hacia el 460 a. de C. hizo una larga descripción de ella y llegó a afirmar ” que supera en esplendor a toda ciudad del mundo”. Se conocen sus principales monumentos gracias a la labor de excavación y reconstrucción que hizo el arqueólogo alemán Robert Koldewey desde 1899 hasta 1917. Estos edificios son modelos de las características arquitectónicas mesopotámicas.

La primera dinastía de Babilonia terminó cuando los hititas saquearon la ciudad hacia el 1595 a. C. Aunque siguió siendo una ciudad santa de peregrinación para toda Mesopotamia, la inestabilidad de la zona y los asirios destruyeron la ciudad por completo hacia el año 689 a. C. Una nueva dinastía de reyes independientes logró deshacerse del yugo asirio y devolver a Babilonia su resplandor original e incluso crear un imperio comparable al de Asiria.

La nueva ciudad capital del imperio neobabilónico.

Nabucodonosor II ( 604-562 a. C.) fue quien más empeño puso en crear una urbe bellísima. Tal fue el resultado que entre las listas que los griegos elaboraban sobre las Maravillas del Mundo Antiguo, llegaron a estar incluidas en ellas los Jardines Colgantes y las murallas de la ciudad. Herodoto, que se cree que la visitó hacia el 460 a. de C. hizo una larga descripción de ella y llegó a afirmar ” que supera en esplendor a toda ciudad del mundo”. Veamos sus principales monumentos gracias a la labor de excavación y reconstrucción que hizo el arqueólogo alemán Robert Koldewey desde 1899 hasta 1917. Estos edificios son modelos de las características arquitectónicas mesopotámicas.

Denominado tradicionalmente el «padre de la Historia», Heródoto (ca. 485-425 a.C.) nació en Halicarnaso, en la costa suroccidental de Asia Menor, viajó a Egipto, Fenicia, Mesopotamia y Escitia, y residió en la Atenas de Pericles, donde formó parte en 444/443 a.C. de la expedición destinada a fundar la colonia panhelénica de Thurios en Magna Grecia. Dedicando cada uno de los nueve libros que la componen a una de las Musas redactó su Historia, una obra inacabada que alcanza desde la época mítica hasta la Segunda Guerra Médica (479 a.C.), centrada en el enfrentamiento entre Europa y Asia, y salpicada de excursos de carácter etnográfico referidos a las tierras por las que viajó su autor.

Construcción de la zigurat de Marduk

Cayo Plinio Segundo el Viejo vivió entre los años 23 y 79 d.C. Amigo del emperador romano Vespasiano, ocupó importantes cargos en la administración imperial. De su obra literaria sólo se conserva la monumental Naturalis Historia, dedicada a Tito, primogénito de Vespasiano, en el año 77, y publicada tras la muerte del autor por su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven. Se trata de una extensa obra enciclopédica dividida en treinta y siete libros que contiene todo tipo de informaciones, agrupadas por materias y procedentes de multitud de obras más antiguas. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).

Babilonia según Heródoto (s. V a.C.)

-http://patry33.files.wordpress.com/2009/01/babilonia.jpg
La ciudad de Babilonia y el templo de Marduk
“Babilonia está situada en una gran llanura, forma un cuadrado y, en cada lado, tiene una extensión de ciento veinte estadios; así, el perímetro de la ciudad tiene en total cuatrocientos ochenta estadios [= algo más de 85 kilómetros]. Esta es, por consiguiente, la enorme extensión de la capital de Babilonia y, que nosotros sepamos, su trazado no era comparable al de ninguna otra ciudad.
Primero la circunda un foso profundo y ancho, lleno de agua, y luego un muro que tiene una anchura de cincuenta codos reales y una altura de doscientos codos [= 24,99 * 88,80 metros]. Aparte de esto, debo además explicar en qué se empleó la tierra procedente del foso y cómo se construyó el muro. A medida que abrían el foso, iban convirtiendo en ladrillos la tierra extraída de la excavación y, cuando hubieron moldeado un número suficiente de ladrillos, los cocieron en hornos; posteriormente, utilizando asfalto caliente como argamasa e intercalando cada treinta hileras de ladrillos esteras de cañas, construyeron primero los paramentos del foso y después, y de la misma manera, el muro mismo. En lo alto del muro también levantaron, a lo largo de sus arcenes, unas casamatas de un solo piso, situadas las unas frente a las otras; y entre ellas dejaron espacio para el paso de una cuádriga. En el circuito del muro hay, además, cien puertas, todas ellas de bronce, lo mismo que sus quicios y dinteles. (…)

De esta manera, pues, estaba fortificada Babilonia. La ciudad, por otra parte, tiene dos sectores, pues por su mitad la divide un río, cuyo nombre es Éufrates, que procede del país de los armenios; es un río grande, profundo y de curso rápido que desemboca en el mar Eritreo. Pues bien, por uno y otro lado de la ciudad, la muralla se ve prolongada en ángulo hasta el río, y, a partir de su confluencia, se extienden, a lo largo de las dos orillas del mismo, los contramuros interiores en forma de un vallado de ladrillos cocidos. La ciudad propiamente dicha, que se halla plagada de casas de tres y cuatro pisos, está dividida en calles rectas, tanto las paralelas al río como las transversales que a él conducen. Precisamente frente a cada calle transversal, en el vallado que bordea el río, había unas poternas en número igual al de las callejas. Esas poternas eran, asimismo, de bronce y daban acceso a la orilla misma del río.

Jardines colgantes de Babilonia

http://www.fjavier.com/mapas/mapa4dbabil.jpg

Ese muro es, en suma, como una coraza, y por la parte interior corre, paralelo a él, otro muro no menos resistente que el primero pero sí más estrecho. Asimismo, en el centro de cada uno de los dos sectores de la ciudad se alzaba un edificio fortificado; en un sector, el palacio real, dotado de un recinto grande y sólido; y, en el otro, un santuario de puertas de bronce -que todavía existía en mis días- consagrado a Zeus Belo, formando un cuadrado de dos estadios de lado [= unos 355 m]. En la parte central del santuario hay edificada una torre maciza de un estadio de altura y otro de anchura; sobre esta torre hay superpuesta otra torre, y otra más sobre esta última, hasta un total de ocho torres. La rampa de acceso a ellas está construida por la parte exterior, dispuesta en espiral alrededor de todas las torres. Y hacia la mitad de la rampa hay un rellano y unos asientos para descansar, donde se sientan a reponer fuerzas los que suben. En la última torre se levanta un gran templo. (…)

http://s3.amazonaws.com/lcp/algargosarte/myfiles/la-ciudad-de-Babilonia.jpg

Vista general de Babilonia

El gran santuario de Babilonia cuenta, asimismo, con otro templo abajo en el que hay una gran estatua sedente de Zeus(=Marduk), en oro, y a su lado una gran mesa de oro, siendo el pedestal de la estatua y el trono, asimismo, de oro. Estas piezas, al decir de los caldeos, están hechas con ochocientos talentos de oro. Fuera del templo hay un altar de oro y hay, además, otro altar de gran tamaño sobre el que se inmolan las reses adultas, ya que sobre el altar de oro sólo se pueden inmolar lechales. (…)
Por cierto que, entre los numerosos reyes de la ciudad de Babilonia que sin duda ha habido -a ellos aludiré en mi historia sobre Asiria- y que adornaron sus murallas y santuarios, se cuentan, en concreto, dos mujeres. La que reinó en primer lugar, que vivió cinco generaciones antes que la segunda y cuyo nombre era Semíramis, mandó construir a lo largo de la llanura unos diques que merecen contemplarse, mientras que antes el río solía desbordarse por toda la llanura. Por su parte, la reina que vivió con posterioridad a la susodicha, cuyo nombre era Nitocris y que fue más perspicaz que la que le había precedido en el trono, dejó unos monumentos que yo pasaré a describir con detalle, y, de paso, viendo que el imperio de los medos era pujante y que no permanecía inactivo, antes al contrario, que, entre otras ciudades, se habían apoderado, incluso, de Nínive, adoptó contra ellos todas las precauciones que pudo … Como la ciudad tenía dos sectores y el río pasaba por en medio, en tiempos de los reyes que la precedieron, cuando se quería pasar de un sector a otro, había que hacerlo en barca, cosa que, a mi juicio, resultaba molesta. Pues bien, ella subsanó también esta contingencia, ya que, tras excavar el depósito del lago, merced a esta obra pudo dejar este otro monumento. Mandó co rtar unos enormes bloques de piedra y, cuando tuvo listos esos bloques y excavado el emplazamiento del lago, desvió todo el caudal del río hacia el lugar que había hecho excavar; y mientras el depósito se iba llenando, entretanto, cuando el antiguo cauce se quedó seco, primero canalizó con ladrillos cocidos, con arreglo a la misma disposición que en la muralla, las márgenes del río a su paso por la ciudad y las bajadas que llevaban de las poternas al río; luego aproximadamente en el centro de la ciudad construyó un puente con los bloques de piedra que había hecho extraer, ensamblándolos con hierro y plomo. Y sobre el puente, al rayar el día, hacía colocar unos maderos cuadrangulares, por los que los babilonios pasaban al otro lado; pero, durante las noches, por lo general quitaban los maderos en cuestión con objeto de evitar que, merodeando a favor de la noche, se robasen unos a otros. Y, cuando el depósito que había sido excavado se transformó, merced al río, en un lago lleno de agua y estuvo concluida la construcción del puente, volvió a desviar el río Éufrates desde el lago a su antiguo cauce. Así la transformación de la excavación en una zona pantanosa pareció una obra oportuna y los ciudadanos tuvieron un puente a su disposición.
Heródoto, Historia, I 178-186, traducción de Carlos Schrader, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1977.

Babilonia según Plinio el Viejo (siglo I d.C.)
Babilón, la capital de las naciones caldaicas, consiguió una gran celebridad entre las ciudades del mundo entero, a causa de lo cual el resto de Mesopotamia y de Asiria recibió el nombre de Babilonia. Estaba rodeada por dos muros de sesenta mil pasos, con una altura de doscientos pies y una anchura de cincuenta, siendo la medida de cada pie mayor que la nuestra en tres dedos; por el centro corría el Éufrates con admirables construcciones en uno y otro lado; todavía se conserva allí el templo de Júpiter Belo; él fue el descubridor de la ciencia de las estrellas. Con todo, esta ciudad se ha transformado en un paraje deshabitado, absorbida por la proximidad de Seleucia , fundada a tal fin por Nicátor a menos de cuarenta millas de distancia, en la confluencia del Éufrates, desviado por un canal, y del Tigris. Seleucia, sin embargo, recibe el sobrenombre de Babilonia y hoy es una ciudad libre e independiente, y además con las costumbres de los macedones. Dicen que la ciudad tiene seiscientos mil habitantes y, en cuanto a la configuración de sus murallas, que es la de un águila extendiendo las alas, y que sus campos son los más fértiles de todo el oriente. A su vez los partos, para despoblarla, a tres millas de distancia, en Calonítide, fundaron Ctesifonte , que es ahora la capital de sus reinos, y, al no conseguir ningún resultado, el rey Vologeso fundó no hace mucho otra ciudad, Vologesocerta, en sus proximidades.
Plinio el Viejo, Historia natural, VI 30, 121-122, traducción de María Luisa Arribas, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1998.

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