Momia de la Señora de Cao
Se denomina Señora de Cao a la momia perteneciente a una gobernantede la cultura mochica que se cree gobernó el norte del actual Perú, en el valle de Chicama, en el siglo IV d.C. Fotos de Wikipedia e Internet(google)
http://www.youtube.com/watch?v=8gC1gBDh3Qg&feature=player_embedded
Réplica de “La Señora de Cao”, Wikipedia
Tras su descubrimiento en el departamento de La Libertady de las investigaciones científicas de rigor, los avances fueron dados a conocer el 15 de mayo de 2006, por un equipo de arqueólogos peruanos dirigidos por Régulo Franco Jordán del Instituto Nacional de Cultura con la cooperación financiera de la Fundación Augusto N. Wiese. Su descubrimiento se compara con aquel del Señor de Sipán. Antes del hallazgo se pensaba que sólo los hombres ejercían altos cargos en el antiguo Perú.
http://mileto.pucp.edu.pe/arkeos/content/view/76/67/1/7/
Se cree que la dama tenía el estatus de gobernante en la sociedad teocrática del valle del río Chicama, además de ser considerada un personaje casi divino. El lujo de los adornos y vestidos que acompañan el fardo funerario de la mujer confirmaron el estatus de la gobernante.
En la tumba de la Señora de Cao se encontraron once ceramios, pertenecientes a tres períodos diferentes: Mochica, Salinar y Gallinazo. Este ceramio de caolín representa, al parecer, una escena de la infancia de la gobernante. Una curandera, envuelta en un manto en forma de pallar, impone las manos a una niña en brazos de su madre.
Cuando se construyeron las huacas del Sol y la Luna,, donde se rendía culto al “Dios de la Montaña” o” Ai apaec”, a quien los mochicas ofrecían la vida de los hombres vencidos en batalla.
Si el chamán o sacerdote era el que ostentaba allí el máximo poder, en el complejo de El Brujo fue la Señora de Cao su principal gobernante.
http://clioperu.blogspot.com/2011/03/historia-de-la-mujer-pre-hispanica-la.html
Una de las cuatro coronas y diademas de cobre dorado que se encontró en el fardo funerario.
La Señora de Cao fue enterrada con dos grandes mazas ceremoniales de madera, recubiertas con cobre dorado. Estos símbolos de poder nunca antes habían sido hallados en la tumba de una mujer.
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La “huaca” en la que fueron localizados sus restos, sepultados por grandes bloques de adobe, alcanzaba los 35 metros de alto, 90 de ancho y casi 180 de largo, con una plaza ceremonial con capacidad para unas 10.000 personas.
Según los estudios realizados, se cree que la sacerdotisa murió a los 25 años al dar a luz, porque sus caderas estaban abiertas y la piel de su abdomen cubierta de estrías, que medía 1, 45 metros y que fue embalsamada con un óxido denominado cinabrio.
Junto a su momia, rodeada por 26 capas de tela y una armadura de 1.100 piezas, con un peso total de 200 kilos, se encontró el cuerpo de una niña de 15 años, a quien consideran su sirvienta, que murió estrangulada.Además, junto a ella fueron hallados cuatro individuos, dos de los cuales fueron mujeres adolescentes sacrificadas.
Además de la joven, custodiaban el cadáver de la gobernante, enterrada a dos metros de profundidad, un niño y cuatro hombres.
Mazas y lanzas formaban parte del ajuar funerario que se completaba con 44 narigueras, cuatro coronas, seis pares de aretes y piedras preciosas llegadas de toda Latinoamérica.
Para los interesados la Señora de Cao se encuentra en el complejo arqueológico El Brujo, en el distrito de Magdalena de Cao en Ascope a 60 km. al norte de la ciudad de Trujillo.
La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Las treinta cuentas de este collar de cobre dorado son un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de 14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.
Esta mujer gobernó 100 años después del señor de Sipán.
Además de tener un gran valor iconográfico, las 44 narigueras con las que fue enterrada la Señora de Cao son piezas de delicada orfebrería; muchas de ellas combinan dos metales (oro y plata, o cobre y cobre dorado), generando objetos hermosos que perpetúan el concepto de dualidad esencial para los antiguos pobladores de la Costa peruana. Las narigueras le cubrían la boca, confiriendo divinidad a lo que saliera de ella. Dos de las narigueras fueron colocadas intencionalmente dentro de su boca para su entierro.
http://www.fundacionwiese.com/arqueologia/lasradecao.html
Al parecer murió o de parto, o de alguna enfermedad infecciosa (se sigue investigando). En el lugar de enterramiento tenía 18 collares de oro, plata, lapislázuli, cuarzo y turquesa, 30 adornos de nariguera de oro y plata, diademas y coronas de cobre dorado. También tenía en su ajuar armas de guerra como mazas y lanzas, algo inusual en el enterramiento de una mujer. Como notamos fue un personaje de suma importancia para la sociedad mochica.
Tenía también tatuajes de representaciones de serpientes y arañas en tobillos, antebrazos, y dedos.
Estos eran símbolos de fertilidad de la tierra, por lo cual se especula que además era chamana o adivina.
Gracias al cuidado que se tuvo en preservar su cuerpo, 1600 años después su entierro los tatuajes grabados en la piel de la Señora de Cao maravillan al mundo. Serpientes, peces y otras figuras cargadas de simbolismo envuelven a la Dama de los Tatuajes, como una armadura de magia y poder.
Los sacrificios humanos eran una práctica habitual en el valle gobernado por la Señora de Cao, pero también en las huacas del Sol y la Luna, levantadas al pie del conocido como Cerro Blanco a seis kilómetros del mar.
En la de la Luna, donde desde 1991 se realizan trabajos de excavación y recuperación, los arqueólogos han destapado los relieves decorados con los colores negro, rojo y amarillo que representan a “Ai apaec”.
Este templo, como el resto, está compuesto de varios pisos, en este caso cinco, cada uno de los cuales era cerrado con bloques de adobe cada 100 años para construir el siguiente.
Los dibujos de sus paredes relatan las ceremonias ancestrales en las que los hombres eran drogados mediante una cocción de una especie de cactus llamado “sampedro”, y atados y desnudados para ser llevados ante el sacerdote para ser degollados.
Su sangre era bebida por el chamán, arrojada sobre la tierra o derramada por los genitales del sentenciado como símbolo de fecundidad.
Los trabajos arqueológicos han descubierto en uno de sus recintos 70 esqueletos completos de los sacrificados, cuya edad solía variar entre los 15 y los 38 años.
El deceso de la gobernante de la cultura Mochica, aparentemente por complicaciones de parto 1 , se produjo aproximadamente en el año 400 d. C., unos 150 años después del apogeo del Señor de Sipán, quien se considera el líder más antiguo que se conozca de esa región norteña del Perú. Los restos momificados de la mujer, de 1.45m de altura y entre los 20 y 25 años, estaban cubiertos por 18 collares de oro, plata, lapizlázuli, cuarzo y turquesa, treinta adornos de nariz de oro y plata, diademas y coronas de cobre dorado. El cuerpo de la dama tiene tatuajes de serpientes y arañas, aún visibles, que representan la fertilidad de la tierra pero que también podrían indicar sus dotes como adivina. La preservación del cadáver, así como de algunas vestimentas, fue posible porque se le untó con sulfato de mercurio, una sustancia venenosa para las bacterias que podrían haber deteriorado el cuerpo.
Tumba en un complejo arquitectónico
La tumba fue hallada en la “huaca” (centro ceremonial) de Cao Viejo, ubicada en el complejo arqueológico El Brujo, que se levanta en el distrito de Magdalena de Cao, en el departamento de La Libertad, a unos 700 kilómetros al norte de Lima ó 60 kilómetros al norte de Trujillo. En este lugar, se está acondicionando una sala de exhibición especial para esta momia.
En la tumba se encontraron cetros de madera forrados de cobre, utilizados en las ceremonias como símbolos de poder y hegemonía, y diversas placas de metal sueltas que cubrían la mortaja de algodón natural.
El complejo está formado por cinco pirámides de barro. La tumba fue hallada en una plataforma intermedia, lo cual la preservó de las lluvias de esa zona costeña y del efecto de la capa freática del subsuelo.
Además de la persona joven enterrada dentro de la tumba de la Señora de Cao, tres acompañantes la protegían en su viaje al Más Allá, enterrados en tumbas cercanas. En una de ellas se encontró este impresionante chaleco de cuero y textil, con aplicaciones de plumas, que representa un personaje de rostro expresivo, elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar. Un objeto similar se encontró en la Huaca de la Luna; se cree que estuvo asociado a atributos chamanísticos.
Las estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido simbólico; eran utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban personajes de alta jerarquía. En la tumba de la Señora de Cao se encontró por primera vez estos objetos rituales en el entierro de una mujer.
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El patio donde fue depositada tenía paredes pintadas con diseños geométricos y un ser sobrenatural de rasgos felínicos y tentáculos de pulpo, rodeado de cóndores y serpientes. De igual modo, como parte de su ajuar funerario se hallaron diversas ofrendas de vasijas de cerámica, artefactos para la textilería y ornamentos de plata y cobre dorado. Además, junto a ella fueron hallados cuatro individuos, dos de los cuales fueron mujeres adolescentes sacrificadas. Una de ellas estrangulada. Otro era un hombre, y podría considerarse el guardián de la tumba.
Dentro de este contexto, también ha llamado la atención de los arqueólogos el hallazgo de 23 estólicas y 2 porras de madera recubiertas en cobre dorado que fueron halladas al interior del fardo, debido a que estos artefactos suelen aparecer asociados a los hombres.
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