Es famosa la definición de Senadoconsulto formulada por el jurista romano Gayo en sus Institutas: G. 1.4
- «Senatus consultum est quod senatus iubet atque constituit; idque legis vicem optinet, quamvis fuerit quaesitum» (Traducido al español sería: “Senadoconsulto es lo que el Senado manda e instituye ; y tiene fuerza de ley, por más que alguien quiera ponerlo en duda”)
Actualmente el término bacanal es sinónimo de orgía ,con tumulto y desorden. En el mundo griego y romano, las bacanales eran fiestas en honor a Baco (dios grecorromano del vino del que deriva el nombre bacanal) o Dioniso (dios griego), en las que se bebía sin medida. Las sacerdotisas organizadoras de la ceremonia se llamaban bacantes y el nombre ha quedado asociado a las orgías romanas. El culto primitivo era exclusivamente para mujeres y procedía del culto original al dios Pan(Wikipedia).
Villa de los Misterios, Pompeya.
En el 186 a. C. el Senado prohibió en Roma la celebración de bacanales promulgando una ley( el Senadoconsulto De Bacchanalibus), tratando de volver el culto a Baco a su entorno sagrado. Algo se consiguió reducir, pero era tan popular que no se pudo extinguir totalmente
Midas y Baco, de Nicolas Poussin.
weblogs.clarin.com/antilogicas/archives/2007/.
http://forumromanum.org/literature/sc_bacchanalibusx.html
00000000000
http://en.wikipedia.org/wiki/Bacchanalia
Las Bacanales originalmente se celebraban en secreto y solo por mujeres . Los festivales tenian lugar en el puerto ( grove) de Simila, cerca de la colina del Aventine los días 16 y 17 de marzo.
Más tarde, se admitió a los hombres a los ritos y se celebraban cinco veces al mes. Según Livio, la extensión y los cambios tuvieron lugar cuando la lider del culto era Paculla Annia — y se cree que que fue entonces cuando comenzaron a participar los hombres.

Baco vuelve de la India, Sousse, Tunez
Livy informs us that the rapid spread of the cult, which he claims indulged in all kinds of crimes and political conspiracies at its nocturnal meetings, led in 186 BC to a decree of the Senate — el llamado Senatus consultum de Bacchanalibus, grabado en una tabla de bronce descubierta en Apulia , al sur de Italia (1640), ahora en el Kunsthistorisches Museum en Vienna — cuando se prohibieron las Bacanales en toda Italia excepto en casos especiales que debían ser aprobados especificamente por el Senado.
In spite of the severe punishment inflicted on those found in violation of this decree (Livy claims there were more executions than imprisonment), the Bacchanalia survived in Southern Italy long past the repression.
Modernos investigadores dudan de las noticias de Livio y argumentan que el Senado actuó contra las Bacanales por alguna de las siguientes razones:
- Las mujeres ocupaban una posición prominente en el culto (contrariamente a los patriarcales cultos romanos de la época ).
- Esclavos y pobres eran miembros del culto y se oponían al gobierno romano.
- Según la teoría propuesta por Erich Gruen, as a display of the Senate’s supreme power to the Italian allies as well as competitors within the Roman political system, such as individual victorious generals whose popularity made them a threat to the Senate’s collective authority.
En Empires of Trust: How Rome Built—And America Is Building—A New World by Thomas Madden, el autor cita las palabras al Senado del consul romano que llevó la investigación :
No hubo crimen, no pudo reconocerse ninguna accion de culpabilidad.
Hubo mas malas acciones cometidas por hombres con hombres que por hombres con mujeres.
Quienquiera que no se sometiera a tales prescripciones o dudara de violar a otros, era sacrificado como victima.
No considerar nada como impio o criminal era el sumum de su religion.
Los hombres como si fueran poseidos con locura y con freneticas distorsiones corporales, pronunciaban profecias, las matronas, vestidas de bacantes, con el cabello suelto, corrian hacia el rio Tiber con antorchas encendidas y se sumergian en el agua, saliendo de nuevo con la misma llama porque las antorchas estaban impregnadas con sulfuro mezclado con limo.
Los hombres eran atados a una maquina y conducidos a cuevas escondidas, y se decia que habian sido llevados por los dioses,
Esos eran los hombres que rehusaban unirse a su conspiracion o tomar parte en sus crimenes o someterse a su polucion.

Ménade,Albertinum, Dresde,Alemania
http://www.revistadearte.com/wp-content/uploads/2008/11/menades.jpg
www.novaroma.org/nr/Senatus_consultum
Bandue Vol. 2 (2008):
Mar Marcos & Ramón Teja (eds.) Tolerancia e intolerancia religiosa en el Mediterráneo antiguo: temas y problemas
Cecilia AMES, Los límites de la tolerancia religiosa romana. La prohibición de las bacanales en el 186 a.C.
(Bacchanalibus, CIL I2 581 y Liv. 39, 8-19). Una larga tradición historiográfica moderna
afirma que la prohibición de este culto constituye “un hecho absolutamente excepcional
en la historia de Roma” pues el paganismo se caracterizó por la apertura y la tolerancia.
Sin embargo, el tema de la tolerancia religiosa en sistemas politeístas es bastante más
complejo (Rupke 2001) y no se trata de una simple excepción, como lo ha puesto de
manifiesto North en su estudio sobre la tolerancia religiosa en la República romana
(North 1979). En esta perspectiva, el estudio de las fuentes de la prohibición de las
Bacanales en Roma en el año 186 a.C. y su recepción (Livio y Virgilio) ofrece un punto
de referencia para la comprender la relación entre religión, orden, estructura y control
social en el mundo romano. Este es el marco en el que se puede contextualizar la
discusión sobre tolerancia e intolerancia religiosa en la República romana.
Palabras clave: Bacanales, república romana, prohibición religiosa, religión romana,
disciplinamiento, control social.
ABSTRACT: In year 186 B.C Bacchic cult was harshly suppressed in Italy through a
variety of measures taken by the senate (senatus consultum de Bacchanalibus ,CIL I2
581 y Liv. 39, 8-19). A long historiographical tradition maintains that the prohibition of
this cult constitutes “an exceptionally rare fact in Roman history” given that paganism
had been known for its tolerance and open-mindness. However, the subject of religious
tolerance in polytheistic systems is fairly more complex (Rupke 2001), and this is not a
mere exception, as stated by North in his essay about religious tolerance in Roman
Republic (North 1979).Under this perspective, the study of the evidence on the
prohibition of Bacchic cult in Rome 186 B.C and its reception (Livio and Virgilio)
offers a reference point for the analysis of the relation between religion, order, structure,
disciplinary practices and social control in the Roman world. This is the framework for
the discussion of religious tolerance and intolerance in the Roman Republic.
Keywords: Bacchic cult, Roman republic, Religious prohibitions, Roman religion,
Social control.
Según J,Mª Blázquez, en el año 186 a. de J.C. tuvo lugar la primera gran persecución religiosa
de la historia de Roma,bien conocida por la narración del historiador Tito Livio y por el propio
Edicto sobre las Bacanales, conservado en el Museo de Viena en una tabla de
bronce.
La descripción de la persecución ha sido bien estudiada en su trasfondo económico
y social por Gallini y otros autores.
Tras la terminación de la Segunda GuerraPúnica con la batalla de Zama (año 202 antes de J.C.),
las asociaciones báquicas, que veneraban al dios tracio Dyoniso-Zagreo , el Baco de los romanos, cuyo culto principalmente se
desarrollaba entre los estratos más bajos de la sociedad ateniense del siglo VI antes de J.C. se propagaron por Roma y por toda Italia desde Etruria,adonde habían llegado desde Grecia.
_02.jpg)
Ménade,Museo del Prado,Madrid (Wikipedia)
Los devotos del dios en Roma, según Livio, eran sobre todo mujeres , aunque también había
algunos hombres libres de baja clase social y algunos de clase más alta.
La persecución alcanzó a unas siete mil personas, entre hombres y mujeres,
lo que prueba la extensión que el culto había alcanzado hasta entonces en Roma.
El comediógrafo Plauto ya valoraba negativamente estos cultos. Para este autor, los rituales
báquicos eran siempre un ejemplo de desorden y de juerga. Los cultos dionisíacos, si creemos
a Tito Livio, tuvieron al principiopoca aceptación en Roma, sólo entre las mujeres,
hasta que se pusieron de modaentre los hombres, principalmente entre los menores
de 20 años, gracias a las “innovacionespeligrosísimas” introducidas por la
sacerdotisa de Campania, Paculla Annia,
que consistían en celebrar el ritual del culto por la noche,
y en que se convirtieron de
cultos públicos en un culto secreto y de masa.
Antes los rituales se celebraban tres vecesal año; ahora, cinco al mes.
La gran innovación introducida por Paculla consistía, pues,en que, de ser los rituales
dionisíacos un culto exclusivo de mujeres, fueran en adelante
un culto de muchedumbre, principalmente de gente joven. El ritual báquico consistió
fundamentalmente en la iniciación, por la que el individuo entraba a formar parte de la
asociación báquica, y en una experiencia orgiástica, según la cual, mediante la borrachera,
el baile y las manifestaciones de erotismo/sexualidad , se creía que el iniciado entraba
en posesión y comunión con el dios.
Estos rituales se celebraban en casas privadas y en un bosque consagrado
a la diosa Estimula, al pie del monte Aventino, una de las colinas de Roma, mediante
danzas orgiásticas, con la sola participación de mujeres casadas, disfrazadas de
Ménades, las mujeres que acompañaban a Dyonisos en la leyenda.
Ya en el año 213 a. de J.C., en plena guerra anibálica, el Senado romano, por
razones políticas, no religiosas, había intentado eliminar los nuevos cultos extranjeros
El Edicto sobre las Bacanales es del año 186 antes de Jesucristo y prohibía los cultos
propagados por Roma, principalmente entre gentes procedentes del campo.
El Senado,en el año 186 antes de J.C., buscó, tanto en Roma como en el campo, o en las restantes
ciudades romana, a los sacerdotes de Baco e hizo pública, mediante edictos, la prohibición de
reunirse para el culto a los iniciados en los cultos dionisiacos, dando a los dos cónsules
poderes extraordinarios para reprimir la “conjuración”; principalmente se pretendió
conocer el número exacto de iniciados.
Los cónsules encargaron a los ediles curules el descubrir a los sacerdotes y detenerlos
en sus domicilios, hasta el día en que debía tener lugar el juicio, y a los ediles de la plebe
encomendaron la vigilancia para que no se celebraran
ritos secretos; los triunviros capitales fueron encargados de descubrir las reuniones
nocturnas y de prevenir toda forma de protesta, como incendios, etc.

Bacantes
El cónsul Postumio informó al pueblo de las medidas tomadas para reprimir estos cultos dionisiacos. Se
premió a los delatores y se señaló un tiempo para que los contumaces pudieran presentarse
voluntariamente a los tribunales. Se prohibió terminantemente ocultar o ayudar a
los acusados que huyesen. Los lugares de culto dionisíaco fueron destruidos, quizá con
la ayuda del ejército. El terror se extendió rápidamente por Italia con esta persecución.
Se decretó castigar con la pena de muerte o cárcel, según si se tratara de sola “conjuración”
o se añadieran los agravantes de falsedad, asesinato u obscenidad.
Según Livio,fue mayor el número de los ajusticiados que el de los encarcelados.
El castigo de las mujeres, según el derecho romano, se encomendó a los padres o
tutores. En una segunda reunión senatorial se tomaron las medidas oportunas para reprimir
el culto dionisíaco y se decretó la pena de muerte para los desobedientes.
Por el resumen de Tito Livio se conoce la organización y la jerarquía de los cultos dionisíacos, dividida
en bacantes, sacerdotes, maestros, ministros, magistrados y promagistrados.
Se prohibió terminantemente en toda Italia toda clase de culto dionisíaco, el tener casa en
común, el juramento de iniciación a los cultos y su celebración. Sólo se permitió el culto
de Baco bajo determinadas condiciones, como en el caso que el culto fuese declarado
necesario para la prosperidad de Roma, y entonces había que demostrar esta necesidad
ante el pretor urbano. Luego este magistrado reunía al menos cien senadores, que debían
dar su consentimiento para la celebración. Gallini piensa que a comienzos del siglo II
antes de J.C. se dio una explosión de orgismo colectivo, manifestada en la posesión, el
profetismo y la danza.
LAS CAUSAS DEL AUGE DEL DIONISISMO
Contexto político y social:
Los cultos dionisíacos itálicos revivían viejas formas del culto a Baco, pero dentro
de un nuevo contexto social y cultural, pues después de la Segunda Guerra Púnica se
dio en Italia un proceso de concentración capitalista que tuvo resultados imprevistos en
el orden político, social, económico y religioso. Roma estaba ahora gobernada por una
nobleza senatorial, que tenía el poder político, con una fuerte tendencia imperialista,
apoyada en las grandes clientelas mercantiles, que llevaron a Roma a la conquista
del Mediterráneo. Esta tendencia imperialista y de conquista trajo consigo el enfrentamiento
con la gente que tenía intereses en la agricultura. Los campesinos se vieron obligados
durante muchos años a servir en el ejército, fuera de sus tierras, que se habían convertido
en terreno público( ager publicus ) , administrado por absentistas residentes en Roma,
así como los camposde los itálicos ( con ius latii , maior o minus) que habían favorecido
la causa de Aníbal.
Ello ocasionó
I. Una gran crisis económica y social:
A) Una gran crisisde la pequeña propiedad agraria en toda Italia. Roma se convirtió en un polo de atracción
para la plebe rural
B) mientras que la plebe de la capital pasaba también una profunda
crisis motivada por la presencia de un número elevado de esclavos, que las guerras de
conquista arrojaban sobre Italia, y por la concurrencia de los campesinos que abandonaban
sus campos y se concentraban en Roma.
II:Concentración del poder político en una oligarquía senatorial dividida
Esta crisis económica y social coincidió con un proceso de concentración de poder
político en manos de una oligarquía senatorial, dividida en intereses de grupo de orden
político y cultural entre
A) Tradicionalistas
B) y filo-griegos.
Como muy bien havisto Gallini, en la represión de los cultos dionisíacos se descubre la represión de una
sociedad en la que unos pocos pretenden gobernar a la mayoría.
La crisis social se metamorfoseó en protesta religiosa.
III. Explosión urbana-colapso viejas estructuras sociales
La represión dionisíaca coincidió también con la explosión del fenómeno urbano en Roma,
que ocasionó el colapso de su vieja estructura social, inservible ya para la capital de la Urbs, d
espués de las conquistas de casi todo el Mediterráneo.
Así pues, en el asunto de las Bacanales queda magníficamente reflejada mucha de la problemática
que azotaba Roma en aquel momento, como la emigración a la Ciudad; precisamente
con esta ocasión Livio pone de relieve las creencias de la masa de emigrados
rurales y su relativa marginación social, y que estos cultos tenían un marcado carácter de
culto extraño al patrimonio cultural romano.
IV:Crisis generacional y de género
Ya se ha indicado que los cultos dionisíacos arraigaron principalmente entre las mujeres
y los jóvenes. Se ha pensado por ello en una crisis generacional. Las mujeres desempeñaban
un papel muy importante en estos cultos; lo que encaja bien con lo que se sabe
de la situación de la mujer en estos años, en que habían vivido alejadas de sus esposos,
que se encontraban en la guerra y en que se les había prohibido por la Lx Oppia del año
214 a. de J.C. el uso de joyas de más de una onza de oro, el vestir trajes de varios colores
y la utilización en la ciudad de carros tirados por bueyes, por todo lo cual se encontraban
las mujeres terriblemente frustradas; éstas hallaron en los rituales dionisíacos una evasión
a su situación y una realización de su vida amorosa.
V. El factor económico y social
Los cultos báquicos, según Livio, tuvieron también un buen terreno abonado entre
los ricos plebeyos que habitabanprincipalmente en el monte Aventino.
Tito Livio da los nombres de los principales participantes
en la conjura: la viciosa Duronia, el corruptor de las costumbres Tito Sempronio
Rutilo, su hijo Ebusio, la ramera Hispala Fecennia, que comprometió a su amigo
Ebusio, y Ebusio, que descubrió todo al cónsul.
Los introductores de los cultos dionisíacos eran todos de procedencia campana, como la citada
sacerdotisa Paculla Annia. Juntoa los plebeyos, devotos de Dyonisos, hubo un gran número
de esclavos, como se desprendede las comedias de Plauto.
Hispala era precisamente una liberta que se inició consus dueños en los rituales báquicos;
como después con la expansión del Cristianismo, seiniciaron en los nuevos cultos las
gentes por familias, pues Paculla Annia inicia a sus
dos hijos y Duronia prometió iniciar a su hijo Ebusio, si sanaba.
El peligro social de los cultos dionisíacos estribaba, pues, en que por primera vez
en la historia de Roma, un culto unía a todos los marginados desde el punto de vista social:
-a la plebe urbana,
-al subproletariado campesino emigrado a Roma
-y a grupos inferiores minoritarios que empezaban a cobrar importancia económica.
-Junto a todos estos estaban los plebeyos provinciales procedentes de Etruria,
tierra de grandes latifundios,
- y de masas de esclavos , devotos desde siempre de Dyonisos;
de Campania, tierra superpoblada dedicada al comercio y que contaba con
una población de tendencia antirromana;y de Apulia, donde los cultos
dionisíacos gozaban de gran aceptación y tomaron un marcado
carácter antirromano debido a la pérdida de la independencia política, a la decadencia
económica de las ciudades costeras y al paso de las tierras a control de Roma.
FUNCIONAMIENTO DE LOS RITOS BÁQUICOS: ASPECTO JURÍDICO
Gracias a Tito Livio y a Plauto es posible hacerse una idea muy exacta del
funcionamiento de los ritos báquicos. Las bacanales son asociaciones jerárquicas, y en
esto consiste su gran novedad, que producía escándalo en la aristocracia romana. El
El Edicto sobre las bacanales del año 186 antes de Jesucristo
senado castiga los centros jurídicos de una organización que se estructura, a imitación
de la Republicana, en una jerarquía, aunque se nos escapa su funcionamiento. Livio escribe
que las bacanales eran lugares de iniciación secretos y nocturnos, lo que era nuevo
para la tradición romana, con un ceremonial calcado en modelos helenísticos.
El juramento de iniciación tenía por objeto, primeramente, el guardar silencio sobre todo
el ceremonial.
Este juramento convertía a los que lo pronunciaban en “conjurados”, es decir, en una
asociación fundada sobre el juramento común de los participantes y en una unidad sagrada.
Este aspecto jurídico es el que interesaba directamente al Senado.
Los iniciados en el dionisimo se conocían mediante una señal en la vida cotidiana.
Existió, pues, una solidaridad que
daba la misma fe. Los iniciados se reconocían como miembros
de un grupo, y no sólo
como ciudadanos de un Estado.
LOS RITOS BÁQUICOS
Estamos relativamente bien informados de los ritos báquicos,en los que se concedía
licencia más allá de lo acostumbrado.
a) Se comenzaba con una etapa de castidad,
b) se bebía y se danzaba mucho, se lanzaban gritos rituales y se entraba
en una posesión ritual, mediante la cual se sentían los iniciados medio locos y se
creían poseídos por el dios. En este estado de posesión las mujeres corrían hacia el Tíber
y los hombres profetizaban.
c) En las bacanales se cometían actos de lujuria, tanto entre personas del mismo como
de distinto sexo. Había, pues, un erotismo de grupo que chocaba con la tradición romana.
Ello escandalizaba, en una época en que la homosexualidad aún no se había
puesto de moda en la sociedad romana. Se acusaba también a los iniciados de asesinato.
Las bacanales eran, por lo tanto, sitios de evasión para la masa de desheredados,
con graves problemas económicos y sociales, y para las mujeres que no se habían realizado
plenamente, debido a la situación por que atravesaba Roma.
Con ellos se buscaba una respuesta religiosa a problemas sociales
y se pretendía una liberación religiosa.
¿CÓMO SE JUSTIFICA LA PERSECUCIÓN DE LAS BACANALES?
La persecución no se justificó desde el punto de vista religioso, sino en el ámbito
del Estado romano y de las costumbres romanas.
El Senado, organismo de carácter político y religioso
al mismo tiempo, castigó a los iniciados dionisíacos como afiliados a una asociación
subversiva para el Estado.
Todo lo que escapaba al control del Senado era considerado
una “superstición”; por eso Tácito llama al cristianismo, que también escapaba al
control del senado, una nueva superstición.
Los cultos báquicos representaban también una oposición radical a la tradición romana,
a lo establecido y admitido siempre, y por eso también fueron perseguidos.
En cambio no fueron perseguidos otros cultos orientales,como el de la Gran Madre o Cibeles, que no escapaba al control de la clase dirigente,introducidos oficial y pomposamente en Roma en el año 205 antes de J.C.
Los cultos báquicos constituían, pues, una novedad dentro del contexto religioso y social de
la época, por cuanto estas asociaciones representaban una formación social nueva, que
escapaba al control del Estado y de la familia.
Hubo alguna otra asociación por estos años, las sodalitates de la Gran Madre, permitidas
por el Estado romano, pero estas últimaseran de carácter diferente, pues no eran asociaciones
de masa, y fueron la primera
tentativa de integrar dentro del sistema oligárquico tradicional una asociación de carácter
religioso de tipo no tradicional.
LAS BACANALES, ¿ ASOCIACIONES APOLÍTICAS O POLÍTICAS?
Las Bacanales, finalmente, eran asociaciones apolíticas, puesto que eran un movimiento
religioso autónomo, pero ya Livio, por las palabras que pone en boca del cónsul
Postumio, cayó en la cuenta de que podían tener un carácter político o político-social.
EL RESULTADO DE LA PROHIBICIÓN
La persecución del año 186 antes de J.C., como todas las grandes persecuciones religiosas
de todos los tiempos, no sirvió para nada, sólo para ajusticiar, encarcelar y desterrar
a unos miles de desgraciados. Algo más de cien años después, los cultos dionisíacos gozaban
de gran aceptación entre las clases altas de la sociedad de Roma, como lo prueban
las famosas pinturas de la Villa dei Misteri, de Pompeya, pertenecientes al segundo estilo
pompeyano, donde se representaba un ritual dionisíaco, bien estudiados por Maiuri
y por E. Simon, entre otros.
A comienzos del Imperio los cultos báquicos florecían por todo el Mediterráneo y
han sido bien estudiados por el gran historiador de la religión griega Nilsson, pero entonces
no eran ya sus devotos gente marginada socialmente o mujeres insatisfechas, que
buscaban una liberación religiosa, sino los grandes capitalistas del Imperio, atormentados
por ideas de ultratumba y de inmortalidad, que gastaban su dinero en encargar a los
mejores talleres del Imperio sarcófagos con temas dionisíacos para depositar sus huesos,
una vez muertos, sarcófagos que han sido recientemente catalogados y estudiados por
Matz y Turcan. Muchos de ellos son verdaderas obras de arte, que demuestran un gusto
altamente refinado en los compradores.
La España romana fue muy devota de Baco, como demostró ya hace años Blanco,
al estudiar los mosaicos españoles de asunto báquico.
Tal fue, a grandes rasgos, la primera gran persecución religiosa del Imperio Romano
que esclarece algunos puntos, como por qué se persiguió al cristianismo, por escapar
éste al control de la clase dirigente. El cristianismo, como vieron muy bien los
Santos Padres, y el primero de todos el apologista del siglo II Justino, tenía muchos
puntos de contacto con las religiones mistéricas, de donde tomó, cristianizándolos, muchos
ritos y símbolos. Era también una religión de masa, con un período de iniciación
que culminaba en el bautismo; floreció también al principio entre los estratos más bajos
del subproletariado romano urbano; en su propagación representaron un papel importante
las mujeres; unió a gran número de marginados socialmente, y estaba estructurado
jerárquicamente.
Senatus Consultum de Bacchanalibus
(186 BCE) |
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Editions :
CIL I 2.581 (Berlin 1862); -Kunsthistorisches Museum, Vienna.-
Translations :

www.khm.at/…/antikensammlung/roemische-kunst/
The original bronze tablet, found in Tiriolo, Italy, in 1640, is currently located in the Kunsthistorisches Museum, Vienna.
1 [Q(uintus)] Marcius L(uci) f(ilius), S(purius) Postumius L(uci) f(ilius) co(n)s(ules) senatum consoluerunt n(onis) Octob(ribus), apud aedem 2 Duelonai. Sc(ribundo) arf(uerunt) M(arcus) Claudi(us) M(arci) f(ilius), L(ucius) Valeri(us) P(ubli) f(ilius), Q(uintus) Minuci(us) C(ai) f(ilius)
De Bacanalibus quei foideratei 3 esent, ita exdeicendum censuere:
«Neiquis eorum [B]acanal habuise velet. seiques 4 esent, quei sibei deicerent necesus ese Bacanal habere, eeis utei ad pr(aitorem) urbanum 5 Romam venirent, deque eeis rebus, ubei eorum v[e]r[b]a audita esent, utei senatus 6 noster decerneret, dum ne minus senator[i]bus C adesent, [quom e]a res cosoleretur. 7 Bacas vir nequis adiese velet ceivis Romanus neve nominus Latini neve socium 8 quisquam, nisei pr(aitorem) urbanum adiesent, isque [d]e senatuos sententiad, dum ne 9 minus senatoribus C adesent, quom ea res cosoleretur, iousisent.
Ce[n]suere.
10| sacerdos nequis uir eset. Magister neque uir neque mulier quisquam eset. 11 neve pecuniam quisquam eorum comoine[m h]abuise velet. Neve magistratum, 12 neve pro magistratu[d], neque virum [neque mul]ierem qui[s]quam fecise velet. 13 Neve post hac inter sed conioura[se nev]e comvovise neve conspondise 14 neve conpromesise velet, neve quisquam fidem inter sed dedise velet. 15 Sacra in [o]quoltod ne quisquam fecise velet. Neve in poplicod neve in 16 preivatod neve exstrad urbem sacra quisquam fecise velet, nisei 17 pr(aitorem) urbanum adieset, isque de senatuos sententiad, dum ne minus 18 senatoribus C adesent, quom ea res cosoleretur, iousisent.
Censuere.
19 Homines plous V oinvorsei virei atque mulieres sacra ne quisquam 20 fecise velet, neve inter ibei virei plous duobus, mulieribus plous tribus 21 arfuise velent, nisei de pr(aitoris) urbani senatuosque sententiad, utei suprad 22 scriptum est.»
Haice utei in coventionid exdeicatis ne minus trinum 23 noundinum, senatuosque sententiam utei scientes esetis, eorum 24 sententia ita fuit: «Sei ques esent, quei arvorsum ead fecisent, quam suprad 25 scriptum est, eeis rem caputalem faciendam censuere». atque utei 26 hoce in tabolam ahenam inceideretis, ita senatus aiquom censuit, 27 uteique eam figier ioubeatis, ubei facilumed gnoscier potisit. Atque 28 utei ea Bacanalia, sei qua sunt, exstrad quam sei quid ibei sacri est, 29 ita utei suprad scriptum est, in diebus X, quibus vobeis tabelai datai 30 erunt, faciatis utei dismota sient.
In agro Teurano.
1 Q. Marcius Luci filius, Spurius Postumius Luci filius consules senatum consuluerunt Nonis Octobribus apud aedem 2 Bellonae. Scribendo adfuerunt M. Claudius Marci filius, L. Valerius Publi filius, Q. Minucius Gai filius.
De Bacchanalibus, qui foederati 3 essent, ita edicendum censuere:
«Ne quis eorum Bacchanal habuisse vellet. Si qui 4 essent, qui sibi dicerent necesse esse Bacchanal habere, ei ut ad praetorem urbanum 5 Romam venirent, deque eis rebus, ubi eorum verba audita essent, ut senatus 6 noster decerneret, dum ne minus senatoribus centum adessent, cum ea res consuleretur. 7 Bacchas vir ne quis adisse vellet civis Romanus neve nominis Latini neve sociorum 8 quisquam, nisi praetorem urbanum adissent, isque de senatus sententia, dum ne 9 minus senatoribus centum adessent, cam ea res consuleretur, iussissent.
Censuere.
10 Sacerdos ne quis vir esset. magister neque vir neque mulier quisquam esset. 11 Neve pecuniam quisquam eorum communem habuisse vellet. Neve magistratum 12 neve pro magistratu neque virum neque mulierem quisquam fecisse vellet. 13 Neve posthac inter se coniurasse neve convovisse neve conspondisse 14 neve compromisisse vellet, neve quisquam fidem inter se dedisse vellet. 15 Sacra in occulto ne quisquam fecisse vellet. Neve in publico neve in 16 privato neve extra urbem sacra quisquam fecisse vellet, nisi 17 praetorem urbanum adisset isque de senatus sententia, dum ne minus 18 senatoribus centum adessent, cum ea res consuleretur, iussissent.
Censuere.
19 Homines plus quinque universi, viri atque mulieres, sacra ne quisquam 20 fecisse vellet, neve interibi viri plus duobus, mulieribus plus tribus 21 adfuisse vellent, nisi de praetoris urbani senatusque sententia, ut supra 22 scriptum est.»
Haec ut in contione edicatis ne minus trinum 23 nundinum, senatusque sententiam ut scientes essetis, eorum 24 sententia ita fuit: «Si qui essent, qui adversum ea fecissent, quam supra 25 scriptum est, eis rem capitalem faciendam censuere»; atque ut 26 hoc in tabulam aeneam incideretis, ita senatus aequum censuit, 27 utque eam figi iubeatis, ubi facillime nosci possit. Atque 28 ut ea Bacchanalia, si qua sunt, extra quam si quid ibi sacri est, 29 ita ut supra scriptum est, in diebus decem, quibus vobis tabellae datae 30 erunt, faciatis, ut dimota sint.
This inscription on bronze tablet records the Senatus Consultum de Bacchanalibus, which prohibited the celebration of Bacchanalia, rites in honor of the god Bacchus, throughout Italy, 186 BCE. Vienna, Kunsthistorisches Museum.
Traducción
Los cónsules Quinto Marcio , hijo de Lucio y Spurio Postumio, hijo de Lucio consultaron al Senado el dia siete de Octubre en el Templo de Bellona. Presentes para escribri el decreto están Marco Claudio, hijo de Marco, Lucio Valerio, hijo de Publio, y Quinto Minucio, hijo de Gaio.
Concerning the rites of Bacchus among the federated peoples they decreed that the following edict be made:
“Let none of them be minded to have a shrine of Bacchus. If there are any who say that they must needs have a shrine of Bacchus, they must come to the Urban Praetor at Rome and, when their case has been heard, our senate must make a decision on this, provided that not fewer than one hundred senators were present when the matter was discussed. Let no man, whether Roman citizen or Latin ally or other ally, be minded to go to a meeting of Bacchantes, unless they have gone to the Urban Praetor and he has authorised it in accordance with a decision of the senate, provided that not fewer than one hundred senators were present when the matter was discussed.”
They decreed:
“Let no man be a priest. Let no-one, man or woman, be a master. Let none of them be minded to keep a common fund. Let no-one be minded to make any man or woman an official or a temporary official. Henceforth let no-one be minded to conspire, collude, plot or make vows in common among themselves or to pledge loyalty to each other. Let none of them be minded to hold sacred rites in secret. Let none of them be minded to hold sacred rites in public or in private or outside the city, unless they have gone to the Urban Praetor and he has authorised it in accordance with a decision of the senate, provided that not more than one hundred senators were present when the matter was discussed.”
They decreed:
“Let no group of more than five people in all, counting both men and women, be minded to hold sacred rites; and let no more than two men or three women be minded to be present, unless authorised by the Urban Praetor and the senate as above.”
You are to publicise these decrees at a public meeting over a period of not less than three market days, and you must keep in mind the decree of the senate, which was as follows: “If there are any who transgress against the decrees set out above, a capital charge is to be brought against them”. You are to engrave this on a bronze tablet (this also the senate decreed) and are to give orders that it be set it up where it can most easily be read. And you are to see to it that such shrines of Bacchus as now exist (if any) are disbanded in accordance with the above decree within ten days from the time when you receive these tablets, unless they contain any genuinely sacred thing.
In the territory of the Teuri.
El Senatus consultum de Bacchanalibus es una notable inscripción en latín arcaico fechada en el 186 a.C. E un decreto del Senado romano prohibiendo las Bacanales en Italia, excepto en casos especiales que debían ser abrobadas específicamente por el Senado.
A pesar de las severas penas infligidas a la violación de estas prohibiciones, (Livio dice que hubo más ejecutados que prisioeros), las Bacanales sobrevivieron en la Italia del sur hasta mucho tiempo después de la represión.
La copia que ha sobrevivido está grabada en una tabla de bronce descubierta en Apulia en Italia del sur (1640), ahora en el Kunsthistorisches Museum en Vienna.
Q MARCIUS L F S POSTUMIUS L F COS SENATUM CONSOLUERUNTT N OCTB APUD AEDEM DUELONAI SC ARF M CLAUDI M F L VALERI P F Q MINUCI C F DE BACANALIBUS QUEI FOEDERATE ESENT ITA EXDEICENDUM CENSUERE NEIQUIS EORUM SACANAL HABUISE VELET SEI QUES ESENT QUEI SIBEI DEICERENT NECESUS ESE BACANAL HABERE EEIS UTEI AD PR URBANUM ROMAN VENIRENT DEQUE EEIS REBUS UBEI EORUM VTR A AUDITA ESENT UTEI SENATUS NOSTER DECENERET DUM NE MINUS SENATORIBUS CADESENT A RES COSOLETUR BACAS VIR NEQUIS ADIESE VELET CEIVIS ROMANUS NEVE NOMINUS LATINI NEVE SOCIUM QUISQUAM NISEI PR URBANUM ADIESENT ISQUE DESENATOUS SENTENTIAD DUM NE MINUS SENATORIBUS CADESENT QUOM EA RES COSOLERETUR IOUSISENT CENSUERE SACERDOS NEQUIS VIR ESET MAGISTER NEQUE MELIER QUISQUAM ESET NEVE PECUNIAM QUISQUAM EORUM COMOINEMHABUISE VELET NEVE MAGISTRATUR NEVE PRO MAGISTRATUO NEQUE VIRUM NEQUE MULIEREM QUIQUAM FECISSE VELET NEVE POST HAC INTER SED CONIOURA SE NEVE COMVOVISE NEVE CONSPONDISB NEVE COMPROMESISE VELET NEVE QUISQUAM FIDEM INTER SED DEDISE VELET SACRA IN DOVOLTOD NE QUISQUAM FECISSE VELEI NEVE IN POPLICOD NEVE IN PREIVATOD NEVE EXTRAD URBEM SACRA QUISQUAM FECISE VELET NISEI PR URBANUM ADIESET ISQUE DE SENATUOS SENTENTIAD DUM NE MINUS SENATORIBUS CADESENT QUOM EA RES COSOLERETUR IOUSISET CENSUERE HOMINES PLOUS V OINVORSEI VIREI ATQUE MULIERES SACRA NE QUISQUAM FECISE VELET NEVE INTER IBEI VIREI PLOUS DUOBUS MULIERIBUS PLOUS TRIBUS ARFUISE VELENT NISEI DE PR URBANI SENATUOSQUE SENTENTIAD UTEI SUPRAD SCRIPUTUM EST HAICE UTEI IN CONVENTIONID EXDEICATIS NE MINUS TRINUM NOUNDINUM SENATUOSQUE SENTENTIAM UTEI SCIENTES ESETIS EORUM SENTENTIA ITA FUIT SEI QUES ESENT QUEI AVORSUM EAD FECISENT QUAM SUPRAD SCRIPTUM EST ESIS REM CAPUTALEM FACIUNDAM CENSUERE ATQUE UTEI HOCE IN TABOLAM AHENAM INCEDERETIS ITA SENATUS AIQUOM CENSUIT UTEIQUE EAM FIGIER IOUBEATIS UBI FACILUMED GNOSCIER POTISIT ATQUE UTEI EA BACANALIA SEI QUA SUNT EXATRAD QUAM SEI QUID IBEI SACRI EST ITA UTEI SUPRAD SCRIPTUM EST IN DIEBUS X QUIBUS VOBEIS TABELAI DATAI ERUNT FACIATIS UTEI DISMOTA SIEN IN AGRO TEURANO
Bacchanales. Actes des colloques Dionysos de Montpellier (1996-1998). Textes réunis par Pierre Sauzeau. Montpellier : Publications de l’Université Paul Valéry, 2000, 300 p. (ISBN 2-84269-382-5) ; Cahiers du GITA’‘ nº 13 (ISSN 0295-9900).
Bibliografía
- Diehl, Ernst: Altlateinische Inschriften. 5th ed. Berlin (1964)
- L. Schumacher (ed.) Römische Inschriften, Stuttgart (1988) p. 79
Copia en metal del Senatus Consultum de Baccanalibus

Texto original:
Q MARCIUS L F S POSTUMIUS L F COS SENATUM CONSOLUERUNTT N OCTB APUD AEDEM
DUELONAI SC ARF M CLAUDI M F L VALERI P F Q MINUCI C F DE BACANALIBUS QUEI FOEDERATE
ESENT ITA EXDEICENDUM CENSUERE NEIQUIS EORUM SACANAL HABUISE VELET SEI QUES
ESENT QUEI SIBEI DEICERENT NECESUS ESE BACANAL HABERE EEIS UTEI AD PR URBANUM
ROMAN VENIRENT DEQUE EEIS REBUS UBEI EORUM VTR A AUDITA ESENT UTEI SENATUS
NOSTER DECENERET DUM NE MINUS SENATORIBUS CADESENT A RES COSOLETUR BACAS VIR NEQUIS ADIESE VELET CEIVIS ROMANUS NEVE NOMINUS LATINI NEVE SOCIUM
QUISQUAM NISEI PR URBANUM ADIESENT ISQUE DESENATOUS SENTENTIAD DUM NE
MINUS SENATORIBUS CADESENT QUOM EA RES COSOLERETUR IOUSISENT CENSUERE
SACERDOS NEQUIS VIR ESET MAGISTER NEQUE MELIER QUISQUAM ESET NEVE PECUNIAM QUISQUAM EORUM COMOINEMHABUISE VELET NEVE MAGISTRATUR NEVE PRO MAGISTRATUO
NEQUE VIRUM NEQUE MULIEREM QUIQUAM FECISSE VELET
NEVE POST HAC INTER SED CONIOURA SE NEVE COMVOVISE NEVE CONSPONDISB
NEVE COMPROMESISE VELET NEVE QUISQUAM FIDEM INTER SED DEDISE VELET SACRA IN DOVOLTOD NE QUISQUAM FECISSE VELEI NEVE IN POPLICOD NEVE IN PREIVATOD NEVE EXTRAD URBEM SACRA QUISQUAM FECISE VELET NISEI
PR URBANUM ADIESET ISQUE DE SENATUOS SENTENTIAD DUM NE MINUS SENATORIBUS CADESENT QUOM EA RES COSOLERETUR IOUSISET CENSUERE HOMINES PLOUS V OINVORSEI VIREI ATQUE MULIERES SACRA NE QUISQUAM FECISE VELET NEVE INTER IBEI VIREI PLOUS DUOBUS MULIERIBUS PLOUS TRIBUS
ARFUISE VELENT NISEI DE PR URBANI SENATUOSQUE SENTENTIAD UTEI SUPRAD SCRIPUTUM EST HAICE UTEI IN CONVENTIONID EXDEICATIS NE MINUS TRINUM NOUNDINUM SENATUOSQUE SENTENTIAM UTEI SCIENTES ESETIS EORUM SENTENTIA ITA FUIT SEI QUES ESENT QUEI AVORSUM EAD FECISENT QUAM SUPRAD
SCRIPTUM EST ESIS REM CAPUTALEM FACIUNDAM CENSUERE ATQUE UTEI HOCE IN TABOLAM AHENAM INCEDERETIS ITA SENATUS AIQUOM CENSUIT UTEIQUE EAM FIGIER IOUBEATIS UBI FACILUMED GNOSCIER POTISIT ATQUE UTEI EA BACANALIA SEI QUA SUNT EXATRAD QUAM SEI QUID IBEI SACRI EST
ITA UTEI SUPRAD SCRIPTUM EST IN DIEBUS X QUIBUS VOBEIS TABELAI DATAI ERUNT FACIATIS UTEI DISMOTA SIEN IN AGRO TEURANO
Tradución:
Quinto Marzio (hijo de Lucio) y Spurio Postumio (hijo de Lucio) cónsules, el 7 de octubre, han consultado al Senado en el templo de Bellona.
Han asistido, para la redacción (del senatoconsulto) Marco Claudio (hijo de Marco), Lucio Valerio (hijo de Publio), Quinto Minucio (hijo de Caio).
Han considerado oportuno ordenare a los aliedos lo que sigue en relación con las Bacanales.
Nessuno di loro voglia avere un baccanale. Se vi sono di quelli che dicono che per loro è necessario avere un baccanale, vengano a Roma dal Pretore urbano e, una volta ascoltate le loro parole, decida, intorno a queste cose, il nostro Senato, purché mentre si discute di ciò siano presenti non meno di cento senatori.
Nessun uomo, cittadino romano o latino, né alcun alleato voglia accostarsi alle Baccanti se non andrà dal Pretore urbano il quale delibererà secondo la sentenza del Senato, purché siano presenti non meno di cento senatori, mentre si discute di ciò. (Hanno decretato)
Nessun uomo sia sacerdote. Nessun uomo né donna sia capo dei sacrifici. Né alcuno di loro voglia avere in comune denaro e nessuno voglia nominare uomo o donna magistrato.
Né oltre a ciò, vogliano vincolarsi con giuramento, voto, promessa o obblighi né vogliano promettersi aiuto reciproco.
Nessuno voglia celebrare riti sacri in segreto; nessuno voglia celebrare riti sacri in pubblico o in privato, né fuori la città se non andrà dal Pretore urbano il quale delibererà secondo la sentenza del Senato, purché mentre si discute di ciò siano presenti cento senatori. (Hanno decretato)
Nessuno voglia celebrare riti sacri ai quali assistano più di cinque persone, due maschi e tre femmine, se non dietro deliberazioni del Pretore urbano e del Senato, come é stato scritto sopra.
Il Senato, ha ritenuto opportuno che annunziate queste cose in assemblea nel termine di ventiquattro giorni, che siate a conoscenza della sua deliberazione: se vi saranno di quelli che agiranno in modo contrario a quanto è stato scritto sopra, è stata decretata per loro la pena di morte, che incidiate ciò su una tavola di bronzo da far affiggere dove possa essere facilmente conosciuta e che così come è stato scritto, nel termine di dieci giorni, da quando vi avrà consegnata la lettera, siano distrutti nell’agro Teurano i Baccanali, se ve ne è alcuno, eccetto il caso in cui vi sia qualcosa di sacro.
(Tradotta dal Prof. Puccio Giuseppe il 9 novembre 1969 a cura del comune di Tiriolo)
Le Matthaeus Aegyptius était un édit du Sénat réglementant les Bacchanales. En 186 avant J.-C., il avait été envoyé dans toute l’Italie, gravé sur des tables de bronze. L’une d’elle fut retrouvée en 1640 à Tirioli en Calabre, par l’archéologue J.-B. Cigala. Elle fut emporté à Vienne. C’est de cette table dont il s’agit dans le livre édité en 1729 à Naples.
Senatusconsulti de Bacchanalibus. Sive aeneae vetustae Tabulae Musei Caesarei Vindobonensis explicatio. Napoli, Felicem Muscam, 1729. C’est un ouvrage érudit très rare qui n’est mentionné par aucune bibliographie bachique.
http://web.tiscalinet.it/apaone/tavola.htm
J.M. Pailler, Les Bacchanales, du scandale exemplaire à l’improbable affaire in, L. Boltanski et alii éd., Affaires, scandales et grandes causes, Paris, Stock, pp. 41-57.
http://bcs.fltr.ucl.ac.be/LIV/XXXIX.html#politique
Tite-Live - Histoire Romaine
Livre XXXIX : Les événements des années 187 à 183 a.C.n.
1ère partie: [39,1-7] Situation à la fin de l’année 187
2ème partie: [39,8-22] Politique intérieure et extérieire de Rome (186). L’affaire des Bacchanales
3ème partie: [39,23-28] La situation en Grèce et en Macédoine (185-184)
4ème partie: [39,29-38] Activité diplomatique et militaire de Rome (185-184)
5ème partie: [39,39-56] Politique intérieure de Rome (184-183). Bilan de la situation en Grèce
2ª parte : [39,8-22] Politica interior y exterior de Rome (186). El asunto de las Bacanales
[39,8] Origenes del escándalo
(1) L’année suivante, les consuls Sp. Postumius Albinus et Q. Marcius Philippus négligèrent l’organisation de leurs armées, leurs préparatifs de guerre et le gouvernement de leurs provinces pour s’occuper uniquement d’étouffer une conjuration domestique. (2) Les préteurs tirèrent au sort leurs départements. T. Maenius eut la juridiction de la ville; M. Licinius Lucullus celle des étrangers; C. Aurélius Scaurus, la Sardaigne; P. Cornélius Sylla, la Sicile; L. Quinctius Crispinus, l’Espagne citérieure; C. Calpurnius Piso, l’Espagne ultérieure. (3) Les deux consuls furent chargés par un décret d’instruire contre les associations secrètes.
Un Grec de naissance obscure était venu d’abord en Étrurie; il n’avait aucune de ces connaissances propres à former l’esprit et le corps dont l’admirable civilisation de la Grèce nous a enrichis. Ce n’était qu’une espèce de prêtre et de devin, (4) non point de ceux qui prêchent leur doctrine à découvert et qui, tout en faisant publiquement métier d’instruire le peuple, lui inspirent des craintes superstitieuses, mais un de ces ministres d’une religion mystérieuse qui s’entoure des ombres de la nuit. (5) Il n’initia d’abord à ses mystères que très peu de personnes; bientôt il y admit indistinctement les hommes et les femmes et, pour attirer un plus grand nombre de prosélytes, il mêla les plaisirs du vin et de la table à ses pratiques religieuses.
(6) Les vapeurs de l’ivresse, l’obscurité de la nuit, le mélange des sexes et des âges eurent bientôt éteint tout sentiment de pudeur, et l’on s’abandonna sans réserve à toutes sortes de débauches; chacun trouvait sous sa main les voluptés qui flattaient le plus les penchants de sa nature. (7) Le commerce infâme des hommes et des femmes n’était pas le seul scandale de ces orgies; c’était comme une sentine impure d’où sortaient de faux témoignages, de fausses signatures, des testaments supposés, de calomnieuses dénonciations, (8) quelquefois même des empoisonnements et des meurtres si secrets qu’on ne retrouvait pas les corps des victimes pour leur donner la sépulture. Souvent la ruse, plus souvent encore la violence, présidaient à ces attentats. Des hurlements sauvages et le bruit des tambours et des cymbales protégeaient la violence en étouffant les cris de ceux qu’on déshonorait ou qu’on égorgeait.
[Début]
[39,9] Une victime toute désignée: P. Aebutius
(1) Cette lèpre hideuse passa, comme par contagion, de l’Étrurie à Rome. L’étendue de la ville, qui lui permettait de receler plus facilement dans son sein de pareils désordres, les déroba d’abord aux regards; mais enfin le consul Postumius fut mis sur la trace des coupables. (2) P. Aebutius, fils d’un chevalier romain, ayant perdu son père puis ses tuteurs, avait été élevé sons la tutelle de sa mère Duronia et du second mari de cette femme, T. Sempronius Rutilus. (3) Duronia était dévouée à son mari et Rutilus, qui avait géré la tutelle de manière à ne pouvoir en rendre compte, cherchait à se défaire de son pupille ou à le tenir sous sa dépendance par quelque lien puissant. Le seul moyen de le corrompre, c’était de l’initier aux Bacchanales. (4) La mère fit venir le jeune homme. “Pendant qu’il était malade, lui dit-elle, elle avait fait voeu de l’initier aux mystères de Bacchus, aussitôt après sa guérison. Puisque les dieux avaient daigné l’exaucer, elle voulait accomplir son voeu. Il fallait pour cela qu’il observât pendant dix jours la plus grande chasteté; au bout de ce temps elle le conduirait au sanctuaire, lorsqu’il aurait soupé et pris un bain pour se purifier.”
(5) Il y avait à Rome une courtisane fameuse, l’affranchie Hipsala Faecénia: c’était une femme au-dessus du métier auquel elle s’était livrée quand elle était esclave et que, depuis son affranchissement, elle avait continué par besoin. (6) Le voisinage avait fait naître entre elle et Aebutius des relations qui ne nuisaient ni à la fortune ni à la réputation du jeune homme. C’était elle qui l’avait aimé et recherché la première et la générosité de la courtisane lui fournissait ce que lui refusait l’avarice de ses parents. (7) Elle avait même fini par s’attacher tellement à Aebutius qu’après la mort de son patron elle demanda un tuteur aux tribuns et au préteur pour se faire autoriser à contracter, et elle rédigea un testament où elle institua Aebutius son légataire universel.
[Début]
[39,10] La mise en garde d’Hipsala Faecénia
(1) Après de pareils gages d’amour, ils n’eurent plus de secrets l’un pour l’autre. Un jour, le jeune homme dit en plaisantant à sa maîtresse de ne pas s’étonner si pendant plusieurs nuits elle le voyait découcher. (2) “Un motif religieux l’y obligeait, ajouta-t-il, afin d’acquitter un voeu fait pour sa guérison; il voulait se faire initier aux mystères de Bacchus. - Les dieux vous en préservent! s’écria aussitôt Hipsala tout éperdue, plutôt la mort et pour vous et pour moi qu’une pareille extravagance!” Puis elle se répandit en menaces et en imprécations contre ceux qui lui avaient donné ce conseil.(3) Le jeune homme, étonné des paroles et de l’émotion de sa maîtresse, l’engagea à modérer ses transports, puisqu’il ne faisait qu’obéir aux ordres que sa mère lui avait donnés, avec l’aveu de son beau-père. (4) “Votre beau-père, reprit-elle, car je n’oserais accuser votre mère, a donc hâte de vous enlever tout à la fois l’honneur, la réputation, l’avenir et la vie?” (5) Aebutius, de plus en plus étonné, la pressa de s’expliquer.
Alors Hipsala, demandant aux dieux et aux déesses de pardonner à l’excès de son amour la révélation de ces secrets qu’elle aurait dû taire, lui déclara qu’étant esclave elle était entrée dans ce sanctuaire avec son maître, (6) mais que depuis son affranchissement elle n’y avait jamais mis le pied. “Elle savait, dit-elle, que c’était une école d’abominations de toute sorte, et il était constant que depuis deux années on n’avait initié personne au-dessus de l’âge de vingt ans. (7) Dès qu’on y était introduit, on était livré comme une victime aux mains des prêtres et ils vous conduisaient en un lieu où des hurlements affreux, le son des instruments, le bruit des cymbales et des tambours étouffaient les cris de la pudeur outragée.” (8) Elle le pria ensuite et le conjura de rompre à tout prix son engagement et de ne pas se précipiter dans un abîme où il aurait d’abord à supporter toutes les infamies, pour les exercer à son tour sur d’autres; (9) enfin elle ne le laissa partir qu’après avoir obtenu sa parole qu’il éviterait cette initiation.
[Début]
[39,11] Intervention du consul Postumius
(1) Lorsqu’il fut rentré chez lui, sa mère lui énuméra toutes les formalités qu’il devait remplir le jour même et les jours suivants afin de se préparer à la cérémonie; mais il protesta qu’il n’en ferait rien et qu’il ne voulait pas se faire initier. (2) Le beau-père était présent. “Quoi! reprit aussitôt Duronia, il ne pouvait se passer pendant dix nuits de sa concubine Hipsala; enivré par les caresses empoisonnées de cette vipère, il ne respectait plus ni sa mère, ni son beau-père, ni les dieux mêmes!” Des reproches qu’ils lui adressaient tour à tour, Rutilus et Duronia en vinrent à le chasser de chez eux avec quatre esclaves.(3) Le jeune homme se retira chez Aebutia, sa tante paternelle, et lui raconta pourquoi sa mère l’avait chassé. Le lendemain il alla, d’après les conseils de cette dame, trouver le consul Postumius sans témoins et lui faire sa déposition. (4) Le consul lui dit de revenir au bout de trois jours et le renvoya. Puis il s’informa lui-même auprès de sa belle-mère Sulpicia, qui jouissait d’une grande considération, si elle connaissait une dame âgée, du nom d’Aebutia, demeurant sur l’Aventin. (5) Sulpicia répondit qu’elle la connaissait et que c’était une femme d’honneur, qui avait conservé toute la pureté des moeurs antiques. “J’ai besoin de la voir, reprit le consul. Envoyez-la prier de venir auprès de vous.”
(6) Aebutia se rendit à l’invitation de Sulpicia, et le consul arrivant peu de temps après, comme par hasard, fit tomber la conversation sur Aebutius. (7) À ce nom, la dame se prit à pleurer et à gémir sur le malheur de son neveu qui, dépouillé de sa fortune par ses protecteurs naturels, avait été chassé par sa mère et réduit à chercher un asile chez elle, parce qu’il refusait, l’honnête jeune homme (que les dieux voulussent bien le protéger!), de se faire initier à des mystères qu’on disait infâmes.
[Début]
[39,12] La déposition d’Hipsala
(1) Le consul, jugeant par ces informations qu’Aebutius ne lui en avait pas imposé, congédia Aebutia et pria sa belle-mère de faire venir chez elle l’affranchie Hipsala, qui demeurait aussi sur l’Aventin et qui était bien connue dans le voisinage. Il avait, dit-il, quelques questions à lui adresser également. (2) Le message de Sulpicia troubla d’abord la courtisane, parce qu’elle ignorait le motif qui la faisait mander chez une dame de si haut rang et si respectable: mais lorsqu’elle aperçut dans le vestibule les licteurs, la suite du consul et le consul lui-même, elle faillit s’évanouir. (3) Postumius l’emmena dans un appartement retiré, et là, en présence de sa belle-mère, il lui déclara qu’elle n’avait rien à craindre si elle pouvait se résoudre à dire la vérité; (4) qu’il lui en donnait pour garant sa parole ou celle de Sulpicia, dont elle connaissait la vertu. Il l’engagea à révéler ce qui se passait dans le bois sacré de Stimula, aux mystères nocturnes des Bacchanales.(5) À ces mots, Hipsala saisie de frayeur fut agitée dans tous ses membres d’un tel tremblement qu’elle resta quelque temps sans pouvoir ouvrir la bouche. (6) Quand elle eut enfin repris courage, elle protesta quelle était fort jeune encore lorsque sa maîtresse l’avait fait initier avec elle, mais que depuis plusieurs années, depuis l’époque de son affranchissement, elle ignorait ce qui se passait dans ces fêtes. (7) Le consul la loua de n’avoir pas nié qu’elle eût été initiée, mais il la pressa de poursuivre ses révélations avec la même franchise. (8) Comme elle persistait dans ses dénégations, il ajouta que, si on parvenait à la convaincre par le témoignage d’un autre, elle n’obtiendrait pas le pardon et l’indulgence que lui mériteraient des aveux volontaires, et qu’il avait tout appris de la bouche de celui à qui elle avait elle-même tout révélé.
[Début]
[39,13] Le culte des Bacchanales
(1) Hipsala ne doutant plus qu’Aebulius n’eût trahi son secret, comme cela était en effet, se jeta aux pieds de Sulpicia et la conjura d’abord (2) de ne point faire une affaire sérieuse et même capitale de la conversation d’une affranchie avec son amant; c’était pour l’effrayer, et non parce qu’elle savait quelque chose, qu’elle lui avait fait ce récit. (3) Postumius l’interrompit avec colère. Elle croyait sans doute encore, lui dit-il, plaisanter avec son amant Aebutius, et non s’adresser à un consul, dans la maison d’une dame très respectable; mais Sulpicia vint au secours de sa frayeur, l’encouragea et chercha à calmer son gendre.(4) Hipsala se rassura enfin et, après s’être plaint amèrement de la perfidie d’Aebutius, qui avait si mal reconnu un service de la plus haute importance, (5) elle déclara qu’elle redoutait beaucoup les dieux dont elle révélait les secrets mystères, mais plus encore les hommes qui se vengeraient de sa révélation en la déchirant de leurs propres mains. (6) Elle conjurait donc et Sulpicia et le consul de lui faire la grâce de la reléguer hors de l’Italie, dans quelque retraite inconnue, où elle pût passer le reste de ses jours en sûreté. (7) Postumius lui dit d’être sans inquiétude et lui promit de veiller à ce qu’elle pût habiter Rome même sans danger.
Hipsala reprit alors l’origine des mystères. (8) “Ce sanctuaire, dit-elle, n’avait d’abord été ouvert qu’aux femmes, et on n’y admettait ordinairement aucun homme. Il y avait dans l’année trois jours fixes pour l’initiation, qui se faisait en plein jour. Les dames étaient, chacune à leur tour, investies du sacerdoce. (9) C’était une certaine Paculla Annia, de Campanie qui, pendant son sacerdoce, avait tout changé, prétendant en avoir reçu l’ordre des dieux. C’était elle qui la première avait initié des hommes, en amenant ses deux fils, Minius et Hérennius Cerrinius, consacré la nuit en place du jour à la cérémonie, et réglé qu’au lieu de trois jours par an, il y en aurait cinq par mois pour les initiations. (10) Depuis l’admission des hommes et le mélange des sexes, depuis qu’on avait fait choix de la nuit, si favorable à la licence, il n’était sorte de forfaits et d’infamies qui n’eussent été accomplis et les hommes se livraient plus à la débauche entre eux qu’avec les femmes. (11) Ceux qui se prêtaient avec quelque répugnance à ces excès monstrueux, ou qui semblaient peu disposés à les commettre eux-mêmes, étaient immolés comme des victimes. Le comble de la dévotion parmi eux, c’était de ne reculer devant aucun crime.
(12) Les hommes paraissaient avoir perdu la raison et prophétisaient l’avenir en se livrant à des contorsions fanatiques; les femmes, vêtues en bacchantes et les cheveux épars, descendaient au Tibre en courant, avec des torches ardentes qu’elles plongeaient dans l’eau et qu’elles retiraient tout allumées, parce que ces torches renfermaient un mélange de chaux vive et de soufre naturel. (13) Les dieux étaient supposés enlever des malheureux, qu’on attachait à une machine et qu’on faisait disparaître en les précipitant dans de sombres cavernes. On choisissait pour cela ceux qui avaient refusé de se lier par un serment ou de s’associer aux forfaits ou de se laisser déshonorer. (14) La secte était déjà si nombreuse qu’elle formait presque un peuple; des hommes et des femmes de nobles familles en faisaient partie. Depuis deux ans il avait été décidé qu’on n’admettrait personne au-dessus de vingt ans; on voulait avoir des initiés dont l’âge se prêtât facilement à la séduction et au déshonneur.”
[Début]
[39,14] Révélation du complot au sénat
(1) Après avoir achevé cette déposition, Hipsala tomba de nouveau à genoux et redemanda avec les mêmes instances à être éloignée de l’Italie. (2) Le consul pria sa belle-mère d’abandonner à cette femme un logement dans sa maison, et Sulpicia lui donna une chambre à l’étage le plus élevé; on ferma l’escalier qui conduisait de cette chambre à la rue, et on ouvrit une entrée à l’intérieur de la maison. (3) On y transporta sur-le-champ tous les effets de Faecénia, et on fit venir ses esclaves. Aebutius eut ordre de se retirer chez un des clients du consul.Lorsque Postumius eut ainsi les deux dénonciateurs en sa puissance, il fit son rapport au sénat et lui exposa successivement les révélations qu’il avait reçues et le résultat des informations qu’il avait prises. (4) Les sénateurs conçurent les plus vives alarmes, tant pour la sûreté publique, qui pouvait être compromise par quelque trame perfide élaborée dans ces réunions et assemblées nocturnes, que pour le repos de leurs propres familles, dans lesquelles ils craignaient de trouver quelque coupable. (5) Ils votèrent cependant des remerciements au consul pour avoir conduit cette enquête avec une rare vigilance et le plus profond mystère. (6) Ils chargèrent ensuite les consuls d’entamer une procédure extraordinaire contre les Bacchanales et les sacrifices nocturnes, de veiller sur la personne des dénonciateurs Aebutius et Faecénia, et de provoquer de nouvelles révélations par l’appât des récompenses.
(7) On convint en outre de faire rechercher soit à Rome, soit dans tous les villages voisins, les prêtres ou prêtresses qui présidaient à ces sacrifices, pour les mettre à la disposition des consuls, et de faire publier dans la ville ainsi que dans toute l’Italie (8) un édit portant défense à tous les initiés aux mystères de Bacchus de se réunir et de se rassembler pour célébrer cette cérémonie ou toute autre semblable. Avant toutes choses, on devait poursuivre ceux qui se réuniraient ou s’engageraient par des serments pour attenter à l’honneur ou à la vie des citoyens. (9) Telle fut la substance du sénatus-consulte. Les consuls enjoignirent aux édiles curules de rechercher tous les ministres de cette religion et, lorsqu’ils les auraient arrêtés, de les tenir enfermés où ils le jugeraient à propos, afin qu’on pût les interroger. Les édiles plébéiens eurent ordre de veiller à ce qu’il ne se fît aucune cérémonie secrète. (10) On chargea les triumvirs capitaux d’établir des postes dans tous les quartiers et d’empêcher les réunions nocturnes. Enfin, pour prévenir les incendies, on adjoignit aux triumvirs des quinquévirs qui devaient surveiller, chacun dans son quartier, les maisons situées en deçà du Tibre.
[Début]
[39,15] Discours de Postumius devant le peuple
(1) Après avoir envoyé tous ces magistrats à leurs différents postes, les consuls montèrent à la tribune, et là, en présence de l’assemblée générale du peuple, Postumius, après avoir prononcé la formule solennelle d’invocation, par laquelle les magistrats commencent toujours leurs harangues au peuple, s’exprima en ces termes:(2) “Citoyens, jamais discours ne fut plus à propos et n’eut plus besoin d’être précédé de cette invocation solennelle, qui vient de vous rappeler quels sont les dieux que vos ancêtres ont toujours honorés de leur adoration, de leurs hommages et de leurs prières, (3) car ils n’ont jamais reconnu ces divinités étrangères, dont le culte infâme aveugle les esprits et les pousse par une sorte de délire fanatique dans un abîme de forfaits et de souillures. (4) Je ne sais en effet ce que je dois vous taire, et jusqu’à quel point je puis parler. Je crains de manquer à mon devoir si je vous laisse ignorer quelque chose, et de vous inspirer une trop grande frayeur si je vous dévoile tout. (5) Quoi que je puisse dire, souvenez-vous que je resterai toujours au-dessous de la vérité dans cette monstrueuse affaire. J’aurai soin cependant d’en dire assez pour que sous soyez désormais sur vos gardes.”
“(6) Vous savez que les Bacchanales se célèbrent depuis longtemps dans toute l’Italie, et maintenant même dans plusieurs quartiers de Rome. À défaut de la renommée qui vous en ait instruits, vous l’auriez appris, j’en suis sûr, par ces sons discordants et ces hurlements qui retentissent la nuit dans toute la ville. Mais vous ignorez en quoi consistent ces mystères. (7) Les uns croient que c’est quelque rite particulier, les autres que ce sont des divertissements et des plaisirs permis, tous que ces réunions, quel qu’en soit l’objet, sont peu nombreuses. (8) À l’égard du nombre, quand je vous dirai qu’on y compte plusieurs milliers d’hommes, vous allez vous effrayer sur-le-champ, si je ne vous les fais connaître.”
“(9) D’abord ce sont en grande partie des femmes, et là fut la source du mal, puis des hommes efféminés, corrompus ou corrupteurs, fanatiques abrutis par les veilles, l’ivresse, le bruit des instruments et les cris nocturnes. (10) C’est une association sans force jusqu’à présent, mais qui menace de devenir très redoutable, parce que de jour en jour elle reçoit de nouveaux adeptes. (11) Vos ancêtres ont cru ne devoir permettre vos assemblées que dans le cas où l’étendard, déployé sur la citadelle, appelait les centuries hors de Rome pour voter aux comices, ou bien lorsque les tribuns convoquaient les tribus, ou encore lorsqu’un magistrat désirait haranguer le peuple. Ils ont voulu aussi que partout où l’assemblée avait lieu, il y eût, pour la diriger, une autorité reconnue par la loi.”
“(12) Quelle idée aurez-vous donc de ces réunions, qui se tiennent la nuit et où les sexes sont confondus? (13) Si vous saviez à quel âge les hommes y sont initiés, vous ne vous borneriez pas à les plaindre, vous rougiriez pour eux. Citoyens, pensez-vous qu’on doive admettre dans vos armées des jeunes gens enrôlés dans cette milice? les tirer de cet infâme repaire pour leur confier des armes? (14) remettre à ces misérables, souillés de prostitutions, dont ils ont été les agents ou les victimes, le soin de combattre pour l’honneur de vos femmes et de vos enfants?”
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[39,16] Suite du discours de Postumius
(1) “Ce ne serait rien encore si leurs débauches n’avaient d’autre effet que de les énerver et de les couvrir d’une honte toute personnelle, si leurs bras restaient étrangers au crime et leur âme à la perfidie. (2) Mais jamais la république ne fut attaquée d’un fléau plus terrible ni plus contagieux. Tous les excès du libertinage, tous les attentats commis dans ces dernières années sont sortis, sachez-le bien, de cet infâme repaire. (3) Et les forfaits dont on a juré l’exécution ne se sont pas encore tous produits au grand jour. Les membres de cette association impie se bornent encore à des crimes particuliers, parce qu’ils ne sont pas assez forts pour écraser la république. Chaque jour le mal s’accroît et s’étend; il a déjà fait trop de progrès pour se renfermer dans le cercle des violences particulières; c’est à l’état tout entier qu’il veut s’attaquer.”"(4) Si vous n’y prenez garde, citoyens, à cette assemblée qui a lieu en plein jour, et qui a été légalement convoquée par le consul, va bientôt succéder une assemblée de nuit tout aussi nombreuse. Ils vous craignent maintenant, ces coupables, parce qu’ils sont isolés et que vous êtes tous réunis en assemblée; mais à peine vous serez-vous séparés pour retourner dans vos maisons ou dans vos champs, qu’ils se réuniront à leur tour; ils délibéreront sur les moyens d’assurer leur salut et votre perte; alors vous serez seuls et vous devrez les craindre, car ils seront réunis. (5) Chacun de vous doit donc faire des voeux pour que tous les siens se soient préservés de la contagion. S’il en est que le libertinage ou la folie a entraînés dans ce gouffre, il faut les considérer comme appartenant, non plus à sa famille, mais à cette bande de débauchés et d’assassins à laquelle ils se sont liés par leurs serments.”
“(6) Et que personne ne se fasse ici de vaines illusions; je ne suis pas rassuré sur votre compte. Rien ne contribue mieux à égarer l’homme que la superstition. (7) Lorsque le crime se couvre du manteau de la religion, on craint de porter quelque atteinte aux droits de la divinité en punissant les forfaits des hommes. Que ces scrupules ne vous arrêtent pas; de nombreux décrets des pontifes, des sénatus-consultes et les réponses des haruspices doivent vous en affranchir. (8) Combien de fois nos pères et nos aïeux n’ont-ils pas chargé les magistrats de s’opposer à toute cérémonie d’un culte étranger, d’interdire le Forum, le Cirque et la ville aux prêtres et aux devins, de rechercher et de brûler les livres de prophéties, de proscrire tout rite, tout sacrifice autres que ceux des Romains! (9) Ils pensaient en effet, ces hommes si versés dans la connaissance des lois divines et humaines, que rien ne tendait plus à détruire le culte national que l’introduction des pratiques étrangères.”
“(10) Voilà ce dont j’ai cru devoir vous prévenir, pour éloigner de vos esprits toute crainte superstitieuse, quand vous nous verrez anéantir les Bacchanales et dissoudre ces infâmes réunions. (11) Dans tout cela, nous agirons avec l’aide et la protection des dieux. Ce sont eux qui, indignés de voir le crime et la débauche profaner leur majesté de leurs souillures, les ont fait sortir de l’obscurité où ils se cachaient et les ont dévoilés au grand jour, non pour les laisser impunis mais pour les écraser sous le poids d’une éclatante vengeance.”
“(13) Le sénat m’a chargé, ainsi que mon collègue, d’informer extraordinairement sur cette affaire; nous accomplirons avec zèle la mission qui nous est personnellement confiée. Nous avons enjoint aux magistrats inférieurs de veiller la nuit sur la ville. Vous, de votre côté, remplissez les devoirs de votre position; que chacun exécute ponctuellement, dans le poste qui lui sera assigné, les ordres qu’il recevra, et prévienne par sa vigilance les dangers ou les troubles que pourrait faire naître la trahison.”
[Début]
[39,17] Mesures prises contre la secte
(1) Les consuls firent ensuite donner lecture des sénatus-consultes et annoncer des récompenses pour quiconque leur amènerait ou leur découvrirait un coupable. (2) “Si quelque prévenu, dirent-ils, prenait la fuite, ils lui fixeraient un jour pour comparaître et, s’il ne répondait pas à la citation, il serait condamné par contumace. Si parmi les accusés il s’en trouvait qui fussent en ce moment hors de l’Italie, on leur accorderait un plus long délai pour leur donner les moyens de venir plaider leur cause.” (3) Ils défendirent ensuite de rien vendre ou acheter qui pût favoriser la fuite, d’accueillir, de cacher ou d’aider en aucune façon les fugitifs.(4) L’assemblée était à peine congédiée que de vives alarmes se répandirent par toute la ville. Cette frayeur ne se renferma point dans l’enceinte de Rome ni même dans son territoire, mais elle gagna bientôt l’Italie dans tous les sens, lorsqu’on eut reçu les lettres des citoyens qui communiquaient à leurs hôtes des villes le sénatus-consulte, la harangue de Postumius et l’édit des consuls. (5) Pendant la nuit qui suivit le jour où l’affaire fut exposée au peuple, les postes établis aux portes par les triumvirs arrêtèrent beaucoup de fugitifs et les forcèrent à retourner sur leurs pas; d’autres furent dénoncés et quelques-uns d’entre eux, hommes et femmes, se donnèrent la mort.
(6) On portait le nombre des conjurés à plus de sept mille personnes des deux sexes. On savait que les chefs du complot étaient les plébéiens Marcus et Caius Atinius, le Falisque L. Opicernius et le Campanien Minius Cerrinius. (7) C’étaient eux qui avaient commencé la série des forfaits et des infamies, eux qui étaient les grands-prêtres et les fondateurs de la nouvelle religion. On s’occupa de les saisir au plus tôt. Ils furent amenés devant les consuls, avouèrent tout et furent exécutés sur-le-champ.
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[39,18] La répression
(1) Mais le nombre des fugitifs était si considérable que, pour épargner une condamnation à plusieurs citoyens qui étaient en procès, les préteurs T. Minius et M. Licinius furent obligés d’accorder un sursis de trente jours et d’attendre que les consuls eussent achevé leur enquête. (2) Il en fut de même pour les accusés qui ne comparaissaient pas à Rome et qu’on n’y pouvait trouver; leur absence força les consuls à parcourir les bourgs voisins pour y chercher ceux qu’ils poursuivaient et les juger.(3) Ceux qui n’avaient été qu’initiés et qui n’avaient fait que répéter après le prêtre la formule sacramentelle, comprenant l’engagement infâme de se livrer à tous les excès, du crime et du libertinage, mais qui n’avaient souffert ou commis aucune des turpitudes dont leur serment leur faisait une loi, furent laissés en prison. (4) Tous les initiés coupables de prostitution ou de meurtre, de faux témoignages, de fausses signatures, de testaments supposés, ou de toute autre fraude aussi déshonorante, furent condamnés à mort. Leur nombre fut plus grand que celui des prisonniers: on remarqua dans les deux catégories beaucoup d’hommes et de femmes. (6) Les femmes condamnées furent remises entre les mains de leurs parents ou de ceux en puissance de qui elles se trouvaient, pour qu’ils les fissent exécuter en particulier. S’il n’y avait personne qui pût être chargé de leur supplice, on les exécutait publiquement.
(7) On enjoignit ensuite aux consuls de s’occuper de détruire les Bacchanales d’abord à Rome, puis dans toute l’Italie, et de ne respecter que les autels ou statues anciennement consacrés à Bacchus. (8) Un sénatus-consulte régla pour l’avenir qu’il n’y aurait plus de Bacchanales à Rome, ni dans l’Italie; que si quelqu’un était convaincu de l’importance et de la nécessité de ces mystères, s’il croyait ne pouvoir se dispenser de les célébrer sans éprouver des scrupules et redouter un malheur, il ferait sa déclaration au préteur, qui en référerait au sénat; (9) et si cent sénateurs au moins lui accordaient l’autorisation, il ne pourrait célébrer la cérémonie qu’en présence de cinq personnes au plus, sans qu’on eût mis de l’argent en commun pour les frais, sans qu’on eût pris un prêtre ou un sacrificateur.
[Début]
[39,19] Punition des coupables et récompnse des dénonciateurs
(1) Un second sénatus-consulte, rendu sur la proposition du consul Q. Marcius, suivit de près ce premier; il ajournait après la fin des enquêtes et le retour de Sp. Postumius à Rome, la question des récompenses promises aux dénonciateurs.(2) On fut d’avis d’envoyer le Campanien Minius Cerrinius dans les prisons d’Ardée et de recommander aux magistrats de cette ville de l’y faire étroitement garder à vue, afin de prévenir son évasion et de l’empêcher de se donner la mort. (3) Peu de temps après Sp. Postumius revint à Rome. Sur sa proposition, le sénat rédigea un décret pour récompenser P. Aebutius et Hipsala Faecénia, qui avaient mis l’autorité consulaire sur les traces du complot. (4) “Les questeurs de la ville devaient compter à chacun d’eux cent mille as pris dans le trésor public. Le consul devait s’entendre de son côté avec les tribuns pour qu’ils proposassent au peuple, dans le plus bref délai, une loi qui accordait à P. Aebutius les privilèges de la vétérance et le droit de ne pas servir malgré lui comme fantassin ou comme cavalier. (5) Hipsala Faecénia fut autorisée à disposer de ses biens en tout ou en partie, à passer par alliance dans une famille plus noble que la sienne, à se choisir un tuteur, qui serait aussi légitime qu’un tuteur testamentaire, et à épouser un homme de condition libre, sans que ce mariage compromît en rien l’honneur ou la fortune de son époux. (6) Les consuls et les préteurs actuellement en charge aussi bien que leurs successeurs futurs étaient tenus de protéger cette femme contre toute injure, et de veiller à sa sûreté. Telle était la volonté expresse du sénat.” (7) Ce sénatus-consulte fut soumis au peuple qui le sanctionna. Quant aux autres dénonciateurs, on laissa les consuls maîtres de leur faire grâce ou de les récompenser.
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[39,20] Opérations en Liguruie (été 186); revers subi par l’armée consulaire
(1) Q. Marcius, ayant terminé l’enquête dont il était chargé, se disposa à partir pour la Ligurie, sa province; il avait reçu un renfort de trois mille hommes d’infanterie romaine, cinq mille d’infanterie latine et deux cents chevaux. (2) On avait assigné à son collègue le même département et le même nombre de troupes. Ils prirent le commandement des armées qui avaient servi l’année précédente sous les ordres des consuls C. Flaminius et M. Aemilius.(3) Un sénatus-consulte leur enjoignit en outre d’enrôler deux légions nouvelles; ils exigèrent des alliés du nom latin vingt mille hommes d’infanterie et treize cents chevaux, et levèrent parmi les citoyens trois mille fantassins et deux cents cavaliers. (4) Toutes ces forces, à la réserve des deux légions, étaient destinées à renforcer l’armée d’Espagne. Aussi les consuls, dont toute l’attention était tournée vers l’enquête relative aux Bacchanales, avaient-ils chargé T. Maenius de présider aux levées.
(5) Après l’enquête, Q. Marcius partit le premier pour marcher contre les Ligures Apuans. (6) Pendant qu’il les poursuivait au fond des forêts, qui leur avaient toujours servi d’asile et de retraite, il s’engagea dans un défilé où l’ennemi l’attendait, et y fut enveloppé dans une position désavantageuse. (7) Il perdit quatre mille hommes; trois enseignes de la seconde légion et onze étendards des alliés tombèrent au pouvoir des Ligures avec une grande quantité d’armes, dont les soldats se débarrassaient en courant, parce qu’elles gênaient leur fuite à travers les sentiers du bois. (8) Les Romains fuyaient encore, que les Ligures avaient déjà suspendu leur poursuite. (9) Le consul, à peine sorti du territoire ennemi et parvenu en pays allié, licencia ses soldats pour que sa perte parût moins sensible. (10) Mais il ne parvint pas à étouffer le bruit de sa défaite; le défilé d’où les Ligures l’avaient chassé reçut le nom de Marcius.
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[39,21] Nouvelles d’Espagne
(1) La nouvelle de cet échec venait d’arriver de la Ligurie à Rome, lorsqu’on reçut d’Espagne une lettre dont la lecture causa autant de tristesse que de joie. (2) C. Atinius, qui depuis deux ans était parti pour cette province en qualité de préteur, avait livré bataille aux Lusitaniens sur le territoire de Hasta, tué près de six mille hommes, mis le reste en fuite et forcé le camp ennemi. (3) Puis il avait mené ses légions au siège de Hasta et s’était emparé de cette place aussi facilement que du camp; mais en s’approchant des murs avec trop peu de précaution, il avait reçu une blessure dont il était mort peu de jours après.(4) Après la lecture de la dépêche qui annonçait la mort du propréteur, le sénat fit partir un courrier chargé d’atteindre le préteur C. Calpurnius au port de Luna et de lui intimer de sa part l’ordre de passer à la hâte en Espagne, afin que cette province ne restât point sans gouverneur. (5) Le courrier arriva le quatrième jour à Luna; mais Calpurnius avait quitté ce port quelques jours auparavant. (6) Dans l’Espagne citérieure aussi, L. Manlius Acidinus, qui avait été investi du commandement en même temps que C. Atinius, en vint aux mains avec les Celtibères. (7) La victoire resta indécise; toutefois les ennemis décampèrent la nuit suivante et les Romains purent ensevelir leurs morts et recueillir les dépouilles du champ de bataille.
(8) Peu de jours après, les Celtibères, qui avaient réuni une armée plus considérable, revinrent présenter la bataille aux Romains près de Calagurris. (9) On ignore pourquoi, malgré la supériorité de leurs forces, ils opposèrent encore moins de résistance; mais ils furent vaincus. Acidinus leur tua près de douze mille hommes, fit plus de deux mille prisonniers, se rendit maître de leur camp (10) et, si l’arrivée d’un successeur ne l’eût arrêté au milieu de ses progrès, il eût sans doute assujetti les Celtibères. Les deux nouveaux préteurs firent rentrer leurs armées dans les quartiers d’hiver.
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[39,22] Jeux et fêtes religieuses. Problèmes posés par l’immigration gauloise
(1) Au moment où ces nouvelles arrivèrent d’Espagne, on célébrait pour des motifs religieux les jeux Tauriens, qui durèrent deux jours. Puis M. Fulvius fit représenter, pendant dix autres jours, avec un pompeux appareil, les jeux qu’il avait voués durant la guerre d’Étolie. (2) Grand nombre d’artistes vinrent en cette occasion de la Grèce à Rome. Ce fut aussi la première fois que les Romains jouirent du spectacle d’un combat d’athlètes et d’une chasse de lions et de panthères; la magnificence et la variété de cette fête furent dignes du luxe de l’époque.(3) On offrit ensuite un sacrifice novendial, parce qu’il était tombé pendant trois jours une pluie de pierres dans le Picénum, et qu’on avait vu, disait-on, en plusieurs endroits, apparaître des feux follets, dont la flamme légère avait brûlé les vêtements de diverses personnes. (4) On ajouta à ces cérémonies, en vertu d’un décret des pontifes, un jour de supplications parce que le temple d’Ops, dans le Capitole, avait été frappé de la foudre. Les consuls immolèrent les grandes victimes pour conjurer ces prodiges et purifièrent la ville. (5) Vers le même temps on apprit qu’on avait découvert dans l’Ombrie un hermaphrodite d’environ douze ans. Effrayés de ce prodige, les magistrats ordonnèrent de transporter l’enfant hors du territoire romain et de le mettre à mort sur-le-champ.
(6) La même année les Gaulois transalpins passèrent en Vénétie et, sans y exercer aucun ravage, aucun acte d’hostilité, ils choisirent, non loin de l’endroit où se trouve aujourd’hui Aquilée, un emplacement propre à bâtir une ville. (7) Rome envoya des ambassadeurs au-delà des Alpes pour se plaindre de cette invasion; on fit répondre “que cette émigration n’avait pas eu lieu d’après l’assentiment de la nation et qu’on ignorait ce que les Gaulois faisaient en Italie.”
(8) Ce fut alors que L. Scipion célébra pendant dix jours les jeux qu’il disait avoir voués dans la guerre contre Antiochus; il en fit les frais avec l’argent que les rois et les cités de l’Asie lui avaient remis à cet effet. (9) Suivant le récit de Valérius Antias, il fut, après sa condamnation et la vente de ses biens, envoyé comme ambassadeur en Asie pour régler les différends survenus entre les rois Antiochus et Eumène, (10) profita de sa mission pour recueillir ces contributions et rassembler des artistes de toutes les contrées de l’Asie et fit connaître au sénat, après son retour seulement, son intention d’accomplir un voeu, dont il n’avait pas parlé à la suite de la guerre où il prétendait l’avoir contracté.
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