Ebla.Vista general desde la muralla, al sur.La parte blanca es el Palacio Real
Ebla (en árab عبيل، إيبلا) fue una antigua ciudad localizada en el norte del actual Estado de Siria ,a unos 55 km al sureste de Alepo. Fue una importante Ciudad-Estado en dos periodos, primero en el 3.000 a.C. y luego entre el 1800 y 1650 a. C.El nombre de “Ebla” significa “Roca Blanca”, y se refiere al afloramiento de piedra caliza con que la ciudad estaba construida
B. Marco histórico
Los niveles arqueológicos de Tell Mardikh van desde el protohistórico (Mardikh I fechas asignadas de 3500 2900 a.C.) hasta el romano tardío y bizantino (Mardikh VII siglos III a VII d.C.). Los niveles de mayor interés en lo que respecta a la relevancia bíblica de Ebla son Mardikh II B 2, que cubre, según Paolo Matthiae, el periodo de 2250-2000 a.C. y Mardikh II A, donde se han hallado los textos de «la época archival» (alrededor del 2500 a.C.), con itinerarios, vocabularios, transacciones comerciales, etc., y con menciones de la tierra de Canaán y de ciudades cananeas.


El sitio es conocido hoy como Tell Mardikh, y es sobre todo famoso por los archivos con más de 20.000 tablilla de barro esritas de cuneiforme, datadas alrededor de 2250 a. C., en lengua sumeria y eblaíta, lengua semítica , como el acadio.

En 1964 , arqueólogos italianos de la Universidad de Roma La Sapienza, dirigidos por Paolo Matthiae comenzaron a excavar en Tell Mardikh. Cuatro años más tarde , en 1968, encontraron una estatua dedicada a la diosa Ishtar, dedicada por el rey Ibbit-Lim de Ebla , lo que permitió identificar la ciudad, conocida desde antiguo por inscripciones egipcias y mesopotámicas.

A. Lenguaje
En la siguiente década el equipo descubrió un palacio de aproximadamente del 2500-2000 a.C. Sobre 20.000 bien preservadas tablillas cuneiformes fueron descubiertas en sus ruinas. Las tablillas estaban escritas en un dialecto semítico llamado desde entonces ‘eblaita’, además del sumerio, manifestando las estrechas relaciones de Ebla con el sur de Mesopotamia , donde se inventó la escritura cuneiforme .
Esta idioma semita se descifró gracias a que se encontró un diccionario sumero-eblaita, permitiendo traducirlo.
El lenguaje de estos textos cuneiformes ha sido descrito como «paleocananeo», mostrando fuertes afinidades lingüísticas con el fenicio, ugarítico y hebreo. Así, el eblaíta pertenece a la familia de lenguajes de la que surgiría el hebreo hablado por los israelitas
Al parecer, esta no era la biblioteca del palacio, que no ha sido descubierta, sino un archivo de provisiones y tributos, casos legales y diplomáticos y contactos comerciales, y un scriptorium con textos copiados por aprendices.

Las tablillas fueron originalmente almacenadas en estantes, pero cayeron al suelo cuando el palacio fue destruido. La ubicación donde las tabillas fueron descubiertas permitieron a los excavadores reconstruir su posición original en los estantes: fueron colocadas en los estantes según el tema
Ebla fue un reino de Siria centrado en la ciudad de Ebla, la cual ya existía al comienzo del tercer milenio momento en el que llegó a ser un verdadero centro urbano amorreos, que se desarrolló por el comercio con Mari, ciudad de la que fue tributaria hacia 2500 a. C., pero dicho tributo fue desapareciendo hasta que hacia 2400 a. C. la situación se invirtió, y Mari pasó a pagar tributos a Ebla, cuyo rey designaba al jefe de estado de Mari.
Se enfrentó a Sargón I de Acad, que aunque ocupó Mari no pudo hacerse con Ebla, que finalmente sería conquistada por su nieto Naram-Sin hacia 2250 a. C. y fue entonces cuando fue abandonada por sus habitantes durante algunos años, al final del siglo volvía a estar habitada y tenía un rey aunque menos poderoso que antes. Pero dicho rey fue expulsado por el rey de Ur. Al final de esta segunda época, el dominio de la ciudad pasó a Yamkhad, que la convirtió en un principado vasallo

Economía
En aquella época, Ebla fue el principal centro comercial. Su principal rival comercial rival era Mari, y Ebla es sospechosa de tomar parte en la primera destrucción de Mari. Las tablillas revelan que los habitantes de la ciudad poseían unas 200.000 cabezas de ganado variado (ovejas, cabras y vacas). Los principales artículos comerciales de Ebla eran probablemente madera de las cercanas montañas (y quizás del Líbano), y textiles (mencionados en los textos sumerios de la ciudad-estado de Lagash). La mayoría de su comercio parece que iba dirigido hacia Mesopotamia (principalmente Kish), y contactos con el Antiguo Egipto están atestiguados por regalos de los faraones Kefrén (Jafra) y Pepy I, que organizó campañas a Ebla. La artesanía pudo haber sido también una exportación importante: exquisitos artefactos han sido recuperados de las ruinas, incluyendo muebles de madera incrustada con madreperlas y estatuas creadas con diferentes piedras de colores. El estilo artístico de Ebla pudo haber influenciado la calidad de los trabajos del siguiente imperio acadio (ca. 2350–2150 a.C.).
Gobierno
La forma de gobierno no es bien conocida, aunque la ciudad parece haber sido gobernada por una aristocracia de comerciantes que elegían un rey y confiaban la defensa de la ciudad a mercenarios. A través de las tabillas hemos aprendido los nombres de varios reyes como Igrish-Halam, Irkab-Damu, Ar-Ennum, Ibrium e Ibbi-Sipish. Ibrium rompió con la tradición e introdujo una monarquía absoluta. Le sucedió su hijo Ibbi-Sipish.
Religión
Algunas de las bien conocidas deidades semíticas aparecen en Ebla
AGAN, ISHTAr, RESEPH, HADAD, KHADESH ) , y algunas otras, por lo contrario, desconocidas como Kura y Nidakul, unos pocos dioses sumerios como Enki y Ninki y dioses hurritas como Ashtapi, Hapat e Ishara.
Templo de Ishtar
Templo de Reshep
La destrucción de Ebla
Sargón I de Acad y su nieto Naram-Sin , los conquistadores de gran parte de Mesopotamia, reclamaron cada uno el haber destruido Ebla; la fecha exacta de la destrucción es el tema de un continuo debate, pero es posible que fues hacia el 2240 . Durante los siguientes tres siglos, Ebla alcanzó una vez más una relevante posición económica, con posiblemente la vecina ciudad de Urshu, como está documentado por textos económico de Drehem (un suburbio de Nippur ), y por los hallazgos en el Karum de Kultepe /Kanesh.
Ebla en el segundo milenio a.C
Varios siglos después de su destrucción por los acadios, Ebla consiguió recobrar algo de su importancia, y tuvo su segundo apogeo del 1850 -1600 a.C. Su pueblo fue entonces conocido como amorreos :Ibbit -Lim fue el primer rey.
Ebla es mencionada en textos de Alalakh alrededor de 1750 a.C. La ciudad fue destruida de nuevo en el turbulento periodo de 1650 -1600 a.C. , por el rey hitita Mursil o Hattusil I.
Ebla nunca se recuperó de su segunda destrucción. Sobrevivió como un pequeño pueblo hasta el siglo VII , después estuvo desierta y olvidada hasta su redescubrimiento arqueológico.
Reyes
- Igris-Kalam ca. 2575 a. C.
- Irkab-Damu ca. 2455 a. C.
- Ar-Ennum ca. 2430 a. C.
- Ishak Malek
- Enar Damu
- Baga Damu
- Agur Lim
- Kun Damu
- Igrit Khalam (Igrit Khalab)
- Adub Damu
- Ishtar Damu ca. 2300 a. C.
- Eberu
- Ibbi Sipis
- dominio de Akkad ca. 2250 a. C.
- independiente, reyes desconocidos, ca. 2220-2050 a. C.
- dominio de Ur ca. 2050 a. C.
- dominio de Yamkhad ca. 2003 a. C.
- Ibit-Lim ca. 2000 a. C.
- Sucesores desconocidos 2000-1600 a. C.

Excavaciones de la ciudad baja

Giovanni Pettinato, epigrafista jefe de la expedición en Tell Mardikh, acerca de la relación de Ebla con las cinco ciudades de la llanura[Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela], informó el 29 de octubre de 1976 del hallazgo de una tableta con un gran texto económico en el que, entre muchos nombres de ciudades que mantenían transacciones comerciales con Ebla, había identificado sus nombres. Y las ciudades de la tableta aparecían relacionadas en el mismo orden que las de Génesis 14:2: «si-da-mu» («Sêdõm», Sodoma), «Ë-ma-ra» ( «’Ãmõrãh», Gomorra), «adma» («’Admãh», Adma), «si-ba-i-um» («Zeboiim», Zeboim), «be-la» («Bela’», Bela). Pettinato afirmaba que el nombre del rey de Adma, que aparecía en la tableta era «bi-ir-sa». Este nombre se correspondía morfológicamente con el Birsa de Génesis 14:2 («birsa’»), es decir el rey de Gomorra.
El gobierno sirio, alarmado ante las evidentes relaciones entre Ebla y el marco bíblico de Génesis, y temeroso de que ello pudiera constituir un adicional apoyo para las tesis sionistas sobre las que se basa el estado de Israel, presionó a los investigadores para que desmintieran las anteriores comunicaciones, e impuso una censura sobre las tabletas de Ebla. Como resultado, la postura actual es la de una extrema precaución en las declaraciones de los integrantes de estas excavaciones, que se desarrollan en suelo sirio y con patrocinio del gobierno de Damasco.
Quedaba claro desde entonces que las ciudades bíblicas eran reales. Tomado de www.sedin.org/propesp/Mardikh-TELL.htm
Libro de Giovani Pettinato en español
Pettinato con las tablillas de Ebla

C. Ebla y Canaán
Con anterioridad a los descubrimientos de Tell Mardikh, la primera mención extrabíblica de Canaán que se conocía era la de Alalakh, muy posterior, en muchos siglos, a la era de los Patriarcas. Por ello, se pretendía que los capítulos bíblicos referentes a los Patriarcas eran tardíos, precisamente por su referencia a Canaán.
Sin embargo, en una tablilla de Ebla se relata el envío de una estatua al «señor de Canaán» (’be kà-na-na-im). Esta mención, hallada en el nivel Mardikh II A, no deja duda de que este nombre era conocido y usado en la época de los Patriarcas y antes de ellos. Otras menciones bíblicas interesantes son las de las ciudades de Biblos, Asdod, Jafa, Akko (Acre), Sidón, Beirut, Alalakh, Meguido, Laquish, Damasco, Homs y Hama
D. Las ciudades de la llanura
Durante mucho tiempo se ha mantenido en círculos «críticos» la pretensión de que Génesis 14 y 18-19 son pasajes ahistóricos debido al silencio extrabíblico acerca de las cinco ciudades de la llanura mencionadas allí: Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela. Fue, pues, de sumo interés la comunicación dada por Giovanni Pettinato, epigrafista jefe de la expedición de Tell Mardikh, acerca de la relación de Ebla con las cinco ciudades de la llanura. Hablando ante la reunión anual conjunta de la «Society of Biblical Literature», de la «American Academy of Religion» y de la «American Schools of Oriental Research», celebrada en St. Louis el 29 de octubre de 1976, informó del hallazgo de una tableta con un gran texto económico en el que, entre muchos nombres de ciudades que mantenían transacciones comerciales con Ebla, había identificado los nombres de las cinco ciudades de la llanura. Y las ciudades de la tableta aparecían relacionadas en el mismo orden que las de Génesis 14:2: «si-da-mu» (heb. «Sêdõm», Sodoma), «Ë-ma-ra» (heb. «’Ãmõrãh», Gomorra), «adma» (heb. «’Admãh», Adma), «si-ba-i-um» (heb. «Zeboiim», Zeboim), «be-la» (heb. «Bela’», Bela). David Noel Freedman, editor de Biblical Archaeologist, afirma en su artículo «The real story of the Ebla Tablets» (BA, vol. 41, dic. 1978, pp. 150, 151), que el nombre alternativo de Bela, Zoar (cfr. Gn. 14:2) aparece también en otra tableta de Ebla. En esta tableta se explica que Zoar es una población en el distrito de Bela, que constituía un complejo urbano de mayor tamaño. Aún más, Freedman afirma que en una conversación privada con Pettinato éste le informó que en otra tableta descubierta en los archivos se daban los nombres de los reyes de la pentápolis de la llanura (cfr. Gn. 14:2). Pettinato recordaba el nombre del rey de Adma, que en la tableta era «bi-ir-sa». Este nombre se correspondía morfológicamente con el Birsa de Gn. 14:2 (heb.: «birsa’»). En Gn. 14:2 quien tiene este nombre es el rey de Gomorra. Esto lleva a dos reflexiones:
(a) Se debe recordar que los textos de Ebla y el pasaje de Gn. 14:2 no reflejan personajes contemporáneos, sino separados por un espacio de varias generaciones.
(b) Sin embargo, la mención de este nombre, que sólo aparece en este texto bíblico, lo sitúa en su apropiado marco histórico. Se debe recordar el hecho evidente de que los mismos nombres se puedan dar y se dan a personas diferentes, por lo que no es de sorprender que hubiera reyes diferentes de distintas ciudades con el mismo nombre. Este es un hecho común en la historia (cfr. Joram, rey de Israel, 2 R. 1:17; Joram rey de Judá, 1 R. 22:50, y Joram, hijo de Toi rey de Hamat, 2 S. 8:10, etc.). Es posible que los dos Birsa pertenecieran a la misma dinastía, o que hubiera entre ellos lazos más o menos cercanos de descendencia.
Toda esta cuestión sufrió un giro inesperado, cuando Pettinato se echó atrás de sus anteriores afirmaciones. El gobierno sirio, alarmado ante las evidentes relaciones entre Ebla y el marco bíblico de Génesis, y temeroso de que ello pudiera constituir un adicional apoyo para las tesis sionistas sobre las que se basa el estado de Israel, presionó a los investigadores para que desmintieran las anteriores comunicaciones, e impuso una censura sobre las tabletas de Ebla (cfr. Biblical Archaeology Review, marzo-abril 1979; julio-agosto, pp. 9-11). Como resultado, la postura actual es la de una extrema precaución en las declaraciones de los integrantes de estas excavaciones, que se desarrollan en suelo sirio y con patrocinio del gobierno de Damasco. Ello, unido a la censura siria, ha hecho que todo este tema desemboque en una situación tensa y lamentable.
Sin embargo, se sigue concediendo que «puede» haber mención de «si-da-mu» (Sodoma) y de «sa-bi-im» (Zeboim) en las tabletas de Ebla (M. Dahood, S. J., en un apéndice a la obra de Giovanni Pettinato: The Archives of Ebla, p. 278). Por otra parte, Freedman publica la afirmación de Dahood de que «Giovanni [Pettinato] me dice que considera la lectura de los dos primeros nombres, Sodoma y Gomorra, bien ciertos» (Freedman, artículo citado, p. 143). Además, M. Dahood, en «Eblaite and Biblical Hebrew», Catholic Biblical Quarterly, vol. 44 (1982), pp. 17, 18, da evidencia acerca de Sodoma, mostrando que aparecen «sa-dam’» (texto TM75.6.2231 obv. X4) y «ak-kà-bù′» (Ákaba) en la misma columna (obv. X12). Dahood documenta que la variación «si-da-mu’» anteriormente mencionada es una variación ortográfica del cuneiforme (cp. Dahood, op. cit., p. 287).
E. Nombres divinos
Otro factor de extremado interés es la aparición en las tabletas de nombres con elementos componentes en «-il» y «-ya» (correspondientes a «EL» y «YAH»). Algunos de estos nombres son: «en-an-il» y «en-an-ya», «is-ra-il» e «is-ra-ya», «is-ma-il» e «is-ma-ya», «mi-kà-il» y «mi-ká-ya». Hay muchos otros. Pettinato ofrece evidencia concluyente de que «-il» y «-ya» son nombres divinos genéricos, y que no tienen ningún otro papel, como algunos han alegado. Por ejemplo, se ha argumentado en «-ya» podía tener el papel de formar el diminutivo del nombre. Con ello se intenta negar el conocimiento temprano del nombre Yah aplicado a la divinidad. Pettinato observa («the Archives of Ebla», p. 249), que la partícula «-ya» sustituyó a la partícula «-il» en los nombres durante el reinado de Ebrium. Además de este hecho, que señala a una reforma religiosa durante el reinado de Ebrium, Pettinato indica nombres en los que no es posible que «-ya» tenga una función de diminutivo, como p. ej., «’ìa-ra-mu», «Ya es exaltado», donde está al comienzo del nombre y va acompañado del determinante «dingir» (dios). Además, numerosos otros nombres muestran distintos sufijos en los que se trata de nombres de otras divinidades. Así, se puede señalar: «a-dam-ma-lik», «el hombre de Malik» (Moloc); «ib-na-ma-lik», «Malik ha creado»; «i-ad-da-mu», «mano de Damu»; «is-má-da-mu», «Damu ha oído»; «i-ti-il/ya», «Il/Ya ha dado»; «en-na-il/ya», «Il/Ya ha mostrado favor»; «mi-kà-il/ya», «¿quién es como Il/Ya?».
Estos nombres constituyen evidencia de que en aquella época persistía una memoria de la revelación primordial de Dios, que había sido conocida por Noé y sus descendientes, y cuyo conocimiento era preservado en líneas cada vez más y más reducidas (cfr. Melquisedec; Ro. 1:18-23, etc.). A decir de Pettinato, «esta cultura, ciertamente politeísta, estaba en camino hacia un «henoteismo» [creencia en un Dios supremo sobre otros dioses) virtualmente declarado» («Archives of Ebla», p. 260). Esta interpretación surge de la previa aceptación de un concepto evolucionista del pensamiento religioso. Toda la evidencia señala más bien en un abandono constante del monoteísmo y la caída gradual hacia un politeísmo. No hay prueba alguna de la concepción evolucionista (véase MONOTEÍSMO). Sin embargo, quedan rastros de un monoteísmo original, en el himno al Dios creador preservado en una de las tabletas (TM.75.G. 1982):
- Señor del cielo y de la tierra:
- la tierra no era, tú la creaste,
- la luz del día no era, tú la creaste,
- la luz de la mañana tú no habías [aún] hecho existir.
- Señor: palabra eficaz
- Señor: prosperidad
- Señor: heroísmo
- Señor:…
- Señor: infatigable
- Señor: divinidad
- Señor: quien salva
- Señor: vida dichosa
Son claras las implicaciones de este texto. A pesar de los quinientos dioses registrados del panteón eblaítico y del crudo politeísmo manifestado en la religión del pueblo, se halla un antecedente, en creciente olvido, del primitivo monoteísmo: Dios es el Señor de los cielos y de la tierra, de la luz, y está también ocupado en la vida diaria de los hombres. Aquí se ve un evidente resto de la antigua fe monoteísta. El epigrafista de Ebla, Pettinato, que mantiene la posición de que se estaba dando una evolución hacia el monoteísmo, afirma sin embargo el valor intrínseco de este himno: «¿Quién, de hecho, es el Señor del cielo y de la tierra? Ciertamente no es Dagán, ni Rasap, ni Sipis, sino DIOS en mayúsculas» (The Archives of Ebla, pp. 259-260).
F. Ebla y Génesis
Ebla, a 240 Km. al sudoeste de Harán, hubiera sido una de las ciudades visitadas por Abraham en su migración desde Ur de los Caldeos hasta la tierra de Canaán, La extensión del imperio de Ebla, sus intensas relaciones comerciales con Ur y Canaán, la existencia de numerosos núcleos urbanos en aquella época, todo ello constituye un marco coherente con el indicado en Génesis como trasfondo de los patriarcas.
A pesar de todos los problemas aparecidos en las excavaciones de Ebla, de las presiones políticas y de las diferencias resultantes entre los investigadores, de las declaraciones y retractaciones, es evidente que los hallazgos de Ebla son de gran importancia por su relación con la Biblia. Freedman (véase Bibliografía) considera que estos descubrimientos son de tal magnitud que deben ser tomados como base para la reevaluación de las posturas que se han mantenido hasta el presente acerca de la transmisión de la tradición bíblica. Asume él la postura de que la precisión bíblica en el registro de nombres y lugares exige la existencia de material escrito que cubra el periodo entre la época de los patriarcas y la de la redacción última del texto («The Tell Mardikh Excavations, the Ebla Tablets, and Their Significance for Biblical Studies», Near Eastern Archaeologist Society Bulletin (13[1979], p. 35). (Véanse también ABRAHAM, MARI, NUZU, UGARIT.)
Santiago Escuain
Bibliografía
- Dahood M.: «Ebla, Ugarit and the Bible» en The Archives of Ebla (Doubleday Garden City, N. Y., 1981)
- Freedman D. N.: «The Real Story of the Ebla Tablets», Biblical Archaeologist, vol. 41, dic 1978, PP 143-164.
- Matthiae, P.: Ebla: an Empire Rediscovered (Doubleday, Garden City, N Y, 1980)
- Merrill, E. H.: «Ebla and Biblical Historical Inerrancy», Bibliotheca Sacra (vol. 140, nº 560, oct.-dic. 1983, pp. 302-321);
- Pettinato, G.: The Archives of Ebla (Doubleday, Garden City, N.Y. 1981);
- Wilson, C.: Ebla Tablets-Secrets of a Forgotten City (Master Books, San Diego, 1977).
Artículo procedente del Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, de Editorial CLIE,
Samuel Vila y Santiago Escuain, redactores
(CLIE, Terrassa 1985, 1185 pp.).

Muralla Bronce Medio