La exposición cuenta ya con el reclamo de una pieza sensacional fuera: la colosal estatua de Khamerernebty, hija de Keops, que alude a las excavaciones pioneras del conde Vicente de Galarza, en Giza, en 1907. La exhibición propiamente dicha, sobria y efectiva, muy bien presentada, compuesta por 137 piezas y que puede visitarse hasta el 6 de junio (se está estudiando que pueda viajar a España), arranca con la puerta de la tumba de Sennedjem, excavada en 1886 por el verdadero primer egiptólogo español, Eduard Toda.
Senedjem y su esposa
Esa preciosa puerta simboliza, explicó Pérez Die, comisaria de la exposición, “nuestra propia entrada en la egiptología”.
Después pueden verse objetos únicos excavados por Toda: la caja de canopos (para las vísceras), el sarcófago y la tapa antropomorfa de la momia de Sennedjem, el justificado. El propio Sennedjem participa en la fiesta, pues su momia permanece en el interior del ataúd. A Toda, hombre divertido , al que le gustaba disfrazarse él mismo de momia le hubiera encantado ver su trabajo destacado tan prolijamente. Su capacidad de evocación no ha sido superada por sus sucesores; hay que ver cómo describía los restos humanos esparcidos por la arena, los cráneos “cuya órbita conserva el apagado ojo del difunto”, las mandíbulas “que guardan aún la lengua”, todo ello “pasto de las hienas y festín de los chacales”. ¡Eso sí que era crear afición! Unas fotos recuerdan el papel decisivo para la egiptología española de la colaboración de España en el salvamento de los templos de Nubia en los años sesenta.
Templo de Debod,Madrid, regalo de Egipto por la ayuda española para el salvamento de los templos de Nubia.
ya que en los años sesenta del siglo XX, como consecuencia de la construcción de la gigantesca presa de Sadd el Ali en Asuán , Egipto y Sudán fueron testigos de una serie de fenómenos de trascendencia tal importancia en el valle del Nilo.
En la sala 44 se encuentra uno de los primeros objetos de Oxirrinco, entre ellos una contundente tapa de sarcófago saíta de piedra y una vitrina con el asombroso contenido de un nicho ceremonial del templo de Osiris que se excava en el lugar.
Puerta del Osireion de Oxirrinco.templo subterráneo dedicado a Osiris, el segundo más grande de Egipto y el único que se conserva íntegro.
En el sector del Osireion, y dado que la bóveda natural del hipogeo está en proceso de restauración, los trabajos se centraron en la búsqueda de la superestructura de la catacumba que albergó muchos simulacros de momias pertenecientes al dios Osiris. Búsqueda que se ha visto coronada por el éxito al excavarse gran parte del muro de cierre del santuario, que con mucha probabilidad se edificó en superficie. Más importante aún ha sido la localización de una entrada monumental que se adentra en el subsuelo, muy próxima a la sala donde yace la estatua de Osiris. El nuevo acceso descubierto está construido en su parte más inferior con bloques calizos esmeradamente tallados y aparejados. Todo hace pensar que este umbral también puede ser la entrada a nuevos conocimientos sobre los todavía misteriosos ritos osiríacos
Las excavaciones de Heracleópolis se llevan la parte del león de la exposición y todo el mundo está de acuerdo en que es lo justo: fantásticas estelas de falsa puerta, los canopos de la sacerdotisa Tanetamun,
un collar de lapislázuli, cornalina y oro, el contundente dintel de Osorkon.
Galán ha elegido para representar las tumbas de Dra Abu el Naga que excava objetos sobre todo de madera: maravillosa la galería de rostros de tapas de ataúdes, en diferentes colores, negro, amarillo, rojo. El resto de los trabajos españoles -a excepción del de Cervelló, del que se exhiben varios bloques con inscripciones- están representados sólo por información en un gran panel. Sin embargo, ayer casi nadie se quejaba por un quítame allá ese adobe. Olvidados o aparcados los celos y las rencillas, abrazados en un ejemplar acto de camaradería, nuestros egiptólogos vivían la fiesta de lo más felices. Valor y al toro (Apis). ¡Podemos!, por Isis, ¡podemos!
Algunos de los hitos de la egiptología española:
- 1886. El cónsul Eduard Toda i Güell excava la tumba de Sennedjem en Deir el Medina (necrópolis tebana Luxor). Halla la momia del propietario y 18 más de la familia.
- 1907. El conde Vicente de Galarza halla una tumba de la Dinastía XVIII en el área de Giza, cerca de la esfinge.
- 1961-1964. Excavaciones
en Nubia, en el contexto
de la acción internacional de salvamento de los yacimientos amenazados por la presa de Asuán. De premio, nos regalan el templo de Debod.
- 1966-1979 y 1984-2009. Investigación y excavación de Heracleópolis Magna (Ehnasya El Medina), sede de los faraones de las dinastías IX y X.
- 1992-2009. Excavación de Oxirrinco (El-Bahnasa). Desde 2001 se desentierra un misterioso y peligroso templo subterráneo de Osiris que no cesa de deparar sorpresas.
- 2002-2009. Excavación de las tumbas de Djehuty y Hery en Dra Abu el Naga (necrópolis tebana, Luxor). Hallados objetos excepcionales como la Tabla del Maestro. En la última campaña se descubre la cámara funeraria de Djehuty, con jeroglíficos y pinturas, y varias piezas de oro de su ajuar.
Como broche de oro a una etapa que se inició hace 120 años, el Museo de El Cairo exhibe una selección de los tesoros encontrados por excavaciones españolas en Egipto.
El ministro de Cultura, César Antonio Molina (i), escucha las explicaciones de la comisaria de la exposición “120 años de arqueología española en Egipto”, Carmen Pérez Díez, durante la inauguración de la exposición hoy en el Museo Nacional de Arqueología de El Cairo. EFE
Organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y el Ministerio de Cultura, “120 años de arqueología española en Egipto” reivindica la aportación española a la investigación de la historia del antiguo Egipto a lo largo de más de un siglo de campañas.
Objetos funerarios, mobiliario, sarcófagos, cerámicas, esculturas, 130 piezas originales extraídas de yacimientos excavados por españoles forman la muestra presentada hoy por el ministro de Cultura, César Antonio Molina.Ahí estaban Mari Carmen Pérez Die, de Heracleópolis; Josep Padró, de Oxirrinco; José Manuel Galán, de Dra Abu el Naga -que en una iniciativa que le honra se trajo a su capataz, el inconmensurable rais Alí, para homenajear a todos los trabajadores egipcios-; Josep Cervelló, de Kom El-Khamasin; Luis Gonzálvez, de Meydum y Sharuna; Myriam Seco, que excava el templo funerario de Tutmosis III… Incluso se dejó caer Eduard Porta, el hombre vivo que más ha intimado con Nefertari.
Daban ganas de gritar, como hizo aquel dragón francés durante la expedición de Bonaparte a los científicos en medio de un ataque mameluco: “¡Los asnos y los sabios en medio!”. Han traído con ellos, los sabios, cosas maravillosas pero sobre todo su arrojo, su ilusión y su ejemplo
Para el ministro, esta exposición supone “saldar la deuda de agradecimiento que tenemos los españoles con nuestros arqueólogos, sobre todo con los que han trabajado durante los últimos 120 años en Egipto”.
Para este homenaje se han traído algunas de las piezas fundamentales que se han encontrado, comentó el ministro quien aseguró que este proyecto no se va a quedar sólo en una exposición.
“De aquí va a salir el compromiso de que por primera vez nos vamos a tomar en serio la arqueología y a los arqueólogos” y aunque los medios “no son siempre los que queremos, trataremos de aumentar el dinero”, agregó.
(¡Pues menos mal¡…..¡Más vale tarde que nunca ¡)
Molina anunció que se está en conversaciones para que esta exposición viaje a España “aunque no es fácil que dejen salir las piezas”.
La comisaria de la muestra, Carmen Pérez Die, manifestó que nunca pensó que se pudiera organizar una exposición como ésta, aunque por condiciones de espacio no se han podido traer piezas de todas las excavaciones, por lo que se han elaborado grandes paneles informativos.
Pérez, conservadora del Museo Arqueológico Nacional de Madrid y directora de la misión arqueológica de Heracleópolis Magna, ha dedicado la parte exterior de la sala a los pioneros como Eduardo Toda, que descubrió en 1886 “La tumba de Senenndjem”.
Situada en Deir el Medina, en la orilla oeste de Luxor, es una de las pocas que ha llegado intacta a manos de los investigadores, así como la primera excavada y estudiada por un arqueólogo español.
El visitante puede contemplar una docena de piezas procedentes de esta excavación como la puerta policromada de la tumba de Sennendjem; el sarcófago, una silla y un taburete también policromados.
En este espacio está también la Tumba “Galarza”, excavaciones dirigidas en 1907 por Vicente de Galarza, que encontró al oeste del Templo de la Esfinge en Giza una tumba de la que se han traído una estatua de una mujer sentada en una silla y una estatua acéfala.
Finaliza el apartado con las “Excavaciones españolas en Nubia”, dirigidas por Martín Almagro Basch entre 1961 y 1964, y en las que España participó muy activamente debido a que la Baja Nubia iba a quedar inundada por la construcción de la presa de Asuán.
Entre las compensaciones que recibió España figura el Templo de Debot y la concesión del yacimiento de Heracleópolis Magna fue la sede de los soberanos de las Dinastías IX y X (2160-2040 a.C.).
El quinto apartado profundiza en “El yacimiento de Oxirrinco, dirigido por Josep Padró desde 1992 y célebre por la cantidad de papiros que ha proporcionado.
Igualmente se incluyen piezas de las tumbas de Djehuty y Hery en Dra Abu El-Naga (Luxor), excavaciones dirigidas por José Manual Galán.
Proyecto:
Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y de la Dirección General de Política e Industrias Culturales
Organizan:
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (Ministerio de Cultura)
Dirección General de Política e Industrias Culturales (Ministerio de Cultura)
Supreme Council of Antiquities
Museo Egipcio de El Cairo
Colaboran:
Embajada de España en El Cairo
Fundación Aga Khan
Institut Français dArchéologie Oriental
Instituto Cervantes de El Cairo (Ministerio de Asuntos Exteriores)
Comisarias:
M. Carmen Pérez Die
Wafaa el Sadek
Coordinadores:
Myriam Seco Álvarez
Feliciano Novoa
Miguel Pedrazo
Hisham El-Leithy
Diseño de la exposición:
Estudio Blg
Montaje:
Alcoarte
Fundación Aga Khan
Sede y fechas
Museo Egipcio de El Cairo
Del 6 de abril al 6 de junio de 2009
La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), la Dirección General
de Política e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, el Supreme Council of
Antiquities y el Museo Egipcio de El Cairo conmemoran el 120 Aniversario de las
excavaciones españolas en Egipto con una exposición que reivindica la decisiva
aportación española a la investigación de la historia del antiguo Egipto a lo largo de más
de un siglo de campañas arqueológicas y excavaciones, desde la primera misión
arqueológica llevada a cabo por Eduardo Toda hasta nuestros días.
La exposición, que cuenta con la colaboración del Instituto Cervantes de El Cairo, la
Embajada de España en El Cairo, la Fundación Aga Khan y el Institut Français
dArchéologie Oriental, reúne más de 130 piezas originales -objetos funerarios,
Auguste Ferdinand Mariette y que dirigía Masperó cuando Toda llegó a El Cairo. Sin embargo, con la prohibición de hacer excavaciones y vender las antigüedades no se solucionó el problema, pues los saqueos se siguieron incrementando. Por ello, en 1883 se autorizó a todos los residentes del país del Nilo a hacer excavaciones arqueológicas en yacimientos siempre que se hiciera una petición oficial previa a la Dirección de Antigüedades que estudiaba la propuesta y concedía la autorización. Todos los objetos encontrados se almacenaban en un lugar seguro. Al final de la excavación se hacían dos lotes y el director de la excavación podía elegir entre ambos.
En este ambiente fue descubierta la tumba de Sennedjem. Salam Abu Duhi, vecino de
El Qurna, junto con otros tres amigos suyos, había solicitado permiso para excavar en la
necrópolis de Deir el Medina, un lugar en el que no se pensaba que pudieran hacerse
grandes hallazgos, pero inesperadamente dieron con esta tumba intacta. Se pusieron en
contacto con Masperó y el grupo de expertos que le acompañaban y éste le encargó
Eduardo Toda la catalogación y excavación de la tumba.
Para acceder a la tumba de Sennedjem, Toda y su equipo tuvieron que bajar por un pozo
de cuatro metros de profundidad. En el fondo aparecía una estrecha galería, de unos dos
metros que daba acceso a una cámara de tres metros de ancho por cinco metros de alta,
tallada en la roca y sin ningún tipo de decoración. En el lado oeste de esta cámara se
abría otro pozo de un metro de profundidad, que daba acceso a la verdadera cámara
funeraria utilizada por la familia Sennedjem como enterramiento. La entrada a esta
cámara funeraria aún se encontraba sellada por una puerta de madera policromada,
pintada por las dos caras.
Las paredes de esta cámara se encontraban decoradas con pinturas de gran calidad y
excelente estado de conservación: Sennedjem con su esposa jugando al senet, junto a
otros temas funerarios convencionales: la momia depositada en una cama funeraria
flanqueada por Isis y Neftys o por Anubis, la adoración del matrimonio ante diversas
divinidades, la realización de los trabajos agrícolas en los campos de la divinidad.
Además, la cámara albergaba los cadáveres de la familia. Los descubridores
contabilizaron nueve de ellos enterrados en sus sarcófagos, mientras que otros once
yacían directamente sobre la arena. En el suelo apareció todo el ajuar funerario: cajas de
canopos, ushebtis y cajas de ushebtis, recipientes de barro, muebles, estatuas, cestas de
mimbre y ofrendas.
Tras las investigaciones, Toda pudo establecer que la tumba fue originariamente
propiedad de Sennedjem “servidor de las invocaciones en la casa de la verdad”. A su
muerte, su hijo Khonsu desempeñó el mismo cargo pero con el paso de los años vino a
menos, coincidiendo con el final de la época ramésida, lo que explica que los últimos
miembros fueran enterrados sin ningún tipo de lujo.
Además de copiar y publicar todas las inscripciones encontradas en la tumba de
Sennedjem, Toda y su equipo recuperaron las piezas del ajuar funerario así como la
momia de Sennedjem, descrito como “aquel que escucha las invocaciones en la sala de
la verdad”, título que correspondía a funcionarios encargados por el monarca de la
vigilancia y construcción de las necrópolis reales; así como las momias de algunos
descendientes entre las que se encuentra la de su hijo Khonsu.
En este apartado de la exposición se pueden ver una docena de piezas procedentes de esta excavación como la puerta policromada de la tumba de Sennedjem; una silla y un taburete también policromados; una caja de canopos (vasos que contienen las vísceras de los difuntos lavadas y embalsamadas para mantener a salvo la imagen unitaria del cuerpo); varios jarros de cerámica decorados con policromía y dos ushebtis o respondientes (figurillas que sustituyen al difunto cuando éste es llamado para trabajaren los campos de la divinidad) así como dos cajas para albergarlos. El visitante también podrá ver el sarcófago de Sennedjem, en madera policromada y forma momiforme. Alos pies del sarcófago aparece representada la diosa Isis y en la cabecera la diosa Neftiscon los brazos levantados y con el signo Ankh, símbolos de la vida, colgados sobre ambos codos. Tanto Isis como Neftis son diosas conocidas como los dos milanos por ser las plañideras de Osiris, pues asocian el graznido del milano al lloro de una plañidera.Es muy habitual encontrar a ambas diosas en la cabecera y los pies de los ataúdes. En la parte superior del sarcófago tenemos una decoración simétrica y de arriba hacia abajo se representa a Anubis recostado. En la última escena, próxima a los pies del ataúd, una bellísima imagen de Sennedjem arrodillado bajo el árbol ishet, árbol de la vida y recibiendo el agua de éste. Por último, a ambos laterales del ataúd tenemos a los dioses Happy, Anubis, Kebehsenuef y Thot y líneas de texto cruzadas con palabras atribuidas a los dioses en una forma muy habitual que comienza con “palabras dichas por…” En la tapa de arriba, el difunto lleva el shendit largo pintado de blanco, los brazos apoyados sobre ambas ingles, el pecho descubierto y adornado con pectoral, brazaletes y las uñas pintadas de blanco. Tiene una inscripción entre las piernas que dice: “en el lugar sobre occidente de Tebas Sennedjem, el justificado”. Por último, a los pies se representa a Isis agachada, con los brazos levantados y con amuletos ankh que cuelgan de los codos.
2. Tumba “Galarza” (De Kha’Merernebti) (Excavaciones dirigidas por Vicente de
Galarza en 1907)
En 1908 personajes públicos de la sociedad civil egipcia crearon la Universidad de El
Cairo según los cánones de las universidades europeas. El único español que fue
nombrado profesor fue el conde Vicente de Galarza que comenzó la enseñanza de la
filosofía contemporánea en lengua árabe, aplicando un método crítico e influyendo
notablemente entre sus alumnos algunos de los cuales fueron destacadas figuras del
pensamiento, la cultura y el periodismo egipcio como Taha Husein, Zaki Mubarak,
May Ziadeh, etc.
Un año antes, el 28 de marzo de 1907, el Service des Antiquités d’Egypte había
concedido permiso al conde de Galarza para excavar una loma arenosa, que llegaba
hasta los 20 metros de alto en algunos puntos, situada al sur de la pasarela de Kefrén y
al oeste del Templo de la Esfinge en Giza. Pronto encontró una tumba denominada hoy
la tumba “Galarza”, en honor de su descubridor
Sus trabajos fueron continuados por el egiptólogo Ahmed Bey Kamal, quien se
encargó de retirar numerosas capas de escombros cuyos niveles superiores se
remontaban a la Dinastía XVIII (del siglo XIV al XVI a. C). El único lugar donde
encontró piedra fue en una pequeña zona próxima a la entrada de una tumba. En la
esquina noreste había una estatua de una mujer sentada en una silla cúbica de 2,30 m
de altura, lo que la convierte en la única estatua de dimensiones colosales del Reino
Antiguo. La estatua está muy deteriorada por la humedad por lo que no pueden
reconocerse los rasgos de su rostro redondo ni tampoco detalles de sus manos, que
reposan sobre las piernas.
A ambos lados de sus piernas aparecían inscripciones con el nombre de “Khamerernebty” y sus títulos, al igual que en algunos lugares de las paredes de la tumba. Unos títulos que, sin embargo, por sí solos no bastan para identificar al personaje pues los especialistas dudan si se trata de Khamerernebty I (supuestamente hija de Keops, esposa de Kefrén y madre de Micerinos) o de Khamerernebty II (esposa de Micerinos).
El 7 de febrero de 1909, Georges Daressy sustituyó a Ahmed Kamal en Giza y
comenzó a retirar la arena del interior de la tumba “Galarza”. Once días más tarde
terminó de descubrir toda la piedra de la zona y trazó un plano.
Cerca de la pared sur, Daressy encontró tres estatuas muy deterioradas por las
inclemencias del tiempo, así como una figura femenina relativamente bien conservada,
por estar hecha en calcosilicato. Aunque carece de inscripción y han desaparecido la
cabeza y las piernas de esta efigie, los expertos parece que siguen coincidiendo en que
probablemente pertenezca a la misma reina que encontró Kamal. Aquí Khamerernebty
aparece de pie, apoyada sobre un pilar trasero, y sobre el vestido lleva un largo manto
plisado verticalmente. El sofisticado vestido y el hermoso manto que lo envuelve sólo
estaban al alcance de personas importantes, por lo que sin duda, las dos estatuas de la
tumba “Galarza” reflejan el poder de los faraones de la Dinastía IV.
En este apartado de la muestra el visitante podrá ver la gran estatua de la reina
Khamerernebty, que duplica el tamaño natural, no existiendo nada comparable en el
Reino Antiguo a excepción de la colosal cabeza de granito rojo del rey Userkaf que
debió formar parte de otra estatua de grandes dimensiones. La reina está sentada en un
trono cuadrado de bajo respaldo que continua con un estrecho pilar por la espalda
llegando hasta los hombros. La reina viste una túnica ceñida hasta media pierna y está
tocada con una peluca tripartita larga. El cabello es muy abundante en la parte superior
de la cabeza y traza una sutil curva sobre su frente. Su rostro es redondeado pero
desgraciadamente sus facciones se han perdido. Dos columnas verticales de inscripción
situadas en la parte frontal del trono y flanqueando las piernas, mencionan su nombre y
sus títulos: “La hija mayor del rey de su cuerpo, esposa real, sacerdotisa de Horus y
Seth “Kha-merer-nebty”. Junto a ella se podrá ver también la escultura de calcosilicato
sin cabeza en la que la reina está representada de pié, apoyada en un estrecho pilar, en
actitud de marcha con la pierna izquierda adelantada. Viste una túnica plisada que sujeta
con tirantes; esta túnica envuelve dos veces su cuerpo dejando al descubierto el hombro
y el brazo izquierdo. La reina coloca su mano derecha sobre el pecho, mientras que el
brazo izquierdo está apoyado a lo largo del cuerpo con la palma de la mano abierta. La
vestimenta de la reina es única en toda la escultura del Reino Antiguo.
3. Excavaciones españolas en Nubia (Excavaciones dirigidas por Martín Almagro
Basch entre 1961 y 1964)
Nubia designa el territorio atravesado por el Nilo Medio entre Asuán (Egipto) y Jartum
(Sudán). En la antigüedad Nubia fue un territorio independiente llamado Wawat o Baja
Nubia y Kush o Alta Nubia. En ambas regiones se desarrollaron una serie de culturas
autóctonas que establecieron contactos con sus vecinos. En ciertas épocas fueron los
egipcios los que ocuparon Nubia; en otras, fueron los soberanos kushitas los que se
apoderaron del trono de Egipto. Las luchas por el control del comercio entre el
Mediterráneo y el corazón de África, así como de los productos y bienes de prestigio, de
los hombres y de los territorios fueron constantes, pero estos contactos supusieron
también el mutuo reconocimiento de sus caracteres específicos y el descubrimiento de
unas concepciones religiosas, funerarias y tecnológicas diferentes
.
En 1959 la Baja Nubia, que ocupaba parte de Egipto y parte de Sudán, concretamente el
territorio situado entre la primera y la segunda catarata del Nilo, iba a quedar inundada
con motivo de la construcción de la presa de Asuán, lo que suponía la pérdida de todos
los yacimientos, monumentos y restos antiguos. Ante esta perspectiva, la UNESCO hizo
un llamamiento oficial solicitando ayudas económicas, personal técnico y misiones
arqueológicas. Desde el inicio de la campaña hubo un amplio espíritu de colaboración
entre muchos países y pronto se formaron un buen número de expediciones que se
constituyeron en la vanguardia de la campaña. En nuestro país se creó el Comité
Español para el Salvamento de Nubia, dirigido por Martín Almagro Basch, y un equipo
de arqueólogos españoles se incorporó de inmediato al proyecto, trabajando
intensamente entre 1961 y 1964.
Las excavaciones españolas se realizaron en la Nubia egipcia en Sheik Daud, y en
Masmás (cementerio de Nag Gamus), y en la Nubia sudanesa en el área de Argín
(cementerios de Nag Shayeg, Nelluah y Nag el Arab) así como en las islas de Ksar ico y
Abkanarti. En total se excavaron dos yacimientos prehistóricos, tres poblados cristianos,
unos trescientos conjuntos de arte rupestre, y varias necrópolis de distintas épocas: seis
faraónicas, cinco meroíticas, tres cristianas, cuatro del “Grupo C” y dos del “Grupo X” -
de acuerdo con la denominación dada por el arqueólogo americano Reisner a las
culturas autóctonas de Nubia- con más de 1.500 tumbas. Al final de la campaña, España
recibió de Egipto como compensación varios miles de objetos hallados en las
excavaciones que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional; la concesión del
yacimiento de Heracleópolis Magna, donde se sigue excavando en la actualidad y el
Templo de Debod dedicado a Amón y a Isis e instalado hoy en Madrid. El núcleo inicial
de este templo fue erigido por Ptolomeo IV Filopator y decorado posteriormente por el
rey nubio Adjalamani. Posee varios añadidos de época ptolemaica y romano imperial.
Este apartado de la muestra reúne fotografías y paneles que documentan el Templo de
Debod así como las excavaciones y los hallazgos de los investigadores españoles que
supusieron el conocimiento de toda la secuencia histórica de Nubia, desde el Neolítico
hasta la época islámica.
4. Proyecto de investigación y Excavación de Heracleopolis Magna (Ehnasya El
Medina) (Excavaciones dirigidas por Martín Almagro Basch, de 1966 a 1979, y por
M. Carmen Pérez Díe, desde 1984 hasta la actualidad).
La actual Ehnasya el Medina, Heracleópolis Magna de los griegos y Nen-nesut de los
antiguos egipcios, fue la capital del XX nomo (provincia) del Alto Egipto. Esta ciudad,
situada en el Medio Egipto, constituye el primer yacimiento egipcio otorgado en 1966 a
los españoles y cuyo primer director fue Martín Almagro Basch. Desde 1984 hasta la
actualidad han tenido lugar veinticinco campañas de excavación continuadas, que han sido
dirigidas por M. Carmen Pérez Die, comisaria de esta exposición.
Heracleópolis Magna fue la sede de los soberanos de las Dinastías IX y X (2160-2040
a.C.). Las construcciones del Faraón Ramsés II son muy numerosas y el protagonismo de
Ehnasya durante el Tercer Periodo Intermedio (Dinastías XXI-XXV) se confirma con la
presencia en la ciudad de libios, fenicios y sudaneses. En época greco-romana
Heracleópolis mantuvo su importancia y posteriormente los coptos hicieron de Ehnasya
uno de sus centros de cultura. La divinidad principal, Herishef, identificada por los griegos
con Heracles, de donde surgió el nombre de Heracleópolis Magna, constituyó un dios
esencial en el pensamiento religioso egipcio. En la actualidad la misión española está
realizando trabajos de limpieza y puesta en valor de su templo en Heracleópolis.
Las excavaciones se han centrados en dos cementerios. El primero data del Primer
Periodo Intermedio y los inicios del Reino Medio (Dinastías IX-XI, 2160-1991 a.C.) y
alberga los cuerpos de dignatarios y funcionarios que se relacionaron con el entorno de
la corte real instalada en la ciudad durante la llamada época heracleopolitana, así como
los de aquellos que vivieron durante los primeros años del Reino Medio. La excavación
ha proporcionado tumbas con cámaras de piedra y de adobe abovedadas, asociadas a
estelas de falsa puerta y a mesas de ofrendas con los nombres y los títulos del difunto.
Asimismo, han sido encontradas dos tumbas decoradas con pinturas que recogen temas
funerarios, fundamentalmente procesiones de ofrendas y textos rituales. Se ha
confirmado que la necrópolis fue saqueada intencionadamente, incendiada y en parte
destruida, quizá por los tebanos tras la guerra civil que asoló el país a finales del Primer
Periodo Intermedio.
De esta primera necrópolis la exposición alberga tres estelas policromadas de falsa
puerta (situadas en la capilla de las tumbas para separar el mundo de los vivos y el de
los muertos y en las que aparece representado el propietario de la tumba así como el
oficio o cargo que desempeñaba). Las que se pueden ver en este apartado pertenecen a
la “concubina real” Meret, a Ipy, “conocido del Rey” y a Khety, “amado verdadero de
su señor, sacerdote funerario y superintendente de los almacenes del vino”. El visitante
también podrá ver dos mesas de ofrendas anónimas. Las mesas de ofrendas fueron la
figuración estilizada en piedra de la esterilla de junco o papiro colocada ante la tumba
sobre la que se servía la comida y la bebida para el difunto; contenía en su origen una
escudilla con agua y alimentos, es decir la ofrenda, que los egipcios llamaron “hetep”. Al
representarlas como monumentos aislados adoptaron la forma cuadrada, con un pico por el
que caía el agua que se vertía sobre ellas. La superficie superior se podía cubrir con
representaciones en relieve de productos alimenticios y recipientes para líquidos. Estos
objetos se colocaban delante de la estela de falsa puerta.
En este apartado de la exposición también pueden verse dos fragmentos de paredes. En
el primero se representa a un pastor mientras que el segundo contiene un relieve con dos
escenas de cocina superpuestas. En el registro superior de esta última aparecen dos
hombres que están realizando trabajos seguramente relacionados con la elaboración de
la cerveza, uno de los elementos básicos, junto con el pan, de la dieta egipcia. La
inscripción que le acompaña relata Llenado de la jarra-des por el udepu. En el centro
del registro inferior se encuentra una gran marmita semicircular llena de carne y
pescado; a su derecha, el cocinero sujeta con ambas manos un pincho en el que ha
insertado un trozo de carne que retira del recipiente para verificar el grado de cocción.
Enfrente, el ayudante trae un pescado para añadir a la marmita. Esta escena está relatada
en la inscripción Mira! esto está cocinándose. Tomándolo y asando la carne. En la
escena inferior, cuya iconografía no se conserva, podrían aparece trabajos de panadería
ya que en la inscripción puede leerse: “amasando/mezclando la mas(a)….No está
(?)…Amasado por el sirviente.
La otra necrópolis excavada por los españoles ha podido fecharse principalmente entre
las Dinastías XXII y la XXV (mediados del siglo IX hasta mediados del siglo VII a.C.),
aunque también han aparecido restos de otras tumbas de la Dinastía XXI en los que se
menciona a los masauesh, la tribu libia que tomó el poder y gobernó Egipto durante la
Dinastía XXII. Las tumbas de este cementerio fueron la última morada de los altos
dignatarios locales, de los sacerdotes, de los gobernadores y de los militares de alto
rango que se hicieron acompañar de ajuares funerarios acordes con su jerarquía, como
vasos canopos, vasos de alabastro, collares de oro, ushebtis y escarabeos de corazón.
Durante la Dinastía XXV (finales del siglo VIII, primera mitad del VII a.C.), se constata
una reutilización masiva de la necrópolis por lo que los ajuares que acompañaron a estos
enterramientos se limitaron a simples escarabeos (amuletos de vida y poder, con forma
de escarabajo que representaba al Sol naciente y era símbolo de la resurrección en la
mitología egipcia), amuletos y algunos collares de fayenza.
El visitante podrá ver varios objetos recuperados de la tumba de Tanetamón, sacerdotisa y
superiora del harem de Herishef como un pedestal (en dos partes); cuatro vasos canopos y
un ojo “udjat” de plata. Este último objeto fue elegido por la sacerdotisa como amuleto
para proteger su cadáver como lo había sido antes el de Osiris. De acuerdo con la
mitología egipcia, Horus libró una batalla contra Seth, perdiendo un ojo que fue
fragmentado en seis pedazos, más tarde reconstruidos por la magia de Thot. Para
designarlo como “udjat”, es decir “en buena salud, puro”, catorce divinidades
recompusieron su pupila con ayuda de elementos tomados de los reinos mineral y vegetal;
cada sustancia evocaba un aspecto de Horus y una etapa en la reconquista de su ojo que
pronto se convirtió en un amuleto de salud. Una vez reconstruido, Horus se lo ofreció a su
padre Osiris, llegando a ser símbolo de la ofrenda.
Este apartado de la exposición incluye también un collar de lapislázuli, cornalina y oro
recuperado de una tumba anónima; cuatro vasos canopos hallados en la última morada del
sacerdote Ankhesmatauy y una selección de ushebtis encontrados en la tumba del
sacerdote Ipy.
5. El yacimiento de Oxirrinco (El-Bahnasa, Mina) (Excavaciones dirigidas por
Josep Padró desde 1992).
Oxirrinco es una ciudad faraónica (Permedyed) y grecorromana, situada a unos 200 km
al sur de El Cairo, junto a la orilla izquierda del Bahr Yussef, que fue capital del nomo
XIX del Alto Egipto. El yacimiento, célebre por la ingente cantidad de papiros que ha
proporcionado, sobre todo escritos en griego, no había sido objeto sin embargo de
trabajos arqueológicos desde los años treinta hasta 1982, en que el Servicio de
Antigüedades egipcio inició excavaciones en la posteriormente denominada Necrópolis
Alta. En 1992 se constituyó la Misión Mixta Hispano-Egipcia que, desde entonces y
hasta 2008, ha proseguido de manera ininterrumpida, a razón de una campaña anual, las
excavaciones en el yacimiento, dirigidas en la actualidad por Josep Padró.
Oxirrinco es uno de los yacimientos de mayor extensión puesto bajo la responsabilidad
de una misión española en Egipto. El recinto amurallado de la ciudad mide 2 x 1,5 km
aproximadamente, pero más allá de estos muros se siguen hallando restos y
monumentos hasta una distancia de varios km. en todas direcciones.
Los trabajos de la Misión española se concentraron desde un primer momento en el
conjunto de la ciudad, usando para ellos diversos métodos (sondeos, radar, fotos
aéreas), sobre todo en la Necrópolis Alta, que se encuentra dentro del recinto
amurallado de la misma. Esta necrópolis tiene tres fases esenciales de ocupación. La
más antigua corresponde a tumbas monumentales de piedra, con cámaras cubiertas con
bóvedas de cañón, pertenecientes al Período Saíta (Dinastía XXVI, siglo VI a. C.). En
dichas tumbas se han hallado numerosos sarcófagos antropomorfos de piedra, algunos
cubiertos de inscripciones jeroglíficas, como también los muros de algunas de sus
cámaras. En torno a las tumbas saítas se han hallado también numerosas tumbas
grecorromanas, pertenecientes a la segunda fase de ocupación, de similares
características aunque de menor tamaño. Algunas de ellas poseen decoración pictórica
mural, con escenas mitológicas entre las que destaca la representación de algunos peces
oxirrinco, símbolo de la diosa Tueris, el cual da nombre a la ciudad. Algunas de estas
tumbas monumentales están siendo restauradas por los españoles. Sobre las tumbas de
piedra, por último, se han encontrado estructuras de culto funerario, así como criptas,
inscripciones griegas y pinturas, de época cristiana correspondientes a la tercera y más
moderna fase de ocupación.
Un monumento de excepcional importancia, ubicado a 1,5 km. al oeste de la ciudad, se
empezó a excavar en 2001: se trata de un Osireion subterráneo, único por ahora en
Egipto dado su excepcional estado de conservación y la importancia de sus textos y de
los ajuares funerarios hallados, que documentan el ritual anual consagrado a Osiris. El
templo, llamado Perjef, estuvo en funcionamiento durante la Dinastía Ptolemaica y su
estudio ha exigido importantes y complejos trabajos de consolidación.
Por último, hay que señalar la gran villa fortificada de época bizantina situada
extramuros y al noroeste de la ciudad, que se empezó a excavar en 2005 y que ha
proporcionado ya importante información religiosa y económica.
Este apartado reúne más de una quincena de objetos entre los que destacan varias mesas
funerarias; un sarcófago anónimo; vasos canopos y tapaderas de vasos canopos; grupo
de ushebtis, procedentes también de tumbas anónimas, un vaso de vidiro con forma de
rostro humano encontrado en la fortaleza bizantina y un escarabeo de corazón,
destinado a ser colocado entre las vendas de la momia. Las características morfológicas
del animal, el Scarabaeus sacer, están excelentemente reproducidas en esta pieza. El
escarabeo sagrado, símbolo de Khepri, el sol naciente, era un amuleto muy popular
entre los egipcios que garantizaba su resurrección en el Más Allá. También se pueden
ver tres amuletos de oro de los que acompañaban a la momia del difunto. El primero
representa el nudo sagrado de Isis, de factura bastante tosca; el segundo, un corazón, ib,
de relativa buena factura y el tercero, el ojo indestructible de Horus, u ojo udjat, de
factura regular. Los tres amuletos cuentan con un anillo de suspensión.
6. Las tumbas de Djehuty y Hery en Dra Abu El-Naga (Luxor) (Excavación
dirigida por José Manuel Galán desde 2002)
Dra Abu el-Naga es el nombre moderno que recibe la colina que se eleva en el extremo
norte de la necrópolis de la antigua Tebas, en la orilla occidental de la actual Luxor. Allí
se enterraron los reyes de la Dinastía XVII, c. 1600 a. C., lo que añadió al lugar un
carácter legendario. También muchos nobles al servicio de la monarquía ubicaron allí
sus monumentos funerarios, por lo que la colina acabó teniendo una alta densidad de
enterramientos, siendo utilizada como necrópolis desde la Dinastía XI hasta el Tercer
Periodo Intermedio (c. 2000 – 1000 a. C.).
Una misión Hispano-Egipcia comenzó a trabajar en la parte central de Dra Abu-el Naga,
al pie de la colina, en enero del año 2002. Hasta la fecha se han realizado ocho
campañas arqueológicas dirigidas por José Manuel Galán. El objetivo principal del
denominado “Proyecto Djehuty” es la investigación, documentación, restauración y
publicación de las tumbas de Djehuty y Hery, excavadas una junto a otra en la roca de la
colina.
Djehuty fue un alto dignatario al servicio de la reina Hatshepsut (c. 1480 a. C.). Nació
muy probablemente en la provincia de Hermópolis, en el Egipto Medio, y se trasladó a
la capital, Tebas, para servir en la administración real como “supervisor de los trabajos”
y “supervisor del Tesoro”. Dirigió los trabajos de los artesanos que recubrieron con
electro una pareja de obeliscos que levantó la reina en el templo de Karnak, y a los que
tallaron en madera de cedro del Líbano la barca sagrada de Amón. Por otro lado, fue el
encargado de contabilizar y registrar las “maravillas” que llegaron a Tebas procedentes
del país del Punt (Eritrea/Yemen) en el año 8 de Hatshepsut. Conocemos los detalles de
su vida, su familia, sus creencias y costumbres funerarias a través de las inscripciones y
escenas en relieve que decoran las paredes interiores de su tumba. Su estado de
conservación varía dependiendo del lugar, pues en época antigua corrió agua por dentro,
se encendieron varios fuegos y se abrieron huecos en las paredes para acceder por
dentro a los monumentos funerarios vecinos. Como consecuencia de todo ello, en la
excavación del patio de entrada se han recuperado casi 1000 fragmentos procedentes de
las paredes interiores por lo que las tareas de limpieza, consolidación y restauración del
monumento son una parte esencial del proyecto.
Hery vivió unos cincuenta años antes, al comienzo de la Dinastía XVIII y murió,
probablemente, bajo el reinado de Amenhotep I. La importancia de su monumento
funerario radica en que se conocen muy pocos con decoración fechados en ese reinado.
El cargo que ejerció en vida fue el de “supervisor del doble granero de la esposa real y
madre del rey Ahhotep”, pero tal vez fuera gracias al papel desempeñado por su madre,
llamada Ahmose, como habría conseguido relacionarse con la familia real. Aunque
parte de las escenas en relieve se conserva en relativo buen estado, en la excavación del
exterior han sido hallados unos 200 fragmentos que deberán ser recolocados en los
lugares de las paredes de dónde proceden.
Una veintena de piezas recrean en este apartado los pormenores de la excavación. Entre
ellos se encuentran varios conos funerarios que se moldeaban en arcilla y sobre la base
circular plana se estampaba un sello con el nombre y cargos principales del individuo.
Luego, para darles dureza, se cocían en un horno o se dejaban secar al sol, para después
colocarlos en la fachada de un monumento funerario, empotrados en la roca de la colina
formando una o varias hileras sobre la puerta de entrada. Son característicos de la
antigua Tebas durante la Dinastía XVIII, y suelen tener alrededor de diez centímetros de
diámetro y veinte de largo. Un detalle interesante de los conos funerarios de Djehuty es
el hecho de que su nombre se haya conservado legible, en buen estado, y que, por tanto,
no haya sufrido la misma damnatio memoriae que sufrieron las inscripciones, escenas
en relieve y estatuas de su tumba, tanto de la fachada como del interior. Así, gracias a
los conos funerarios de arcilla, puede confirmarse la identidad del propietario de la
tumba. Un hecho que lleva a pregutarse ¿por qué quienes sistemáticamente golpearon
con saña el nombre y el rostro de Djehuty en todos los rincones de su monumento
funerario dejaron sin tocar su nombre grabado en las decenas de conos funerarios de la
fachada? Tal vez fuera debido a que en aquel momento los conos se habían desprendido
de la fachada, yacían desperdigados por el suelo y la mayoría de ellos estaban ya ocultos
bajo la tierra que rápidamente comenzaba a acumularse sobre el patio de entrada. Esta
circunstancia tal vez pueda servir de pista para hacerse una composición de lugar sobre
cuándo Djehuty sufrió su damnatio memoriae y si habría que relacionarla o no con la de
la reina Hatshepsut, que parece ser ocurrió a finales del reinado de Tutmosis III, en
torno al año 1435 a. C.
En este apartado de la muestra también se pueden contemplar seis ushebtis; tapas de
vasos canopos y un sarcófago de madera pintado de blanco procedente de una tumba
anónima que contenía el cuerpo de una mujer de mediana edad, que fue momificada y
envuelta en un sudario de tela algo tosca, cosida a la espalda y anudada por los pies. La
“Dama Blanca” fue depositada sobre el suelo a nueve metros de la fachada de la tumba
de Djehuty, unos quinientos años después de que éste fuera introducido en su cámara
sepulcral. Su enterramiento fue mucho más humilde que el de su predecesor: se allanó
el terreno y se calzó el ataúd con algunos bloques de piedra de mediano tamaño,
quedando sólo protegida de la intemperie por un pequeño túmulo de piedras y adobes.
También se pueden contemplar varias máscaras o rostros de sarcófagos entre las que
destaca un rostro de ataúd de madera pintado de negro, con las cejas y el contorno de los
ojos marcados en amarillo. Las inscripciones y figuras que habrían decorado la caja del
ataúd también habrían estado pintadas en amarillo. La combinación de estos dos colores
comienza a utilizarse para pintar los ataúdes a comienzos de la Dinastía XVIII,
aproximadamente bajo el reinado de Hatshepsut–Tutmosis III, y se mantiene en boga
hasta el final de la dinastía. El color negro, al igual que el verde, simboliza la capacidad
de volver a la vida, de renacer, de resucitar, por lo que se utilizaba para colorear la piel
en las representaciones del dios Osiris y, por su asociación con él, también para pintar
ataúdes. El rostro es redondeado, con ojos grandes, nariz delgada y labios carnosos,
insinuando una leve sonrisa mediante hoyuelos en la comisura de los labios. Estas
características parecen coincidir bien con el estilo de los maestros de época de
Hatshepsut–Tutmosis III. La barba postiza que en su día se colocó debajo de la barbilla
no se encontró.
7. Prospección y documentación epigráfica en Saqqara. Necrópolis de Kom El-
Khamasin (Excavación dirigida por Josep Cervelló en 1997)
Kom el-Khamasin es una pequeña necrópolis de fines del Reino Antiguo y principios
del Primer Período Intermedio situada en Saqqara sur, a unos 3 km. al oeste de la
pirámide de Djedkare Isesi. Su aislamiento y lejanía la ha hecho presa fácil de los
saqueadores. Un peso de piedra inscrito con los nombres y títulos de uno de los
personajes enterrados allí, comprado por H. Brugsch a fines del siglo XIX en Saqqara y
hoy en el Museo de Berlín, prueba que el expolio del lugar viene de antiguo.
En 1997 un equipo del Instituto de Estudios del Próximo Oriente Antiguo (IEPOA) de
la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en colaboración con el Inspectorado de
Saqqara del Supreme Council of Antiquities de Egipto, bajo la dirección de Josep
Cervelló, llevó a cabo una prospección arqueológica en el lugar, durante la cual se
documentaron cuatro bloques de caliza con inscripciones y relieves. En 1999 tuvo lugar
un violento saqueo que destruyó el yacimiento. El Inspectorado de Saqqara pudo
recuperar un total de 62 bloques o fragmentos de bloques de caliza (57) o granito (5)
con inscripciones o iconografía, de los que 52 son elementos de construcción (muros, cubiertas, jambas, dinteles…) y 10 son pequeños fragmentos de estelas de falsa puerta o de mesas de ofrendas.
En 2005 y 2006, un nuevo equipo del IEPOA de la UAB, dirigido por Josep Cervelló,
estudió estos bloques en el marco del proyecto “Documentación epigráfica en Saqqara:
yacimientos de Kom el-Khamasin y Menawat”. Las inscripciones conservadas en los
bloques, aunque muy fragmentarias, proporcionan los nombres y algunos títulos (en un
caso sólo los títulos) de una serie de personajes de la corte menfita de la Dinastía VI y
de tiempos algo posteriores (de 2500 a 2.200 años a.d. C). Entre ellos se debe
mencionar al “amigo único, sacerdote lector, jefe de los auxiliares nubios” de nombre
desconocido; a la dama Khenut, “sacerdotisa de Hathor”, tal vez esposa del anterior; al
“inspector de equipo Seankhhathor-Pepy”, que, por la compatibilidad de los títulos,
podría identificarse con el primero; al “amigo”, “gobernador de instalación real-hut,
chambelán del rey Menkhi”; y al “gobernador”, “sacerdote-sem”, “sacerdote lector en
jefe”, “grande de los jefes de los artesanos” “Imephor, cuyo nombre grande es
Nikauptah y cuyo nombre hermoso es Impy”.
El último de estos personajes es el más importante y el mejor conocido, puesto que
proceden de su tumba 25 de los bloques o fragmentos de bloques de caliza y los 5
fragmentos de bloques de granito. Se trata de Imephor-Impy, “grande de los jefes de los
artesanos”, es decir, sumo sacerdote de Ptah de Menfis, un cargo de gran relevancia en
la corte egipcia de fines del Reino Antiguo (muchos sumos sacerdotes de Ptah fueron
los arquitectos de los reyes, constructores de sus recintos piramidales).
En la exposición se presentan cinco bloques o fragmentos de bloques procedentes de
Kom el-Khamasin, uno con el cartucho del rey Neferkara (Pepi II) y otros tres (entre
ellos, un fragmento de granito) relacionados con Imephor-Impy. Entre ellos destaca la
mitad izquierda de un bloque de caliza con el nombre, títulos e imágenes de Menkhi. En
él el difunto, de nombre Menkhi, aparece representado tres veces de la misma manera:
de pie, mirando hacia la derecha, ataviado con un faldellín plisado, un collar y una
peluca, y sosteniendo con la mano derecha un bastón vertical y con la izquierda una
vara kherep horizontal cuyo mango queda oculto tras el faldellín.
En la última parte de la exposición se pueden ver paneles y fotografías de otras
excavaciones dirigidas, codirigidas o integradas por arqueólogos españoles como la
Misión de la Fundación Arqueológica de Clos en Méydum; el proyecto epigráfico del
Templo de Debod; el proyecto epigráfico de la Universidad de la Laguna en las tumbas
de Harwa y de Pabasa (de la misión italiana en Luxor); la misión hispano-egipcia de
Arqueoastronomía; La tumba de Puiemra; La tumba de Montuemhat; la participación
del Museo Egipcio de Barcelona y el Instituto de Egiptología de la Universidad de
Tübingen en Kom al Akhmar; el proyecto Qubbet el Hawa y el Templo funerario de
Tutmosis III.
Catálogo
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que está dividido en dos partes.
En la primera se pueden leer textos que relatan las excavaciones dirigidas por españoles
en distintos lugares de Egipto así como los trabajos que se han realizado en
colaboración con otros países. La mayoría de estos textos, que guardan un orden
cronológico, han sido escritos por los directores de las excavaciones. También hay un
capítulo dedicado a la conservación del patrimonio. La segunda parte del catálogo está
consagrada a la descripción y al estudio de las piezas que pueden verse en esta
exposición.
Más información:
Gabinete de Prensa SECC / Rosa Valdelomar. Tel: 913100021 ó 616422636 [email protected]
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