22 jun 11

Fue San Bernardo de Claraval, profundo orador de la “virgen” y testigo de milagros místicos, como el de la caída de tres gotas de leche de una imagen de la virgen cuando este se hallaba rezándole, quien inspiró a los caballeros templarios a partir de Francia en busca de los secretos del templo de Salomón en Jerusalem para que a su vuelta se empezaran a construir los templos bajo un complejo simbolismo. Que curiosidad que a Bernardo de Claraval se le apareciera la caída de tres gotas de leche de la virgen; recordemos la leyenda de Taliesin, donde Gwion vigilando el caldero de la inspiración de Cerridwen (uno de los 3 aspectos de la Madre), fue salpicado por tres gotas de su contenido, quemándole el dedo que al llevárselo a la boca le concedió los tres dones del Awen.
Se dice que el diseño y el simbolismo que presenta la catedral se encuentran estrechamente ligados con la Orden de los Caballeros Templarios,
Bernardo de Claraval (en francés: Bernard de Clairvaux) —nacido en Castillo de Fontaine-lès-Dijon (Borgoña) en 1090 y fallecido en el Monasterio de Claraval el 20 de agosto de 1153— fue un monje cisterciense francés y abad del monasterio de Claraval, hoy un establecimiento penitenciario.
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Con él, la orden del Císter se expandió por toda Europa y ocupó el primer plano de la influencia religiosa. Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en los asuntos importantes de la Iglesia. En el cisma de Anacleto II se movilizó para defender al que fue declarado verdadero Papa, se opuso al racionalista Abelardo y fue el apasionado predicador de la segunda Cruzada.
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Es una personalidad esencial en la historia de la Iglesia católica y la más notable de su siglo. Ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa.1
Sus contribuciones han perfilado la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica.2
La Iglesia católica lo canonizó en 1174 y lo declaró Doctor de la Iglesia en 1830.Cuenta la leyenda que fue San Bernardo de Claraval, profundo adorador de la Virgen María y testigo de numerosos milagros místicos, como el de la caída de tres gotas de leche de una imagen de la Virgen cuando se hallaba rezándole, quien inspiró a los caballeros templarios a partir de Francia en busca de los secretos del templo de Salomón en Jerusalén para que a su vuelta se empezaran a construir los templos con un complejo simbolismo.

LA LEYENDA DE TALIESIN Y SAN BERNARDO

Cuenta una antigua leyenda celta qué Ceridwen era una hechicera que vivía en medio del lago Bala Y tuvo tres hijos: Morvran, que era muy hermoso, al igual que su hermana Creirwy (huevo de cristal) de quien se decía que era una doncella luminosa. Pero el tercero, Afag Du (total oscuridad), era el menos favorecido de los hombres.

http://leyendas-paganas.blogspot.com/2008/04/taliesn-y-el-awen.html

Como compensación a su fealdad, Ceridwen decidió preparar en su caldero mágico un brebaje para Afag Du que le otorgara la sabiduría llamada Awen, o espíritu de la inspiración.

Esta pócima la prepararía según las artes de los Fferyllt: debía hervir a lo largo de todo un año más un día, al final del cual se obtendrían 3 gotas capaces de darle el Awen o la inspiración o sabiduría a quien la tomara.

Ceridwen puso a dos personas a cuidar el fuego del caldero mientras ella salía a recolectar plantas: un ciego llamado Morda (gran bien) y un niño llamado Gwion Bach (pequeño inocente).Según la leyenda de Taliesin, Gwion, vigilando el caldero de la inspiración de Cerridwen (uno de los tres aspectos de la Madre), fue salpicado por tres gotas de su contenido, quemándole el dedo, que al llevárselo a la boca le concedió los tres dones del Awen.


Pasó un año entero y en el último momento de la preparación, unas gotas del caldero salpicaron a Gwion quien, al sentir la quemadura en su mano, llevó ésta a la boca para lamerla, recibiendo al instante los tres dones de Awen: la inspiración poética, la profecía, y la capacidad de cambiar de forma voluntariamente. El resto de la pócima se volvió venenosa e hizo explotar el caldero, rompiéndose éste en dos mitades.

Por el recién adquirido don de la profecía, Gwion supo que Ceridwen intentará matarle por haber probado lo que estaba destinado a su hijo, así que usando su capacidad de cambiar de forma se transformó en liebre y hulló velozmente, pero Ceridwen, al darse cuenta de lo sucedido, le persiguió en forma de galgo. Gwion entonces se convirtió en pez, pero ella se transformó, a su vez, en nutria. Él se hizo pájaro, y ella halcón. Entonces Gwion se convirtió en un grano más de trigo en un granero; ella, sin embargo, convertida ya en gallina negra, lo engulló.

El Fuego Sagrado

Este grano de trigo engullido logró preñar el vientre de la hechicera, quien a los 9 meses dió a luz a un bebé de gran belleza. Ceridwen, incapaz de matarle, colocó al recién nacido en una bolsa de cuero que abandonó en el río. El saco con el pequeño fue descubierto el 1º de Mayo por el príncipe Elffin quien, al contemplar al hermoso bebé exclamó:

-Mirad! Tiene el rostro radiante!

Y es así que el niño recibió el nombre de Taliesín, que en galés significa “rostro radiante”.

Taliesín, a pesar de tener tan tierna edad, era capaz de improvisar unos versos perfectos por virtud de Awen, por lo que se le designó poeta privado de Elffin. Más tarde lograró la fama como jefe de los bardos de Gran Bretaña.

Al alcanzar la Awen, Gwion, ya convertido en Taliesín, rememoró su verdadera existencia y habló de su estancia en el Castillo de Arianhrod y de las diferentes vidas que ha ido teniendo, en unos poemas recogidos en el “Libro de Taliesin”.

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Curiosamente a Bernardo de Claraval se le apareciera la Virgen y que ella le hiciese llegar a la boca tres gotas de leche . Esto recuerda la leyenda de Taliesin, donde Gwion vigilando el caldero de la inspiración de Cerridwen (uno de los 3 aspectos de la Madre), fue salpicado por tres gotas de su contenido, quemándole el dedo que al llevárselo a la boca le concedió los tres dones del Awen.
Se dice que el diseño y el simbolismo que presenta la catedral se encuentran estrechamente ligados con la Orden de los Caballeros Templarios.

Organización de la Orden del Temple


En el año 1099, los cruzados recuperaron Jerusalén y los lugares santos de Palestina. Los peregrinos eran atacados y robados en los caminos. Algunos caballerosdecidieron prolongar su voto y dedicar su vida a la defensa de los peregrinos. En 1127, Hugo de Payens solicitó al Papa Honorio II el reconocimiento de su organización.

Recibieron el apoyo del abad Bernardo, sobrino de uno de los nueve Caballeros fundadores y a la postre quinto Gran Maestre de la Orden, André de Montbard. Así, se reunió un Concilio en Troyes para regular su organización.

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Los nueve fundadores del Temple

En el concilio, solicitaron a Bernardo que redactase su regla, que fue sometida a debate y con algunas modificaciones fue aprobada. La regla del Temple fue pues una regla cisterciense, pues contiene grandes analogías con la misma; no podía ser de otra forma ya que el abad era su inspirador. Era típica de las sociedades medievales, con estructuras jerarquizadas, poderes totalitarios, regula la elección de los que mandan y estructura las asambleas para asistirlos y, en su caso, controlarlos.

Los Templarios: monjes y guerreros


Después de esta primera redacción, hubo una segunda debida a Esteban de Chartres, Patriarca de Jerusalén, denominada «regla latina» y cuyo texto se ha mantenido hasta nuestros días.

Representación ficticia de lo que pudo ser el magnífico templo eregido por Salomón, rey de Israel , alrededor del año 976 a.c.

El Templo de Salomón

Bernardo escribió en 1130, el Elogio de la nueva milicia templaria, que asoció a los lugares de la vida de Jesús con infinidad de citas bíblicas. E intentó equiparar la nueva milicia a una milicia divina:

Aspira esta milicia a exterminar a los hijos de la infidelidad…combatiendo a la vez en un doble frente: contra los hombres de carne y hueso y contra las fuerzas espirituales del mal.

Elogio de la nueva milicia templaria.

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2 Comentarios.

  • Manuel de Miguel dice:

    Hugo de Payns acompañó al conde Hugo de Champaña en peregrinación a Tierra Santa en 1104.
    En 1114 volvería con el conde, esta vez para quedarse. A partir de ese momento, tomó cuerpo la idea de crear una “militia Christi”, con la misión de proteger a los peregrinos.

    Tres ideas fundamentales en el origen de los templarios:

    - La orden nace de la voluntad de renunciar al mundo de algunos caballeros.
    - La iniciativa se debe a Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer.
    - Su creación corresponde a los deseos de las autoridades de Jerusalén.

    La mayor parte de los historiadores fechan en 1119 la creación del Temple, (9 años antes del Concilio de Troyes). Otros, en particular Marie Luise Bulst-Thiele, se inclinan por el año 1118, pues según se dice, fue en esta fecha cuando Balduino I concedió a Hugo de Payns y sus ocho compañeros un local situado en el Palacio Real, cerca del Templo de Salomón.

    El conde de Champaña, en su tercera peregrinación en 1126, ingresó en el Temple. Bernardo de Claraval, amigo suyo, le felicita por la decisión, aunque hubiera preferido verle ingresar en el Cister.

    Desde entonces las donaciones empezarían a fluir.

    En 1127, Hugo de Payns se embarca hacia Occidente con cinco de sus compañeros y un triple objetivo:

    - Hacer que la Iglesia de Occidente confirme la regla de la orden, lo que da idea de su crecimiento.
    - Dar a conocer la orden, despejando las dudas sobre la calidad espiritual de su compromiso.
    - Reclutar adeptos para la nueva milicia de Cristo y combatientes para Tierra Santa.

    El viaje lo financió el rey Balduino II, que, en una carta dirigida a Bernardo de Claraval, pide protección para el grupo de templarios.

    Fuente: DEMURGER, ALAIN. “Auge y caída de los templarios” - Tít. original: “Vie et mort de l´ordre du Temple”. Paris, 1985

    Saludos cordiales

    Manuel de Miguel

  • Ana Vázquez Hoys dice:

    Gracias Manuel.Se pueden escribir miles de páginas del Temple.Un saludo



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