Isabel de Castilla, hija bastarda de Carlos I y Germana de Foix
Aunque la historia habla mucho de Isabel de Casilla, reina casada con Fernando de Aragón, llamados los “Reyes Católicos”, existieron otras Isabeles con este nombre, entre ellas la infanta Isabel de Castilla, hija de Germana de Foix, que nació alrededor de 1518. En los documentos oficiales donde aparece nombrada se le concede el título de infanta de Castilla y se la designa como hija de la Majestad del Emperador.
¿QUIEN ERA GERMANA DE FOIX?
Germana de Fox/Foix (Foix, Francia, 1488 – Liria, Valencia, 1538), esposa de Fernando II de Aragón, fue reina consorte de Aragón (1505–1516) y virreina de Valencia (1523–1538). Era hija de Juan de Foix (conde de Etampes y vizconde de Narbona) y de María de Orleans, hermana de Luis XII de Francia.
Fue Reina Consorte de Aragón, Mallorca, Valencia, Nápoles y Sicilia. Condesa Consorte de Barcelona
1505 – 1516- yVirreina de Valencia de 1523-1538 (desde 1526 junto a su esposo Fernando de Aragón)
1523 – 1538
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Germana de Foix
El 19 de octubre de 1505, a los 18 años de edad, se casó por poderes en la localidad palentina de Dueñas con Fernando II de Aragón, de 53 años, viudo de Isabel la Católica desde hacía casi un año. La boda se celebró en cumplimiento de los acuerdos de paz firmados entre Luis XII de Francia y Fernando el Católico en el Tratado de Blois. En los pactos, el rey de Francia cedió a su sobrina los derechos dinásticos del reino de Nápoles y le concedió el título de rey de Jerusalén, derechos que retornarían a Francia en caso de que el matrimonio no tuviese descendencia. A cambio de lo cual el Rey Católico se comprometió a nombrar heredero al posible hijo del matrimonio. El matrimonio levantó las iras de los nobles de Castilla, ya que lo vieron como una maniobra de Fernando el Católico para impedir que Felipe el Hermoso y Juana I heredasen la Corona de Aragón.
El 3 de mayo de 1509 nació en Valladolid el único hijo de la pareja, Juan de Aragón y Foix, lo que suponía la separación de los reinos de Castilla y Aragón, pero murió a las pocas horas de nacer.
El 23 de enero de 1516 murió su esposo, Fernando el Católico, tras dos años con problemas de salud, por tomar, según se decía, unas hierbas o criadillas de toro con la esperanza de lograr sucesión de Germana. Fernando dejó en testamento a Germana unas rentas anuales de más de 50.000 florines, un usufructo de viudedad que quedaría anulado en caso de contraer matrimonio. En la última carta a su nieto Carlos, Fernando el Católico le encomienda que no abandone a su viuda, «pues no le queda, después de Dios, otro remedio sino sólo vos…» y le encarece que le sean satisfechas las rentas que le habían sido asignadas. Al enviudar, Germana se traslada a Castilla.
RELACIÓN CON CARLOS I
A su llegada a España en 1517, Carlos I, con 17 años, conoció a su abuelastra, Germana de Foix, de 29 años, una mujer discreta y afectuosa que aún no padecía los problemas de obesidad que tuvo más tarde. En la primera entrevista mantenida con la viuda en Valladolid se mostró muy afable con ella y comenzó a organizar torneos y banquetes en su honor. Pronto surgió entre los dos una apasionada relación amorosa de la que nació una hija, Isabel, y aunque nunca fue reconocida oficialmente, Germana de Foix se refiere a ella en su testamento como la «infanta Isabel» —título que no le podía corresponder— y a su padre como «el emperador». La niña residió y fue educada en la Corte de Castilla.
En 1519 Germana de Foix, acompaña a Carlos I y a la hermana de éste, Leonor, a Zaragoza y Barcelona para celebrar Cortes y ser jurado como rey. Allí se decidió, para lavar la imagen del futuro emperador ante la opinión pública, el casamiento de Germana de Foix con Fernando, Marqués de Brandeburgo, del séquito personal de Carlos I, poniendo así fin a los amores con su abuelastra. Carlos I la nombró virreina y lugarteniente general de Valencia y al Marqués de Brandeburgo, capitán general del reino.
Pero Germana quedó pronto viuda y el emperador ordenó un nuevo matrimonio con Fernando de Aragón, duque de Calabria. Carlos I nombró al matrimonio virreyes y lugartenientes generales de Valencia, desde donde ejercieron un gobierno autoritario y represor. Hubieron de hacer frente al bandolerismo y las luchas internas, a la piratería ejercida desde el norte de África, al endeudamiento de los nobles y a la rebelión de los moriscos. Durante su mandato impulsó una feroz persecución contra los agermanados, cuyos bienes fueron confiscados, y emprendió un proceso de refeudalización. Contó con la ayuda de los nobles para esta causa, que luchaban contra el envío de un memorial con reivindicaciones antinobiliarias por parte de la llamada Junta de los Trece.
Germana de Foix murió en Liria, a los 49 años de edad. El testamento lo hizo conjuntamente con su esposo, y en él se dejaban los bienes uno a otro en vida, pero a la muerte de ambos debían pasar a la Orden de los Jerónimos. Para cumplir la voluntad de su viuda, el Duque de Calabria promovió la construcción del monasterio de San Miguel de los Reyes, en Valencia, cuyas obras comenzaron en 1548 y se prolongaron durante los siglos XVII y XVIII.
En una masía del término municipal de Liria, denominada «el Espinar», y que fue propiedad de los jerónimos, se conserva la reproducción exacta de la lápida original que recoge el fallecimiento y el traslado de los restos mortales de Germana de Foix, en ella reza: «En este histórico monasterio a la sazón de los monjes Jerónimos falleció 15 de octubre de 1536 siendo Reina Gobernadora de Valencia Germana de Foix esposa que fue del rey D. Fernando el Católico Marquesa de Brandemburgo y Duquesa de Calabria. Cien clérigos con antorchas acompañaron sus restos mortales hasta Valencia, donde reposan en el Monasterio de S. Miguel de los Reyes. In memoria scripsit (Crónica del Reino de Valencia) (Viciana)”
EL TESTAMENTO DE GERMANA DE FOIX
En el testamento de Germana de Foix, realizado pocos días antes de su muerte en octubre de 1536, se le otorga un collar de 133 perlas gruesas:
“Ittem, llegamos (sic) y dexamos aquel hilo de perlas gruessas de nuestra persona, que es el mejor que tenemos, en el qual ay Çiento y treynta (sic) tres perlas, a la sereníssima doña Ysabel, Ynfanta de Castilla, hija de la Mat. del Emperador, mi señor e hijo, y esto por el sobrado amor que tenemos a Su Alteza”.
En la carta del duque de Calabria, don Fernando, viudo de Germana, escrita a la emperatriz Isabel, esposa de Carlos I, se nos informa de que esta infanta era hija de la misma Germana:
“Con ésta irá la copia del dicho testamento auctenticada, porque por ella vea V. Mag. el legado de las perlas que dexa a la serma. infanta doña Ysabel, su hija. V. Magd. mandará screuirme si es servida que se le embien con hombre propio, o si será servida embiar por ellas, o lo que más fuere de su servicio…”.
Finalmente el secretario de turno, a la hora de resumir el testamento de Germana pondrá como segundo legado más importante, después de una copa de oro que la reina Germana había dejado al Emperador, el destinado a doña Isabel de Castilla, y de esta forma:
“Itero, a la sma. sra. Infanta doña Ysabel, hija de Su Mt., un collar de oro con perlas, el mejor que tiene”.
Todo esto lleva a deducir que se trata de la hija bastarda de Carlos I, rey de España, y V, emperador romano germánico, y de la reina viuda de Aragón, Germana de Foix.
Por una referencia de Pedro Girón, que en sus papeles del año 1537 la cita de un modo muy escueto entre otros personajes de la corte, se deduce que todavía estaba viva ese año y que se hallaba de luto. En el capítulo que titula Dichos satíricos dedicados a diversos personajes, aparece uno que dice:
“A doña Isabel de Castilla: Mulier quit ploras, ¿quem querís?”
A doña Isabel de Castilla: Mujer que lloras, ¿qué quieres?.
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