Dos cineastas británicos creen que han resuelto un misterio que ha seducido a los arqueólogos durante siglos: la fuente del acueducto de hace 1.900 años que abastecía la antigua ciudad de Roma e incluso al Vaticano en sus orígenes. Seguir leyendo el artículo
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El equipo formado por Edward y Michael O’Neill (padre e hijo) descubrió una serie de túneles y embalses por debajo de una capilla abandonada cerca del lago Bracciano, a 32 kilómetros de Roma, mientras hacían un documental sobre los acueductos romanos.
Creen que el acuífero fue la principal fuente del Aqua Traiana, un gran acueducto construido construido por el emperador Trajano en el 109 D.C., que daba energía a los molinos de harina de la antigua Roma y suministraba al área cercana al Tíber donde fue construida la Basílica de San Pedro en el siglo cuarto.
“El agua de este sitio habría abastecido al Vaticano en sus principios y se habría usado para bautizar a algunos de los primeros cristianos”, dijo Edward O’Neill a Reuters.
aquaduct.hobbysite.info/timeline.htm :Otros acueductos
El acuífero, que ahora forma parte de una granja de cerdos, se creyó durante mucho tiempo que pertenecía a la época medieval. Sin embargo, después de descubrir un documento del siglo XVII en los archivos del Vaticano en relación con el sitio, los O’Neills empezaron a creer que era mucho más antiguo.
Utilizando largas escaleras de hierro para descender al fondo de la red de agua, los O’Neills identificaron rápidamente el característico ladrillo-diamante, conocido como “opus reticulatum”, utilizado por los ingenieros romanos.
El hallazgo fue corroborado por Lorenzo Quilici de la Universidad de Bolonia, un experto en acueductos antiguos. Quilici identificó el complejo de embalses y la capilla de la Virgen de las Flores que se encontraba encima, y que formaba parte de un gran templo antiguo dedicado a las deidades del agua de la mitología clásica.
El Aqua Traiana fue uno de los 11 grandes acueductos de Roma, parte de una red que se cree medía 500 kilómetros. Tomaba el agua de los manantiales en torno al Lago Bracciano y se dirigía al sur, entrando en Roma por la colina occidental del Gianicolo, donde estaban los molinos de harina que hacían el pan de Roma.
El acueducto gigante cayó en desuso en la época medieval pero en 1612 lo revivió Pablo V para suministrar agua al área que rodeaba el creciente Vaticano, y lo rebautizó con el nombre de Aqcua Paola.
Sin embargo, Pablo fue incapaz de utilizar el agua del complejo hidráulico bajo la capilla de la Virgen de las Flores porque se había hecho con él un duque local, como demuestra el documento aparecido en los archivos del Vaticano.
Así que el Papa ordenó que el acueducto se nutriese de las aguas tomadas directamente del lago, que eran de peor calidad.
“A día de hoy, si algo no es muy bueno, los romanos dirán que es tan bueno como el agua de Acqua Paola”, dijo O’Neill, que espera conseguir financiación para una excavación arqueológica completa del sitio.
-La Roma antigua consumía unos 160 millones de litros de agua cada día, sobre todo en fuentes, estanques, baños y letrinas públicos. Una parte de ese caudal iba directamente a las casas de los ricos, que vivían en villas o en manzanas de casonas de un piso. Pero la gente que habitaba en pisos altos tenía que recoger agua de las fuentes y de los estanques, o contratar los servicios de aguadores profesionales.
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Fuente de la BArcaccia, Plaza de España,Roma, alimentada por el acueducto Aqua Virgo
Por lo menos 40 ciudades del Imperio Romano tuvieron redes de abastecimiento de agua, y aún pueden verse las ruinas de unos 200 acueductos, entre ellos el imponente Pont du Gard, de tres niveles, que dotó de líquido a Nimes, Francia, y el de Segovia, España, de dos niveles y 36 m de altura.
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El acueducto es un sistema o conjunto de sistemas acoplados, que permite transportar agua en forma de flujo continuo desde un lugar en el que ésta es accesible en la naturaleza, hasta un punto de consumo distante. Su nombre proviene del latín aquae ductus (“conducto de agua”).
Cualquier asentamiento humano, por pequeño que sea, necesita disponer de un sistema de aprovisionamiento de agua que satisfaga sus necesidades vitales. La solución más elemental consiste en establecer el poblamiento en las proximidades de un río o manantial, desde donde se acarrea el agua a los puntos de consumo. Otra solución consiste en excavar pozos dentro o fuera de la zona habitada o construir aljibes. Pero cuando el poblamiento alcanza la categoría de auténtica ciudad, se hacen necesarios sistemas de conducción que obtengan el agua en los puntos más adecuados del entorno y la aproximen al lugar donde se ha establecido la población.
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Un acueducto arranca en un sistema de captación de agua. El agua pasa de forma controlada a la conducción desde un depósito de cabecera (caput aquae). también conocida como R.F o acue (diminutivo de acueducto)
La construcción de un acueducto exige el estudio minucioso del terreno que permitirá escoger el trazado más económico para permitir una pendiente suave y sostenida sin alargar demasiado el recorrido de la obra.
Se usan canales (riui) abiertos siempre que es posible y únicamente en ocasiones contadas se recurre a la conducción bajo presión.
El canal se acomoda al terreno por distintos procedimientos. Siempre que es posible, transcurre sobre el suelo apoyado en un muro (substructio) en el que se practican alcantarillas para facilitar el tránsito normal de las aguas de superficie. Si el terreno se eleva, el canal queda soterrado (riuus subterraneus) y forma una galería subterránea (specus) excavada directamente en la roca o construida dentro de una zanja. Cuando se ha de vencer una fuerte depresión, se recurre a la construcción de complicados sistemas de arquerías (arcuationes) que sostienen el canal y lo mantienen al nivel adecuado.
En todo caso, siempre que el agua se destina al consumo humano, el canal está cubierto por bóvedas, falsas bóvedas, placas de piedra o tégulas.
Si se interpone en el trazado de la conducción un monte que no es posible rodear, se recurre a la construcción de un túnel que lo perfora. Solamente se usa este procedimiento si es inevitable. Los túneles plantean grandes problemas técnicos. Normalmente se comienzan por ambos extremos, lo que exige una gran precisión en las labores para que los dos ramales se encuentren en el punto previsto. La estrechez de las zonas de corte exige que en cada tajo trabajen sólo uno o dos hombres, por lo que la obra progresa con gran lentitud.
Las conducciones subterráneas por canal suelen estar comunicadas con la superficie por medio de pozos (putei) dispuestos a intervalos regulares. Por ellos se puede acceder al acueducto para su limpieza y mantenimiento. En el caso de los túneles servían también para extraer escombros e introducir materiales durante la construcción, así como para asegurar el correcto trazado y profundidad de la excavación.
Los canales, salvo que estuvieran directamente excavados en roca impermeable, se revestían con un mortero impermeable compuesto de cal y pequeños fragmentos de cerámica triturada (opus signinum). Los ángulos interiores se protegían con un cordón convexo del mismo material.
Aunque los técnicos romanos usaban también conducciones bajo presión por tubos de plomo (fistulae) o de cerámica (tubuli fictiles), sólo lo hacían rara vez, ya que la deficiente tecnología de la que disponían para la construcción de tubos los hacía costosos y poco seguros. Los de cerámica eran baratos y fáciles de fabricar a pie de obra, pero eran demasiado frágiles. Los de plomo, aparte del coste del material, exigían un transporte muy laborioso, dado su peso.
Existían también rudimentarias tuberías de piedra, formadas por grandes sillares horadados que se ensamblaban entre sí gracias a un machihembrado que se sellaba con mortero de cal. Este procedimiento se usaba para transportar el agua por parajes llanos en los que era imposible mantener una pendiente adecuada para la conducción por canal libre. En ocasiones parecen haberse empleado asimismo tubos y canales de madera.
Se utilizaban sifones para superar depresiones no muy pronunciadas difíciles de salvar por otros sistemas. El agua conducida por el canal del acueducto se recogía en un depósito de cabecera del que salía bajo presión a través de los tubos del ramal descendente, que buscaba el fondo de la depresión. Cuando el desnivel a salvar era importante, la presión del agua podía reventar la tubería, por lo que era más económico salvar el barranco mediante una arquería. Tras ella se iniciaba el ramal ascendente que, una vez superada la depresión, vertía las aguas en un depósito de salida, del que el agua volvía a salir por canal libre. Los ángulos que formaban los tubos eran lastrados con gruesas piedras para evitar roturas en las juntas a causa de la presión que las aguas ejercían sobre ellas.
En distintos puntos de las conducciones se intercalaban dispositivos cuya finalidad era remansar la corriente del agua para permitir que los arrastres sólidos se decantaran, cajas de agua o arcas de agua. Todos tienen en común estar constituidos por receptáculos intermedios con el fondo a un nivel inferior que el de los canales de entrada y salida del agua. Los arrastres se precipitan y caen al fondo, de donde se podían extraer periódicamente. El tipo más simple es un simple pocillo practicado en el fondo del canal. Los ejemplares de mayor envergadura son pequeños depósitos de obra (piscinae limariae) revestidos de opus signinum.
Cuando la conducción llega a las murallas de la ciudad, su caudal se recoge en una cisterna terminal, que sirve para regular el suministro. Desde ella se suministra el agua a los ciudadanos por un sistema de distribución.
Según Frontino los romanos se conformaron durante mucho tiempo con el agua que extraían del Tíber, los pozos y los manantiales. La cosas fueron así durante los primeros 441 años desde la fundación de la ciudad. Su primer acueducto fue subterráneo, el Aqua Apia, que se extendía unos 16 km, construido por iniciativa del censor Apio Claudio Craso en el año 312 a. C. Luego, el primero que construyeron que llevaba agua sobre la superficie fue el Aqua Marcia, en Roma, que recorría unos 90 km (144 a. C.). En época de Frontino, que escribe su tratado sobre los acueductos de Roma en el 97 o muy poco después, la conducción es subterránea en la mayor parte de su trazado, pero tiene a su llegada a las proximidades de la ciudad un breve tramo que discurre en superficie sobre muro y arquerías.
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El aqua Alexandrina,Roma
La conducción del Anión Viejo, construida en el 273 a. C., aunque transita en superficie durante un trecho no muy largo, carece de arquerías, según la descripción de Frontino. Todas las demás conducciones de Roma poseen tramos importantes de arquerías, que, en general, son tanto más largos cuanto más modernos son. El acueducto que alimentaba Cartago, en el actual Túnez, del siglo II, recorría una distancia de 132 km desde Zaguán, de los cuales 17 km eran en arquería.
Es, pues, un hecho que los más antiguos acueductos de la urbe tienden a preferir la conducción subterránea siempre que es posible. Se sabe también por Frontino que en ocasiones, con el paso del tiempo, se fueron sustituyendo en algunas de las conducciones los rodeos que exigía el trazado subterráneo por trazados más cortos sobre arquerías. La preferencia por los trazados subterráneos en los acueductos más antiguos obedece, más que a limitaciones técnicas, al interés por proteger las conducciones de sabotajes en periodos de guerra o a la vieja experiencia romana en la construcción de drenajes y cloacas.
Pero no es menos cierto que en los dos acueductos mencionados se suman los principales sistemas de conducción usados en todas las épocas: conducción subterránea, en túnel, sobre muro y sobre arquería. Por si esto fuera poco, el trazado del acueducto del Anión Viejo incluye un sifón, lo que completa bastante el repertorio de soluciones técnicas.
Vitruvio, que escribe sus De architectura libri decem probablemente poco antes del 27 a. C., menciona ya todos los sistemas de conducción citados en este artículo, con excepción de las tuberías de piedra, que no aparecen en ningún tratado, y los tubos y canales de madera, que deben de ser de uso muy tardío. De hecho Faventino, que sigue a Vitruvio en todo, es el único teórico que los menciona, con lo que se aparta de su fuente. Y téngase en cuenta que muy probablemente escribió su obra a fines del siglo IV.
Por tanto, hay que pensar que todos los recursos técnicos de que dispusieron los romanos para conducir el agua estuvieron al alcance de su mano desde los primeros momentos.
Roma,Via Apia,Parco degli Acquedocti
Canalización del agua:
El agua era llevada a Roma por una red de 420 Km. de canales y tuberías desde manantiales, lagos y ríos situados en las montañas de los alrededores; el suministro era continuo, pues no había manera ‘de regularlo. Unas cuantas villas tenían grifos formados por un tubo inserto en el conducto de abastecimiento (llamado quinaria, de unos 2 cm. de diámetro); aquél tenía un orificio por donde fluía el líquido y podía cerrarse o abrirse haciéndolo girar.
El agua fluía por gravedad a lo largo de la red. Los canales (acueductos) eran de ladrillo o de piedra con un revestimiento interior de cemento impermeable, y en promedio medían 90 cm. de ancho y 1.8 m de profundidad; algunos eran subterráneos y tenían respiraderos cada 73 m aproximadamente.
La parte superior del canal se cubría con lajas de piedra para evitar que el agua se ensuciara. El primer acueducto de Roma fue el Aqua Appia, construido hacia 312 a.C.: medía unos 16 Km. de largo y la mayor parte de su recorrido era subterráneo.-
En 109 d.C. el emperador Trajano mandó construir un acueducto . el Aqua Traiana , para abastecer la zona comercial e industrial de la ribera oriental del Tíber; en algunos lugares dicho canal tenía 30 m de altura y surtía agua hasta las piscinas del quinto piso del Foro, la plaza del mercado.
Hacia 350 d.C. ya había 11 grandes acueductos que surtían agua a Roma. Al llegar a la ciudad, el líquido era depositado en unos 250 tanques distribuidos en diversos puntos de la red.
A veces el agua canalizada no era apta para beber: la del acueducto Anio Vetus, por ejemplo, sólo se usaba para regar jardines y lavar ropa. Dicho acueducto fue construido en 272 a.C., y surtía agua desde las cuencas altas del río Anio, situado a 69 Km. de distancia.
La red de abastecimiento de agua era administrada por un comisionado y dos secretarios que daban órdenes a un grupo de empleados de mantenimiento. Los canales requerían inspección y reparación constantes, pues las filtraciones causaban daños estructurales y se desperdiciaba agua.
Los baños públicos (termas) de Roma eran de excelente factura. Los primeros fueron construidos en el siglo II a.C. por iniciativa de benefactores de la ciudad y para fines de lucro, y posteriormente diversos emperadores mandaron construirlos para uso propio. Aún se conservan las ruinas de dos de los mejores, los de Caracalla (21 7 d.C.) y los de Diocleciano (306 d.C.).
Una vez que recibían un masaje con aceite, los bañistas practicaban deportes o hacían ejercicios y luego se metían en el baño de agua caliente (caldarium), que era calentado por hornos y unos ductos subterráneos que hacían circular vapor y aire caliente. Luego pasaban a una sala para que les quitaran el sudor y el aceite con un raspador metálico, y finalmente se sumergían en un estanque de agua tibia (tepídarium) y después en uno de agua fría (frigidarium).
Acueductos de la época romana (Wikipedia)
El aqua Appia o Apia
1.Aqua Appia
Acueducto construido por los censores Apio Claudio Ceco y Cayo Plaucio Venox en el año 312 a. C. Captaba agua desde las fuentes a lo largo de la vía Prenestina. Praticamente subterráneo en su totalidad, entraba en Roma cerca de la Porta Maggiore (Puerta Mayor) (en el lugar designado como ad spem veterem) se dirigía al Celio y Aventino y terminaba cerca de la porta Trigemina, en el Foro Boario. Fue restaurado en paralelo con la construcción de otros acueductos en 144 a. C., 33 a. C. y entre 11 y 4 a. C.
2. Aqua Vetus
Acueducto construido entre el 272 y el 270 a. C. por los censores Manio Curio Dentato y Flavio Flaco, con el botín de la victoria contra Pirro. Recogía las aguas del río Aniene en la zona de Tívoli. La conducción era en su mayor parte subterránea, con la excepción de algunos puntos y llegaba a la ciudad en el mismo lugar del ‘Aqua Appia para terminar próximo a la Porta Esquilina.
3. Aqua Marcia
Ruínas del Acueducto Marcio, en Tívoli.
Este acueducto fue construido en 144 a. C. por el pretor Quinto Marcio Rex). Recogía las aguas desde la parte alta de la cuenca del río Aniene. Más allá de las numerosas restauraciones menores, fue en gran parte reconstruido para permitir un incremento del caudal entre 11 y 4 a. C., bajo el reinado de César Augusto. Su transcurso era alternadamente subterráneo y sobre arcadas (un tramo de unos 9 km flanqueaba la vía Latina). Llegaba a Roma por el lugar ad spem veterem, como los acueductos precedentes, y cruzaba la vía Tiburtina sobre un arco que más tarde fue transformado en la Porta Tiburtina de la Muralla Aureliana, terminando cerca de la Porta Viminale. La distribución iba al Capitolio, y un ramal secundario (rivus Herculaneus) se dirigía a las colinas de Celio y el Aventino. Bajo el reinado de Caracalla (213 d. C.) fue realizada una ramificación de la Agua Antoniniana hacia las nuevas Termas, que atravesaba la vía Appia sobre un arco (Arco de Druso). Otro ramal secundario fue utilizado para alimentar las Termas de Diocleciano.
4. Aqua Tepula
Acueducto construido por los cónsules Cayo Servilio Cepión y Lucio Casio Longino en 125 a. C. Recogía agua de las nacientes, en la décima milla de la vía Latina. En 33 a. C. fue transformada para confluir en el nuevo canal de Aqua Iulia, de la cual se separaba nuevamente en proximidad de la ciudad. Corría, por lo tanto, en un canal distinto sobre los arcos de Aqua Marcia, juntamente con Aqua Julia. Entraba en la ciudad en ad spem veterem, siguiendo más adelante el mismo trazado que el Aqua Marcia en dirección a la Porta Viminale.
5.Aqua Iulia
Acueducto construido por Agripa en 33 a. C., uniéndose en un único canal con Aqua Tepula; fue restaurado por César Augusto entre 11 y 4 a. C. Recogía el agua de las fuentes en la 12.ª milla de la Vía Latina, en las proximidades de Grottaferrata. Llegaba a Roma como los Acueductos precedentes por el lugar llamado ad spem veterem, cerca de la Porta Maggiore, siguiendo por el mismo trazado de Aqua Marcia en dirección a la Porta Viminale. Probablemente una ramificación de este acueducto, de la cual se observan todavía algumas arcadas, alimentaba la fuente monumental de la Plazza Vittorio Emanuele construída por Alejandro Severo (nymphaeum Alexandri o Trofeo de Mario).
6. Aqua Virgo
Acueducto construido por Agripa e inaugurado en el 19 a. C., para abastecer las instalaciones termales del Campo Marzio. Las fuentes se situaban en la 8.ª milla de la vía Collatina. El nombre de (“Acqua Vergine“) deriva, según una leyenda, de una joven que habría indicado a los soldados el lugar del manantial (sin embargo probablemente se refiere a la pureza del agua). El trazado acompañaba la vía Collatina, en parte sobre arcadas y culminaba en las habitaciones del Pincio. A partir de allí, las arcadas de la época Claudiana (parcialmente conservadas en la vía del Nazareno atravesaba el Campo Marzio, cruzando la actual vía del Corso (vía Lata) por el Arco de Claudio, una arcada del acueducto realizada para celebrar la conquista de Britania. El acueducto fue constantemente restaurado y todavía alimenta la Fontana di Trevi, la Fontana della Barcaccia, en la Plaza de España (dando nombre a la vía dei Condotti) y la Fuente de los Cuatro Ríos, en la Piazza Navona.
7. Aqua Alsietina
También conocida como Aqua Augusta, fue un acueducto construido bajo el reinado de César Augusto en 2 a. C., para servir los barrios del río Tiber (Trastevere y del local para los espectáculos de combates navales). Trajano realizó un nuevo canal en 109 d. C. Recogía las aguas del Lago Martignano.
8. Anio Novus y Aqua Claudia
Aqua Claudia
Acueducto iniciado por Calígula en 38 d. C. y terminado por Claudio en el 52. El primero recogía las aguas del Aniene en proximidad de los montes Simbruinos, mientras que el segundo captaba desde la cima del valle del Aniene.
Maqueta del Aqua Claudia,Roma
Terminan ad spem veterem, cerca de la Porta Maggiore:
Porta Maggiore,Roma
esta última era la monumentalización de los arcos de las vías Prenestina y Labicana, más tarde insertadas en la Muralla Aureliana.
En la 7.ª milla de la vía Latina el agua circulaba por acueducto con arcadas, algunas de las cuales subsistieron al tiempo en el “Parque de los Aquedutos”. En la localidad de Tor Fiscale interceptaba dos veces al acueducto Acqua Marcia, formando un recinto trapezoidal (llamado Campo Barbarico) que sería utilizado como fortificación por los godos de Vitiges en lucha con Belisario, en 539.
Un ramal secundario, construído por obra de Nerón, (Arcus Neroniani) se dirigía hacia el Celio, en la parte ocupada por el Domus Aurea; este ramal fue sucesivamente prolongado por Domiciano para abastecer dos palacios imperiales en el Palatino, cruzando los valles entre éste y el Celio con altísimas arcadas.
9. Aqua Traiana
Este acueducto fue construido durante el gobierno de Trajano en 109 d. C., recogía las aguas de los manantiales en los montes Sabatinos, cerca del lago de Bracciano. Llegaba a Roma por la colina del Janículo, a lo largo de la margen izquierda del río Tiber. Destruido durante el asedio de Roma por los ostrogodos de Vitiges en 537, fue restaurado por Belisario y tuvo intervenciones durante el papado de Honorio I en el siglo VII. Por los daños sufridos por los lombardos y por los sarracenos, tuvo que ser sometido a nuevas restauraciones en los siglos VII y IX y fue reconstruido como Acqua Paola en el siglo XVII. Llegaba a la ciudad por medio de un trazado casi totalmente subterráneo a lo largo de la Vía Clodia y la Vía Trionfale y, más adelante, por arcadas a lo largo de la vía Aurelia.
10. Aqua Alexandrina
Aqua Alexandrina,Roma
Acueducto construido en el reinado de Alejandro Severo, en el siglo III d. C., recogía el agua del Pantano Borghese en la vía Prenestina y con un recorrido casi totalmente subterráneo, con viaductos para atravesar valles, entraba en la ciudad por la Porta Maggiore dirigiéndose al Campo Marzio, donde estarían las “Termas de Nerón“, restauradas por Alejandro Severo en 226, conocidas como Termas Alejandrinas.
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