9 oct 09

Frente a la idea laberíntica y caótica característica del urbanismo musulmán, Medina Azahara presenta una planta rectangular de aproximadamente 1500 metros por 750 con trazado ortogonal y una red de alcantarillas y abastecimiento de agua perfectamente planificada. Está considerada la mayor superficie urbana construida de una sola vez en el Mediterráneo.

ABDERRAMÁN III (891-961)

Abderramán III


El primer califa de Córdoba era, según el Kitab al-Bayan de Ibn Idhari:

“…de piel blanca, ojos azules y rostro atractivo; de buena facha, aunque algo recio y rechoncho. Sus piernas eran cortas hasta el extremo de que el estribo de su silla de montar bajaba apenas un palmo de ésta. Cuando montaba a caballo parecía alto, pero a pie, resultaba bastante bajo. Se teñía la barba de negro.

Fue el octavo soberano Omeya de la España musulmana y primero de ellos que tomó el título de califa .

891. Se cree que nació en este año en la ciudad de Córdoba.

El futuro emir Abderramán, tercero de su nombre, era nieto de Abd Allah, VII emir independiente de Córdoba, descendiente de los Omeyas que antaño habían regido el Califato de Damasco (661-750). Nació hijo de Muhammad y de Muzna o Muzayna (que significa lluvia o nube), una concubina cristiana que pasó a ser considerada una umm walad o Madre de infante por haber dado a su señor un hijo.

El nieto del emir cordobés recibió el nombre de Abderramán y la kunya de Abul-Mutarrif, los mismos que tuvieron su tatarabuelo Abderramán II y el fundador del dominio omeya en al-Andalus, Abderramán I. El nombre Abd al-Rahman significa “el Siervo del Dios Misericordioso”, y Mutarrif quiere decir, entre otras cosas, “el combatiente o héroe que ataca valientemente a los enemigos y los rechaza”, en suma “caballero noble”, “distinguido” y “campeón”. La kunya Abul-Mutarrif, impuesta a un niño que recibía intencionadamente el nombre de Abd al-Rahman, podría entenderse como una esperanza de que fuera un campeón al servicio de Allah y restaurara el poder de la declinante dinastía omeya.

Veinte días después del feliz nacimiento de Abderramán, el infante Muhammad murió asesinado a manos de su propio hermanastro, Al-Mutarrif. Al parecer, el Emir había propuesto a Muhammad como heredero suyo por sus méritos, lo cual irritó sobremanera a Mutarrif, que, al contrario que Muhammad, también era de sangre real por parte de madre. Mutarrif recurrió a toda clase de intrigas para deshacerse de su hermanastro, acusándole de conspirar con el famoso rebelde Omar ibn Hafsún. Consiguió que Muhammad fuera encarcelado, y cuando poco después el emir decidió ponerle en libertad por falta de pruebas, Mutarrif se apresuró a entrar en la prisión y dio una paliza tan brutal a Muhammad que éste murió desangrado. Hay fuentes, no obstante, que responsabilizan de la tragedia al mismo Emir, así como de la muerte del propio Mutarrif en 895. Según éstas, el Emir no deseaba que los más poderosos y capacitados de sus hijos se hartaran de esperar para ocupar el trono y lo asesinaran a él.

En cualquier caso, la primera infancia de Abderramán III debió de transcurrir en el harén de su abuelo el emir Abd Allah conviviendo con su madre y sus tíos menores de edad, con las esposas y concubinas de su abuelo y con un buen número de servidores, esclavas, amas de cría, comadronas y eunucos. Al frente del harén en un momento determinado estaba su tía, llamada al-Sayyida, es decir, la Señora. Era hermana uterina del infante Mutarrif, el asesino de su padre. Se encargó esta infanta de la crianza y educación de éste; lo trató con bastante rigor, y llegó a maltratarlo.[3] En todo caso, Abderramán llevó una juventud silenciosa, entregado a los estudios.

Tras el asesinato de Mohammed, Abd Allah se siente arrepentido. Adopta y educará a su nieto Abderramán.

Accedió al trono en el año 912, cuando sólo tenía 21, designado por su abuelo para sucederle con preferencia a sus propios hijos; y en el 929 se hizo proclamar califa, rompiendo el último vínculo simbólico que le unía con el califato de los Abasidas.

Salón Real de Madinat al-Zahra (936-976). Córdoba

Dedicó los mayores esfuerzos de su largo reinado a someter el territorio a su autoridad efectiva, sofocando la rebelión de Andalucía (tras la toma de Bobastro en el 928) e imponiéndose por la fuerza a los señores locales semiindependientes. Extendió sus acciones al norte de África, en donde varios jefes rebeldes se declararon vasallos del califa de Córdoba en lugar de acatar el califato autóctono de los Fatimíes; con ello consiguió prevenir las tentaciones expansionistas de los Fatimíes, al tiempo que se apoderaba de plazas costeras tan importantes como Tánger, Ceuta y Melilla.

También combatió contra los reinos cristianos del Norte, aunque con suerte desigual: fue derrotado por los leoneses en San Esteban de Gormaz (917), venció a leoneses y navarros en Mudania (918), en la campaña de Muez (920) y en Irati (924), volvió a perder y estuvo a punto de morir en la «batalla del foso» de Simancas (939)…, pero en conjunto puede decirse que las fronteras permanecieron seguras durante este reinado, y que incluso Abderramán se erigió en árbitro de las disputas internas de los reinos cristianos, convertidos en tributarios suyos desde el 960.

El califa Abderramán vivió 70 años y reinó 50. Fundó la ciudad palatina de Medina Azahara, cuya fastuosidad aún es proverbial, y condujo al emirato cordobés de su nadir al esplendor califal. De él dijo su cortesano Ibn Abd al-Rabbihi que “la unión del Estado rehízo, de él arranco los velos de tinieblas. El reino que destrozado estaba reparó, firmes y seguras quedaron sus bases (…) Con su luz amaneció el país. Corrupción y desorden acabaron tras un tiempo en que la hipocresía dominaba, tras imperar rebeldes y contumaces.” Bajo su mandato, Córdoba se convirtió en un verdadero faro de la civilización y la cultura, que la abadesa germana Hroswita de Gandersheim llamó “Ornamento del Mundo” y “Perla de Occidente”.

Sin embargo, a pesar de sus grandes talentos e inmensos logros, Abderramán III fue también un gobernante cruel y despótico que cometió horribles crímenes, se entregó desvergonzadamente a los placeres y al que importó muy poco el derramamiento de sangre. La Crónica anónima de al-Nasir resume así su reinado:

“Conquistó España ciudad por ciudad, exterminó a sus defensores y los humilló, destruyó sus castillos, impuso pesados tributos a los que dejó con vida y los abatió terriblemente por medio de crueles gobernadores hasta que todas las comarcas entraron en su obediencia y se le sometieron todos los rebeldes.”

Derrotado en la Batalla de Simancas por Ramiro II de León (939), fue incapaz de reducir a los reinos cristianos del norte de España. A su muerte dejó por legado un poderoso Califato forjado por la fuerza de las armas, uno de los estados más poderosos del Occidente europeo, que, sin embargo, se derrumbó en poco más de medio siglo.

“Cuando los reyes quieren que se hable en la posteridad de sus altos designios —escribió—, ha de ser con la lengua de las edificaciones. ¿No ves cómo han permanecido las pirámides y a cuántos reyes los borraron las vicisitudes de los tiempos?” Abderramán III.

LA FELICIDAD DE ABDERRAMÁN III

El primer califa omeya de Córdoba sufrió durante los últimos meses de su vida una enfermedad psíquica llamada “melancolía involutiva” y los cronistas de la época relatan cómo Abderramán III era prácticamente incapaz de hablar sin llorar. Estando en este apesadumbrado estado realizó un balance de su vida y escribió: “He reinado más de cincuenta años, en victoria o paz (…). En esta situación, he anotado diligentemente los días de pura y auténtica felicidad que he disfrutado: suman catorce”. Ni uno más, ni uno menos.

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El califa Abderramán III

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Arquitectura de Medina Azahara

El Gran Pórtico es la entrada emblemática, simbólica y ceremonial al Alcázar. Es una construcción puramente escenográfica, concebida para deslumbrar a los visitantes. Sus 14 arcos practicables abiertos ocupan todo el lado Oeste de la Plaza de Armas en que se encuentra. Construida por Abd Al-Rahman III que adoptó el título de Califa y Príncipe de los Creyentes.

Pórtico de Entrada al Alcázar de Madinat al-Zahra


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I.- Salón Rico o salón de Abderramán III

Actualmente solo se ha excavado un 10% de su superficie total, entre la que destaca el “”Salón rico” o salón de Abderramán III, utilizado para la recepción de embajadas importantes, así como para celebrar las fiestas anuales de ruptura del ayuno y de los sacrificios, que tuvieron lugar en Medina Azahara entre los años 971 a 976.

El Salón Rico fue mandado a construir entre los años 953 y 957 por Abderramán III, como atestiguan las inscripciones epigráficas aparecidas en basas y pilastras en su interior;.

Tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada que actúa de pórtico. Este salón está decorado con relieves de ataurique en mármol en sus zócalos, seguido por relieves de distintos motivos hasta la típica cubierta de artesonado de madera.

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Sus columnas alternan los fustes de mármol rosa y azul, rematados por cimacios y los típicos capiteles de avispero califales, desde los que arrancan los característicos arcos de herradura, en los que se da la alternancia de dovelas.; es aquí donde se formalizan las características del arco de herradura califal, dónde el alfiz aparece como envoltorio protector del propio arco. Sobre éstos se apoya el friso corrido en contacto con la techumbre de madera. Destaca de todo el conjunto una serie de tableros, cuyo tema único es el árbol de la vida.

Constituye la pieza maestra del conjunto arquitectónico que incluye el Jardín Alto. Ambos, el Salón y Jardín, forman parte de una misma concepción con fuerte simbolismo religioso y político, que tiene por objeto la magnificación del califa.

A oriente del Salón Rico, y conectadas con el mismo, se construyeron un conjunto de habitaciones pavimentadas en mármol blanco, así como el llamado “patio de la pila”, que forma parte de las estancias previas a un baño de reducidas proporciones.

II.- Muralla y puerta norte

La medina estuvo cercada por una gruesa muralla, que constituye más un límite que un dispositivo militar estrictamente defensivo. Sólo ha sido excavado el tramo central de la muralla norte, construida con sillares de piedra caliza, como toda la ciudad, a soga y tizón. Al exterior se refuerza con torres rectangulares y en el interior presenta contrafuertes como refuerzo estructural, para contener el empuje de las tierras de la ladera.

En el centro de esta muralla norte se abre una puerta donde existía un camino que conectaba Medina Azahara con Córdoba. Este acceso norte al Alcázar presenta una disposición acodada, quebrada, que responde al tipo de “puertas en recodo” utilizadas frecuentemente en la arquitectura militar islámica. Lo que actualmente se observa corresponde a la restauración realizada durante los años 30 del siglo XX por Félix Hernández, ya que casi la totalidad de la estructura original quedó desaparecida debido a los expolios sufridos en los muros.

III.- Mezquita Aljama

En la terraza inferior se sitúa la mezquita aljama. De plata rectangular, aparece orientada hacia el sureste y sus elementos básicos (patio, sala de oración y alminar) se organizan según el esquema característico del occidente islámico. La sala de oración es de planta basilical, con cinco naves separadas por arquerías de herradura. Al noroeste se levanta el alminar, de planta cuadrada al exterior pero octogonal al interior.

En el lateral oriental del Jardín Alto, un pasadizo cubierto (sabat) permitía al califa desplazarse hasta su interior, salvando el desnivel de la calle con un puente del que solo restan sus arranques; así penetraba en la mezquita a través de la doble quibla que daba a la maqsura, construida a base de barro cocido. El resto del suelo de la sala de oración estaba cubierto con esteras de esparto, algunos de cuyos restos aparecieron en la excavación.

El exterior de la mezquita presentaría muros lisos con contrafuertes coronados por almenas dentadas, centrándose su decoración en las puertas.

Se construyeron una serie de habitaciones frente a la fachada principal de la mezquita, que tanto por la distribución y emplazamiento, se pueden identificar como una casa de limosna (dar al-sadaka).

IV.- Elementos artísticos

Lucernario de mármol blanco tallado y pulido. 63,5 x 63,5 x 19 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Baño de las Habitaciones Anejas al Salón de Abd al-Rahman III.

Comentarios: Pieza hueca de forma troncopiramidal, con grandes orificios lobulados en cada uno de sus caras, como es habitual en este tipo de elementos. Se empleó para cubrir alguno de los varios huecos abiertos en las bóvedas del baño, posibilitando así la iluminación cenital y la ventilación de estas estancias.

Basa epigrafiada. Mármol blanco tallado a bisel y trépano. 45 x 45 x 19,5 cm. 953-4. Procedencia: Salón de Abd al-Rahman III. Ubicada en su emplazamiento original dentro del edificio.

Esta basa se ajusta al tipo habitualmente empleado en Madinat al-Zahra, compuesto de un plinto cuadrado y dos toros separados por una escocia. Todos estos elementos ostentan una rica ornamentación labrada: una cenefa de palmetas de orientación alterna en los lados del plinto, trenzas de tres ramales en los toros y una inscripción cúfica en la escocia.

La inscripción dice así: “En el nombre de Dios, para el siervo de Dios Abd al-Rahman Príncipe de los Creyentes, ¡Dios le haga durar!, por lo que se hizo bajo la dirección de Sunayf, su fatà y liberto, en el año 342 (953-4 d.c.), obra de Sa’d, su siervo”.

Dintel. Mármol blanco tallado a bisel. 27 x 106 x 19 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Habitaciones anejas al Salón de Abd al-Rahman III.

Pieza de forma rectangular que presenta sus dos caras menores decoradas con cenefas de motivos vegetales a base de flores de loto muy estilizadas. Presentado en una de las puertas del corredor norte de las Habitaciones Anejas al Salón de Abd al-Rahman III .

Tablero decorativo. Mármol blanco tallado en bajo relieve. 52,7 x 100 x 9 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Habitaciones anejas al Salón de Abd al-Rahman III.

Pieza de forma rectangular a la que falta un fragmento de la parte inferior. Todo el frente visto está ocupado por una extraordinaria decoración integrada por una cenefa perimetral de flores de loto que enmarca una composición central. Ésta se estructura simétricamente por un tallo axial del cual surgen, a ambos lados, roleos que envuelven grandes palmetas y otros elementos florales que rellenan los intersticios. Este diseño reproduce el esquema ornamental de los tableros dispuestos en la zona baja de los muros del Salón de Abd al-Rahman III, identificados tradicionalmente como “árboles de la vida”.

Capitel. Mármol blanco tallado a trépano. 32 x 23 x 45 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Plataforma situada al sur de la Dar al-Mulk (Casa Real).

El capitel deriva del capitel corintio clásico, con tres coronas de hojas de acanto de aspecto carnoso articuladas por gruesos tallos con acanaladuras, volutas formadas por roleos de acanto que culminan en florecillas esquemáticas y ábaco reseguido por una moldura cóncava. Estos rasgos lo caracterizan como una pieza de temprana cronología en el contexto de la escultura de capiteles de época califal.

Recipiente zoomorfo de cerámica modelada a torno, con vidriado exterior blanco y decoración en “verde y manganeso”. El interior está cubierto de vedrío melado. 14 x 8 x 19,2 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Desconocida.

Recipiente zoomorfo, probablemente una jirafa. El cuerpo es cilíndrico, del cual nace un alto cuello rematado por una cabeza de morro redondo que constituye el orificio vertedor. Sobre el lomo se eleva un gollete del cual nace un asa que muere sobre los cuartos traseros del animal. Tiene las patas de forma cónica, terminadas en pequeñas pezuñas. El exterior está recubierto de un vidriado blanco y decorado con la técnica del “verde y manganeso”. La decoración en el cuello y en las patas del animal se reduce a simples alineaciones de trazos oblicuos; en el cuerpo, sin embargo, se despliega una decoración más compleja: los laterales se cubren de una red de pequeños pétalos, alternando los rellenos de verde y los de negro; el pecho está ocupado por un medallón ovalado trazado en negro con un esquemático diseño de rombos. Sus dimensiones modestas sugieren una función relacionada con el servicio de mesa, para escanciar cualquier líquido. Actualmente se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba.

Vaso. Vidrio tallado. 7,4 x 7,4 cm. Siglo X. Procedencia: Se encontró en la red de de saneamiento de Medinat al-Zahra, junto con otros objetos de vidrio.

Vaso de vidrio de paredes curvas. Presenta una decoración tallada de tema vegetal, a base de palmetas y gotas, enmarcado por cordoncillos, que ocupa casi toda la superficie exterior. Es una pieza de importación, proveniente de talleres fatimíes del norte de África. El Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba posee varios ejemplares similares, procedentes también de Medinat al-Zahra.

Jarra. Cerámica modelada a torno. Interior cubierto de vedrío melado-verdoso. Exterior con vidriado blanco de estaño sobre el que destaca la decoración en “verde y manganeso”. 36,7 x 23,5 cm. Mediados del siglo X. Procedencia: Procede del interior del palacio, aunque desconocemos su contexto concreto.

Tiene una base plana ligeramente convexa, cuerpo ovoide, alto cuello cilíndrico rematado por un borde recto y dos grandes asas planas que unen el hombro con la zona media del cuello. La ornamentación exterior se organiza en registros horizontales, destacando dos cenefas geométricas dispuestas en la parte superior del cuerpo. Completan estos motivos principales series de hojas esquemáticas alternas en verde y negro que ocupan el cuello, así como una hilera de puntos en la parte inferior. Esta jarra es una de las piezas más significativas de la producción cerámica en “verde y manganeso” de Madinat al-Zahra.

V.- Espacios Singulares

Portada de la vivienda de Ya´far. Mediados del siglo X. 8,06 x 7,06 x 0,97 m.

Esta portada se eleva en el lado oriental del patio que precede al ámbito oficial o de trabajo de la vivienda, constituyendo así la fachada monumental del mismo. Vivienda de Ya´far, en el sector residencial del palacio.

La portada es de tres arcos de herradura soportados por columnas y se halla enteramente cubierta de decoración labrada en piedra. Dos grandes tableros con un rico exorno vegetal se disponen en la parte inferior de la composición.

Esta vivienda se identifica hipotéticamente con la residencia del primer ministro del califa al-Hakam II, el eslavo Ya`far ibn Abd al-Rahman (m. 971). Su estructura es compleja, pues se organiza espacial y funcionalmente en diversos ámbitos -público, privado y de servicio- articulados en torno a patios.

Portada occidental de la Vivienda de la Alberca. Mediados del siglo X. 8,60 x 5,92 x 0,95 m.

Se trata de una de las dos grandes portadas profusamente decoradas con ataurique que cierran los lados menores del jardín central de la vivienda. Esta portada ocupa el lado menor oeste del jardín de la vivienda, constituyendo la fachada de las amplias estancias dobles dispuestas en este costado. Esta misma organización se repite de idéntica forma en el costado oriental.

La portada es de tres arcos de herradura, apeados los centrales sobre columnas y los extremos sobre pilastras. Está enteramente cubierta de ornamentación labrada en cuya organización se distinguen dos partes: la zona inferior, a ambos lados de la arquería, estaba ocupada por tableros de tema vegetal, que aún no se han restituido en su oposición originaria. En la franja superior se desarrolla el guarnecido de los arcos, con la habitual distinción entre dovelas lisas y decoradas, arquivoltas y albanegas ocupadas por roleos de acantos y palmetas. La composición se cierra con un amplio alfiz de tema geométrico.

La Vivienda de la Alberca se ubica en el sector privado del palacio, al oeste de la llamada Casa de Ya`far. Su particularidad estriba en ser la única edificación de carácter residencial conocida hasta el momento en Madinat al-Zahra que organiza sus estancias en torno a un jardín central.

Salón de Abd al-Rahman III. 953-957. 38,60 x 28,13 x 12,51 m.

Identificado con uno de los grandes salones de recepción existentes en la ciudad, el llamado Salón Oriental, este edificio fue el marco arquitectónico destinado a la celebración de recepciones políticas por parte del califa. Frente al Jardín Alto, en el sector oficial. Descripción técnica: La planta es basilical, con un núcleo de tres naves longitudinales separadas por arquerías y un pórtico delantero, de seis arcos, abierto al jardín. A ambos lados se disponen grandes estancias alargadas con salas cuadradas en sus extremos.

El edificio fue mandado construir por el califa Abd al-Rahman III, como atestigua la abundante epigrafía de su interior. Su característica más señalada es la extraordinaria decoración, labrada en placas de piedra adherida a los muros, que se extiende a la totalidad de los paramentos internos y a la fachada que da al jardín. En este programa ornamental destacan, por su originalidad e innovación, los grandes tableros vegetales situados en la parte inferior de la composición.

Habitaciones Anejas al Salón de Abd al-Rahman III. Mediados del siglo X. 56,20 x 14,40 m. Procedencia: Este conjunto de habitaciones es un ámbito residencial, de uso estrictamente califal, asociado al Salón de Recepciones, donde el califa debía pasar una parte importante de su actividad diaria. Este conjunto de estancias se extiende en anchura al este del Salón de Abd al-Rahman III y dando frente al Jardín Alto.

El conjunto se organiza en dos sectores conectados a través del conocido como Patio de la Pila, dispuesto aproximadamente en el centro de la edificación. Al oeste se disponen varias estancias y una letrina en torno a un pequeño patio central, que comunican con un estrecho corredor abierto al andén del jardín. En la mitad oriental se desarrolla un baño de reducidas proporciones cuya organización sigue el esquema habitual en este tipo de instalaciones: vestuario-sala fría, sala templada y sala caliente. Un horno con caldera, contiguo a esta última sala, permitía calentar el baño y proporcionarle vapor. Comentarios: La característica más señalada del conjunto es su consideración de estancias nobles pavimentadas de mármol. Algunas de ellas, como la sala caliente del baño se vio enriquecida con una extraordinaria decoración labrada en tableros y otros elementos marmóreos.

Patio de la pila. Simultánea o levemente posterior al Salón de Abd al-Rahman III. 5,83 x 7,04 m.

Es un espacio abierto que, además de proporcionar luz y ventilación a las estancias que lo rodean, posee un indudable carácter de espacio de recreo, rasgo acentuado por la existencia de una fuente dispuesta en su centro. Se localiza en el conjunto de Habitaciones Anejas al Salón de Abd al-Rahman III. Situado aproximadamente en el centro de la edificación, comunica las habitaciones y patios de la parte oeste con el pequeño baño ubicado al este. Descripción técnica: Patio de planta cuadrada, rodeado de un andén perimetral y pavimentado con losas de mármol blanco. En sus cuatro muros se abren puertas de comunicación con diferentes estancias, entre ellas una de las dos letrinas de que dispone este conjunto de habitaciones. Un profundo nicho en forma de arco de herradura se abre en el paramento norte, a modo de marco arquitectónico para la pila de la fuente que da nombre a este espacio.

La pila está labrada en mármol blanco y ostenta una decoración a base de cuadrados ocupados por grandes palmetas estilizadas, alternos con otros sin ornamentación. Todo parece indicar que se trata de una pieza reutilizada de otra construcción y anterior, por tanto, a la edificación de Madinat al-Zahra.

Edificio Basilical Superior. Mediados del siglo X. 54,87 x 30 x 8,20 m. Procedencia: Este gran salón debió ser la sede de uno de los órganos de la administración del Estado califal, aunque por el momento resulta difícil definir con precisión su funcionalidad concreta. Este gran edificio se sitúa en el sector oficial del Alcázar. Descripción técnica: Edificio basilical de cinco naves longitudinales, separadas por arcadas soportadas por columnas, y una nave transversal que se abre sobre una amplia plaza, no ajardinada en su origen. Comentarios: El edificio conserva prácticamente íntegro su pavimento original de ladrillo. Por su parte, el revestido de los muros se realizó con mortero pintado de almagra en el zócalo y blanco en el resto. Esta misma alternancia cromática pudo ser utilizada también en la ornamentación de las arquerías. El salón está flanqueado al oeste por estancias de servicio y al este por una importante vivienda organizada en torno a un patio. En el lado sur de esta terraza se sitúan otras edificaciones importantes, aunque menos conocidas a causa del intenso expolio de sus estructuras.

Camino de Ronda Bajo. Mediados del siglo X. 151,76 x 12,14 x 5,35 m. Procedencia: Fue en origen una vía de comunicación entre los niveles bajos de la medina y las terrazas superiores del palacio. Con la construcción del Salón de Abd al-Rahman III, a mediados de la década de 950, perdió esta función, pero se acondicionó como acceso por el oeste a dicho edificio. Ocupa todo el frente norte del sector occidental del Jardín Alto, extendiéndose hacia el oeste y cerrando el lado norte del Jardín Bajo. Descripción técnica: El Camino de Ronda Bajo es una calle, cubierta con bóvedas de cañón, segmentada por varias puertas a lo largo de su recorrido y organizada en dos tramos de rampa que asciende hasta alcanzar el nivel de las construcciones del palacio. Todos sus paramentos internos van enlucidos con mortero de cal y arena cuya superficie se decora con un despiece fingido de sillería aparejada a “soga y tizón”. En algunos puntos conserva también ornamentación de tema geométrico.

Es la única calle de comunicación interna del palacio que conserva íntegramente las bóvedas de sillería de algunos de sus tramos. Esta feliz circunstancia la convierte en especialmente importante para el conocimiento de los sistemas constructivos empleados durante la época califal en las cubiertas de los edificios.

Letrina. Mediados del siglo X. 3,86 x 1,48 m.

Como su propio nombre indica, la letrina está dedicada exclusivamente a urinario y lavatorio. Crujía este de la Vivienda Superior oriental. Descripción técnica: Es una habitación rectangular solada con losas de caliza violácea, material que recubre también el escalón elevado en el cual se abre la ranura del urinario, en conexión con la canalización de desagüe. Comentarios: El agua para su limpieza procedía de la pequeña pila de mármol dispuesta en el lado norte, desaguando en una canalización de sillería conectada a la red de saneamiento que recorre el subsuelo del palacio. Este eficaz sistema de evacuación de aguas residuales indica el alto nivel de desarrollo higiénico alcanzado en Madinat al-Zahra.

Horno de cocina. Siglo X. 2,42 x 3,12 x 1,57 m. Procedencia: Es el elemento más singular de las llamadas Viviendas de Servicio. Su función culinaria parece incuestionable en el contexto funcional de la vivienda, donde desarrollaba su actividad el personal de servicio dedicado a atender las necesidades de los personajes que habitaban las grandes residencias situadas al sur. Estancia sur de la crujía este de la Vivienda de Servicio oriental. Descripción técnica: El horno se compone de una cúpula semiesférica de ladrillo, elevada sobre una base cuadrada de sillería. En la base de la cúpula se abre la boca, en forma de arco de medio punto.

Mezquita Aljama. Es uno de los primeros edificios construidos, entre los años 941 y 945. 65,68 x 39,14 m. Procedencia: Es la mezquita principal de la ciudad, donde el soberano, o la persona en quien delegara, dirigía la oración comunitaria del viernes. Adosada al costado oriental del Jardín Alto, pero externa al recinto del Alcázar. Descripción técnica: El edificio está bien orientado hacia La Meca. Consta de un patio porticado en tres de sus lados y una sala de oración de cinco naves longitudinales separadas por arquerías perpendiculares al muro de qibla. Comentarios: Existía un pasadizo directo desde el alcázar hasta la maqsura, para el acceso del califa. Sólo el espacio de la maqsura, reservado al califa, se pavimentó con losas de barro, cubriéndose con esteras el suelo terrizo del resto del oratorio. El alminar, torre desde donde se llamaba a la oración, de planta cuadrada al exterior y octogonal al interior, se ubica junto a la puerta norte del acceso al patio.

Patio de los Pilares. Mediados del siglo X. 27,35 x 28,97 m. Procedencia: Se trata de uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del palacio. No conocemos con precisión cuál fue la función y el uso a que estuvo destinado este conjunto, aunque su posición central en el sector privado del palacio, próximo a las residencias califales, parece indicar un carácter residencial. Sector residencial del Alcázar. Descripción técnica: Se organiza en torno a un gran patio rodeado de pilares cuadrados. En todos los lados, salvo en el meridional, se disponen grandes estancias alargadas con alcobas extremas. El ángulo noreste lo ocupan dos letrinas precedidas por un pequeño patio.

Tanto el patio como las habitaciones tienen pavimentos de losas de caliza violácea, excepto en el costado occidental, donde las dos estancias contiguas se solaron con losas de mármol blanco, lo cual parece indicar su mayor importancia dentro del conjunto. A ellas dio frente, en el centro del patio, un sarcófago romano decorado con el tema de la caza del jabalí por Meleagro, que fue utilizado como pila de agua. En el extremo norte de esta crujía occidental hay una gran escalera de acceso a segundas plantas.

Puerta Norte. Mediados del siglo X. 12,77 x 13,40 m. Procedencia: Es el punto de llegada del denominado Camino de los Nogales, la vía de comunicación más rápida con Córdoba y el lugar por donde el palacio se abastecía de alimentos y materiales de construcción. Abierta aproximadamente en el centro de la Muralla Norte de la ciudad. Descripción técnica: Su disposición responde al esquema de puerta en recodo, defendida por una torre y con un pequeño cuerpo de guardia definido por un sistema de doble puerta abierta en el grueso de la muralla. Comentarios: Este dispositivo es frecuentemente utilizado por la arquitectura militar islámica en la defensa y control del ingreso a recintos amurallados.

Pórtico. Mediados del siglo X. 111,27 x 2,92 x 9,46 m. Procedencia: Esta gran arquería constituye la entrada emblemática, simbólica y ceremonial al corazón del Alcázar, dando acceso a la zona administrativa y política del mismo. Sector oficial del Alcázar. Descripción técnica: Se concibió inicialmente con catorce arcos practicables, constituyendo la fachada oriental de una gran plaza rodeada de otras construcciones. Todos los arcos son escarzanos, excepto el central, que es de herradura.

Se trata de una organización efectista, puramente escenográfica, sin correspondencia con el espacio trasero, donde se abre una sola puerta de reducidas dimensiones. La galería tuvo una cubierta aterrazada. Avanzando en el tiempo, la arquería sufrió una transformación consistente en el cerramiento de los cuatro arcos del extremo norte para instalar varias habitaciones y una letrina.

Calle en rampa. Mediados del siglo X. 43,2 x 23,8 m. Procedencia: Formaba parte del itinerario seguido en los recorridos protocolarios que se realizaban con motivo de la recepción de embajadas y otros actos solemnes. Sector oficial. Comunica el Pórtico con la plaza frontera al Edificio Basilical Superior. Descripción técnica: La calle está formada por dos tramos dispuestos en rampa, con bancos adosados a ambos lados en toda su longitud y segmentada por varias puertas a lo largo de su recorrido. Su pavimento original, a base de cuadrados de piedra oscura enmarcados por sillares calizos, era especialmente apto para el tránsito de las caballerías.

La guardia de la ciudad y los distintos cuerpos de funcionarios del Estado y de palacio se colocaban a ambos lados de la calle durante los recorridos procesionales, en una formación perfecta que movilizaba a todo el personal del Alcázar, desde su puerta de ingreso hasta el salón de recepciones políticas.

Dar al-Muk (Casa Real) Siglo X. 23,6 x 80,9 m. Procedencia: Residencia íntima del califa Abd al-Rahman III. Sector residencial del Alcázar. Terraza superior. Descripción técnica: Las diferentes estancias del edificio se organizan en torno a un núcleo central de tres crujías paralelas de anchas habitaciones rematadas por alcobas.

Tanto las fachadas de las habitaciones principales como las portadas interiores recibieron decoración de ataurique labrada en placas de piedra adheridas a los muros. La riqueza de esta ornamentación se extiende también a los pavimentos de ladrillo de las distintas estancias. Algunos son lisos, pero muchos otros recibieron un tratamiento decorativo a base de incrustaciones de piedra caliza blanca que dibujaban cenefas geométricas. Este espacio no está incluido en el recorrido de visita por las labores de conservación que se están llevando a cabo.

ESPOSAS Y CONCUBINAS DE ABDERRANÁN III

De sus esposas y concubinas solamente conocemos a las siguientes:

  • Fatima al-Qurasiyya, hija de su tío abuelo el emir al-Mundir, la cual, debido a su rango llevaba el título de al-Sayyida al-Kubra, «la Gran Señora».
  • Maryam, Maryana o Muryana, una cristiana y madre de Alhakén II.
  • Mustaq, que fue la favorita del califa en los últimos años de su vida y le dio el último de sus hijos, al-Mughira.
  • La hermana de Nayda ibn Hussein (un mawla que llegó a jefe del ejército), de oficio zurradora de pieles y a la que vio junto a un río, le dio la kunya, para ennoblecerla, de Umm Qurays, «la Madre de Qurays».

La célebre historia de la concubina al-Zahra, que presuntamente habría incitado al califa a fundar la ciudad de Madinat al-Zahra, parece pura leyenda creada muy posteriormente, para explicar la etimología de la ciudad residencial de Abderramán III.

La Crónica Anónima y otras fuentes árabes nos dicen que tuvo once hijos varones y dieciséis hijas. Los varones, por orden de nacimiento eran: su sucesor al-Hakam, al-Mundir, Abd Allah, Ubayd Allah, Abd al-Yabbar, Sulayman, Abd al-Malik, Marwan, al-Asbag, al- Zubayr y al-Mughira. Cinco de ellos le sobrevivieron: el califa Alhakén II, con cuarenta y seis años, y los infantes Abd al-Aziz, al-Mundir, al-Asbag y al-Mughira. Este último tenía entonces unos diez años de edad.

Los otros siete hijos murieron prematuramente. Entre sus hijas por lo menos le sobrevivió Hind, que recibió el sobrenombre de Ayuzal-Mulk «La Anciana del Reino», por su extraordinaria longevidad, pues murió cuarenta y nueve años después de la muerte de su padre. Tanto Hind como la infanta Wallada eran hermanas uterinas de Alhakén II. Otras dos hijas recibieron los nombres de Saniya y Salama.

Águila de Abderramán III

Según Ibn Hayyan, en la Crónica del califa `Abdarrahman III an-Nasir entre los años 912 y 942 -traducción de Mª Jesús Viguera y Federico Corriente (pp. 250-251, Zaragoza, 1981)-, se relata lo siguiente:

El 1 de mayo de 934 (An-Nasir, es decir, el califa Abderramán III) para mayor vistosidad… multiplicó las formidables, hermosas y valiosas insignias de peregrinas clases en banderas y estandartes, apareciendo en esta ocasión entre sus banderas el águila, que había inventado, pues ningún sultán la tuvo antes…“.

En el sudario o mortaja de este mismo rey arrebatado en la batalla de Alhandega, aparece curiosamente un estandarte como este anteriormente citado, lo que nos indica que realmente estamos ante una de las primeras banderas o estandartes que los ejércitos andaluces portaron en sus guerras contra los francos; un pendón verde con un águila en el centro como uno de los primeros elementos identificativos de la soberanía andalusí.

universoandalucista.blogspot.com/2007_12_14_a..

www.morosicristians.com/costumbresmedina.htm

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