27 jun 09

Una princesa en armas por la patria

3 January, 2009 on 2:21 pm | En Actualidad | Imprimir Post

En 1848, Cristina Belgiojoso abandonó la corte para luchar por la Unidad de Italia

Cuando entró en el balcón del palacio Marino de Milán, la princesa lombarda Cristina Trivulzio di Belgiojoso lucía radiante, en el pecho, una escarapela tricolor. La aristócrata, que había viajado hasta Lombardía junto a 250 hombres para levantar la moral de los miles de voluntarios que habían tomado Milán para levantarse contra el opresor austriaco, izó un estandarte blanco, rojo y verde sobre los puntos más altos de la ciudad. Era 1848 y, por primera vez, los austríacos tuvieron que ceder. Desde entonces, la tricolor se convirtió en el gran símbolo de la incipiente nación italiana.

Aunque perteneció a la alta sociedad, esta joven desconocida para los libros de Historia prefirió sus ideas y las armas a los lujos de la corte. Se sabe de ella que, aunque aristócrata, reconocía en la república la forma más justa de gobierno y que disfrutó una existencia rica en aventuras. Filósofa e historiadora, inspiró personajes femeninos de la época gracias a su inquietante belleza: sus enormes ojos, su palidez, su cabello negro y su figura grácil no pasaron inadvertidos en los salones parisinos, donde acudía vestida de blanco, obteniendo más éxitos en lo mundano que en lo intelectual.

El Carbonarismo, en la sombra

Di Belgiojoso era una princesa indolente y de costumbres muy libres que la llevaron a rebelión. Su primer matrimonio fracasó y Cristina visitó Génova, Florencia y Nápoles, donde se acercó al Carbonarismo, una asociación burguesa, patriótica y antimonárquica que nació con el objetivo de librar una revolución que lograse unir la península itálica.

Il Resorgimento, como es conocido en Italia este proceso, fue complejo y violento. Tras la caída de Napoleón, el Imperio austriaco anexionó Lomardía y el Véneto, mientras se creaban el Reino de Piamonte y el de las dos Sicilias. Sin embargo, las ideas nacionalistas no tardaron en propagarse, incentivadas por la vuelta del absolutismo y la influencia del romanticismo. Así, las sociedades secretas fueron las encargadas de propagar muchas de las ideas del Risorgimento.

La Carbonaría era una organización jerárquica con núcleos locales (barracones) que se reunían en grandes eventos llamados venditerias. Su primer objetivo, lograr la libertad política y un gobierno constitucional. No en vano, era un movimiento burgués y casi aristócrata dividido en logias (una pacífica, destinada a la propaganda, y otra militar, destinada a la guerrilla). A ella se unieron políticos liberales como Silvio Pellico o Giuseppe Mazzini, aunque el movimiento se diluiría con el tiempo.

Por su parte, Cristina editó varios periódicos de corte revolucionario, donde apeló a la unión de los diferentes Estados en que estaba dividida la Península vinculados a dinastías extranjeras, como los Habsburgo y los Borbones. Tras dos décadas de amagos de revolución, Mazzini organizó los primeros levantamientos populares que, sin embargo, fracasaron estrepitosamente.

Las cinco jornadas de Milán

La princesa fue entonces acusada de conspirar contra ellos por los austriacos. Obligada al exilio en París, Viena bloqueó sus bienes. Entró entonces en escena un viejo amigo, Pietro Bolognini, al cual los espías asignaron el papel de amante. Tras recuperar su patrimonio, Cristina abrió en París una hermosísima casa, cerca de La Madeleine, que se convirtió en el lugar de reunión de los intelectuales italianos, franceses y alemanes. En París conoció a intelectuales como el poeta Heinrich Heine y el compositor Franz Liszt, según narra la escritora Patrizia Carrano en su libro Las escandalosas (Siruela). Gracias a su dinero, la princesa ayudó a los exiliados italianos y organizó envíos de armas para las revueltas.

“Publicó precisos apuntes sobre la realidad de Lombardía y se convirtió en una fuerza activa”, escribe Carrano. Cristina ayudó a las instituciones de asilos y construyó comedores públicos hasta que, en 1848, en Nápoles, recogió a 250 hombres y los llevó en una nave hasta Milán. Allí, el pueblo de la ciudad luchó contra las tropas del mariscal Radezky en lo que se conoce como las Cinco Jornadas de Milán, uno de los episodios más importantes del Risorgimento. Fue la primera cita en la que participó por primera vez el pueblo de forma decisiva. La ciudad entera combatió levantando barricadas, disparando desde las ventanas y enviando mensajes por medio de octavillas en las que animaba a la población a rebelarse contra el opresor.

La resistencia triunfó y el asedio terminó con la huida de Radetzky y la creación de un Gobierno provisional presidido por Gabrio Casatil. Sin embargo, los austriacos no tardarían en reconquistar la ciudad y Cristina terminó supervisando los hospitales de los guerrilleros. Tras una azarosa vida por distintas ciudades europeas, acabó en Asia Menor, donde sobrevivió volcada en la escritura. La Unificación tendría que esperar, pero las bases ya se habían afianzado.

Via: publico.es

http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/174

Cristina Trivulzio Belgiojoso (Milán, 28 junio de 1808 - 5 julio de 1871) participó activamente en el Risorgimento italiano. Fue editora de periódicos revolucionarios, escritora y periodista.

Su nombre completo era: María Cristina Beatrice Teresa Barbara Leopolda Clotilde Melchiora Camilla Giulia Margherita Laura Trivulzio.

Cristina, hija de Gerolamo Trivulzio y Vittoria Gherardini, se queda muy pronto huérfana de padre. La madre se volvió a casar poco tiempo después con Alessandro Visconti D´ Aragona y tuvo un hijo y tres hijas. Cristina estará muy unida a sus hermanos (Alberto, Virginia “Valentina”, Giulia”Gigia”, Teresa).

No se sabe mucho de la historia de Cristina cuando era niña. Las pocas informaciones que se tienen se han obtenido por una carta en la cual se describe a su amiga Ernesta Bisi, contrariando a un frenólogo que pretendía conocer a las personas solamente por la forma de su cuerpo. Una versión de aquel periodo de los clarividentes y similares. La propia Cristina dice: “Yo era una niña melancólica, seria, introvertida, tranquila, tan tímida que me sucedía a menudo que me estallar el hipo en el salón de mi madre porque yo creí darme cuenta de que me estaban mirando o que querían hacerme hablar”.

Ernesta Bisi era su maestra de dibujo. En ese tiempo se estilaba enseñar a las muchachas de familia noble canto, dibujo y otras formas de arte. A pesar de la diferencia de edad, permanecieron siendo grandes amigas para siempre y las confidencias realmente más íntimas se le harán a ella.

Ernesta la introdujo en el mundo de la” conspiración”, a través de sus amigas. El momento más importante de la juventud de Cristina es el matrimonio con el apuesto y joven príncipe Emilio Barbiano de Belgiojoso. Muchos intentaron disuadirla, mientras conociendo los hábitos libertinos de Emilio, pero al final el matrimonio se realizó. Había grandes invitados en la iglesia de S. Fedele en Milán el 24 de septiembre de 1824. La heredera más rica de Italia traía una dote de 400.000 liras austriacas (más de 4.000.000 de € de hoy). Tenía sólo 16 años cuando adquirió el título de princesa.

El matrimonio no duró mucho. Oficialmente ellos nunca se divorciaron, pero en realidad ellos se separaron pocos años después, permaneciendo buenos amigos (con algunos altos y bajos) hasta la muerte. El marido, se escapó directamente con otra condesa (De Plaisance) y se refugió durante diez años en su villa en el lago de Como (Villa Pliniana). Al final de los años veinte Cristina, después del arresto de su padrastro se aproximó a las personas más involucradas con los movimientos por la liberación y se convertirá en “giardiniera”. Los austriacos que dominaban la Lombardía desde 1815 y especialmente el jefe de la policía Torresani empezaron su trabajo de espionaje que duró hasta la unidad de Italia. Era bella, poderoso, y podía molestar mucho. Afortunadamente su fama, su posición social y su diligencia para la fuga, la salvaron de arrestos fáciles.

El gobierno de Viena controlaba cada uno de sus movimientos, y después de muchas amenazas, Cristina escapó al sur de Francia. La historia de este escape es contada por algunos biógrafos con los aspectos rocambolescos; Está seguro en todo caso, que ella se encontró en Provenza sola y sin dinero. Todas sus posesiones estaban congeladas por la policía austriaca y por mucho tiempo no pudo disponer de algún dinero. La última liquidez había sido destinada a pagar las deudas del marido, a cambio de su libertad.

Se encontró sola y hospedada por amigos en el pueblecito de Carquerainne. Aquí entró en escena un nuevo amigo, un tal Pietro Bolognini llamado “il Bianchi”, ex notario de Reggio Emilia, al cual los espías austríacos asignaron inmediatamente el papel de amante. Aquí conoció a Augustine Thierry, un historiador que se había vuelto hacía poco tiempo ciego, ambos serán amigos hasta la muerte. Después de algunos meses, y pese a la falta de dinero, desembarcó en París y se buscó un apartamento pequeño al lado de la Madeleine (iglesia de París dedicada a María Magdalena).

Sobrevivió con lo mínimo por algunos meses. Cocinó por primera vez sus comidas y se ganó la vida cosiendo encajes y escarapelas. Una vida un poco diversa a la que estaba acostumbrada en Milán; todavía cuando se había involucrado en esta historia, no lo había pensado mucho antes de actuar, aunque si sabía que tendría que afrontar tiempos difíciles. Habría sido simple recuperar su dinero y estar cómoda en sus palacios en Locate o a Milán. Le habría bastado estar tranquila y no alzarse contra Torresani. Incluso el gobernador austriaco Hartig y el Metternich personalmente se intercambiaron cartas sobre la princesa y ellos aplacaron al jefe de la policía que con gusto la habría tenido encarcelada.

Después de poco tiempo, con un poco de dinero enviado por su madre y un poco recuperada por sus ingresos, consigue cambiar de casa y organizar uno de aquellos salones de aristocracia, dónde reunía a exiliados italianos y a la burguesía europea.

En los años 30 frecuentó al poeta alemán Heinrich Heine, el compositor húngaro Franz Liszt, el historiador francés François Mignet, el poeta francés Alfred De Musset y muchos otros. También tenía una correspondencia con “el héroe de dos mundos” La Fayette, el viejo general protagonista de la revolución francesa. Se le atribuyeron muchos amantes, un poco como nos esperaríamos hoy de una bella mujer rica en una situación similar. Todavía tenía una relación de amistad con el marido, con el que compartía el pensamiento político y nada más. En estos diez años siguió contribuyendo a la causa italiana, intentando influir en a las personas poderosas, escribiendo artículos y publicando periódicos políticos, cuando nadie quería publicar nada peligroso.

Le continuaron llegando sumas de dinero, y ella intentará distribuirlo, de manera que pueda ayudar a los pobre exiliados italianos, de los cuales se había vuelto referente parisino, e invirtiendo en las revueltas o directamente organizando envíos de armas para los “rebeldes” italianos. En 1838 su vida dará un gran giro. Nacerá María, su primera hija. El padre biológico de la niña no era seguramente el marido, con el que no se frecuentaba. Se ha hipotizado con la posibilidad de que fuera su amigo François Mignet o su secretario Bolognini.

Desde ese momento dejará sus salones y sus recepciones y ellos empezarán algunos años de semi-aislamiento. Estuvo de vacaciones en Inglaterra con sus hermanos y hermanas, y allí fue a encontrarse con Napoleón III que estaba en el exilio. Consiguió rasgarle una promesa: cuando el asunto de Francia estuviera arreglado, verá también la manera de poner en su lugar la situación en Italia. Desgraciadamente, una vez que obtendrá el poder de Francia, hará la contraria consideración a Italia, y la princesa quedará muy disgustada. Entonces volverá en París por un año, para después volver finalmente a Locate, dónde empezará sus obras sociales. Aquí creará las guarderías, las escuelas, transformarán su palacio en un falansterio, con algunos cambios introducidos por ella. Crea una casa de ayuda pública y da dotes a las esposas más pobres. Querái modificar también las enseñanzas religiosas, que no creía del todo exactas, pero no llego a tanto. Su trabajo político continuó intentando convencer a todos que la única solución para acercarse a la unión italiana era apoyar a Carlo Alberto y por consiguiente el retorno de la dinastía de los Savoia. Su objetivo no era una monarquía, sino una república al estilo francés, pero, si para llegar a la república era primero necesario unir Italia, él único medio era mediante la monarquía de los Savoia.

Perdidos en un abrir y cerrar de ojos los Cinco días en Milán, pero, encontrándose con Nápoles durante las insurrecciones, recogió a 250 hombres y los llevó en una nave hasta Milán, en ayuda a los guerrilleros. Durante unos meses se respiraba aire de libertad aunque la princesa no estaba de acuerdo con había obtenido el poder. El tiempo le dio la razón, de hecho mese después los austriacos volverán a Milán. Ella, y muchos otros burgueses de Milán, se las arreglarán pagando una multa elevadísima, salvando el palacio y la libertad.

El pasado un año, se encontró de nuevo en primera línea en el momento de la insurrección romana. Ellos asignan a ella la organización de los hospitales y su es distinguido, todavía antes del Florencia Nightingale famoso.

Desgraciadamente, también en Roma la revuelta es calmada además con la propia ayuda de los franceses tan querido por Cristina. Desaparecida también esta esperanza de libertad y traicionada por su propio amigo Napoleón III que zarpó en una nave directa a Malta. Iniciará un viaje que la llevará a Grecia para acabar en Asia Menor, en el valle perdido y desolado de Ciaq Maq Oglù, al lado de la actual Ankara, Turquía.

Aquí, sola con su hija María y otros pocos exiliados italianos, sin dinero y solamente mediante créditos, establecieron una empresa agrícola. Desde aquí escribió artículos e historias de sus peripecias orientales consiguiendo así un poco de dinero para seguir viviendo durante casi cinco años. En 1855 gracias a una amnistía recuperó los permisos de la burocracia austriaca, y volvió finalmente a Locate.

En 1858 muere su aún marido legal Emilio y pocos años después consigue finalmente hacer legítima a su hija María. En 1860, después del matrimonio de su hija con el buen Ludovico Visconti D´Aragona, comienza una vida como suegra. Dejará serenamente la política, porque en 1861 se formará finalmente la Italia unida, tan ansiada por ella.

Desde este momento será olvidada por todos, como si ya no sirviese más. Vivió entre Milán y Locate y el lago de Como. Se compró una villita en Blevio dónde se transfiere con su fiel Budoz, el sirviente turco que la había seguido durante más de veinte años y Miss. Parker, la gobernanta inglesa que había vivido con ella y su hija desde el viaje de 1839 a Inglaterra. Murió joven en 1871, con tan sólo 63 años. Había tenido una vida con muchas vivencias y siempre había padecido varias enfermedades, así como un tentativo de homicidio que había dejado diversas heridas. Fue enterrada en Locate, dónde todavía se encuentra.
Obras

Obras de Cristina Trivulzio di Belgiojoso:

· Essai sur la formation du dogme catholique, 4 vol. Paris: J. Renouard & C., 1842
· La Science Nouvelle par Vico, con l´introduzione “Vico et ses ouvres”. Paris: J.Renouard & C., 1844.
· La Science Nouvelle, Vico et ses ouvres, traduite par M.me Belgiojoso, Milano,1844.
· Etude sur l´histoire de la Lombardie dans les trente dernières années, ou les causes du défault d´energie chez les Lombards, Jules Laisné, Paris, 1846.
· L´Italie et la révolution italienne de 1848 in “Revue de Deux mondes”: Insurrection milanaise. Le gouvernement provisoire. Les corps auxiliares, 15 settembre 1848; La guerre de Lombardie. La siège et la capitulation de Milan, 1 ottobre 1848; La révolution et la république de Venise, 1 dicembre 1848; La guerre dans le Tyrol italien, 15 gennaio 1849.
· Stato attuale dell´Italia in “L´Ausonio”, 1846.
· Premieres notions d´historie à l´usage de l´enfance: Histoire Romaine, Paris, 1850
· Souvenirs dans l´exil in “Le National”, 5 settembre e 12 ottobre 1850.
· Souvenirs dans l´exil, ristampa dell´originale, Istituto Editoriale Italiano, Milano, 1946.
· La vie intime et la vie nomade en Orient in “Revue des Deux Mondes”: Angora et Césarée, les harem, les patriarches et les derviches, 1 febbraio 1855; Les montagnes du Giaour, le Harem de Mustuk-bey et les femmes turques, 1 marzo 1855; Le touriste européen dans l´Orient arabe, 1 aprile 1855; Les Européens à Jerusalem, la Turquie et le Koran, 15 settembre 1855.
· Asie Mineure et Syrie, souvenirs de voyage, Paris, 1858
· Récits turques in “Revue des Deux Mondes”: Emina, 1 e 15 febbraio 1856; Un prince kurde, 15 marzo e 1 aprile 1856; Les deux femmes d´Ismail Bey, 1 e 15 luglio 1856; La Pacha de l´ancien régime, 15 settembre 1856; Un paysan turc, 1 e 15 novembre 1857; Zobeiden, 1 e 15 aprile 1858.
· Emina, Paris and Leipzig, 1856.
· Scénes de la vie turque (Emina; Un prince Kurde; Les deux femmes d´Ismail-Bey), Paris, 1858.
· Rachel in “Revue des Deux Mondes”, 15 maggio e 1 giugno 1859.
· Histoire dé la Maison de Savie, Paris, 1860.
· Della presente condizione delle donne e del loro avvenire in “Nuova Antologia”, vol.I n. 1,1866; ristampato in Il 1848 a Milano e Venezia, Feltrinelli, Milano, 1977.
· Osservazioni sullo stato attuale dell´Italia e del suo avvenire, Milano, 1868, tradotto in francese e pubblicato a Parigi l´anno successivo.
· Sulla moderna politica internazionale. Osservazioni, Vallardi, Milano, 1869.

Periódicos fundados o publicados por Cristina Trivulzio di Belgiojoso:

· “Gazzetta Italiana” pubblicata a Parigi dal febbraio al dicembre 1845 e sostituita da
· “Rivista Italiana” pubblicata a Parigi nel gennaio 1846 e sostituita da
· “L´Ausonio. Rivista mensile italiana” pubblicata a Parigi dal marzo 1846 al febbraio 1848.
· “Il Crociato” supplemento a “L´Ausonio”, pubblicato a Milano dall´aprile al luglio 1848.
· “L´Italie” pubblicata in francese a Milano dall´ottobre 1860 al febbraio 1861.
Traducciones

Traduccíones al italiano y al inglés de obras de Cristina Trivulzio di Belgiojoso:

· Studi intorno alla storia della Lombardia negli ultimi trent´anni e delle cagioni di difetto d´energia dei Lombardi, Parigi, 1847.
· Un principe curdo, racconto turco-asiatico; Emina, Redaelli, Milano, 1857
· Oriental harems and scenery, translated from the french of the Princess Belgiojoso, Carleton, New York, 1862.
· L´italia e la rivoluzione italiana (dalla Revue des Deux Mondes, 1848) aggiuntovi gli ultimi tristissimi fatti di Milano, narrati dal Comitato di pubblica difesa, con documenti, Sandron, Palermo, 1904.
· La vita intima e la vita nomade in Oriente, Sonzogno, Milano, 1928.
· La rivoluzione lombarda del 1848, Universale Economica, Milano, 1949.
· Il 1848 a Milano e Venezia con uno scritto sulla condizione delle donne (a cura e con traduzione di Sandro Bortone), Feltrinelli, Milano, 1977.
· Ricordi dall´esilio, Edizioni Paoline, Cinisello Balsamo, 1978.
· Vita intima e vita nomade in Oriente, Ibis, Como, 1993.
· Emina, Tufani, Ferrara, 1997.
· Un principe curdo, Tufani, Ferrara, 1998.
Bibliografía Crítica

· Archer Brombert, Beth, Cristina. Portraits of a princess, University of Chicago Press, 1977.
· Barbiera, Raffaello, La principessa di Belgiojoso, i suoi amici e nemici, il suo tempo, Milano, 1902, 1913, 1922, 1930.
· Barbiera, Raffaello, Passioni del Risorgimento. Nuove pagine sulla Principessa Belgiojoso e il suo tempo con documenti inediti e illustrazioni, Fratelli Treves editori, Milano, 1903.
· Bortone, Sandro, prefazione a Il 1848 a Milano e Venezia con uno scritto sulla condizione delle donne, Feltrinelli, Milano, 1977.
· Caprini, Giulio, Donna più che donna, Garzanti, Milano, 1946.
· Cazzulani, Elena, Cristina di Belgiojoso, Lodi, 1982.
· Gattey, Charles Neilson, A Bird of Curious Plumage, London, 1971.
· Guicciardi, Emilio, Cristina di Belgiojoso Trivulzio cent´anni dopo, Milano, 1973.
· Incisa, Ludovico e Trivulzio, Federica, Cristina di Belgiojoso. La principessa romantica, Rusconi, Milano, 1984.
· Malvezzi de´ Medici, Aldobrandino, “Una macabra leggenda” in “Pan”, Milano, febbraio 1935.
· Malvezzi de´ Medici, Aldobrandino, Cristina di Belgiojoso, 3 vol, Treves, Milano, 1936 e 1937.
· Nanetti, Angela, Cristina di Belgioioso, una principessa italiana, EL, Trieste, 2002.
· Petacco, Arrigo, La misteriosa storia della dama del Risorgimento: Cristina di Belgiojoso, Mondadori, Milano, 1994.
· Scriboni, Mirella, ” ´Se v´avessi avuto per compagna…´. Incontri tra donne nelle lettere e negli scritti dall´Oriente di Cristina Trivulzio di Belgiojoso” in “Italian Culture” vol.XII, 1994.
· Scriboni, Mirella, “Il viaggio al femminile in Oriente nell´800: la principessa di Belgiojoso, Amalia Solla Nizzoli e Carla Serena” in “Annali d´Italianistica - L´Odeporica/Hodoeporics:On Travel Literature” vol 14, edited by Luigi Monga, 1996.
· Scriboni, Mirella, “Cristina di Belgiojoso” in “Leggere Donna”, n. 50 (maggio-giugno 1994).
· Scriboni, Mirella, prefazione a Emina, Tufani, Ferrara, 1997.
· Scriboni, Mirella, prefazione a Un principe curdo, Tufani, Ferrara, 1998.
· Severgnini, Luigi, La principessa di Belgiojoso, Virgilio, Milano, 1972.
· Whitehouse, H. Remsen, A Revolutionary Princess. Christina Belgiojoso Trivulzio. Her life and times, E.P. Dutton, New York, 1906.
Enlaces de interés

* http://www.cristinabelgiojoso.it/
* http://www.url.it/donnestoria/testi/belgioioso/biografia.htm
* http://www.storiadimilano.it/Personaggi/Ritratti%20femminili/cristina.
* http://www.radio.rai.it/radio3/lastoriaingiallo/view.cfm?Q_EV_ID=84558

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