El pueblo birmano sufre una represión despiadada desde hace muchos años. Ahora se ha echado a la calle nuevamente en protesta por el aumento indiscriminado de los precios de los carburantes. Viejos amigos birmanos me cuentan que tales incrementos afectan dramáticamente a una población –sobre chispa más o menos, unos 2,5 millones de personas— que se desplazan diariamente; más todavía, me explican, el 90 por ciento del salario lo dedican a la comida. Y rematan: la inflación supera el 20 por ciento y la renta per capita es de 225 dólares anuales.
Todo ello en un país –el 90 por ciento de su población vive en una pobreza extrema—que fue considerado como rico, dado sus potentes fuentes naturales: las piedras preciosas, el gas natural, las piedras preciosas… Un país con hambre, y que sufre una violenta represión armada, el trabajo esclavo y una fortísima violencia sexual como arma de disuasión militar y política. El emblema más público y evidente es Aung San Suu Kyi, premio Nobel por la Paz que lleva muchos años en arresto domiciliario, también están arrestados los líderes del Movimiento 88, a pesar de las protestas internacionales. Ahora está muy enferma.¿Por qué NADIE mueve un dedo para liberarla ?…Está muy delicada. ¿Cual es su delito?.¿Pedir libertad?…
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