12 ene 10

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f4/PyramidDatePalms.jpg
La Gran Piramide de Keops, Giza,El Cairo.Postal del siglo XIX(Wikipedia)
Egipto

Egipto

A FONDO

Capital:
El Cairo.
Gobierno:
República.
Población:
81,713,52 (est. 2008)

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La Gran pirámide de Keops, en Giza, El Cairo (Egipto), es la más antigua y la única que aún perdura de las Siete maravillas del mundo, además de ser la mayor de las pirámides construidas. Construida por el faraón de la cuarta dinastía del Antiguo Egipto, Jufu (también conocido por su nombre griego Keops). El arquitecto de dicha obra fue Hemiunu.

La fecha estimada de terminación de la construcción de la Gran Pirámide es alrededor de 2570 a. C., siendo la primera y mayor de las tres grandes pirámides de la Necrópolis de Giza, situada en las afueras de El Cairo, en Egipto. Fue el edificio más alto hasta el siglo XIV (siendo superado por el chapitel de la Catedral de Lincoln, en Inglaterra[1] ) y el edificio de piedra más alto del mundo hasta bien entrado el siglo XIX, siendo entonces superado por la aguja de San Nikolai, en Hamburgo.[2

Archivo:Gravure-herodote.jpg

Interpretación de la construcción descrita por Heródoto. Según Antoine-Yves Goguet. 1820.(Wikipedia)

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Ahora, tras bastante tiempo sin noticias de esa zona, donde se calcula que sólo se ha excavado el 5% del yacimiento, el ministro de Cultura egipcio, Farauk Hosni, acaba de anunciar el hallazgo de nuevas tumbas de los obreros que edificaron las pirámides de Keops y Kefrén (las dos más antiguas de Giza), en la Cuarta Dinastía, hace más 4.500 años.

Las tumbas han sido descubiertas por un equipo egipcio dirigido -cómo no- por Hawass.

“Es la primera vez que hallamos tumbas como las de 1990″, ha dicho el poderoso e ubicuo jefe de la arqueología egipcia, que ha recalcado que estos enterramientos arrojan más luz sobre la primera época de la Cuarta Dinastía y aportan más pruebas de que el trabajo en las pirámides no era forzado.

Para Hawass, el hecho de que las tumbas de los trabajadores estén en la misma área sagrada y ceremonial de Giza -se encuentran al sur de las pirámides y la Esfinge, en las alturas sobre ésta, pasado el uadi principal- indica que la gente enterrada no eran en absoluto esclavos.

“No se hubiera permitido enterrarlos en las cercanías de los faraones”, subraya.

21 cabezas de ganado y 23 ovejas

La tumba más importante de las encontradas ahora pertenece a Idu. Es de estructura rectangular con una cubierta externa de ladrillos de barro , recubierta con yeso. Posee numerosos pozos funerarios y nichos. La parte superior de la tumba tiene forma abovedada, simbolizando la colina eterna en la que la creación comenzó, según la tradición religiosa de Menfis. Esa característica confirma, dicen los especialistas, que la tumba se construyó a inicios de la Cuarta Dinastía. Al oeste de la tumba de Idu se ha excavado otro grupo de sepulcros de obreros y los restos de ataúdes y al sur otra tumba grande también con pozos de enterramiento que contenían cada uno un esqueleto adornado con abalorios de arcilla.

Según Hawass, las familias de Egipto enviaban cada día 21 cabezas de ganado y 23 ovejas para alimentar a los trabajadores. Para el director de las excavaciones, esta aportación no era en concepto de impuesto sino como una libre colaboración para lo que se veía, dice, como un gran proyecto nacional. Los trabajadores no excedían de los 10.000 (en contra del testimonio Heródoto, que cita 100.000), rotaban cada tres meses y los que morían durante el proceso de construcción eran enterrados en la zona.

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~23000180/sociales/piramide.jpg

Interior de la piramide de Keops

Los hallazgos de 1990 comenzaron con el descubrimiento del muro de ladrillo -que fue con lo que tropezó el caballo del turista- de la capilla funeraria de Ptahshepsesu. Hasta ahora se conocían 30 tumbas de capataces y unas 600 de trabajadores. Las de estos últimas son muy modestas y de diferentes formas. En los cuerpos de los trabajadores sepultados se ha podido documentar el duro trabajo que estos realizaban. Los restos humanos presentan evidencias de artritis degenerativa en la zona lumbar y en las rodillas -resultado de levantar grandes pesos- y también haber recibido tratamientos de emergencia a pie de pirámide, como si dijéramos: recolocación de huesos rotos (sobre todo cúbito, radio y peroné). Incluso hay dos casos de amputaciones. La media de edad de los difuntos es de 30-35 años. Dos de las mujeres enterradas alli padecían enanismo.

Aparte estaban las tumbas de personal de más estatus, según muestran sus títulos: “Supervisor de los albañiles” o “director de los artesanos”. Estas tumbas son de mayor calidad y de varias se han recuperado estatuas. Algunas pertenecen a personajes deliciosamente cotidianos, como Nefertjetjes, director de la panadería de los obreros. Destaca la tumba de Petety porque muestra una estupenda maldición:

“El cocodrilo, el hipopótamo y el león se comerán a aquel que haga algo malo a mi tumba”.

La advertencia no sirvió de mucho porque al encontrar el sepulcro la momia ya había desaparecido y no probablemente porque se hubiera marchado sola.

El texto más antiguo que indica el modo de construirla proviene del historiador Heródoto, reflejando lo que le relataron los sacerdotes egipcios.

El historiador griegoHeródoto, quien contempló la pirámide hacia el año 450 a. C., comentó que «su tiempo de construcción fue de veinte años», y que subían las piedras labradas, de grada en grada, mediante artefactos conformados de maderos cortos.

En cuanto a la pirámide, se gastaron en su construcción veinte años: es una fábrica cuadrada de ocho pletros de largo en cada uno de sus lados, y otros tantos de altura, de piedra labrada y ajustada perfectamente, y construida de piezas tan grandes, que ninguna baja de treinta pies.

La pirámide fue edificándose de modo que en ella quedasen unas gradas o poyos que algunos llaman escalas y otros altares.

Hecha así desde el principio la parte inferior, iban levantándose y subiendo las piedras, ya labradas, con cierta máquina formada de maderos cortos que, alzándolas desde el suelo, las ponía en el primer orden de gradas, desde el cual con otra máquina que en él tenían prevenida las subían al segundo orden, donde las cargaban sobre otra máquina semejante, prosiguiendo así en subirlas, pues parece que cuantos eran los órdenes de gradas, tantas eran en número las máquinas, o quizá no siendo más que una fácilmente transportable, la irían mudando de grada en grada, cada vez que la descargasen de la piedra; que bueno es dar de todo diversas explicaciones. Así es que la fachada empezó a pulirse por arriba, bajando después consecutivamente, de modo que la parte inferior, que estribaba en el mismo suelo, fue la postrera en recibir la última mano.

En la pirámide está notado con letras egipcias cuánto se gastó en rábanos, en cebollas y en ajos para el consumo de peones y oficiales; y me acuerdo muy bien que al leérmelo el intérprete me dijo que la cuenta ascendía a 4.600 talentos de plata. Y si esto es así, ¿a cuánto diremos que subiría el gasto de herramientas para trabajar, y de víveres y vestidos para los obreros, y más teniendo en cuenta, no sólo el tiempo mencionado que gastaron en la fábrica de tales obras, sino también aquel, y a mi entender debió ser muy largo, que emplearían así en cortar la piedra como en abrir la excavación subterránea?”
Heródoto de Halicarnaso. Libro II. Euterpe. Cap. CXXIV-CXXV

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EL CAIRO (Egipto).- “En estas galerías creemos que dormía buena parte de los
trabajadores que construyeron las tres grandes pirámides de Giza”, afirma el arqueólogo norteamericano Mark Lehner, mientras señala dos largos corredores cuyas paredes sobresalen apenas unos centímetros de la arena ardiente. “Todo indica que no fueron esclavos los que hicieron esta tarea, sino trabajadores provenientes de distintas partes de Egipto.”
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El descubrimiento realizado por Lehner y su colega egipcio Zahi Hawass en el complejo arqueológico de las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino aporta las primeras pistas firmes que permitirán resolver un antiguo enigma: quiénes fueron y cómo vivían los que apilaron uno sobre otro 2.300.000 bloques de piedra, dando forma a la que fuera considerada la séptima maravillla del mundo.
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“Hoy tenemos pruebas que demuestran que aquí donde se construyeron las pirámides existía un vasto complejo industrial que funcionó como fuente de aprovisionamiento para los trabajadores y como base para los templos mortuorios -dijo a LA NACION Lehner-. Una población de aproximadamente 20.000 personas vivía y se alimentaba en este sitio, de modo que los egipcios debieron crear un centro urbano para sustentar a esa cantidad de gente.”
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Para este investigador de las universidades de Yale y Chicago, becario de la National Geographic Society, los recientes descubrimientos realizados en este valle “son la huella del Estado egipcio. Estas áreas serán de importancia crucial para conocer el funcionamiento de la economía de este pueblo -asegura-; las estructuras y los artefactos encontrados son la prueba de que había algún tipo de orden social”.
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Los vestigios

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La curiosidad por el origen de las pirámides de Giza no es nueva. Ya en el año 450 antes de nuestra era el historiador griego Heródoto estimaba que habían sido necesarias unas 100.000 personas para levantar semejantes monumentos. “Claro que, de ser cierto, debería haber existido una ciudad enorme -plantea Lehner-. Los cálculos de los egiptólogos eran más mesurados: unas 20.000 a 30.000 personas, pero incluso esa cantidad de gente implicaría una ciudad colosal.”
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¿Dónde está la ciudad que albergó a los trabajadores de las pirámides?
Lehner empezó a vislumbrar la respuesta casi por casualidad, gracias a los resultados de un estudio topográfico de los estratos sobre los que se asienta la Esfinge.
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“Me di cuenta de que esas capas contenían mucha información sobre los estratos de roca de la meseta de Giza, lo que nos daba un indicio de las capas que explotaron los egipcios para construir las pirámides. Comencé entonces a buscar las canteras de las cuales se habría extraído la piedra de la construcción de las pirámides, lo que me condujo a un estudio geológico de toda la meseta”, agrega Lehner.
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Fue así como, poco a poco, la arena del valle adyacente a la meseta fue dejando a la vista los vestigios de una ciudad perdida hace aproximadamente 4500 años: la ciudad de los trabajadores.
Entre otras estructuras, “hemos descubierto un enorme complejo edilicio, con un trazado rectilíneo y orientado en las direcciones cardinales, con grandes bloques de galerías que podrían ser dormitorios”. Las galerías tienen en su extremo una suerte de plataforma que, estiman los arqueólogos, serviría de cama para la persona a cargo del grupo de trabajadores -entre 40 y 50- que dormía en cada galería. Una de las conclusiones a las que han llegado es que existían distintas jerarquías y que la distinción principal estaba dada entre trabajadores rotativos y permanentes.
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Mientras los primeros realizaban durante un período de tres meses las tareas de menor especialización, como el traslado de las piedras, los trabajadores permanentes se dedicaban a la carpintería, el tallado de las piedras o la administración del poblado.
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De arqueólogo a panadero
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Pero las galerías que albergaron a los trabajadores rotativos -que, estiman, habrían sido enviados a Giza a cumplir con una obligación para con el faraón, de la misma manera en que en algunos países se realiza el servicio militar- no constituyen la única evidencia de asentamiento humano en torno de las pirámides.
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Lehner ha desenterrado en el valle adyacente numerosas panaderías, las panaderías egipcias más antiguas conocidas a la fecha; así como también un edificio rectangular que habría albergado en su interior varios silos para almacenar granos.
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Los utensilios empleados por los panaderos egipcios presentan formas que suponen procesos de elaboración radicalmente diferentes de los actuales, ya que los enormes moldes cónicos que contenían la masa eran volcados directamente sobre las brasas.
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Para corroborarlo, Lehner decidió reconstruir una de estas panaderías e intentó fabricar pan a la antigua usanza egipcia. “Logramos elaborar pan como creemos que lo hacían los egipcios; lo que también es cierto es que ninguno de nosotros lo probó más de una vez, ya que era poco sabroso”, reconoce.
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Otro de los hallazgos de Lehner en Giza es la creciente evidencia que sugiere la existencia de otro “barrio” de la ciudad, separado de aquel que albergaba a los trabajadores rotativos, donde vivía la fuerza de trabajo permanente.
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Este barrio, apodado “la ciudad del Este” por los arqueólogos, habría no ya alojado a trabajadores jóvenes llegados desde distintas partes de la nación, sino a familias enteras afincadas en la zona. El peso de esta hipótesis no descansa tanto en las ruinas del asentamiento, sino en su cementerio, uno de los tesoros arqueológicos recientemente desenterrados.


Jerarquías mortuorias
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Ubicado a unas pocas decenas de metros de las ruinas de la ciudad de los trabajadores, el doctor Zahi Hawass ha desenterrado numerosas tumbas que conforman el cementerio del asentamiento o, mejor dicho, los cementerios.
Del mismo modo en que Lehner diferencia el barrio de los trabajadores rotativos del de los permanentes, Hawass, explorador residente de la National Geographic Society y director de Antigüedades de Egipto, se refiere por separado al cementerio que se encuentra en lo alto de una meseta cercana al que está ubicado más abajo.
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Pero la distinción no es meramente geográfica: mientras el primero está conformado por mastabas de ladrillos de barro de forma cónica o de panal, o incluso pequeñas pirámides que imitan a sus monumentales vecinas, en el segundo los cuerpos yacen con poco y nada de ornamento.
“El alto cementerio debió haber sido construido para los trabajadores permanentes y de mayor rango, ya que allí hemos hallado familias enteras -afirma Hawass-. En cuanto al bajo cementerio, allí hemos encontrado solamente esqueletos que debieron pertenecer a los trabajadores rotativos.”
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“Una de las mejores tumbas que descubrí al oeste de la gran pirámide pertenece al sacerdote Kai, que data del reino de Keops -continúa-. Es una tumba bellamente pintada, con un estilo artístico único. Uno de sus bajorrelieves muestra a la hija de Kai abrazando afectuosamente a su padre. Los jeroglíficos pintados sobre los muros dicen que fue hecha por constructores de tumbas y artesanos.”
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Estas inscripciones no son las únicas descifradas por Zahi Hawass. “En el interior de las tumbas de los trabajadores pudimos ver cuáles eran los títulos que utilizaban. Por ejemplo, supervisor del lado Este de la pirámide, supervisor de rodillos, maestre del puerto, etcétera -cuenta este egiptólogo de 55 años-. Dicen mucho sobre cómo organizaban esa increíble plantilla de personal.”
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Por Sebastián A. Ríos

NOTA EXTRACTADA POR MARTIN CAGLIANI - BNyT recomienda su sitio: http://webs.sinectis.com.ar/mcagliani

http://www.barilochenyt.com.ar/piramides.htm

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