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26 Ago 11

El ajuar del faraón Tutankhamón, el mayor tesoro encontrado jamás en una tumba egipcia, es uno de los grandes atractivos que ofrece el Museo egipcio de El Cairo.

Entre sus piezas, de incalculable valor, destacan sus sarcófagos, la máscara funeraria, y el hermoso trono cuyo respaldo representa una escena íntima del monarca con su esposa.

Pero el tesoro no estaba completo. En una época en la que el gobierno egipcio permitía a los arqueólogos llevarse parte del hallazgo como souvenir y recompensa a su trabajo, 19 de las piezas que componían el ajuar funerario del joven faraón habían terminado en el Museo Metropolitan de Nueva York. Hasta este mes de agosto de 2011.

El anuncio lo ha hecho Mohamed Abdel Maqsud, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcias. Tras largas negociaciones entre los responsables de ambos países, en pocos días las piezas regresarán a Egipto. Y ocuparán su lugar junto al resto del tesoro para que puedan ser admiradas.

Aunque son piezas pequeñas en comparación con las maravillas que a día de hoy llenan las salas del Museo de El Cairo, no cabe duda de que ésta es una gran noticia para todos los amantes del Antiguo Egipto. El tesoro de Tutankhamón vuelve a casa, de donde nunca algunos afirman que nunca debería haber salido. Otros piden que se proteja debidamente, en previsión de desórdenes y robos como los que se produjeron últimamente.

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¡Esperemos que los dioses protejan al joven faraón y su memoria¡.

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21 Feb 10

miércoles, 17 de febrero, 19.43

Por Christophe de Roquefeuil

Una parte del misterio que rodea al mítico faraón Tutankamón pudo ser aclarada por los análisis del ADN de su momia, pero los especialistas reconocen que les quedan por resolver muchos enigmas sobre su familia y su reinado, hace más de 3.000 años. Seguir leyendo el arículo

El director del Consejo de Antigüedades Egipcias, Zahi Hawass, confirmó este miércoles la hipótesis de los numerosos historiadores que consideraban que Tutankamón es hijo de Akenatón (Amenofis IV), pero al mismo tiempo reactivó las especulaciones sobre la identidad de su madre, descartando una de las principales hipótesis, la de la reina Nefertiti.

Hawass indicó que otros análisis de ADN van a realizarse sobre momias para tratar de saber más sobre la genealogía del faraón y de los otros miembros de la dinastía XVIII (1580-1314 AC). Los próximos resultados podrían ser revelados dentro de seis meses, dijo.

Una momia encontrada en el Valle de los Reyes pudo ser identificada como la del padre de Tutankamón y atribuido “casi con certeza” a Akenatón, según el Consejo de Antigüedades.

Las investigaciones se concentrarán ahora en una momia anónima, identificada como la de la madre de Tutankamón.

Denominada con el código KV35YL o, de manera más romántica, como la ‘Young Lady’ (’La joven dama’), esa momia fue descubierta en 1898 por el arqueólogo francés Victor Loret en el Valle de los Reyes, cerca de Luxor.

“No se sabe su nombre, pero lo importante es que esta dama era hija de Amenofis III y de la reina Tiyi”, abuelos de Tutankamón, declaró Hawass. “No es pues posible que sea Nefertiti”, la esposa de legendaria belleza de Akenatón, sostuvo, desmintiendo las hipótesis de algunos egiptólogos.

Hawass hizo estas declaraciones a la prensa en el Museo de El Cairo, donde está expuesto el tesoro descubierto en 1922 en la tumba de Tutankamón y los cofres de vidrio que contienen las momias de Akenatón, Tiyi y ‘La joven dama’.

En opinión de Alain Zivie, que dirige las excavaciones francesas en Saqqara, cerca de El Cairo, el aporte de esos análisis de ADN es “muy importante”, aunque es necesaria “una gran humildad antes de tener todas las respuestas” sobre un periodo tan lejano.

Michel Wuttmann, del Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) de El Cairo, recalca, por su parte, que “esto hace avanzar la historia, pero es sólo una parte de la historia”. “Una gran parte del esfuerzo de investigación arqueológica concierne hoy más la organización social, la economía y el pensamiento que la historia de los acontecimientos”, recalca.

Y, en efecto, los análisis de ADN revelan poca cosa sobre el reinado del joven rey, que accedió al trono a los nueve años de edad y murió unos diez años después. Ese breve reinado se caracterizó por el retorno al poder de los partidarios del culto de Amón y de las divinidades tradicionales, descartadas por Akenatón, faraón ‘herético’ adepto del culto de Atón, una forma de monoteismo.

Los análisis del ADN permiten descartar la hipótesis de que, en ese contexto político-religioso, Tutankamón fuera asesinado, dado que tienden a demostrar la muerte a raíz de un paludismo agravado por problemas óseos.

La genética nos permite saber asimismo que el faraón, conocido del gran público por su suntuosa máscara mortuoria de oro, era una persona de “constitución física frágil”, explicó Hawass.

Tutankamón cojeaba a raíz de una necrosis ósea, y su esqueleto guarda la marca de una fractura en la pierna.

De sus amores no se sabe gran cosa, pero los análisis preliminares de ADN confirman que es el padre, probablemente con su esposa Ankhesenamón, de los dos fetos embalsamados encontrados en su tumba.

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