Madame de Maintenon, nacida Françoise d’Aubigné (Niort, 27 de noviembre de 1635 – Saint-Cyr-l’École, 15 de abril de 1719), fue amante del rey Luis XIV de Francia y su segunda esposa, en matrimonio morganático y secreto. Convertida tras su primer matrimonio en Madame Scarron, más tarde recibiría el título de Marquesa de Maintenon, como sería desde entonces también conocida.
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En 1660, con 25 años, Françoise d’Aubigné quedó viuda. A pesar de haberla proporcionado una gran cultura, Scarron la dejó en cambio sin un céntimo. De su matrimonio Madame Scarron había capitalizado el arte de seducir y una red social importante, que dieron lugar a que Ana de Austria, esposa de Luis XIII y madre de Luis XIV, solicitada por amigos comunes, concediese a la viuda de Scarron una pequeña pensión. A la muerte de la reina madre, Madame de Montespan, a pesar de no ser todavía la favorita del rey, hizo confirmar su renta — las dos mujeres se habían reunido en casa del Mariscal de Albret. Por fin, Madame de Montespan la convirtió en la gobernanta de sus bastardos reales (Luis Augusto, Luis Alejandro), debido al hecho de que sabía divertirla y era discreta, pero sobre todo porque Françoise sabía que servir al rey suponía siempre una ganancia.
Institutriz real
En 1667 Madame Scarron aceptó el puesto de institutriz de los hijos ilegítimos del rey y de Madame de Montespan, prefiriendo este puesto al de dama de compañía de la Reina de Portugal, con tal de permanecer en Versalles, a la sombra de la favorita del rey. Al final se estableció en Vaugirard, y allí vio por primera vez al rey, que había ido a ver a sus hijos.
En 1673, una vez legitimados los dos primeros hijos de Montespan, Madame Scarron se trasladó a Versalles con los niños. Al mismo tiempo que se alejaba de la amante oficial, Luis XIV se dejaba cautivar por el encanto de la gobernanta, dulce y siempre dispuesta tanto como la otra era egoísta y colérica.
«Marquesa de Maintenon»
Según el diario del rey, la relación entre ambos inició en 1675:
… il ya quelques jours, un gentilhomme de gris vêtu, peut-être un prince errant incognito entreprit durant la nuit une nymphe égarée dans le parc de Saint-Germain. Il savoit le nom de cette nymphe qu’elle étoit belle, bonne, pleine d’esprit mais sage. La nymphe cependant se laissa faire et ne lui refusa aucune faveur. Cette nymphe ressemblait à s’y méprendre à Mme Sc. ; et je crois deviner qui étoit le prince vêtu de gris. Ce prince est comme moi, il déteste les femmes légères, il honnit les prudes, il aime les sages. | Hace unos días un gentilhombre vestido de gris, tal vez un príncipe de incógnito, dio por la noche con una ninfa que se había perdido en el parque de Saint-Germain. Él sabía el nombre de la ninfa, y sabía que era hermosa, buena, llena de espíritu, pero sabia. Sin embargo, la ninfa se dejó hacer, y no le negó ningún favor. Ella era sorprendentemente parecida a la Sra. de Sc., y creo saber quién era el príncipe vestido de gris. Este príncipe es como yo, detesta a las mujeres ligeras, piensa mal de las que fingen modestia, ama a las mujeres sabias. |
Por lo demás, ese mismo año —no se sabe si antes o después del encuentro con la «ninfa»— el rey había donado a Madame Scarron una suma importante, para que ésta pudiera comprar unas tierras de las que tomar el nombre. Ella eligió la propiedad de Maintenon, y el rey la proclamó Madame de Maintenon (señora de Maintenon), es más, Marquesa de Maintenon, borrando de esta manera completamente el nombre del viejo poeta Scarron.
Ella cumplió tan bien su tarea que el rey le dio en 1680 el puesto de camarera de la esposa de Luis, el Gran Delfín de Francia (1661–1711).
Matrimonio con el Rey Sol
Poco a poco Madame de Montespan había ido cayendo en desgracia, por lo que cuando murió la reina María Teresa, en 1683, el rey decidió sancionar la relación de hecho establecida entre ellos, como verdaderos «padres» de los niños de M. de Montespan, y se unieron en matrimonio morganático en una ceremonia secreta la noche entre el 9 y el 10 de octubre (el matrimonio morganático se da entre personas de diferente estatus social — una noble y la otra no, en general: cada uno de ellos mantiene su estatus originario en la sociedad, y los niños nacidos de este tipo de matrimonio no son bastardos, pero tampoco legítimos).
El matrimonio siguió siendo secreto, pero después de un tiempo la corte empezó a murmurar: Ezequiel Spanheim, embajador de Brandeburgo escribía:
Se le atribuyó una gran influencia sobre el rey y la Corte, siendo ella toda rigor y austeridad. Se dijo que esta influencia fue la causa de la revocación del Edicto de Nantes en 1685, el cual, provocando el éxodo masivo de los protestantes y su capital, tuvo por efecto la ruina de las finanzas y la economía francesas y el desencadenamiento de la Guerra de Sucesión Española en 1701.
A pesar de haber sido acusada de ser la causa de todos los males, y de haber sin duda impuesto a la Corte un clima de devoción y rigor, los historiadores todavía se preguntan acerca de su verdadero papel y del peso de su influencia sobre el rey.
En recuerdo de sus propias privaciones juveniles, en 1686 fundó en Saint-Cyr (renombrado por ello, más tarde, Saint-Cyr-l’École), la Maison royale de Saint-Louis, un colegio en que niñas tanto nobles como pobres fueron educadas con vistas al matrimonio y su futuro en el mundo. Con la Revolución el colegio fue transformado brevemente en una escuela para hijos de oficiales (1790–1793), después en un hospital militar (hasta 1808), hasta que por fin se convirtió en la Escuela Militar Especial de Saint-Cyr.
Durante los últimos 30 años de su vida, Madame de Maintenon se consagró a la institución que había creado y a la salvación de las almas, especialmente la del rey. Tres días antes de la muerte del rey, en 1715, se retiró a Saint-Cyr, donde permaneció hasta su muerte, a los 84 años de edad, en 1719.
Epitafio
Ya muy mayor, dictó ella misma un brillante epitafio de su vida, a modo de estandarte triunfal sobre los chismes y la envidia ajenos:
Selon la longue expérience que j’ai accumulée maintenant que j’ai dépassé les 80 printemps, j’ai pu constater que la Vérité n’existe qu’en Dieu et que le reste n’est qu’une question de point de vue. | A lo largo de la experiencia que he acumulado —ya he superado las 80 primaveras—, he podido comprobar que la verdad existe sólo en Dios, y el resto es sólo una cuestión de puntos de vista. |
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