23 Dic 09

Costumbres paganas y tradiciones que coinciden en Navidad


Durante muchos siglos se han celebrado las Navidades sólo como una fiesta propia de la religión cristiana



Sin embargo, recientemente se han adoptado costumbres que no están relacionadas con la Iglesia y la tradición cristiana . Durante la Edad Media, en Inglaterra, los cristianos celebraban las Navidades y era la época que definitivamente traía más alegría y comunión en todo el año. Mucha gente se extralimitaba y llegó un punto cuando la gente comenzó a confundir la alegría mostrada por la mayoría cristiana, y aprovechaban y se daban al alcohol y a la prostitución y unos cristianos llamados “puritanos” decidieron suspender completamente la celebración de las Navidades en Inglaterra. Se pasó una ley y en 1643 se suspendió la celebración. Más tarde este decreto se suspendería, por supuesto.

La celebración navideña en Estados Unidos y en la mayoría de las ciudades grandes de Latinoamérica es una combinación de varias costumbres y tradiciones que provienen de diferentes culturas europeas y en algunos países, tales como República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, hasta se notan influencias africanas.


Los árboles de Navidad son la cristianización de una tradición pagana

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Existen varias historias acerca del origen de los árboles navideños. Hubo un tiempo que la gente de Escandinavia hasta los adoraba. Otras culturas, incluyendo a los romanos, quienes adoraban cientos de dioses, creían que los ramos verdes de los árboles traían buena suerte y en el Próximo Oriente eran el Árbol de Atis.

Por su parte los germanos fueron los que primeros que probablemente usaron los árboles como decoraciones navideñas. Pero ya hasta en los tiempos bíblicos ya existía una costumbre parecida entre los pueblos que rodeaban Israel.


“Oíd la palabra que ha hablado Jehová acerca de vosotros, oh casa de Israel. Así ha dicho Jehová: “No aprendáis el camino de las naciones, ni tengáis temor de las señales del cielo, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad: Cortan un árbol del bosque, y las manos del escultor lo labran con la azuela. Lo adornan con plata y oro; lo afirman con clavos y martillo para que no se tambalee. Son como un espantapájaros en un huerto de pepinos. No hablan; son llevados, porque no pueden dar un paso. No tengáis temor de ellos, porque no pueden hacer daño ni tampoco tienen poder para hacer bien.” Jeremías 10:1



¿Existe alguna referencia bíblica sobre el uso de árboles para fines cristianos?


“El primer día tomaréis para vosotros fruto de árbol hermoso: ramas de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de los arroyos; y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios durante siete días. Celebraréis fiesta a Jehová durante siete días cada año. Esto es un estatuto perpetuo para vosotros, a través de vuestras generaciones. La celebraréis en el mes séptimo.” Levíticos 23:40-41

Otro ejemplo lo podemos encontrar en el Nuevo Testamento: “Al día siguiente, cuando oyeron que Jesús venía a Jerusalén, la gran multitud que había venido a la fiesta tomó ramas de palmera y salió a recibirle, y le aclamaban a gritos: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”"

Santa Claus y las Navidades.¿QUien es Santa Claus?

A veces se dice quente sí Santa Claus es una creación comercial, para pocos saben que su origen es San Nicolás de Bari o Mira.

Papá Noel, Santa Claus, Viejito Pascuero, Colacho o San Nicolás son los nombres con los cuales se conoce en el mundo hispano al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad.

Es un personaje inspirado en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de Bari (Italia).

Hace mucho tiempo, aproximadamente mil quinientos años, en el pueblo llamado Patára de las costas del Mar Mediterráneo en Asia Central, nació un niño de padres muy ricos y le pusieron por nombre Nikelaos que quiere decir “la victoria del pueblo”, en castellano es Nicolás y en ingles Claus.



Claus desde muy pequeño desarrolló un profundo amor por el Maestro Jesús, y se hizo la promesa de vivir como Él: ayudando a los pobres, sanando enfermos, perdonando a sus enemigos, haciéndole el bien a todos y dejando que los niños se le acercaran para bendecirlos.

Los padres de Claus se murieron cuando el todavía era un adolescente y quedó rico siendo muy joven. Claus comenzó a usar la fortuna que heredó de sus padres para hacer el bien a los demás.

Un amigo de Claus tan rico como él, quedó arruinado y con tres hijas que mantener, el pobre hombre se vio tentado a vender sus hijas para que no pasaran hambre. Claus se enteró del asunto y para que su amigo no vendiera sus hijas, cada noche se subía al techo de la casa de su amigo, bajaba por la chimenea y a escondidas le dejaba fantásticos regalos en oro.

Muy cerca de Patára en un pueblo llamado Myra había un Obispo que estaba muy viejo, cansado y no encontraba quien lo sustituyera en su cargo.

Un día el viejo obispo en oración le dijo a Jesús que ya no aguantaba mas y que al próximo hombre que entrara por las puertas de la iglesia, él le daría su cargo de Obispo. Claus que pasaba en ese momento por allí se le ocurrió entrar, y al hacerlo, sorpresivamente fue convertido en Obispo de Myra.

Claus como Obispo de Mira se dedicó a lograr que la gente pusiera en práctica las enseñanzas de Jesús, amando al prójimo como a sí mismo, dándole de comer a los que tenían hambre, perdonando a los agresores y llenando de bendiciones a todo el pueblo donde vivía y demás poblados cercanos.

Claus siendo muy joven ya era Obispo, y además de eso, tenia la fama de ser santo. Una vez había una gran escasez de alimentos en Myra y cerca del puerto del pueblo pasó un barco cargado de provisiones. Claus le pidió al capitán del barco que le dejara todo ese cargamento para que la gente comiera y no se muriera de hambre. El capitán aceptó, dejando las bodegas del barco completamente vacías. Tan pronto el barco zarpó, Claus hizo un milagro y las bodegas se llenaron nuevamente de alimentos.

Había en Myra un hombre muy malo que le gustaba matar a los niños y servirlos como comida en el restaurante que tenía. Santa Claus al enterarse de esto corrió hacia el restaurante, regañó al señor diciéndole que eso no se hacia, y con un poder maravilloso dado por Dios, resucitó a los niños que habían sido sacrificados.

Ya Claus estaba muy anciano cuando en el año cuatrocientos veinticinco en la ciudad de Nicea, más o menos cerca de donde él vivía, se reunieron todos los obispos cristianos que existían en el mundo. Santa Claus fue con todo su amor a darle la bendición a quines se congregaron en este primer Concilio Ecuménico de la cristiandad.

Todos los Diciembre, Claus se dedicaba con esmero a recibir el Espíritu de la Navidad, celebrando el día veinticuatro el nacimiento de Jesús, repartiendo regalos a la gente, especialmente a los niños.

Una Navidad, unos pillos por pura maldad, decidieron quemarle la iglesia a Claus y todo quedó vuelto cenizas, menos un Niño Jesús que se salvó de las llamas milagrosamente, porque Claus lo sacó acurrucado entre sus brazos sin quemarse, mientras en su cara se dibujaba una gran expresión de victoria y alegría.

Claus tenia una risa muy agradable, con carcajadas muy fuertes, que a los niños les encantaba. Cuando él reía, la naturaleza entera se llenaba de alegría y desaparecían las tristezas de todos los corazones.

Un día cinco de Diciembre cuando Claus se preparaba anticipadamente para recibir la Navidad, Dios lo llamó a Su lado para que Lo ayudara desde el cielo en las festividades navideñas. A partir de ese día Claus se dedica todos los Diciembre a ayudar a Jesús en las fiestas navideñas y a suministrarle dinero a los padres de los niños que se portan bien todo el año, para que la noche de Navidad le compren muchos juguetes en nombre de Claus y el Niño Jesús.

El cuerpo sin vida de Claus nunca se corrompió como los demás cadáveres, sino que comenzó a derramar un oloroso aceite que la gente enferma, al untárselo se sanaba. En un hermoso sarcófago tallado en mármol depositaron el cuerpo de Claus, donde pasó casi quinientos años totalmente intacto y como era Santo ya no le decían Claus sino Santa Claus.

La fama de Santa Claus se extendió por toda la tierra y consagraron muchas iglesias con su nombre. Se convirtió en patrono y protector de los niños, los marineros, las fiestas navideñas y de un país llamado Rusia. Como en esa época no existía la fotografía la cara de Santa Claus fue pintada en miles de cuadros hechos sobre madera llamados iconos.

Cierto día unos italianos se enteraron que invasores incrédulos planeaban profanar el cuerpo de Santa Claus, así fue como una noche unos marineros decidieron trasladar en barco el cuerpo de Santa Claus, desde Myra hasta Bari en la costa este del sur de Italia. Por esta razón muchas personas conocen a Santa Claus como San Nicolás de Bari.

Marineros de todo el mundo que pasaban por Bari expandieron la creencia y el amor a Claus al norte de Europa. Un día unos inmigrantes holandeses que se fueron a vivir a New York llevaron la devoción de Santa Claus a los Estados Unidos de Norte América, donde comenzaron a llamarlo solamente, “Santa”.

En una noche de Navidad en New York, bajo el blanco manto de una linda nevada, los hijos del famoso escritor Clement Clark Moor le pidieron que les narrara la vida de Santa.

Clement, recordando parte de la verdadera historia de Santa, les escribió un cuento que rápidamente se hizo famoso en todos los hogares y colegios, porque decía: “Santa, cada veinticuatro de Diciembre baja por la chimenea de las casas trayéndole regalos a todos los niños que se portan bien”. Esto llenó de ilusión y esperanza los corazones de la gente que se enteraba de La verdadera historia de Santa Claus.

Un pintor que se llamaba Habdon Sudblom que trabajaba para la fábrica de bebidas Coca Cola, se le ocurrió pintar a Santa muy alegre, bonachón, llevando una bolsa llena de juguetes, vestido de rojo, con una barba blanca y barrigón, que encantado se tomaba una botella de Coca Cola.

Hoy en día todos los niños del mundo y muchos adultos también, esperan que Santa baje por la chimenea y les deje un regalo al pie del arbolito la noche de Navidad.

Todavía en la ciudad de Myra existe la iglesia donde vivió Santa Claus y en Bari se veneran las reliquias del cuerpo de Santa Claus que sigue emanando el milagroso y perfumado aceite curativo.

Santa Claus existe, esta vivo trabajando desde el cielo, ayudando a niños y adultos como lo hacía cuando vivía en la tierra.

La gente quiere mucho a Santa Claus y le dicen por cariño de muchas maneras, como Papá Nöel o San Nicolás. Le han imaginado una casa en el Polo Norte con un trineo tirado por renos, gnomos que fabrican juguetes y para no verlo solo, le han inventado hasta una esposa llamada “Señora de Claus”. Todo esto la humanidad lo ha hecho porque ama a Santa Claus por lo bella que fue su vida y por lo mucho que favoreció a la gente.

Acuérdate que cada Navidad Santa Claus se acerca a nosotros y es muy feliz cuando, con mucho cariño, le damos un regalo a alguien, ya que estamos pensando en los demás, mas que en nosotros, y esto es un inegoísmo propio de los verdaderos cristianos que ponen en práctica las enseñanzas de Jesús como lo hacía Santa Claus.

Toda imagen de Santa Claus encierra el amor y la ilusión por la Navidad que él tuvo, por eso verlas y tenerlas, nos llena de tanta alegría y trae felicidad en el lugar donde están.

Detrás de cada persona que da un regalo en Navidad esta Santa Claus prodigando su bendición con la alegría del JO, JO, JO, de su inconfundible risa.

¿DE DONDE SALE PAPA NOÉL?

El nombre que hoy en día recibimos de Papá Noel, procede de Finlandia como San Nicolás y ha llegado hasta nosotros como “Papa Noël” que ha derivado en “Papá Noel” ya que ha adoptado la ortografía hispánica, además que Noel significa “Navidad” en francés.

Pero ¿cómo se relaciona con los regalos de Navidad? En la antigüedad, en Roma, se realizaban fiestas – a mediados de diciembre- en honor a Saturno (Cronos para los griegos), al final de las cuales los niños recibían obsequios de todos los mayores.Eran las Saturnalia

Saturnalia was introduced around 217 BC to raise citizen morale after a crushing military defeat.[1 Originally celebrated for a day, on December 17, its popularity saw it grow until it became a week long extravaganza, ending on the 23rd. Efforts to shorten the celebration were unsuccessful. Augustus tried to reduce it to three days, and Caligula to five.

Saturnalia involved the conventional sacrifices, a couch (lectisternium) set out in front of the temple of Saturn and the untying of the ropes that bound the statue of Saturn during the rest of the year. A Saturnalicius princeps was elected master of ceremonies for the proceedings. Besides the public rites there were a series of holidays and customs celebrated privately. The celebrations included a school holiday, the making and giving of small presents (saturnalia et sigillaricia) and a special market (sigillaria). Gambling was allowed for all, even slaves; however, although it was officially condoned only during this period, one should not assume that it was rare or much remarked upon during the rest of the year. It was a time to eat, drink, and be merry. The toga was not worn, but rather the synthesis, i.e. colorful, informal "dinner clothes"; and the pileus (freedman's hat) was worn by everyone. Slaves were exempt from punishment, and treated their masters with (a pretense of) disrespect. The slaves celebrated a banquet: before, with, or served by the masters. Yet the reversal of the social order was mostly superficial; the banquet, for example, would often be prepared by the slaves, and they would prepare their masters' dinner as well. It was license within careful boundaries; it reversed the social order without subverting it.[2]

The customary greeting for the occasion is a “Io, Saturnalia!” — Io (pronounced “e-o”) being a Latin interjection related to “ho” (as in “Ho, praise to Saturn”)

Las Saturnalia eran un festival en honor a Saturno que se celebraba el 17 de diciembre. Fue creado por Jano, el dios de dos cabezas, que había recogido a Saturno cuando fue derrocado por su hijo Júpiter, con el objeto de conmemorar el reinado de Saturno que fue la edad de oro.

Estas fiestas, cuya institución se remontaba a mucho más allá de la fundación de Roma, consistían principalmente en representar la igualdad que reinaba originalmente entre los hombres. Comenzaban el 16 de diciembre de cada año. Originalmente sólo duraban un día, pero el emperador Augusto pidió que se celebraran durante tres días, a los cuales más tarde Calígula añadió un cuarto. Durante estas fiestas, se suspendía el poder de los amos sobre sus esclavos, y éstos tenían derecho a hablar y actuar con total libertad. No se respiraba más que placer y alegría: los tribunales y las escuelas cerraban, no estaba permitida la guerra ni la ejecución de criminales, ni ejercer otro arte que el de la cocina, se enviaban regalos y se daban suntuosas comidas. Además, todos los habitantes de la ciudad dejaban de trabajar: la población acudía en masa al monte Aventino, para disfrutar del aire campestre. Los esclavos podían criticar los defectos de sus amos, jugar contra ellos y éstos les servían en la mesa, sin importar los platos que se rompieran.

Saturno devorando a sus hijos

BEFANA, LA BRUJA BUENA

En otra época posterior, cuando el mito de San Nicolás aún no se había corporizado, igualmente existían otras tradiciones, como la de los niños italianos que recibían regalos de un “hada” llamada Befana.

La Befana es una típica figura del folclore de algunas partes de Italia. Su nombre deriva de la palabra epifanía, a cuya festividad religiosa está unida la figura de la Befana. Pertenece por tanto a las figuras folclóricas, repartidoras de regalos, vinculadas a las festividades navideñas.

La leyenda sostiene que la Befana visita a los niños la noche anterior a la Epifanía (6 de enero) para rellenar los calcetines, colgados a tal fin por los niños esa noche, si han sido buenos con caramelos y chocolatinas, en cambio si han sido malos los rellena de carbón (formado en realidad por dulces de color y forma parecida al carbón). A menudo la Befana es descrita como una anciana, que vuela sobre una escoba. A diferencia de una bruja suele estar sonriente y tiene una bolsa o un saco lleno de dulces, regalos, pero también de carbón.

La distribución de regalos a los niños en nombre de la Befana fue fuertemente animada por el Fascismo, en el ámbito de la obra de “romanización” de la península italiana.

Leyenda de Befana

Según el cuento popular, los Reyes Magos, de camino a Belén para llevar sus presentes al Niño Jesús, al no conseguir encontrar el camino correcto, pidieron ayuda a una anciana. A pesar de la insistencia de éstos para que les siguiese en su visita al pequeño, la mujer no salió de casa para acompañarlos.

Más tarde, al arrepentirse de no haber ido con ellos, y tras preparar un cesto con dulces, salió de casa y se puso a buscarlos, sin conseguirlo.

Archivo:Befana - Campomarino di Maruggio.JPG

Befana a Campomarino di Maruggio (Italia)

De esta forma se paró en cada casa que encontraba a lo largo del camino, dando chucherías a los niños que encontraba, con la esperanza de que alguno de ellos fuese el pequeño Jesús.

Desde entonces vagaría por el mundo haciendo regalos a todos los niños para hacerse perdonar.

Origen

La fiesta de la Befana puede derivar de antiguos elementos folklóricos pre-cristianos, adoptados y adaptados por la tradición cristiana.

El origen de esta figura probablemente se puede vincular con tradiciones agrarias paganas relacionadas con el comienzo del año.

En este sentido la característica de anciana tendría relación con el año que termina, ya preparado para ser quemado para “renacer” como año nuevo. En muchos países europeos, de hecho, existía la tradición de quemar muñecos, vestidos con ropas raídas, en el comienzo del año (ver por ejemplo la Giubiana).
Desde este punto del vista el uso de los regalos asumiría el valor de propiciar el año nuevo.

Una hipótesis sugerente es la que vincula la Befana con una fiesta romana, que se desarrollaba al comienzo del año en honor de Jano (dios de las puertas) y de Strenia (de la que deriva el término “estreno”), durante la cual se intercambiaban regalos.

En Cataluña y algunas zonas de Aragón es un tronco “mágico”, llamado Cagatió o a veces Tió de Nadal o simplemente Tió, es decir tronco o tronco de navidad, el que expulsa los regalos y dulces tras golpearlo con unas varas de madera y entonar diferentes canciones tradicionales. Mientras que los pueblos de algunos valles vascos y navarros, los regalos los traía el carbonero Olentzero y también duendes de barba blanca, botas altas y gorro de armiño. Con el tiempo y con los prodigios conocidos de San Nicolás, éste fue remplazando a algunos de estos personajes paganos.

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