La Historia de La Torre de Londres
En el año 1066 Guillermo I el Conquistador construyó un castillo de forma provisional. Posteriormente, en el año 1078, se empezó a levantar la Torre Blanca (White Tower) para proteger a los ciudadanos de Londres de ataques de posibles enemigos.
El Rey Ricardo Corazó de León, mandó construir el foso que rodea a la White Tower y lo llenó con agua proviniente del río Támesis.
En el año 1220 Enrique III mandó construir el palacio medieval de la Torre de Londres.
En el año 1483 se erigió la Bloody Tower (Torre Sangrienta).
Durante los siguientes siglos, la Torre de Londres fue evolucionando y aumentando su tamaño, con la construcción de nuevas torres y edificios, que completan lo que hoy es una gran fortaleza.
Prisioneros de La Torre de Londres
Fueron muchos los prisioneros de la Torre de Londres, muchos de ellos famosos, que acabarón ejecutados en sus instalaciones.
Prisioneros históricos ejecutados en la Torre de Londres
-Tomás Moro: Ejecutado en el año 1535
-Ana Bolena: Ejecutada en el año 1536
-Lady Jane Grey: Ejecutada en el año 1554.Fue reina de Inglaterra durante 9 dias
-Catherine Howard
DE LA TORRE BLANCA A LA TORRE DE LONDRES
LA TORRE de Londres nació como un fortín de los varios erigidos por Guillermo el Conquistador para dominar por completo la ciudad más poderosa de Inglaterra y someter a sus rivales en el año 1066. Poco más tarde el fortín fue reemplazado por un sólido torreón de piedra, la Torre Blanca, cuya construcción fue la pesadilla de la población de los alrededores: cada “shire” o distrito estaba obligado a aportar obreros, y las crónicas de aquel entonces relatan las dificultades de cada uno de ellos para proveer la mano de obra necesaria. Sin embargo, para 1100, cuando la obra fue concluida, hubo que reconocer que exhibía una magnificencia nunca antes vista: el edificio medía 36 por 32 metros de ancho, y sus casi treinta metros de altura dominaban con comodidad el paisaje de los alrededores. Una muralla y un terraplén rematado por una empalizada de madera completaban el conjunto, que tenía todo lo necesario para proteger a Londres de la avanzada de cualquier enemigo. Así fue hasta finales del siglo XIX. Para entonces, la Torre había tenido tiempo de vivir toda clase de acontecimientos y forjar toda clase de leyendas
LOS FANTASMAS DE LA TORRE DE LONDRES
LOS CUERVOS Y SU GUARDIAN
Los visitantes que hoy compran la entrada en la gran explanada tal vez no lo saben, pero ingresan por la misma ruta que seguían quienes entraban a caballo por los puentes levadizos, desde fines del siglo XIII en adelante. Claro que el aspecto medieval de la Torre, casi digno de un decorado de cine, le debe mucho a la imaginación decimonónica y su fascinación por la Edad Media: a mediados del siglo XIX, el arquitecto Anthony Salvin fue encargado de restaurar la fortaleza en un estilo medieval según lo consideraba el imaginario victoriano. Tanto él como su sucesor introdujeron varias reformas e incluso demolieron algunas construcciones originales: al fin y al cabo, no es tan sencillo pasar indemne por diez siglos de historia. Sin embargo, la Torre de Londres sigue en pie, y se dice que seguirá estándolo mientras vivan entre sus murallas los cuervos celosamente preservados por el “Ravenmaster”, o “maestro de los cuervos”.
No se sabe cómo ni en que momento llegaron a la Torre aunque, según cuenta la leyenda, auguraron a Carlos II que si por algún motivo los cuervos abandonaban la Torre de Londres, tanto la Torre como el imperio Británico se vendrían abajo.
Desde ese momento siempre han habido cuervos en la Torre de Londres, y éstos no se escapan gracias a la vigilancia que el Ravenmaster (el maestro cuidador de los cuervos) ejerce sobre ellos y a que les han cortado las alas para que no puedan volar.
Como información curiosa, se puede observar en el foso un monumento en recuerdo de todos los cuervos muertos en la Torre de Londres.
Por las dudas, están bien cuidados: aunque los muros de la Torre no se cayeron cuando los cuervos fueron trasladados, durante la Segunda Guerra Mundial, ni cuando hubo que expulsar a algunos por traviesos, como “George”, al que le gustaba comerse las antenas de televisión…
EJECUCIONES DE TRES REINAS
Ejecuciones, leyendas y joyas Hacia el oeste de la Torre Blanca, un terreno cubierto del célebre y siempre impecable césped inglés oculta una historia trágica: aquí fueron decapitadas diez personas, tres de ellas reinas inglesas.
Las tres fueron ejecutadas en lugares diferentes, pero muy cercanos, hoy unidos en un solo memorial de cristal cuya leyenda pide: “Dulce visitante, deténgase un rato. Donde usted se encuentra la muerte cortó la luz de muchos días. Aquí a los nombres engalanados les tajaron el fértil hilo de la vida. Que en paz descansen mientras paseamos a las generaciones por sus conflictos y su coraje, bajo esos agitados cielos”. Bajo o el sol o la frecuente llovizna de Londres, siempre hay algún grupo de visitantes, rodeado de los guardias de la Torre con sus coloridos uniformes, en torno del memorial, recordando las desdichadas historias de Ana Bolena, Catherine Howard y Jane Grey, reinas breves del violento siglo de los Tudor.
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LOS FANTASMAS DE LA TORRE DE LONDRES
Durante siglos se han comunicado innumerables fenómenos –el primer fantasma que se vio data de 1241–, que van de figuras que cargan cuerpos decapitados –casi todos los espectros vistos carecen de cabeza– a procesiones funerarias sobrenaturales.
Por qué es famoso
Debido a la cantidad de gente que murió allí, la Torre de Londres es descrita como uno de los sitios más terroríficos de Inglaterra. Sin embargo, ningún guía de turistas de la Torre de Londres menciona algo sobre los fantasmas: dice la tradición que, si así lo hicieran, traerían mala suerte sobre ellos.
Una de las historias más convincentes sobre apariciones «sin alma» está compilada en el diario de la Torre de Londres -lugar saturado de fantasmas según la creencia popular.
El protagonista de la historia fue Edmund Lenthal Swifte. En 1814 tenía el cargo de Guardián de las Joyas de la Corona, cargo que ocupó hasta 1842 -o sea, 28 años-. Él mismo cuenta lo que vio un domingo por la tarde en octubre de 1817:
«Mi familia y yo estábamos cenando en el edificio donde se guardan las joyas de la corona, lugar que parece haber sido la «lúgubre prisión» de Ana Bolena y de los diez obispos que allí fueron acomodados piadosamente por Oliver Cromwell. Todas las puertas estaban cerradas, las cortinas, pesadas y oscuras, estaban echadas, y la única luz que había en la estancia era la que emanaba de dos cirios colocados sobre la mesa. Yo estaba sentado en la cabecera de la mesa, mi hijo a mi derecha, mi mujer junto a la chimenea y su hermana enfrente de ella. Estaba ofreciendo vino y agua a mi mujer, cuando ésta, al alzar el vaso, paró el movimiento y exclamó: ¡Dios mío! ¿qué es esto?.»
«Miré hacia arriba y vi un cilindro, como un tubo de vidrio casi del grosor de un brazo, que revoloteaba entre el techo y la mesa; su consistencia parecía ser un denso líquido, blanco y azulado… girando incesantemente dentro del cilindo. Duró aproximadamente dos minutos, entonces empezó a moverse delante de mi cuñada y, resiguiendo el borde de la mesa, pasó por delante de mí y de mi hijo. A continuación siguió por detrás de mi mujer y permaneció brevemente sobre su hombro derecho (téngase en cuenta que no había ningún espejo en la parte opuesta que le permitiera ver qué estaba pasando). De repente, mi mujer se agachó, con las manos en el hombro, y gritó: ¡Dios, me está cogiendo!.»
«Incluso ahora siento el terror que sentí entonces. Salté de la silla y golpeé la aparición, golpe que fue a parar en el revestimiento de madera situado detrás de ella. Entonces, la «cosa» cruzó el borde de la mesa y desapareció por la ventana.»
EL SOLDADO QUE MURIO DE MIEDO
No volvió a verse tan extraña manifestación; pero, algunos años más tarde, ocurrió un suceso que confirmó trágicamente la explicación de Swifte: un soldado murió literalmente de miedo en la Torre de Londres.
El soldado estaba de centinela frente al edificio donde se guardan las joyas de la corona, cuando, cerca de medianoche, oyó un sonido gutural detrás de él. Al girarse vio un gran oso negro de pie sobre sus patas traseras, con los dientes hacia fuera y los ojos rojos de rabia, que se abalanzaba sobre él. El soldado lanzó su bayoneta contra el cuerpo del animal, pero el arma pasó sin herirlo y el animal desapareció. Una patrulla encontró unos cuantos minutos después al soldado desmayado; la bayoneta estaba clavada en la sólida madera de la puerta. El soldado, todavía sin sentido, fue trasladado al cuerpo de guardia donde un médico afirmó que no estaba ni borracho ni dormido. Repitió una y otra vez su extraña historia, hasta que tres días después murió.
Durante aproximadamente 300 años, hasta mediados del siglo XVII, en la Torre había habido un zoológico real, y entre los animales que allí se cuidaron había numerosos osos. A pesar de que no existan referencias de la autopsia del soldado, el hecho de que muriese tres días después de aquella experiencia podría indicar que estaba enfermo sin saberlo, y que la aparición fue una alucinación causada por su propia enfermedad. Por otra parte, los fantasmas de animales tienen más sentido como «espíritus que regresan» que sus equivalentes humanos, por la sencilla razón que ya hemos apuntado antes: por lo menos ellos «aparecen» exactamente con el mismo aspecto que tenían en vida. El hecho de que el hombre haya perdido muchos de sus instintos «primitivos» mientras que los animales todavía los conservan podría también tener una relación con el papel paranormal de aquellos.
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UN HOMENAJE Y UN MISTERIO MAS
Entre los misterios del lugar, se cuenta que todos los años –desde hace décadas, al menos desde los años ’60– llega a la Torre un homenaje anónimo a la segunda esposa de Enrique VIII, bajo la forma de un ramo de rosas con una simple tarjeta: “Reina Ana Bolena, 1536”. Nadie sabe quién las envía, aunque proceden de una famosa florería de Londres: la discreción inglesa prevalece, así como la voluntad de perpetuar una leyenda moderna sobre la antigua Torre. Hay otras, sin embargo: una misteriosa foto con una “mano fantasma”, tomada en 1994 por un grupo de turistas y cuidadosamente examinada por expertos que dicen no haberle encontrado explicación; el espectro de los Cuarteles de Waterloo que en los años ‘80 aterrorizó a algunos de los guardianes; la maldición del Koh-i-Noor, el espectacular diamante de 105 quilates que fue el más grande de los conocidos en su tiempo, engarzado en la corona que usaba la Reina Madre.
Este diamante es una de las grandes atracciones de los Cuarteles de Waterloo, el sector de la Torre que alberga las joyas de la corona. Las auténticas joyas –para genuina sorpresa de los visitantes, admirados ante la magnificencia y el lujo de los objetos exhibidos en vitrinas tenuemente iluminadas– son las que se usan realmente durante las coronaciones de los reyes, desde las coronas hasta los cetros, espadas, orbes y túnicas. Hasta principios del siglo XIX, las piedras preciosas eran simplemente alquiladas, engarzadas para la coronación y finalmente devueltas. Luego de la ceremonia las joyas se exponían al público, pero adornadas con piedras falsas. El incalculable aporte de riquezas de los distintos puntos del Imperio Británico modificó esta costumbre, y parte de esta riqueza es justamente la que hoy se exhibe aquí en la Torre, incluyendo los últimos objetos elaborados para la coronación, en 1953, de Isabel II. Claro que ya no es como en el siglo XVII, cuando a cambio de una pequeña propina la gente podía tocar las joyas… quien ahora intente acercarse, o simplemente sacar una foto, corre el riesgo de ser perseguido por un ejército de alarmas y guardianes.
Las joyas tienen, naturalmente, años de anécdotas acumuladas: como la infortunada corona imperial, que se le cayó al piso al duque de Argyll, durante la apertura del Parlamento en 1845. Quedó “toda aplastada y aplanada, como una tarta en la que alguien se hubiera sentado”, según la gráfica descripción de la reina Victoria. Se cuenta, también, que durante su coronación en 1937 Jorge VI estaba convencido de que el arzobispo de Canterbury no sabría distinguir entre las partes delantera y trasera de la corona de San Eduardo: para remediarlo, hizo atar un hilo de algodón rojo en la parte delantera, antes de la ceremonia. Pero una mano atenta lo quitó un poco antes de comenzar… y finalmente el rey terminó coronado al revés.
Historias de la Torre Los visitantes de la Torre no pueden sino conmoverse con una de sus historias más tristes: la desaparición y casi seguro asesinato de los dos pequeños hijos de Eduardo IV. A la muerte del rey, su hijo Eduardo V, de 12 años, y su hermano Ricardo, de 10, fueron llevados a la Torre por orden de su tío, el Duque de Gloucester. Allí los desdichados niños fueron declarados ilegítimos, y su tío fue coronado como Ricardo III. Aunque no haya pruebas, la historia lo condenó para siempre como mandante del asesinato de ambos hermanos, de cuyo destino nunca más volvió a saberse. Shakespeare también hizo lo suyo para perpetuar la figura de Ricardo III, aquel que hubiera dado su reino a cambio de un caballo… Mucho tiempo después, fueron hallados en la Torre los esqueletos de dos niños, ocultos bajo una escalera en la Torre Blanca, que probablemente hayan sido los infortunados Eduardo y Ricardo. Sin datos que corroboren su veracidad, el imaginario popular ubicó la historia de los príncipes en la llamada Torre Sangrienta. Sin embargo, el mismo lugar estuvo también la celda “de lujo” de Sir Walter Raleigh, que escribió aquí su Historia del mundo. Otros prisioneros célebres dejaron sus nombres grabados en las paredes de la Torre Beauchamp, cuando la inestabilidad política y religiosa de la Inglaterra de los siglos XVI y XVII transformó a la Torre en la principal prisión estatal del país. Aquí se lee claramente el nombre “Jane”, según la leyenda grabado por Guilford Dudley, esposo de la malograda Jane Gray, la “reina de los nueve días”.
EL DERECHO DEL CONDESTABLE
Todavía hoy, tantos siglos después, la Torre de Londres está envuelta en un halo de misterio y leyenda. Y como celosos cuidadores de tradiciones, los ingleses se encargan de que siga estándolo, respetando algunas costumbres casi inmemoriales: entre otras muchas, el pago del “Derecho del Condestable”, uno de los varios impuestos que antiguamente cobraba el gobernador de la Torre al tráfico que pasaba por el Támesis.
Por eso actualmente, cuando un barco de la Armada Real atraca en el embarcadero, el capitán debe entregar al gobernador de la Torre un barril de ron… que seguramente tendrá el mismo alegre fin de cualquier barril de ron a lo largo de la historia. Aunque sea una historia tan pomposa, trágica y extensa como la que alberga la Torre de Londres, secular centinela de las orillas del Támesis.
Las Joyas de la corona
El cetro real ingles
El edificio donde se encuentran las joyas de la corona es uno de los más frecuentados y en los que seguramente tendremos que hacer bastante cola para acceder.
En este espacio se encuentran las joyas utilizadas para la coronación de los reyes y reinas de la casa real Británica desde el siglo XVII además de varios ropajes que también se han utilizado en dichas coronaciones.
El valor de loas joyas de la corona es prácticamente incalculable, ya no solo por su propio valor material, sino también por su valor histórico.
Algunas de las joyas de la corona más valiosas son la tiara de la reina María de Módena, que inicialmente estaban adornada con perlas y que posteriormente se sustituyeron por diamantes, asi como la tiara de la gran duquesa Vladimir y la corona del Estado Imperial, realizada en el año 1838 para la coronación de la Reina Victoria y que posee en su parte central un hermoso rubí.
En una única ocasión se han intentado robar las joyas de la corona, aunque sin éxito alguno.
Resulta recomendable no visitar las joyas de la corona en horarios punta, y buscar momentos alternativos para hacerlo, como a primera hora, a la hora de comer, o cuando no quede mucho tiempo para cerrar, (aunque sin apurar mucho) cuando la mayoría de la gente que está en el interior de la Torre de Londres ya ha visitado las joyas de la corona.
Ceremonia de las Llaves
La ceremonia de las llaves se celebra todas las noches en la Torre de Londres desde hace 700 años.
Para informarte sobre el ritual de la ceremonia de las llaves y cómo poder asistir visita la sección sobre la ceremonia de las llaves.
Cómo acudir a la ceremonia de las llaves
La ceremonia de las llaves de la Torre de Londres es gratuita, al menos casi gratuita ya que al finalizar se nos pedirá una aportación voluntaria de 5 libras que se deben introducir en una urna. Para poder conseguir una invitación se debe escribir una carta a la Oficina de la ceremonia de las llaves.
Cómo solicitar las invitaciones
Se debe escribir una carta formal en la que solicitemos las invitaciones para la ceremonia de las llaves.
Al escribir la carta no nos debemos olvidar de:
Nombre de los interesados en acudir a la ceremonia de las llaves.
Indicar dos posibles fechas o incluso alguna más en las que se pueda acudir a la ceremonia, para ampliar las posibilidades de que haya fechas disponibles.
Enviar la carta con dos meses de antelación aproximadamente, respecto a la fecha en que queremos asistir a la ceremonia de las llaves. Para asistir a la ceremonia de las llaves en verano, se recomienda enviar la carta con una antelación de 3 meses. (Si estáis fuera de plazo no os resigneis y enviar la carta solicitando las invitaciones e indicando varias fechas en que os sea posible acceder. Es muy probable que todavía queden algunas invitaciones, y vale la pena intentarlo)
Si se escribe desde fuera del Reino Unido se debe incluir en el interior del sobre de la carta un mínimo de dos cupones de respuesta internacional (CRI), para que os puedan contestar y enviar las invitaciones. (Los cupones de respuesta internacional se pueden conseguir en las oficinas de correos y tienen un precio de aproximadamente 1,33 euros cada uno, si se trata como sucede en este caso para sobres o paquetes de 50 gramos o menos).
Indicaciones a tener en cuenta al escribir la carta
Entre el 1 de abril y el 31 de octubre inclusives, el número máximo de invitaciones que una persona puede pedir para un mismo día se limita a 6.Entre el 1 de noviembre y el 31 de marzo inclusives el número máximo de invitaciones para la ceremonia de las llaves que una persona puede solicitar es de 15.
No se aceptan solicitudes a través de e-mail, teléfono o fax.
Las solicitudes desde operadores turísticos, hoteles y agencias de viajes para terceras personas no se aceptan.
Datos de la Oficina de la ceremonia de las llaves
Ceremony of the Keys Office
Tower of London
LONDON, EC3N 4AB
Great Britain
Tel: +44 (0)20 3166 6278Entrada a la ceremonia de las llaves
La ceremonia de las llaves empieza a las 21:30, por lo que se recomienda estar unos 15 minutos antes de esa hora en la entrada principal a la Torre de Londres.
Se debe llevar la invitación que nos hayan enviado por correo, sino no podremos acceder al interior de la Torre. Si se llega un poco antes de la hora puede ser que todavía no haya ningún visitante más esperando. Con el paso de los minutos irán llegando los visitantes a la ceremonia.
Se debe esperar pacientemente, hasta que a las 21:30 un Beefeater abrá la puerta y nos llame. En ese momento nos debemos acercar con la invitación en la mano y mostrársela para poder entrar.
Transcurrir de la ceremonia de las llaves
El Beefeater encargado del acceso a la Torre de Londres, cierra las puertas de la Torre de Londres y hace entrega de ellas a los guardias de la Torre para que las vigilen.
Los visitantes que acuden a ver la ceremonia de las llaves Torre de Londres son recibido por un Beefeater que les acompaña hasta el interior de la Torre. Allí les lleva hasta la Traitor’s Gate (puerta de los traidores) y les explica la historia de la ceremonia de las llaves y como va a transcurrir. (Todo esto siempre en inglés).
Una vez finaliza dicha explicación, que puede durar unos 5 o 10 minutos empieza la ceremonia de las llaves.
El encargado de custodiar la entrada principal de la Torre de Londres, cierra la puerta de entrada y se dirige al interior del castillo con paso firme, llevando las llaves de la Torre en una mano y un candelabro para iluminarse con la otra.
A medio camino, un guardia de seguridad de la Torre, al oir el ruido se aproxima, y aunos 40 metros de distancia y apuntándole con un arma le pregunta, “Who goes there?” (¿Quíen anda allí?). El Beefeater le responde: “The Keys” (las llaves). Posteriormente el guardia de la Torre le pregunta “Whose Keys?” (¿Qué llaves?)”, a lo que el Beefeater responde “Queen Elizabeth’s Keys.” y por último el guardia deja de encañonarle y responde “”Pass Queen Elizabeth’s Keys. All’s well” (Que pasen las llaves de la Reina Elizabeth. Todo es correcto)
La conversación que mantienen el guardián de las llaves y el guardia de la Torre se realiza mediante fuertes gritos debido a la distancia que les separa. El silencio de la noche y lo solemne de la ceremonia hace que todavía sea más espectacular.
Pasados unos segundos se acercan unos 10 guardias que se encargan de escoltar al guardián de las llaves. Pasan por debajo del arco de la Bloody Tower (la Torre Sangrienta) y al cabo de unos metros se detienen. Justo en este momento, los visitantes que están viendo la ceremonia deben ir a paso ligero unos metros detrás del guardián de las llaves y de los guardias que le escoltan.
Una vez se hayan detenido, los visitantes deben permanecer unos metros por detrás. En ese momento el guardián de las llaves se adelanta dos pasos y exclama: “God preserve Queen Elizabeth” (Dios salve a la Reina Elizabeth), a lo que el guardia responde “Amen”.
En ese momento el guardián de las llaves hace entrega de las mismas al guardia, que se introduce en el interior de la Queen’s House.
Final de la ceremonia de las llaves
Una vez se han retirado los guardias de la Torre de Londres y el guardián de las llaves, el Beefeater que nos ha ido explicando la historia de la ceremonia y el proceso de la misma nos dirá si tenemos alguna pregunta.
Después de responder a nuestras dudas, el Beefeater, nos acompañará hasta la salida. En ese momento nos comentará que se agradecería una aportación voluntaria de unas 5 libras por persona y que se debe introducir en una pequeña urna.
Normas a tener en cuenta
Durante la ceremonia de las llaves no se puede ir al lavabo.
Esta prohibido comer o beber durante la ceremonia de las llaves.
Esta prohibido tomar fotos durante la ceremonia de las llaves.
Una vez el Beefeater nos haya explicado la historia y el procedimiento de la ceremonia, el desarrollo de la misma se debe seguir con absoluto silencio y respeto.
http://www.guia-londres.com/ceremonia-llaves-torre/
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