El Belén y su origen
Nacimiento de Salzillo,Murcia,España.El Portal de Belén.
El germen escenográfico de los orígenes del Belén, según parece, se remonta hasta San Francisco de Asís, cuando la noche del 24 de diciembre de 1223, en la cueva de Greccio (Italia), revivió el nacimiento de Jesús.
San Francisco de Asís.
Este fue, según muchos autores, el punto de partida de un extraordinario fenómeno de difusión del culto a la Natividad.
Belén de La Palma,Canarias,España
Por toda Europa se difundió la costumbre de modelar nacimientos, presepe en Italia, crèche en Francia o krippe en países de lengua germánica.
España no estuvo ausente de esta moda, que se remonta al s. XV, aunque resulte difícil precisar el momento en el que hizo acto de presencia, por primera vez, un auténtico belén con características propias.
A finales del s.XVI ya se había difundido el belén de grandes estatuas de madera o barro cocido, especialmente en oratorios y monasterios. Las Agustinas de Murcia serán las primeras propagadoras de esta tradición.
A partir del s.XVII, los belenes pasaron de las iglesias a los hogares, se multiplicaron las medidas, ahora ya figuras, no estatuas, y prevaleció definitivamente el uso del barro cocido, compitiendo nobles y soberanos por presumir del belén más hermoso.
En España sería donde se instaurase el belén, concretamente en la corte madrileña, sin duda, por el entusiasmo del rey Carlos III y por una costumbre, que tanto él como su esposa habían practicado con asiduidad en Nápoles, costumbre arraiga pronto en el pueblo e imitada por nobles, que no solo consiguió el triunfo y la consolidación del belenismo en España, sino que, además logró proyectarlo a otros países.
Belén napolitano
Una vez hecha esta introducción histórica, cabe destacar el Belén de Salzillo que Jesualdo Riquelme le encargó para adornar uno de los salones de su palacio. Este puede ser considerado como el más completo y singular de los nacimientos españoles, porque pudo recoger una tradición madurada durante siglos, y otorgarla la misma importancia y valor artístico que a las esculturas procesionales para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús.
La riqueza del Belén de Salzillo viene determinada por la genial interpretación que hizo de las imágenes portadoras de formas y colores. La materia es un simple instrumento (arcilla en su mayoría), ennoblecida por la brillantez de la policromía y la suntuosidad adaptada a la dignidad de los protagonistas. No dudó en introducir elementos y signos propios de la cultura de su época, con rudas expresiones en los pastores, aires de exquisita distinción en los personajes sagrados, expresiones de quietud, silencio, o mística contemplación.
Una observación atenta del Belén de Salzillo equivale a la lectura ilustrada de los Evangelios, además de ser la síntesis de los valores dominantes en el Belén español, pero, sobre todo, es el origen de una artesanía local que pervive en la actualidad.
Este modo Murcia ha llegado a convertirse en sede artística e industrial del helenismo español.
elen de Salzillo.
Carlos III fue uno de los grandes reyes de la Historia de España. Propulsor de las artes y el urbanismo, se le ha llamado el mejor alcalde de Madrid, porque bajo su reinado la capital española alcanzó todo su esplendor, y una gran parte de sus mejores edificios proceden de esa época. Lo que era menos conocido es que Carlos III impulsó la tradición del Belén, y la costumbre de “poner un nacimiento” en casa, que data de esos años. Y es precisamente en esa época, es decir, en el Neoclasicismo, en el siglo XVIII, cuando se creó el mayor Belén que existe en España, y que cada Navidad puede contemplarse en Murcia.
Este impresionante Belén consta de 556 figuras de gran tamaño, y se llama el Belén de Salzillo, porque su autor es el escultor y célebre imaginero Francisco Salzillo.
Fue en 1783, al final de su carrera, cuando recibió el encargo de Jesualdo Riquelme de construir esta gigantesca obra, que es un Belén narrativo y de misterios inspirado en la fusión de los Evangelios de San Mateo y de San Lucas, y que intenta contar el antes y el después del nacimiento de Jesús de Nazaret. Sus figuras están hechas de barro cocido con madera, cartón o textiles, se pueden contemplar en Murcia desde 1915, año en el que volvió a esta ciudad de gran tradición belenística. Primero estuvo ubicado en las salas del Museo de la Trinidad y después, a partir de 1956, fue depositado en el Museo Salzillo.
Su reciente restauración aconsejó su traslado a unas vitrinas para su conservación. Una obra de arte de tal envergadura se expone de forma permanente, no sólo en Navidad.
Nacimiento
Huida a Egipto
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En la actualidad, la tradición de instalar belenes, se encuentra, afortunadamente aún más extendida y son cientos los conjuntos que se exhiben en iglesias, plazas, colegios, peñas, casas particulares. Las familias se lo transmiten de generación en generación y cada año enriquecen el pequeño patrimonio con alguna compra.
Belén maxicano
Más tarde, Carlos III ordenó que los Belenes se extendieran y popularizaran en el reino itálico y en el español.
Cuando los frailes españoles llegaron a México con la idea de evangelizar a los indios y convertirlos a la religión católica, introdujeron las costumbres navideñas cristianas durante el mes de diciembre.
Los nacimientos tuvieron tanta importancia que un fraile en Texcoco, adiestró a los indígenas en la elaboración de las figuras de barro, tradición que ha pasado de padres a hijos durante cientos de años.
Estos días se pueden adquirir en los puestos de artesanía, montañas de corcho o escayola, palmeras, figuras de todo tipo, luces, ñoras, y un largo etcétera, que nos siguen sobrecogiendo, porque gracias al belén, fundamental manifestación de nuestro arte popular, cientos de figuras y animales que buscan la estética barroca, hebraica o el más moderno diseño, tienen por encima de todo un valor inviolable, el sentimiento religioso, el carisma de su significación: El Nacimiento de Jesús.
El Belén es el Evangelio traducido, no al napolitano, como afirmaba Cuciniello, sino a las lenguas de todo el mundo. Es un pequeño mundo en el que se mezclan riqueza y miseria, devoción y folklore, tradición familiar y ritualidad. Y desde luego, la seña de identidad de muchos hogares españoles.Y desde luego, el mío cuando estoy fuera de España en Navidad.
Mi pequeño Portal de Belén va conmigo.
¡Felices Fiestas de Navidad¡
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