Marcela y Elisa: la primera boda gay española en 1901
“No se nace mujer, se llega a serlo” (Simone de Beauvoir)
Aquí las tenemos, podrían ser las romeas y julietas a lo español y en plan lesbos. Se conocieron cuando estudiaban Magisterio, y parece que entre las dos maestras surgió una intensa pasión, que las llevó a una aventura existencial más que curiosa. Parece que esta amistad no gustaba demasiado a los padres de Marcela, así que decidieron envirala a Madrid, a ver si encontraba un chulazo madrileño y se olvidaba de Elisa. Pero el corazón de Marcela ya estaba tocado por Cúpido. Y como los caminos del Señor son inescrutables, quisó el destino que estas dos mujeres coincidieran una vez acabada la carrera otra vez en Galicia, en Couso la una, y en el pueblecito de al lado la otra, ya con sus destinos como maestras rurales. Y sin pensarlo dos veces se fueron a vivir juntas a Calo, que les pillaba a mitad camino.
Quizá para solucionar el problema de las habladurías, a Elisa se le ocurrió hacerse pasar por un hombre, lo mejor es que adoptó la identidad de un primo suyo muerto en un naufragio, al que nadie echaría de menos.
Se inventó que pasó la infancia en Londres, y que su padre era ateo, mentira fundamental, ya que consiguió con ello que el párroco del pueblo la bautizara y con ello acceder al Registro Civil.
Con su nueva identidad masculina, y gracias al primo ahogado, consiguió casarse con su amada Marcela el 8 de junio de 1901.
El plan era perfecto, pero como en los mejores crímenes, siempre hay un detalle que se escapa. Tanta felicidad mosquea. Y el pueblo descubrió que en realidad Elisa no era hombre sino mujer, y fue sometida a un examen médico. Pero Elisa, mujer culta e instruida, defendió tras la aparente sopresa de su ausencia de genitales masculinos, que, en realidad, no era hombre ni mujer sino hermafrodita, lo que parece que no coló demasiado, pues fueron excomulagdas y condenadas, pero, al menos, demuestra que es importante tener un plan B.
Elisa y Marcela, quiza aprovechando ese momento de desconcierto que vivía el pueblo, y especialmente el párroco, consiguieron huir a Portugal, y de ahí a América. Pero como quiera que fuere, quizá porque el amor lo puede todo, Marcela había quedado en cinta, Elisa debió meterse tanto en el papel de hombre que Marcela acabó con un bombo, es lo que tienen los roles, se empieza jugando y… Formada la familia por un niño y dos mujeres, Elisa, que debía ser el cerebro de la pareja, ideó un plan para conseguir que los tres pudieran vivir en un hogar, se casó con un argentino mucho mayor que ella, para tener una casa donde pudieran vivir los tres.
Pero claro ,al argentino aquello no le terminaba de cuadrar mucho y ante la negativa de Elisa de consumar el matrimonio, la denuncio y aquí se pierde la pista de estas dos mujeres.
Esta historia real se cuenta en el libro “Elisa e Marcela - Alén dos homes” (”Elisa y Marcela - Más allá de los hombres”) , de Narciso De Gabriel. ¿Alucinante, no?
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