LA LEYENDA DEL NACIMIENTO DEL ZEUS CRETENSE
A finales del siglo XIX, cuando Schliemann se interesaba por las extensas ruinas del llamado “Palacio de Cnossos” , en la isla de Creta, se desconocía la historia real de esta gran isla del Mediterráneo central en la antigüedad.
Solo los trabajos continuados de sir Arthur Evans permitieron conocer parte de esa rica prehistoria, gracias a los trabajos arqueológicos, ya que aún no se han descifrado su tres escrituras:La jeroglífica cretense, la del Disco de Festos y la denominada Lineal A.
Disco de Festos, con escritura indescifrada
Tablilla de arcilla con escritura Lineal A
Desde los periodos más antiguos de la civilización griega , Creta había jugado un papel de primera importancia dentro de las viejas leyendas y mitos heládicos, que situaban en la isla algunas de las más antiguas tradiciones que desde tiempos inmemoriales se habían transmitido.
En Creta , en una gruta del Monte Ida , se suponía que había nacido Zeus, el Señor supremo del Olimpo griego.
Cueva del Monte Ida,Creta
Para evitar que fuese devorado por Cronos, su propio padre, al que se había pronosticado que moriría a manos de uno de sus hijos y por eso se los comía al nacer.
Cronos y Rea
Rea, su esposa y madre del dios , le dio a Cronos una piedra envuelta en un paño y lo escondió en una cueva cretense, situada en el monte Ida, donde habría podido sobrevivir porque los Curetes ahogaban con el ruido del entrechocado de sus escudos y gracias a la alimentación que le proporcionó la cabra Amaltea
Los Curetes disimulando el llanto de Zeus
Ya crecido, Zeus, enamorado de Europa, hija del rey fenicio Agenor, consiguió seducirla y transformado en un bellísimo toro raptó a la doncella y la llevó a Creta, donde fruto de sus relaciones carnales nacería, entre otros, el igualmente legendario rey Minos, que llegaría a ser Señor de la isla y del mar Egeo.
El poeta latino Ovidio, en sus “Metamorfosis” nos ha dejado narrados, con su inimitable estilo, algunos detalles referentes al mito de Minos. Fruto de los amores antinaturales de su esposa Pasifae, también enamorada enloquecídamente de un toro, animal siempre presente en los mitos cretenses, habría nacido un monstruo, medio hombre y medio toro, conocido como Minotauro, al que Minos decidió ocultar encerrándolo en un lugar sombrío y tenebroso (el Laberinto), cuyas mil vueltas hacían que quienes en él entraban no fueses capaces de salir.
Teseo y el Minotauro en el Laberinto, mosaico romano
Incluso Dédalo, el arquitecto más hábil de la época, creador del Laberinto, apenas hubiera sido, el mismo, capaz de encontrar la salida.
Minos, rey de Creta, había condenado a los atenienses a pagar un duro tributo. Debían enviarle siete varones y otras tantas hembras para ser entregados a la crueldad del Minotauro. Uno de esos infelices era Teseo, hijo del Rey Egeo, pero he aquí que Ariadna, la hija de Minos, la doncella de las rubias trenzas en palabras de Homero, sintió piedad y sin duda amor por él, entregándole un hilo que Teseo ató a la entrada del Laberinto, pudiendo salir de ese modo, felizmente, después de haber dado muerte al monstruo, huyendo con Ariadna a la cercana isla de Naxos, una de las Cícladas, donde olvidando toda la gratitud que le debía tuvo la crueldad de abandonarla.
Baco y Ariadna
En Naxos Ariadna caería en la más profunda desesperación pero sería pronto consolada por Dionisios, dios lúdico y civilizador, que tras ofrecerle su amor habría de colocar en los cielos la corona que le había dado en el deseo de hacer inmortal el recuerdo de esta princesa tan virtuosa.
La leyenda del Minotauro vendría a reconocer como en los tiempos antiguos de la historia griega la Hélade habría estado sometida al poder de Creta, cuyo rey, el no menos legendario Minos, habría sido realmente el dueño y señor de todo el Egeo, gracias a una flota con la que a mediados del segundo milenio antes de nuestra era habría sometido a los demás pueblos de la zona, ejerciendo los comerciantes cretenses una intensa actividad económica que les habría llevado a frecuentar lugares como Chipre, las islas Cícladas, Egipto y la propia Grecia continental.
Cronología minoica
Frescos minoicos con desfile naval
Los contactos con Egipto, a modo de ejemplo, están claramente documentados arqueológicamente en la medida en que cerámicas minoicas de estilo Camares se han encontrado en el delta del Nilo, en tanto que multitud de escarabeos egipcios de la XII dinastía se han identificado en las excavaciones cretenses.
Cerámica de Kamares