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El jefe de seguridad de la provincia Kapisa dijo a Reuters que el envenenamiento masivo en la escuela Qazaaq presumiblemente fue perpetrado por simpatizantes talibanes que se oponen a que las mujeres reciban educación.
“No creemos que los talibanes hayan hecho esto, sino la gente que colabora con ellos y los apoya”, dijo el coronel Sha Agha, que está a cargo de la seguridad en el segundo distrito de Kapisa, donde se localiza la escuela.
“Hemos tomado medidas de seguridad para evitar que este tipo de incidentes vuelvan a ocurrir, y haciendo más patrullajes, estoy vigilando las escuelas de noche”, añadió.
Los síntomas que sintieron las niñas fueron los mismos que mostraron las víctimas de otros supuestos ataques a dos escuelas de mujeres en la localidad cercana de Charikar. Un envenenamiento ocurrió el lunes y otro el 26 de abril. En cada caso, numerosos grupos de alumnas cayeron enfermas.
En el último ataque, más de 130 personas fueron afectadas, con 98 estudiantes y seis profesores trasladados al hospital, dijo el médico y jefe de salud pública provincial Wahid Rahim, quien añadió que cinco habían caído en coma pero habían sido reanimadas.
Las pacientes experimentaron vómitos, mareos y algunas perdieron el conocimiento.
“Apareció un muy mal olor en mi aula esta mañana y la maestra nos dijo inmediatamente que evacuáramos, pero no pudimos caminar para salir de la escuela, estábamos muy débiles, enfermas y mareadas. Cuando abrí los ojos estaba en el hospital”, dijo Leda, de 12 años.
“Estoy muy triste, ¿qué pasó en mi escuela? Yo quiero estudiar“, dijo la niña de sexto grado desde una cama de hospital en una sala con alrededor de 20 niñas pálidas, la mayoría con suero en el brazo.
“Supimos sobre el incidente en Charikar, pero no pensamos que algo así podía pasar en nuestra escuela. Ahora mismo estamos demasiado asustadas como para seguir con nuestra educación, para aprender”, dijo Aara Gul, de 15 años, esperando su medicación.
Paradójicamente, los tres incidentes ocurrieron en una parte del país que nunca estuvo bajo el firme control de los talibanes y que mantuvo abiertas las escuelas de niñas mientras el severo régimen islámico gobernaba la mayor parte de la nación.
¡Ánimo, chicas ¡…No podrán con vosotras ni la incuria ni la incomprensión. El saber os hará libres un día.

Estos problemas me recuerdan a Hipatia de Alejandría.La asesinaron por ser lista.Por pensar.

Hipatia / o Hypatia, fue la científica más famosa de la antigüedad
La historia ha querido que Hipatia de Alejandría haya llegado
hasta nosotros como una de las escasas mujeres de la antigüedad cuya vida y obra están bien documentadas. Fue una mujer de preclara inteligencia y espíritu libre. Por su claro intelecto, grandess conocimientos, dotes de magisterio y carisma personal, brilló entre los hombres más sabios de su época.
Porque el último científico que trabajó en la Biblioteca fue Filósofa, matemática, astrónoma, científica y la más prestigiosa educadora de la desaparecida escuela neoplatónica de la Biblioteca de Alejandría. Punto de referencia político de la comunidad greco cristiana, un extraordinario conjunto de logros para cualquier individuo de cualquier época.
Hipatia consiguió un nivel de conocimientos inusual en una mujer de su tiempo . Tuvo poder, puesto que influía en quien lo tenía, fue transgresora, ya que ejercía públicamente y esto provocó un conflicto de autoridad que acabaría cruelmente con su vida. Una fanática multitud cristiana la asesinó.
Cita: [...] por su elocuencia y autoridad [...] logró una influencia tal que la cristiandad se sintió amenazada [...]
T L Heath, A History of Greek Mathematics (2 Vols.) (Oxford, 1921).
¿Quién fué Hypatia de Alejandria?
Fue una filósofa y maestra, que destacó en Matemáticas y Astronomía; perteneció a la Escuela filosófica de Alejandría a comienzos del siglo V. Hipatia, “la más grande”, es un personaje de la historia del conocimiento que no pasó inadvertido para nadie. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien deseaba pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba”.
Sobre el año 400, Hipatia fue directora de la escuela neoplatónica de Alejandría, se caracterizada por su sabiduría y su sincretismo filosófico-religioso, escuela que durante los siglos hizo destacar a nombres como: Sinesio de Cirene, Hieracles de Alejandría, Amonio Saccas, hijo de Hermeias de Alejandría, Juan Filoso, Asclepio “el joven”, Olimpiodoro, Alejandro de Licópolis, Asclepiodoto y Nemesio.
Mantuvo siempre una estrecha relación con escuela de Atenas, difundió las teorías de Platón y Aristóteles y unificó el pensamiento matemático Diofante con el neoplatonismo de Amonio y de Plotino.
Durante su vida escribió diversos comentarios a los elementos de Euclides y algunos comentarios sobre los escritos de Tolomeo, hizo una revisión de la “Aritmética” de Diofante y de las “Secciones cónicas” de Apolonio de Pérgamo, también realizó trabajos en el campo de la mecánica y la tecnología, diseñó un astrolabio plano (aparato que sirve para mesurar la posición de las estrellas y los planetas) y un planisferio; construyó un destilador de agua, un medidor de nivel y densímetro de liquido.
Conocida por el sobrenombre de “la enfermera y la filósofa” también fue famosa por sus cualidades como pedagoga, partidaria de la distinción entre religión y filosofía, provocó la animadversión del obispo Cirilo de Jerusalén, quien pondrá a todo el pueblo contra ella
Alejandría en el siglo IV
Egipto era una provincia romana (en realidad era “coto” privado del Príncipe romano) y continuó siéndolo hasta la llegada de los árabes en el siglo VII. En el año 312, el emperador Constantino se había convertido al cristianismo( en fin:Arriano, no hay que exagerar…aunque parece que se convirtió in articulo mortis al catolicismo, cambiando una coma en su Padre Nuestro y adoptando el creo niceno).Pero este fue otra cuestión
Al año siguiente, en el 313 del lío del Puente Milvio, fue el Edicto de Milán por el cual se estableció la paz religiosa y la libertad de cultos. En el año 330, Constantino trasladó la capital del imperio a Bizancio, que pasaría a llamarse Constantinopla. En los últimos años del siglo IV, a la muerte de Teodosio I, Roma se dividió en dos partes, Imperio de Occidente(Honorio) e Imperio de Oriente(Arcadio). Egipto fue incorporado al Imperio de Occidente .

El cristianismo había llegado a Egipto. En la época que nos ocupa se sucedían grandes controversias y disputas entre las distintas facciones de cristianos. Algunos autores escriben cómo las peleas llegaron a hacerse callejeras. La Iglesia cristiana defendía en estos momentos su independencia respecto al poder imperial, y los emperadores del siglo IV se consideraban autócratas y muy por encima de la ley. En Alejandría vive y predica el obispo Teófilo (385-412), fanático, intransigente y exaltado, enemigo de Juan Crisóstomo que predicaba en la Iglesia de Antioquía (hoy un lugar de Turquía). La rivalidad entre Alejandría y Constantinopla también era algo a tener en cuenta, ya que afectó enormemente a las iglesias del resto de la cristiandad. Finalmente la iglesia egipcia se separó de la iglesia de Oriente. Tuvo entonces lugar la aparición de la lengua copta, una mezcla entre el egipcio demótico y el griego.
En estas circunstancias históricas vino al mundo en el año 370 (otros historiadores aseguran que fue por el año 355) Hypatia de Alejandría, en un momento en que el estudio y la importancia de las ciencias y del saber estaba casi olvidado, y aun perseguido, por la ignorancia y la intransigencia de algunos obispos.
Una mujer para la Ciencia
Imagen de Hypatia en el cuadro de Rafael
Teón, su padre, era un célebre matemático y astrónomo, muy querido y apreciado por sus contemporáneos, que seguramente trabajaba y daba clases en la gran Biblioteca del momento, es decir, en la Biblioteca que en algún momento sustituyó a primera Biblioteca de Alejandría, desaparecida en gran medida en el incendio del año 48 adC.durante las llamadas “Guerras Alejandrinas “.
Teón fue un sabio que no guardó los conocimientos de la ciencia para sí y sus discípulos masculinos sino que hizo partícipe de ellos a su propia hija, algo verdaderamente insólito en el siglo IV d.C.

Hypatia por su parte era una mujer inteligente y abierta a todo el saber de padre y así fue cómo se educó en un ambiente académico y culto. En efecto, Teón le transmitió su conocimiento sobre Matemáticas y Astronomía ,además de la pasión por la búsqueda de lo desconocido, por la investigacióm. Los historiadores han llegado a asegurar que incluso superó al padre, y que muchos de los escritos conservados que se suponen de Teón son en realidad de la hija.
Aprendió también sobre la historia de las diferentes religiones que se conocían en aquel entonces, sobre oratoria, sobre el pensamiento de los filósofos y sobre los principios de la enseñanza. También se interesaba por la mecánica y ponía en práctica la tecnología. Se sabe que inventó un aparato para destilar el agua, un hidrómetro graduado para medir la densidad de los líquidos y un artefacto para medir el nivel del agua.
Viajó a Atenas y a Roma siempre con el mismo afán de aprender y de enseñar.
La casa de Hypatia se convirtió en un lugar de enseñanza donde acudían estudiantes de todas partes del mundo conocido, atraídos por su fama. Uno de sus alumnos fue Sinesio de Cirene, obispo de Ptolemaida (en Fenicia), rico y con mucho poder. Este personaje dejó escrita mucha información sobre Hypatia, su maestra. Por medio de él pueden llegar a conocerse los libros que ella escribió para la enseñanza, aunque ninguno ha llegado a nuestros días.
Escribió varios documentos, entre ellos, ‘Sobre el Conon Astronómico de Diafanto’ donde habla de ecuaciones de primer y segundo grado. De sus cartas a Sinesio se desprende que inventó o, al menos, explicó la fabricación y uso del astrolabio plano, usado para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol. También se la considera inventora de la esfera plana. De un aparato para obtener agua destilada. De otro para medir el nivel del agua. Y de uno más, para determinar la densidad de los líquidos que más tarde se llamó aerómetro o hidroscopio.

Es la primera mujer conocida que realiza una contribución en el terreno de las matemáticas y, la primera también, que participa de forma activa en una comunidad académica. A sus clases acudían gentes de Atenas y Roma. Lo hacían, en una aparente concordia, paganos, judíos, neoplatónicos e incluso cristianos. Entre ellos Sinesio, que llegaría a ser obispo. Pero empezaban a correr malos tiempos para las alianzas de civilizaciones.
Otro alumno llamado Hesiquio el Hebreo escribió unas obras que se conservan, en las que también hace una descripción sobre las actividades de Hypatia y asegura que los magistrados acudían a ella para consultarle sobre asuntos de la administración. Dice también que fue una persona muy influyente en el aspecto político.
Hypatia era pagana y le tocó vivir en tiempos duros para el paganismo. Su situación llegó a ser muy peligrosa en aquella ciudad que se iba haciendo cada vez más cristiana y cuyo cristianismo iba derivando en el fanatismo. Los filósofos neoplatónicos como Hypatia no eran bien vistos y pronto se vieron cruelmente perseguidos. Algunos se convirtieron al cristianismo, pero Hypatia no consintió en ello a pesar del miedo y de los consejos de su amigos como el caso de Orestes, prefecto romano y alumno suyo, que no consiguió nada a pesar de sus ruegos. Hypatia resultó ser para sus enemigos, no una mujer científica sino una bruja peligrosa.
La primera mártir del conocimiento científico

Como mujer, sus ideas chocaban tanto con la doctrina de la primera Iglesia cristiana, como con la opinión que ésta tenía sobre el respeto a la mujer. De un lado, Hipatia nunca se casó. Algo que no gustaba a los líderes religiosos. De otro, era pagana, partidaria del racionalismo científico griego (e
lla, en contra de la creencia cristiana, pensaba que la Tierra era esférica) y, además, un personaje político demasiado influyente. No, no tenía nada para ser bien vista por la Iglesia. Más bien se la consideraba una amenaza para la sociedad y su permanencia en la ciudad, por tanto, peligrosa. Lo suficiente como para que fuera varias veces amenazada, ella y su escuela. Hipatia siempre se negó a traicionar sus ideales y convertirse a la nueva religión. Era el principio de su fin.
En el año 412 el obispo Cirilo de Alejandría fue nombrado (para sustituir a su tío Teófilo), patriarca, un título de dignidad eclesiástica que sólo se usaba en Alejandría, Constantinopla y Jerusalén, que equivalía casi al del papa de Roma.
Cirilo (elevado siglos más tarde a los altares) era un católico exaltado que no consentía ninguna clase de paganismo ni de herejía y que luchó toda su vida defendiendo la ortodoxia de la Iglesia y combatiendo el nestorianismo. Algunos historiadores creen que Cirilo fue el principal responsable de la muerte de Hypatia, aunque no exista documentación directa que lo acredite.
La tradición dice que Cirilo era enemigo de esta mujer científica, a la que temía y admiraba a la vez. Pero siguiendo el pensamiento general de la época, no le era posible comprender ni tampoco consentir que una mujer se dedicase a la Ciencia y menos aún a esa clase de ciencia que difícilmente podían comprender las personas que no eran eruditas en el tema. Por lo tanto es posible que creara un clima y un ambiente de odio y fanatismo hacia ella, tachándola de hechicera y bruja pagana. En el mes de marzo del año 415, Hypatia fue asesinada de la manera más cruel por un grupo de monjes fanáticos de la iglesia de San Cirilo de Jerusalén.
Fue violada y lapidada por un grupo de fanáticos cristianos en la iglesia llamada Caesarium. La tragedia de su muerte sucedió en un contexto de enfrentamientos entre neoplatónicos y cristianos. Los conflictos entre judíos, paganos y cristianos eran muchas veces alentados por patriarcas como Teófilo de Alejandría, que consideraba heréticas las matemáticas y las ciencias en general. Pagana, pero partidaria de la distinción entre religión y filosofía, Hipatia llegó a ser un personaje público de gran prestigio delante de representantes del poder político como el perfecto de Roma en Egipto Orestes, alumno y amigo suyo. Hipatia, en una época en la que las mujeres disponían de pocas opciones y eran tratadas como objetos en propiedad, se movió libremente y sin afectación por los dominios tradicionalmente masculinos. Todas las historias dicen que era una gran belleza. Tuvo muchos pretendientes pero rechazó todas las proposiciones.
Sus restos y sus obras fueron quemados. El neoplatónico Damascio, en su obra “Vida de Isidoro”, declara infundadas las acusaciones contra Hipatia de conspirar contra el obispo Cirilo. Sinesio que dedica un emocionante recuerdo a su maestra quien es considerada por como la última maestra de Sabiduría en un mundo romano librado a una fe cristiana. Su muerte y la destrucción de biblioteca de Alejandría simbolizan el final de la ciencia y del libre pensamiento
Hipatia representaba la Sabiduría antigua pero además por el hecho de ser una mujer culta e inteligente. Era una gran autoridad académica en una época donde el avance del cristianismo era imparable y con el, la marginación de la filosofía, de las antiguas tradiciones, de las mujeres y de cualquier culto relacionado con las antiguas culturas.
Sócrates “el escolástico” nos dijo:
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“Todos los hombres la reverenciaban y la admiraban por su singular modestia e inteligencia, por eso mismo suscitaba una gran envidia y porque conversaba frecuentemente con Orestes, la gente le acusó de ser la causa que Orestes y el obispo no se hicieran amigos. En pocas palabras, algunos fanáticos, radicales y violentos, capitaneados y guiados por un tal Pedro, rector de aquella Iglesia, le vieron en el patio cuando ella iba a trabajar, la arrancaron de su carruaje, la arrastraron a la iglesia Caesarium, la desnudaron, le arrancaron la piel y la carne armados con caracolas y conchas afiladas hasta que su alma dejó el cuerpo, descuartizaron los restos y llevaron los trozos a un lugar llamado Cinaron y allí los quemaron hasta convertirlos en cenizas”
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Los hechos están recogidos por un obispo de Egipto del siglo VII llamado Juan de Nikio. En sus escritos justifica la matanza que se hizo en aquel año contra los judíos de Alejandría y también la muerte de Hypatia.
Orestes, el prefecto romano amigo y alumno de Hypatia informó de los hechos y pidió a Roma una investigación. Pero por “falta de testigos”, se fue retrasando, hasta que llegó un momento en que el propio Cirilo aseguró que Hypatia estaba viva y que habitaba en la ciudad de Atenas. Orestes tuvo que huir de Alejandría y abandonar su cargo.

Su figura toma tintes trágicos por lo cruel de su muerte, testimonio de adónde puede llevar el fanatismo. Voltaire, entre otros, así lo reseñó:
“A partir de la muerte de Hypatia se terminó la enseñanza del pensamiento de Platón no sólo en Alejandría sino en el resto del Imperio. El interés por las ciencias fue debilitándose y la Historia entró en el oscurantismo. Pudo sobrevivir en Bizancio y poco después empezó de nuevo a florecer en el mundo árabe musulmán”.
Cubo de Hypatia
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Y, por cierto…. Cirilo, fue proclamado santo. ¡Esto es para que vayais aprendiendo que no solo son los talibanes…Ha habido y hay AÚN muchos Cirilos.
La mayoría de sus escritos de eran libros de texto para sus estudiantes. Ninguno ha permanecido intacto, pero es posible que partes de su obra estén incorporadas en los tratados existentes de Teón. Hay alguna información sobre sus talentos (astronomía, astrología y matemáticas) en las cartas de su alumno y discípulo Sinesio de Cirene, el rico y poderoso obispo de Tolemaida.
Su trabajo más importante de fue en álgebra. Escribió un comentario sobre la Aritmética de Diofanto, en 13 libros. Éste vivió y trabajó en Alejandría en el siglo III, y se le ha llamado “padre del álgebra”. Desarrolló las ecuaciones indeterminadas (diofánticas), es decir, ecuaciones con soluciones múltiples. (Un ejemplo común de este tipo de problema son las diferentes maneras en que se puede cambiar una libra esterlina, empleando monedas de diferentes denominaciones: 50 peniques, 20 peniques, etc.) También trabajó con ecuaciones cuadráticas. Los comentarios de Hypatía incluían algunas soluciones alternas y muchos nuevos problemas, que luego fueron incorporados a los manuscritos diofánticos.
También escribió un tratado Sobre la geometría de las cónicas de Apolonio, en ocho libros. Apolonio de Pergé fue un geómetra alejandrino del siglo III a.C., a quien se deben los epiciclos y los deferentes para explicar las órbitas irregulares de los planetas. El texto de Hypatia era una vulgarización de su obra, facilitando el entendimiento de estos conceptos. Como sus antepasados griegos, sentía gran atracción por las secciones cónicas (las figuras geométricas que se forman cuando un plano pasa por un cono).
Después de su muerte, las secciones cónicas cayeron en el olvido hasta comienzos del siglo XVII, cuando los científicos se dieron cuenta de que muchos fenómenos naturales, como las órbitas, se describían mejor por medio de las curvas formadas por secciones cónicas.
Theon revisó y mejoró los Elementos de geometría de Euclides, y su edición es la que todavía se emplea en nuestros días. Es probable que Hypatia haya colaborado con él para la revisión. Más tarde los dos escribieron juntos por lo menos un tratado sobre Euclides; también es autora de por lo menos uno de los libros de la obra de Theon sobre Tolomeo. Éste había sistematizado todos los conocimientos contemporáneos sobre matemática y astronomía, en un texto de trece libros que llamó modestamente Tratado matemático. Los eruditos árabes medievales le dieron el nombre de Almagesto (“Gran libro”). El sistema de Tolomeo siguió siendo el trabajo astronómico más importante que había hasta Copérnico, en el siglo XVI. Es posible que el Canon astronómico (las tablas que elaboró para los movimientos de los cuerpos celestes) haya formado parte del comentario de Theón sobre Tolomeo, pero también puede haber constituido una obra aparte.
Además de la filosofía y las matemáticas, se interesaba en la mecánica y la tecnología práctica. En las cartas de Sinesio están incluidos sus diseños para varios instrumentos científicos, incluyendo un astrolabio plano, aunque sin embargo otras fuentes fechan este instrumento por lo menos un siglo antes. Claudio Ptolomeo escribió sobre el astrolabio plano, su padre escribió un tratado que era la base para mucho de los que se escribió después en la Edad Media. El astrolabio plano se usaba para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol, y para calcular el tiempo y el signo ascendente del zodíaco.
Hypatia desarrolló también un aparato para destilación de agua, un instrumento para medir el nivel del agua, y un hidrómetro graduado de latón para determinar la gravedad específica de los líquidos (densidad).
Alejandría en el siglo IV era un centro de estudiosos neoplatónicos. Aunque es posible que estudiase en la escuela neoplatónica de Plutarco el Joven y su hija Asclepigenia en Atenas, su tipo de neoplatonismo era más tolerante y estaba basado en las matemáticas.[4] Había rivalidad entre las escuelas neoplatónicas de Alejandría y Atenas; la escuela de Atenas daba importancia a la magia y a lo oculto. Para los cristianos, sin embargo, todo platónico era un peligroso hereje.
Su pensamiento:
Es un hecho indiscutible que Hypatia se enfrascó en la política de Alejandría. Uno de sus alumnos, Hesiquio el Hebreo, escribió: “Vestida con el manto de los filósofos, abriéndose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar [...] Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad.”[5]
Como pagana, partidaria del racionalismo científico griego y personaje político influyente, se encontraba en una situación muy peligrosa en una ciudad que iba siendo cada vez más cristiana.
En 412 Cyrilo, un cristiano fanático, se convirtió en patriarca de Alejandría, y se desarrolló una intensa hostilidad entre él y Orestes, prefecto romano de Egipto, antiguo alumno y viejo amigo de Hypatia. Poco después de asumir el poder, Cyrilo empezó a perseguir a los judíos, a quienes echó de la ciudad a millares. Luego, a pesar de la vehemente oposición de Orestes, dedicó su atención a librar la ciudad de los neoplatónicos. Haciendo caso omiso de los ruegos de Orestes, Hypatia se negó a traicionar sus ideales y convertirse al cristianismo.
Así el obispo de Nikiu en sus crónicas nos cuenta:
“Y en esos días apareció en Alejandría una filósofa, pagana de nombre Hypatia, consagrada a las magias, astrología y músicas, engaño a muchas personas a través de la superchería satánica. El prefecto de la ciudad la honró, ya que le había engañado a través de su magia, dejó de asistir a la iglesia como había sido su costumbre, aunque encontrándose en una situación de peligro, volvió a asistir. No solo arrastró al gobernador sino a muchos otros creyentes. Habiendo decretado el gobernador un edicto en relación con el desarrollo de los espectáculos teatrales, y los ciudadanos que asistiesen a ellos. En cuanto Cyrilo fue nombrado patriarca, quiso conocer el sentido de este edicto. Había un hombre de nombre Hierax, un cristiano entendido e inteligente, seguidor del Patriarca y obediente a sus deseos, y bien versado en el conocimiento de la fe cristiana, que acudió al teatro para conocer la naturaleza del decreto. Pero cuando los judíos le vieron en el teatro, clamaron “este hombre no viene con buenos propósitos, solo busca la provocación”…”
Su muerte:
El asesinato de Hypatia está descrito en la obra de un historiador cristiano del siglo V, Sócrates el Escolástico:
“Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra, y porque conversaba a menudo con Orestes, y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje; la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas (p. 308).
Los hechos ocurrieron en marzo de 415, justo un siglo después de que los paganos hubieran asesinado a Catalina, una erudita alejandrina cristiana. Los asesinos eran parabolanos, monjes fanáticos de la iglesia de San Cyrilo de Jerusalén, quizá ayudados por monjes nitrios. No se sabe si Cyrilo ordenó directamente el asesinato, pero por lo menos creó el clima político que hizo posible tan atroces hechos. Más tarde Cyrilo fue canonizado.
Orestes informó del asesinato y solicitó a Roma que se iniciara una investigación. Luego renunció a su puesto y huyó de Alejandría. La investigación se pospuso repetidas veces por “falta de testigos” y más tarde Cyrilo proclamó que estaba viva en Atenas. El brutal asesinato de Hypatia marcó el final de la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio romano.
Con la difusión del cristianismo, la aparición de numerosos cultos y el caos religioso generalizado, el interés en la astrología y el misticismo sustituyó a la investigación científica. En 640 los árabes invadieron Alejandría y destruyeron lo que quedaba del Museo. Pero aunque Europa ya había entrado en la era del oscurantismo, la ciencia griega sobrevivió en Bizancio y floreció en el mundo árabe.
Aunque la vida de Hypatía acabó trágicamente, su obra permaneció y después Descartes, Newton y Leibniz extendieron su trabajo. Alcanzando logros extraordinarios para una mujer de su época. Los filósofos la consideraron una mujer de gran conocimiento y una maestra excelente.
“Fue una persona que dividió a la sociedad en dos partes: aquellos que la consideraban como un oráculo de luz, y aquellos que la veían como un emisario de las tinieblas”. (Elbert Hubbard, p. 280.)
El retrato de Hypatia pintado por Elbert Hubbard era fantasioso y sarcástico. Siguiendo la Crónica de Juan de Nikiu, un obispo copta que reescribió la historia según sus prejuicios cristianos, Hubbard aseguró que Hypatia hipnotizaba a sus estudiantes con artes satánicas (véase Parsons, p. 379). Otros autores la identifican como alquimista. Charles Kingsley, el popular novelista del siglo XIX, también escribió una vida ficticia de Hypatia. La mata a los 25 años en vez de a los 45, y la imagina como una fanática neoplatónica atrapada en las redes de la intriga política. Hypatia nunca se casó, y los historiadores discutieron durante siglos la cuestión de su castidad.
“The star lovers”, de Richardson, ilustra el tratamiento que se daba a las mujeres de ciencia en las historias, en aquellos casos en que por lo menos se las menciona. Aunque tiene un capítulo sobre mujeres astrónomas, no hace caso de algunas de las más importantes, y en general ridiculiza a las que menciona. Gran parte del capítulo se dedica a los cráteres lunares que llevan los nombres de las astrónomas. A la cabeza de la lista se encuentra Hypatia: “Una mujer erudita que murió defendiendo a los cristianos [sic].” Le sigue Catalina: “una joven extremadamente sabia, de noble familia, que murió en 307 D.C.. defendiendo a los cristianos” (p. 173).