El Estramonio o “hierba del diablo” se denomina genéricamente Datura , nombre que deriva del nombre del veneno dhât, que se prepara a partir de especies indias y fue utilizado por los miembros de la letal secta thag.
Es una solanácea, con parientes tan inofensivos como la patata, el tomate o el pimiento.
Una vidente miró en su bola de cristal y, según un demanda presentada en un tribunal de Nueva York, vio la forma de sustraer 10.000 dólares a su cliente. Seguir leyendo el arículo
La vidente del Zena Psychic, un local del barrio Greenwich Village, dijo a su víctima que “iba a vivir mucho y que su familia no era algo bueno para ella”, según la demanda, revelada por el diario The New York Post.
La vidente incitó luego a la mujer a poner nueve billetes de cien dólares en una jarra llena de agua, donde le hizo escupir para quitarle “las trancas”.
Tras la ceremonia, le sugirió que volviera a repetir la operación para asegurarse que “cambie su fortuna”, según la demanda.
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La Rueda de la Fortuna,carta de Tarot
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Después de que la vidente lograse que su cliente fuese a una tienda Ralph Lauren a comprar ropa destinada a un “ritual” por valor de varios miles de dólares fue cuando ésta se dio cuenta de la estafa, indica el diario.
El misterioso mundo de la parapsicología sigue atrayendo a millones de personas
hace 27 mins
Por Ana María Echeverría
Cartas del tarot, bolas de cristal, péndulos, caracoles, astrólogos, médiums y videntes: una feria en París levanta un velo sobre el mundo misterioso de la parapsicología, que sigue atrayendo a millones de personas en tiempos de crisis. Seguir leyendo el artículo
Uno de cada seis franceses consulta cada año a un vidente, a un médium, a un astrólogo, o se hace tirar las cartas, leer la mano o los residuos del café, según fuentes de esta Feria del Cuerpo y del Espirítu, que se celebra en París desde hace 24 años.
“Y en América Latina, y en España, el número que consulta a expertos en las artes adivinatorias es seguramente mucho mayor”, indica Ramón Sala, un español que es uno de los organizadores de esta feria.
En un pequeño espacio, detrás de una espesa cortina de terciopelo, Didier Beltran cuenta a la AFP que desde pequeño tiene el don de ver el futuro de las personas, pero que le asustaba, a él y a sus familiares.
“Sentía cosas, se me venían imágenes, al ver a las personas. Veía instantes de su futuro, sentía cómo eran las personas”, cuenta, con voz suave. “A veces me daba miedo, porque podía sentir cosas muy tristes que les iban a pasar. Y no quería tener este don”.
Hasta que decidió ponerlo al servicio de la gente, sus clientes, que le piden que les diga su futuro: si van a hallar el trabajo que buscan, o si regresará el cónyugue que los ha abandonado, o si tendrán un hijo, o si volverán a encontrar el amor.
“Un verdadero vidente es un artista. Así como hay gente que nace con un oído para la música y otros con un don para la pintura, o las matemáticas, hay gente que tiene un don especial para ver el futuro”, afirma Cécile Laligan, encargada de prensa de esta feria.
Este fin de semana se veían en la feria sobre todo mujeres, cuyas preguntas giraban en su mayoría en torno al mundo sentimental y familiar.
“Yo voy a un vidente una vez al año, sobre todo en un periodo donde me siento confusa, donde no veo las cosas claras, ya sea en mi vida profesional o personal. Siento que ellos me abren pistas”, dijo a la AFP Maude, una asistente de dirección de una gran empresa francesa, que sólo dio el nombre de pila.
Alrededor de 40% de los asistentes a la feria son hombres, desde jefes de empresa hasta estudiantes, pasando por jóvenes desempleados, precisó Laligan.
“Los hombres traen otras inquietudes, sobre todo laborales, profesionales”, confirmó otro experto en las artes adivinatorias, Monsieur Olivier, que cobra, como Beltran, un promedio de unos 80 a 100 dólares por una hora de consulta.
“Acabo de atender a un jefe de empresa”, dijo Olivier, que nota que con la crisis ha aumentado bastante este número de consultas.
Ramón Salas reconoce que en este medio -donde no se requieren diplomas, ni formación- “abundan los charlatanes”.
“Pero nosotros tratamos de reducir su presencia al mínimo”, dijo, admitiendo que este mundo puede ser fascinante, pero tiene también su faceta oscura.
“Nosotros prohibimos terminantemente que los participantes en la feria hagan daño. Por ejemplo, no se admite a gente que ofrece hacer daño a la mujer que le robó el marido a una clienta, etc.”, dijo.
Aunque es un mundo que sigue fascinando a muchos, la crisis también le ha pasado factura. “Cuando no hay plata, no hay plata. Y en tiempos de crisis, lo primero es qué poner de comer en la mesa”, concluyó Salas.
Mlle Marie-Anne-Adelaïde LeNormand era una famosa echadora de cartas y también se dedicaba a la quiromancia. Su fama le llevó a ser la adivina personal de Josefina de Beauharnais, la esposa de . Ella previó la ascensión de éste al poder y su caída y el destino de la emperatriz Josefina y numerosos cortesanos franceses.
“Vos podréis ejercer un poder soberano en el ejército y quizá más allá en la sociedad“, vaticinó, presuntamente, la pitonisa Marie-Anne Adelaïde Lenormand a un joven general glorioso por sus hazañas en el sitio de Toulon. El militar, que no era otro que Napoleón Bonaparte, le respondió sorprendido que no esperaba tanto, pero que se creía “con suficiente mérito como para obtener un puesto de mando”.
La anécdota había sido supuestamente narrada por el propio Napoleón a un amigo un día que salía del Ministerio de la Guerra. Le habló también del talento profético y el físico de mademoiselle Lenormand: “Es una joven poco agraciada, pero con cierto atractivo; los ojos muy vivos y una actitud descuidada”.
Asimismo, le contó que la pitonisa le había solicitado que cogiera un puñado de ceniza de la chimenea y fuera echándolo lentamente sobre una hoja de papel sin dejar de pensar en su futuro. Seguidamente, ella examinó la mancha de ceniza que conservaba la forma de su mano y le dijo: “General, el puesto que deseáis os será concedido por vuestro matrimonio con una hermosa mujer que ya tiene dos hijos. Haréis la guerra en Italia y obtendréis tal gloria que os convertiréis en el más ilustre de Francia. No puedo deciros más, sólo daros un consejo: desconfiad del orgullo. Si os puede llevar muy alto, os puede sobre todo hacer caer más bajo de lo que nunca estuvisteis”.
Todo lo anterior y mucho más lo narra la propia mademoiselle Lenormand en dos obras donde recogió sus profecías sobre la pareja imperial, pero ambas aparecieron mucho después de acaecidos los sucesos: Les souvenirs prophétiques d’une sibylle (1814) y Mémoires historiques et secrets de l’Impératrice Joséphine (1820). En ambas indicaba que contenían fabulaciones retrospectivas y manifestaba sobre todo su deseo de conectar su nombre en relación con todos los grandes sucesos.
Pero, ¿había sido realmente la pitonisa capaz de predecir la coronación, las innumerables victorias y, más tarde, el drama y la reclusión de Napoleón en Santa Elena? ¿No se lo habría inventado todo?
La adivina farsante
Como el de tantos otros arúspices, clarividentes y magos, es muy probable que el nombre de la citada adivina se hiciese famoso no tanto por sus dotes adivinatorias sino por sus relaciones con gente influyente de la época.
Retrato de Josefina de Beauharnais (1763-1814), Emperatriz de los Franceses, según Regnault.
Es muy posible que Josefina de Beauharnais conociera a la vidente en la cárcel durante el período revolucionario del Terror. Sin embargo, no existe ningún documento que permita afirmarlo. En cambio, sí es sabido que la futura emperatriz de Francia era una mujer muy supersticiosa, como correspondía a alguien que había nacido en las Antillas y estaba familiarizada con asuntos de hechicería. Por ello no hay que descartar que el renombre de Lenormand condujera a Joséphine a su casa, sobre todo en el momento de su divorcio con Napoleón.
En cuanto a éste, no resulta fácil creer que consultara a la pitonisa, dado su temperamento racionalista. Un testimonio fidedigno de su rechazo a los videntes lo encontramos en la obra de la Duquesa de Abrantès titulada Mémoires ou Souvenirs Historiques sur Napoléon (1831): “Era sabido el gusto, más bien pasión insensata, de Joséphine por los echadores de cartas. A Napoleón le divertía al principio esa afición, pero luego se burlaba de ella. Entendía que no había nada más opuesto a la majestad que esas pequeñeces de espíritu”.
Retrato alegórico del Emperador Napoleón I, autor del Código Civil…
Napoleón llegó incluso a impedir que Lenormand entrara en su salón pero, sobre todo, promulgó una ley con fecha 12 de febrero de 1810 relativa a adivinos y hechiceros que habían florecido como nunca durante la Revolución Francesa y ya eran legión en su época. Así, en el artículo 479 y los tres siguientes se precisa que “las gentes que practiquen el oficio de la adivinación o que pronostiquen o expliquen los sueños serán castigadas… Según las circunstancias se dictará una pena de prisión de cinco días… Y además serán confiscados los instrumentos, utensilios y ropajes destinados al ejercicio de este oficio“.
Con anterioridad a la promulgación de esta ley, la vidente ya había sido multada y encarcelada en relación con diversas denuncias de clientes por su actividad como cartomántica. Por otro lado, sabemos por fuentes como la citada de la duquesa de Abrantès y por los archivos policiales que las sospechas que pesaban sobre ella no se referían sólo a sus predicciones, sino a actividades anti-bonapartistas. Estas últimas terminaron por inquietar a la policía imperial y el 16 de diciembre de 1803 fue detenida y recluida en la prisión de Madelonettes durante un mes. Al parecer, estaba implicada en una conspiración que había sido descubierta.
Retrato de la vidente Marie-Adélaïde Lenormand (Alençon, 27 Mao-y 1772 – Paris, 25 Junio 1843), que empezó su carrera como adivina en Londres, y fue redactora-jefe de una revista de astrología , consiguiendo tener una clientela ilustre.Luego se trasladó a París, donde su fama la precedía. y fue consultada por personajes ilustres de la revolución, como Marat, Saint-Just y Robespierre, a los que predijo sus sucesivas muertes.
Nació en Alençon en Normandia. Perdió a su padre cuando sólo tenía un año y a su madre con cinco años y fue enviada a un convento donde fueron descubiertas sus dotes de clarividencia por primera vez.