30 Dic 08

Hace tiempo, los sex-shops eran establecimientos tabú para muchas mujeres. Aunque muchas de estas tiendas han cambiado espectacularmente, en cuanto a decoración y al personal que trabaja en ellas, para muchas mujeres sigue siendo complicado o motivo de incomodidad acudir a un sex-shop. No es de extrañar, por lo tanto, que las reuniones de tapersex ( sí, tapersex, no taperware )

sean una imaginativa alternativa que la industria del sexo ha sabido explotar para llevar sus productos a muchas personas, sobre todo en una ciudad tan pacata como se está volviendo Madrid, supongo, porque hace años compré en la Plaza Mayor unas horquillas con falos de plástico divertidiísimas y el año pasado me enteré de que Gallardón las había prohibido y que ahora se vendían en los sex-shop.

Con lo que me tendré que recorrer los idem si quiero hacer algún regalo divertido….

Vibrador camuflado.

La sexóloga Eva Moreno, verdadera pionera de este sistema de venta, es la autora de un libro titulado ‘Es la hora del tapersex’, en el que, además de comentar muchas anécdotas vividas durante su labor de apostolado, revela una sorprendente investigación realizada por la Universidad de Los Ángeles. Por lo visto el cerebro femenino, cuando se encuentra en una de estas reuniones, segrega gran cantidad de oxitocina, una hormona que reduce el estrés y provoca un efecto aliviador y calmante. Es por ello que durante las reuniones de tapersex, que suelen organizar grupos de amigas, la lógica tensión inicial da paso a un ambiente relajado y distendido que da pie a todo tipo de confesiones y se ponen en común experiencias, dudas y deseos. No sé si entre hombres los resultados de un tapersex serían tan efectivos

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